lunes, 27 de octubre de 2008

Hipotecas basura

Rafael Fernando Navarro

Lo dicen los entendidos: las hipotecas-basura están en el origen de la crisis que sufre el mundo. Los bancos concedieron créditos hipotecarios en exceso a gente que después no ha podido pagarlos. No se aseguraron del patrimonio, del trabajo o de la solvencia de los avales. Y de golpe se encontraron los misericordiosos banqueros con que les resultaba imposible rescatar las cantidades prestadas más los intereses de usura correspondientes. Habían concedido demasiado dinero a los pobres. Por eso, porque el dinero se entregaba a gente con trabajos inestables, carentes de respaldo patrimonial y avalados por otros insolventes, se llaman HIPOTECAS-BASURA.

Los ricos, los clientes preferentes, siempre cumplen con su palabra. Son formales, buenos pagadores y no les importa devolver el dinero recibido para ayudar a enriquecerse a sus colegas banqueros potentes y prepotentes. Con ellos la economía siempre está asegurada. Una cosa es prestar millón y medio de euros para que DON FULANO se compre un palacio y otra muy distinta entregar doscientos cincuenta mil a un barrendero del ayuntamiento para albergar a su familia en un pisito de treinta metros cuadrados. Está cantado que este pobre-hombre-hombre-pobre terminará en el paro y dejará de pagar. Y con ello será el responsable de la caída estrepitosa de los botines y los gonzález. Los pobres, siempre los pobres, son los culpables de la crisis económica.

Cuando hace tres años la limpiadora de oficinas, separada, dos hijos y una madre-gran-dependiente, pagó el primer recibo de su hipoteca, éste importaba seiscientos euros. Ahora, entre el mayor valor del euribor y la subida de intereses, el banco le reclama mil cien. Al Banco Central Europeo le salen las cuentas. Pero a la limpiadora de oficinas no. Y la limpiadora de oficinas pasa a engrosar el número de criminales que apuñala bancos un sábado al atardecer.

El piso tiene un costo de construcción cifrado en diez millones de pesetas. (al minero no le entran en la cabeza los euros), pero él ha tenido que pagar cuarenta al gran empresario de la construcción. El gran empresario, el señor importante, el presidente del consejo de administración, tiene tres hijos estudiando en EE.UU. Y tiene que dedicar muchas horas para sacar treinta millones de beneficio por piso. Y cuesta mucho el jet privado imprescindible para los desplazamientos, porque él no sólo no puede perder dinero, ni siquiera tiempo puede perder. El tiempo de los ricos es oro. El de los pobres trabajo y cansancio.

Crisis mundial. El mundo declara culpable a los pobres. Por eso se llaman HIPOTECAS-BASURA.


Rafael Fernando Navarro
www.marpalabra.blogspot.com

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sábado, 25 de octubre de 2008

Las religiones del libro

Es lamentable que el Sínodo Mundial de Obispos, que será clausurado en Roma el próximo domingo, no haya tenido más resonancia en los medios. Se dirá que eso es asunto de curas, que no interesa a la mayoría de la gente. Pero en eso precisamente, creo yo, es donde está la equivocación. El tema, que ha estudiado el Sínodo, ha sido “La Palabra de Dios en la vida de la Iglesia”. No entro en problemas técnicos que plantea este tema. Me refiero a cuestiones que están en boca de todo el mundo. Porque son cosas que a todos nos interesan.

Una religión que tiene su centro en la “palabra” que Dios le ha revelado, es (según un lenguaje convencional que data del s. XIX), una “religión del libro”. Religiones del libro son el judaísmo, el cristianismo y el islam. Porque cada una de estas religiones tiene “su libro”. Ahora bien, no debe ser mera coincidencia el hecho de que las tres religiones “del libro” son denominadas también religiones “de confrontación”. Porque históricamente se han pasado la vida enfrentándose entre ellas en guerras y conflictos que duran hasta hoy. ¿Por qué? Por la inevitable relación que se da entre la “palabra revelada” y el “fundamentalismo religioso”. Hablar de “palabra revelada” es hablar de la potente concepción de una verdad única y absoluta. Una verdad, por lo tanto, que, en la mentalidad de muchas personas, se antepone a cualquier otra verdad, incluida la verdad científica. Y que se antepone a cualquier derecho, incluso al derecho a la libertad, a la propia dignidad y hasta, si es preciso, al derecho a la vida. Los conflictos entre religión y ciencia encuentran aquí se explicación. Desde Galileo, pasando por Darwin, hasta los actuales problemas a propósito de las investigaciones con embriones, el fondo del problema es siempre el mismo. Como también por este motivo se explican los incesantes conflictos que se vienen planteando entre la Iglesia y el Estado desde que, en 1789, la Asamblea Francesa aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Por esto las religiones, especialmente las religiones del libro, se atascan constantemente, lo mismo en su aceptación de los avances científicos, que en sus relaciones con los progresos que se van haciendo en la puesta en práctica de los derechos humanos.

Así las cosas, quienes queremos ser fieles a nuestras creencias religiosas de forma que en ellas entra también nuestra permanencia en la Iglesia, pero al mismo tiempo queremos ser también fieles a nuestro tiempo, a la cultura y a la sociedad en que vivimos, a la ciudadanía que hemos aceptado gustosamente, nos preguntamos: ¿pero es que este conflicto no va a tener nunca solución? ¿vamos a tener que vivir siempre en la tensión de dos fidelidades que no sabemos cómo conciliar? Porque, además, nos duele - y nos duele mucho - ver a tantas personas de buena voluntad abandonar las creencias religiosas porque no soportan más esta tensión entre dos fidelidades que no saben cómo armonizar. Sin olvidar que es duro verse condenado a vivir en esta especie de “doble vida”, que es tanto como verse condenado a tener que vivir siempre en la mala conciencia.

Yo entiendo y respeto a las personas que, estando las cosas como están, por su psicología o su mentalidad, no encuentran más salida que el fundamentalismo religioso. Fundamentalismo no es igual a fanatismo ni autoritarismo. Los fundamentalistas piden una vuelta a las escrituras o textos básicos, que deben ser leídos de manera literal, y proponen que las doctrinas derivadas de tales lecturas sean aplicadas a la vida social, económica o política. El fundamentalismo da nueva vitalidad e importancia a los guardianes de la tradición. Sólo ellos tienen acceso al “significado exacto” de los textos. El clero u otros intérpretes privilegiados adquieren así poder secular y religioso (A. Giddens). Como es lógico, el fundamentalismo cobra vigor y actualidad cuando la gente se siente insegura, amenazada, con muchas preguntas y pocas respuestas. Es lo que ocurrió en la segunda mitad del s. XIX. Fue entonces cuando nació, en Estados Unidos, el moderno fundamentalismo que ahora toma nuevo vigor. Porque, como bien se ha dicho, los fundamentalismos son formas defensivas de espiritualidad y siempre han surgido como respuesta a una crisis amenazante (K. Armostrong). A fin de cuentas, el fundamentalismo es siempre “tradición acorralada”. Y hoy es mucha la gente que se siente acorralada por un cambio de época que plantea demasiadas preguntas sin respuesta. Para los que así se sienten, el refugio más seguro es apuntarse a un grupo fundamentalista.

Quienes no nos resignamos a aceptar que la Palabra de Dios y la humanidad, en su historia, su cultura y su progreso, han entrado en un conflicto sin solución, preferimos pensar que esto tiene salida. No se trata de que la va a tener. Se trata de que la tuvo. Los cristianos, según nuestras creencias, encontramos esa salida en la convicción de que “la Palabra de hizo carne” (Jn 1, 14), es decir, la Palabra se humanizó, se fundió con la condición humana. De forma que, a partir de entonces, no puede haber conflicto entre la Palabra de Dios y todo cuanto es verdaderamente humano. Más aún, a Dios sólo podemos encontrarlo en lo humano, en lo que es común a todos los seres humanos. Aceptar la Palabra es superar todo cuanto nos divide y nos enfrenta: culturas, ideologías, nacionalismos, religiones. La convicción más firme de mi vida es que sólo puedo ser creyente en la medida en que intento ser profundamente humano. No puedo creer en otra religión.

José M. Castillo

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El oro y la palabra divina

Pepcastelló

La salvación está en los pobres.

Algo así me parece recordar que leí en algún escrito de Jon Sobrino. De ser así no me extraña que a punto estuviesen de silenciarlo, porque si elogiar la pobreza dentro de una institución que viene apostando por el poder y la riqueza desde su comienzo hasta el presente es una afrenta, pensar de tal modo que lleve a decir algo semejante puede ser un zarandeo a las creencias que amparan la conducta de quienes la rigen.

Por suerte, Sobrino no es el único que piensa de ese modo dentro de la Iglesia Católica, pues son muchas las personas religiosas que son ejemplo vivo de esa conducta que predicaba el Jesús de los evangelios. Pero algo ocurre que quienes así piensan pintan poco dentro de esa institución. ¿Será voluntad del Espíritu Santo, que así sea?

Me vino esto a la cabeza cuando leí que Benedicto XVI, citando el evangelio aconsejó construir sobre sólido y seguro. Muy buen criterio, nadie lo duda, aunque algo ambiguo, porque mientras el Papa consideraba sólida la palabra divina, sus economistas apostaban por el oro. Una tonelada, dice la noticia que tienen. [1]

No voy a entrar en si es correcto o no predicar aquello de “los lirios del campo y las aves del cielo” teniendo cubiertas las espaldas con 1.400 millones de €, porque como bien sabemos «todo es según el color del cristal con que se mira» i cada cual tiene sus buenas razones para justificar lo que hace. Pero sí quiero apuntar que desde esta “tierra de nadie” en que me encuentro, donde no hay cabida ni para las ensoñaciones religiosas ni para la inconsciencia de un positivismo que huyendo de engaños y supercherías echa por la borda la esencia misma de la dimensión humana, no parece aceptable predicar una cosa y hacer la contraria.

En mi opinión, una institución que se comporta de un modo tan ambiguo no puede autodenominarse seguidora de aquel que no tenía donde recostar su cabeza, que aun teniendo hambre no quiso convertir las piedras en panes, que renunció a triunfar espectacularmente tirándose de lo alto del templo, y también a hacerse dueño y señor de la tierra a cambio de adorar al diablo; y aun más: se atrevió a cuestionar el pensamiento de las clases dominantes de su tiempo aun sabiendo que en esta acción empeñaba su vida.

Desde mi personal perspectiva se entiende la ambigüedad en el ámbito individual, en el cual vivimos -quien más quien menos- encendiendo una vela a Dios y otra al diablo. Pero no en el institucional, porque una institución no puede caminar a la vez hacia la derecha y hacia la izquierda. No puede estar a la vez del lado de los oprimidos y de los opresores, de las víctimas y de los verdugos.

No veo pues que la Iglesia Católica haya hecho una opción clara por el reino de Dios y su justicia. Veo, eso sí, que la ha hecho por lo emocional, que se pone claramente al servicio de quienes buscan su felicidad en los arrobos “espirituales” que nacen de la contemplación del imaginario religioso, pero no de quienes la buscan en el esfuerzo por la consecución del bien común a lo largo y ancho del planeta Tierra. ¿Será que se ha centrado tanto en «amar a Dios» que se ha olvidado de «amar al prójimo»?

Hoy la humanidad está pasando por un momento verdaderamente difícil. En nuestra opulenta civilización occidental cristiana la justicia social está en franco retroceso. Los ricos del mundo se han hecho amos ya de casi todo lo necesario para subsistir. Se han adueñado de la tierra, del agua y de cuantos recursos naturales han hecho posible a lo largo de los siglos el desarrollo humano. La vida de millones de personas está en manos de los ricos, que aseguran con la ventaja que les dan los avances tecnológicos y la sofisticación de los medios de guerra esta apropiación que antaño hicieron a filo de espada y a punta de bala. Y en medio de esta realidad, la Iglesia Católica sigue el juego de las finanzas mientras el Papa pronuncia bellas palabras.

¡Ah, las palabras! Las palabras son los cantos de sirena que los cazadores de corazones emplean para lograr que millones de personas inocentes les sigan, tanto para lo bueno como para lo malo. Porque la palabra, dicha o pensada, llega hasta lo hondo de la mente, alcanza el sistema endocrino y dispara torrentes de hormonas. Y ya sabemos lo que pueden las hormonas.

En esta poderosa acción de la palabra que acabamos de señalar se basan la psicoterapia, el adoctrinamiento, la plegaria, la educación, los lutos, el culto religioso y todo cuanto desde dentro modifica los sentimientos y la conducta de las personas. Es la conexión que hay entre el pensamiento y la totalidad endocrina del cuerpo humano lo que hace posibles esos “milagros” de transformación interna que a veces observamos o experimentamos. En este siglo XXI en que vivimos, sabemos a ciencia cierta que ésa es nuestra realidad corporeomental. Luego no hay que escandalizarse por pensarlo o decirlo. Dios o la naturaleza, según se vea desde una perspectiva creyente o una atea, nos han hecho así. ¡Demos gracias!

Demos gracias, sí, pero vayamos con cuidado, porque la palabra es esclava del corazón de quien la dice. De ahí la necesidad de mirar los hechos antes de dejar que nos afecten las palabras. Porque toda palabra, aun la más divina, la dicen los humanos, y en el corazón humano caben las mayores ruindades que podamos imaginar. «Por sus hechos los conoceréis», no por sus palabras, porque son los hechos los que desenmascaran las conductas hipócritas.

Posiblemente sea inexacto decir que la soberbia clerical y su hipocresía son la causa principal del materialismo exacerbado que aqueja a nuestra opulenta civilización occidental cristiana. Pero no pienso que lo sea decir que mucho han contribuido a ello, ya que han servido y sirven todavía para ahuyentar a miles de personas y alejarlas del camino de humanización que representa un cristianismo vivido según las enseñanzas que nos transmiten los evangelios. Y sirven también para que muchas personas de buena fe tomen por buena esa conducta ambigua de la jerarquía eclesiástica y vivan mirando al cielo y haciéndole a la vez el juego a los poderes terrenales, esos que justamente son la causa del hambre y de las miserias que un cristianismo auténtico debiera esforzarse en impedir.

No sé si tendrá razón o no Jon Sobrino. No sé si la salvación nos va a venir de la mano de los pobres. Pero sí que estoy plenamente convencido de que no nos va a venir de la mano de quienes, diciendo lo que digan, apuestan por la seguridad que dan la riqueza, la posición social y el dinero, que bien sabemos de donde salen y que costo humano tienen.

[1] http://www.feadulta.com/iglesia-papa-ante-sinodo-economia.htm


Pepcastelló


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viernes, 24 de octubre de 2008

Pérez Esquivel: “Uribe, usted es un guerrero, no un pacifista”

Buenos Aires, 22 de octubre de 2008.

Señor Presidente de la República
D. Alvaro Uribe Velez
Carrera 8 No. 7 – 26 Palacio de Nariño
BOGOTA - COLOMBIA

Cuando participé hace unos meses en el Tribunal de los Pueblos en su país, pude tomar contacto con la terrible situación de violencia e intimidación que sufre gran parte de los luchadores sociales y las diferentes comunidades indígenas.

En esa oportunidad, cuando me preguntaron por la postulación de su persona para el Premio Nobel de la Paz, expresé que no estaba de acuerdo, porque usted no había hecho nada por la paz, usted es un guerrero, no un pacifista.

Y ahora, esta brutal e inconcebible represión policial en contra de la protesta indígena, conocida como “la minga indígena y popular por la resistencia”, que se realiza en La María, a 600 kms. de Bogotá, viene a corroborar una vez más su espíritu belicista y poco propenso al diálogo.

Las tres personas fallecidas, entre las cuales se encontraba un niño, y un centenar de heridos, se suma a las 7 asesinadas en distintos lugares del país por miembros de la organización paramilitar, conocida como “Aguilas Negras”, demuestran que se quiere gobernar y acallar al pueblo a través del terror y la muerte. Sr. Presidente, decir que existen infiltrados en las manifestaciones y que éstos atentan contra la policía, resulta de una ingenuidad difícil de creer. En estas manifestaciones, los Pueblos Indígenas sólo están reclamando el derecho a sus tierras, el respeto a la autonomía de sus comunidades y el cumplimiento de acuerdos suscritos con el gobierno que usted encabeza.

Todas las personas y organizaciones que luchamos por la justicia y por un mundo en paz, levantamos nuestra voz en contra de la violencia indiscriminada y la brutalidad de sus métodos represivos. Exigimos, señor Presidente que abandone esta política de agresión contra todo el pueblo colombiano, y en este caso contra los Pueblos Originarios. Pedimos respeto y reconocimiento de sus legítimos derechos, y una reparación por toda la violencia que vienen sufriendo.

Tenga la seguridad, que nuestra voz se levantará ahora y todas las veces que fuese necesario para evitar el derramamiento de sangre y en contra de todo tipo de violencia innecesaria.

Reciba un saludo de Paz y Bien.

Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz
Piedras 730 (1070) Buenos Aires – República Argentina Tel/Fax ( 54-11) 4361-5745 e-mail:
serpaj@serpaj.org.ar
Miembro del SERPAJ América Latina, con Status Consultivo ante las Naciones Unidas ( ECOSOC ) y UNESCO

AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH

http://www.agenciawalsh.org/index.php/a/2008/10/23/p2492#more2492

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lunes, 20 de octubre de 2008

Últimas noticias del Capital


(APe).- El narrador y crítico literario Ricardo Piglia nos dijo alguna vez, un poco en broma, un poco en serio, que El Capital, obra cumbre de Marx, podía ser leído como una novela policial.

“Porque el libro -argumentaba Piglia- habla de un crimen (el hambre y holocausto de una parte de la humanidad); habla de un asesino (el Capital) y se propone descubrir y probar la forma en que ese crimen fue cometido...”

Leyendo las últimas noticias del Jazz (hasta esa hermosa palabra, llena de resonancias, ha sido contaminada por el discurso oficial), nos viene a la memoria aquella humorada de Piglia. Pero a la vez nos dan ganas de tomarla en serio, y volver a narrar con nuevas palabras (tantas como hagan falta) ese viejo crimen del hambre, ese antiguo crimen de la explotación y la opresión.

De nombres y máscaras

Los meteorólogos les ponen a los huracanes nombre de persona. Es un procedimiento estándar, semejante al que siguen los astrónomos cuando bautizan una nueva estrella, un asteroide o un cometa. Así, los humanizan. A la vez, los naturalizan.

Por eso, cuando ocurren tragedias en las que hay responsables concretos (por ejemplo, las empresas constructoras e inmobiliarias que desprotegieron a la ciudad de Nueva Orléans), la culpa se diluye y los responsables no aparecen. Todo ha sido obra de... ¡Katrina!

A las repercusiones en escala doméstica de colapsos y temblores financieros, en las últimas décadas, también les han puesto nombres inocentes: efecto tequila, efecto caipirinha, efecto arroz, efecto jazz...

Hay mucha frivolidad y estupidez en la dirigencia, por cierto. Pero las máscaras creadas le sirven al verdadero autor de los crímenes -el Capital- para ocultarse una vez más.

Refugio para criminales

Muchas veces oímos decir con desparpajo, a dirigentes del gobierno y de la oposición, que el de los Estados Unidos es “un capitalismo en serio”.

Ahora, esos mismos dirigentes proponen crear un “comité de crisis” para analizar el “efecto jazz”, así como las posibles medidas de prevención.

Pasado el “jazz”, seguramente, volverán a hablarnos de “capitalismo en serio”. La burla no tiene fin.

Esos 25 (o tal vez más, de acuerdo a los registros de los hospitales) niños argentinos que mueren por día a causa de la desnutrición y las enfermedades de la pobreza ¿a qué crack pertenecen? ¿en qué efecto están incluidos?

¿Por qué no se ha creado -tras casi dos años de denuncias- un comité de crisis para detener el genocidio de las comunidades originarias en el Chaco, en Formosa y Misiones?

Dolorosas preguntas, condenadas al silencio como respuesta.

Hace unos días la Presidenta, en el cóctel de agasajo a una delegación de Bélgica, ofreció a los capitales que huyen de la actual crisis financiera un “buen refugio” en la Argentina.

A principios del siglo pasado nuestros dirigentes hablaban de una tierra de promisión y llamaban a invertir en el desarrollo argentino.

A fines de ese mismo siglo, ya los dirigentes hablaban de oportunidades de negocios.

Ahora, es el turno del buen refugio para los capitales (donde la Argentina vendría a ser una suerte de paraíso fiscal que ofrece servicios de impunidad al Capital trasnacional).

Así están las cosas, mientras el reloj del hambre marca las horas. Y los criminales buscan un buen refugio. Y los medios fatigan el aire y los corazones con las últimas noticias del Capital.

Oscar Taffetani
http://www.pelotadetrapo.org.ar/


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“Un mundo puro conduce al fascismo”

Hanif Kureishi; nombre pakistaní, pasaporte británico, ciudadano europeo. O simplemente escritor profesional, como prefiere definirse a sí mismo. En lo que considera su microcosmos, el oeste londinense, el novelista, guionista y ensayista confía a euronews sus ideas sobre el multiculturalismo, el Islam, y la crisis del neoliberalismo

euronews: En muchos de sus primeros trabajos hay un intento, fallido, la mayoría de las veces de acercamiento entre oriente y occidente ¿Es ese su sueño como artista o su esperanza como ser humano?

Hanif Kureishi: Es cierto que cuando comencé a ejercer como escritor una de mis ambiciones era explicar mi situación particular, que en mi opinión, era representativa. Mi padre era un emigrante de la India y Pakistán que vino a Inglaterra. Mi madre era blanca y cristiana y los míos tuvieron que soportar que sus hijos fueran víctimas de insultos racistas. Ví que esa situación era común en Gran Bretaña y que también lo sería en Europa. Y pensé que todos los problemas derivados de esa situación y que tenían que ver con la raza, con la inmigración, con el Islam, con la forma en la que evoluciona la sociedad, serían cuestiones centrales. Pero la idea de que de alguna forma mi trabajo consista en unir oriente y occidente es demasiado…no es de mi competencia.

euronews: En “La Palabra y la Bomba” escribió que el fundamentalismo implica el fracaso de nuestro atributo más significativo, la imaginación. En los esquemas fundamentalistas sólo Dios la tiene. Los demás somos sus siervos ¿Lo sigue creyendo ahora?

Hanif Kureishi: Hablé de esto con un amigo mío ayer por la noche. Él, como yo mismo, conoció a muchos de los que se considera fundamentalistas, hablo de mediados de los 80, tras la fatua contra Los Versos satánicos de Salman Rushdie, hasta los años 90. Conocíamos a la misma gente, y con ellos, todas las discusiones acababan en punto muerto, porque decían: “El Corán es la palabra de Dios. Dios es la verdad. ¿Cómo puedes dudarlo? ¿Cómo habría podido un hombre escribir un libro tan hermoso? Hay asuntos sobre los que los liberales, los fundamentalistas menos rígidos, ideólogos de todo tipo, están obligados a disentir tarde o temprano; asuntos que ponen en tela de juicio el multiculturalismo porque no es posible llegar a un compromiso entre visiones del mundo tan dispares.

euronews: Con el paso del tiempo, ¿Entiende mejor por qué tanta gente joven busca respuestas en la religión?

Hanif Kureishi: Lo que me sorprende es que no haya más gente fascinada por la religión. Después de todo, las sociedades religiosas son muy atractivas para la gente por todo tipo de razones extremadamente complejas. Una sociedad laica es una excepción en la historia de la humanidad. Es mucho más difícil vivir sin Dios que con un Dios. Y las religiones son muy reconfortantes; crean todo tipo de prohibiciones y barreras y reglas que hacen que parezca que vives en casa con tu madre y con tu padre como en la infancia. Vivir en una sociedad laica es mucho más difícil, hay mucha más elección, más vértigo moral, es una pesadilla. Pero yo soy laico y ateo.

euronews: ¿Qué opina de la actual crisis financiera? ¿Cree que es el enésimo efecto perverso del capitalismo?

Hanif Kureishi: Una de las cosas que sucedió desde el Thatcherismo es que todo fue liberalizado. Una de las cosas que quería Thatcher es que determinadas personas ganaran dinero, porque le gustaba la riqueza, le gustaban los hombres y muy especialmente los hombres ricos. Fue la primera figura política de la postguerra que hizo de la riqueza un fetiche. La Gran Bretaña en la que crecí era bastante austera, en la que se ahorraba, porque no había suficiente. Thatcher era como uno que ha ganado la lotería: le gustaba el dinero, le gustaba que se gaste dinero, y nosotros vivimos bajo el encantamiento de las liberalizaciones que preconizó, dejando que cierta gente se hiciera cada vez más rica en muchas ocasiones a expensas de otra gente. Y ahora al final algunos han saqueado tanto el sistema que todo está más o menos colapsado. Marx siempre dijo que el capitalismo crecería y después se colapsaría y que sería un proceso continuo porque estaba concebido así y eso es lo que ha pasado. ¿Y qué vas a hacer sino reírte? era una tragedia inevitable.

euronews: ¿Entonces identifica a Thatcher con la degeneración del capitalismo?

Hanif Kureishi: Fue alrededor de 1989, cuando se produjo la caída del marxismo, una ideología que era sinónimo de igualdad y fraternidad. También fue cuando lanzaron la fatua contra Rushdie, el aumento del fundamentalismo como ideología alternativa en el mundo. De pronto, las cosas empezaron a cambiar. Y también la acumulación de riqueza dejó de ser moralmente inaceptable. El sueño de mi vida en los 50, los 60 y los 70 era esa noción de igualdad, que el foso entre los hijos de los ricos y los hijos de los pobres no fuese tan enorme, que los hijos de los pobres no tuvieran menos posibilidades en la vida y que no se les humillara. Ese sueño saltó por los aires con la caída del comunismo en el 89. Así que creo que tenemos que elaborar una ideología de izquierda alternativa. No se cómo se hace ni quién lo hará pero es necesario para el futuro de Europa, porque el capitalismo salvaje sólo conduce al consumismo desenfrenado y a la explosión financiera a la que asistimos hoy.

euronews: Una vez escribió que el “multiculturalismo no es el intercambio superficial de festivales y alimentos, sino un intercambio sustancial y comprometido de ideas. No es una guerra, pero sí un conflicto que merece la pena afrontar” ¿Podría desarrollar esa idea?

Hanif Kureishi: Esta complejidad del mundo actual es de cierta forma opresora. Pero hay algo que la hace maravillosa, algo que surgió a mediados de los 80 y que se llama mestizaje, que es la mezcla de cosas. Para algunos, no hay nada que de más miedo que mezclar cosas. Algunas versiones del Islam contemplan un mundo de pureza, en el que no hay mezcla. Pero un mundo puro, como ya sabemos, conduce al fascismo.


Hanif Kureishi
http://www.euronews.net/es/article/15/10/2008/kureishi-financial-crash-a-legacy-of-thatcherism/


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domingo, 19 de octubre de 2008

Mesías pequeñito

Rafael Fernando Navarro

Pequeñito. Como un nardo andaluz. Giraldilla abreviada de caderas sureñas. Clavel morenito como un camborio lorquiano. Javier se llama. Mesías. Salvador. Inmaculada la sangre. Concepción inmaculada. Fiesta limpia de genes salvadores. Nació Javier del vientre de la alegría. Sanitariamente puro, de hospitales sin mezcla de güemes y aguirres privatizadores. Verde y blanca la cuna del mesías pequeñito.

Javier se acercó a la vida. Abel fraternal por dentro. Buscando al hermano Andrés, sediento de sangre nueva, buscador de venas amigas. Sangre ajardinada para que a Andrés le crezca su humanidad mendiga. Hasta que pueda capitalizar los hematíes, hasta que le crezcan glóbulos en los campos anchos de su vida.

Se lo anunciaron a Andrés gabrieles de plumas blancas: ha nacido el mesías y le pondrás por nombre Javier. El es tu salvador. Lo ha parido la ciencia en el vientre moreno de tu madre, con padre camionero, manos hipotecadas de canteras. Los salvadores siempre nacen en belenes pobres, en vientres pobres, en camiones de letras impagadas.

"El nacimiento de una persona ha venido acompañado de la destrucción de otras, sus propios hermanos" Eres “el resultado de una práctica horrenda e inaceptable” Lo han dicho los Obispos. Ellos no te quieren. Te han llamado destructor. Les ha costado encontrar la palabra. Les brotaba el término asesino, fratricida, caín. Pero ellos, tan acostumbrados a frases farisaicas, encubridoras de oscuras intenciones, te llaman sólo destructor. Son más amigos del dolor y la muerte. Proclaman la resurrección de Cristo, pero están anclados, necesitados, enamorados del viernes santo. Madre dolorosa, ruega por nosotros. La amargura es un rictus de salvación. La misa, el santo sacrificio. Tienen una semana dedicada a enaltecer el sufrimiento. La penitencia es la única reinserción del pecador. Los mártires son válidos porque padecen. Jesús salva por la cruz. La alegría es una prostituta de muslos pecadores.

La Iglesia ha tenido siempre miedo a la ciencia. Ha recelado siempre de los avances del conocimiento. No son conscientes de que un Dios erigido sobre la ignorancia, necesitado de la penumbra intelectual, se convierte en una existencia devaluada, carente de sentido, válido sólo comercialmente (quien pueda entender que entienda), pobre dios rentable de mercadillo callejero.

No te quieren, Javier, porque vienes abriendo caminos, con futuros alegres bajo el brazo, con esperanzas brotadas, con mañanas de promesas. No te quieren los Obispos. Te insultan porque ignoran el gozo de un rosal. No importa. Prefieren jugar a la tristeza, a oscuros corazones en penumbra, a vírgenes grises, infecundas.

Nos ha traído una estrella hasta tu portal entrañable. Madre morena. Padre camionero. Aquí estamos los que hacemos del camino una provisionalidad constructiva. Algunos a punto de marcharnos por el túnel oscuro de la muerte, mientras Andrés disfruta despacito el pan caliente de la vida.


Rafael Fernando Navarro
marpalabra.blogspot.com


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sábado, 18 de octubre de 2008

Millones de estómagos vacíos en lista de espera

El derecho a la alimentación sigue siendo una utopía, un sueño inalcanzable para millones de personas en todo el planeta. Los objetivos del milenio fijados por la ONU están muy lejos de cumplirse. Los últimos informes sitúan en 925 millones las personas que padecen hambre. Hoy se celebra el Día Mundial de la Alimentación.

El 16 de octubre de 1979, la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) proclamó este día como el Día Mundial de la Alimentación. La fecha coincide con la fundación de este organismo en 1945.

La presente edición, que tendrá como elemento central el cambio climático y la bioenergía, se celebra en plena crisis financiera. Hace escasamente un mes, el director general de la FAO, Jacques Diouf, dio a conocer nuevas y alarmantes cifras sobre el incremento del hambre, que afecta ya a 925 millones de personas. Tan sólo en el último año, han muerto 75 millones por esta causa.

Diouf ha acusado a los líderes mundiales de ignorar las advertencias lanzadas por su agencia. En su opinión, lo que verdaderamente hace falta es voluntad política y medios. «Los países más pobres son las principales víctimas del cambio climático; los fenómenos meteorológicos extremos afectarán a los pequeños productores agrícolas y forestales, ganaderos y pescadores con las consiguientes repercusiones negativas para acceder a los alimentos», constata.

Critica que la inversión en la agricultura entre 1980 y 2006 haya caído del 17% al 3% y que los biocarburantes hayan privado al mundo de cien millones de toneladas de cereales básicos como el maíz y el trigo. «Que el hambre afecte a casi mil millones de personas en todo el mundo debería obligar a todos los proveedores de fondos a revisar la orientación de la ayuda y a ocuparse nuevamente de la agricultura, un poco descuidada», considera Stéphane Delpierre, del servicio de ayuda humanitaria de la UE.

Erika Wagner, de la Fundación Clinton, afirma que «la reactivación de la pequeña agricultura y la lucha con programas coordinados contra la desnutrición que amenaza de muerte a 19 millones de niños deben ser las prioridades para hacer frente a la crisis».

En términos similares, Caroline Wilkinson, de Acción contra el Hambre, considera que «si bien los programas de reactivación agrícola son extremadamente importantes, la urgencia hoy es tratar a los 55 millones de niños que sufren de desnutrición».

Mientras hoy se hablarán de estos temas sin llegar a ninguna parte, miles de estómagos vacíos seguirán a la espera de un plato.


Los colegios de Etiopía se están quedando sin estudiantes por culpa del hambre y la desnutrición

Los colegios de Etiopía han comenzado este año el curso escolar con muchos menos alumnos que el año pasado. «Hace un año por esta época teníamos inscritos a 2.300 estudiantes. Ahora, la cifra es de 1.800», remarca Solomon Desta, director de la escuela de primaria de Bashiro, en el distrito de Bona, al sur del país. Ante este descenso, el centro decidió prolongar en quince días el plazo de inscripción con la esperanza de que se apuntaran más jóvenes. De momento, nadie lo ha hecho. Solomon advierte que «es la asistencia más baja de los últimos tres años».El pueblo de Shemna Hurufa, situado en la misma zona que el anterior, tiene una única escuela para niños de entre uno y cuatro años. Este año habían previsto que se apuntaran 800. A fecha del 26 de setiembre, lo habían hecho 710.

Los niveles extremos de inseguridad alimentaria han persistido en el sur y el sureste de Etiopía a causa de la falta de lluvia, las enfermedades del ganado, los conflictos, la inadecuada asistencia humanitaria y el fuerte incremente de los precios de los alimentos.

«Estas circunstancias ponen a los padres en una situación desesperada. Para las familias pobres, los costes básicos del material escolar son ahora completamente desorbitados. Todo el dinero debe ir a encontrar comida. En muchos casos, los niños no comen lo suficiente como para hacer el camino a la escuela y tampoco pueden concentrarse», destaca la ONG Save the Children.

El distrito de Wollayta, en la localidad de Sodo (a 330 kilómetros al sur de Addis Abeba), es una de esas zonas castigadas por las inclemencias del tiempo. Según subraya Abraham Asha, representante de la ONG estadounidense Concern, afronta la peor sequía desde 1984. Ese año, la tierra se secó completamente y alrededor de un millón de personas murieron de hambre. En 2003, la situación se repitió. «Más de catorce millones de personas necesitaron ayuda alimentaria urgente», recuerda Asha.

«No se puede sobrevivir sin ayuda alimentaria. Rogamos a Dios para que nos dé una mejor situación», manifiesta Okume Ochubo, residente en Wollayta e incapaz de rescatar a sus siete hijos de las garras del hambre. Aunque el tiempo de cosecha se acerca, sabe que será insuficiente porque las plantas siguen secas. La sequía, además de acabar con las cosechas intermedias, ha agotado las reservas de los campesinos. Las estimaciones del Gobierno etíope no son nada optimistas. De seguir así, 6,4 millones de personas necesitarán ayuda alimentaria en los próximos meses.


El ex relator de la ONU Ziegler Tilda el hambre de «crimen de la humanidad»

El ex relator de la ONU para el derecho a la alimentación, Jean Ziegler, es tajante al calificar al hambre como «crimen contra la humanidad». «En 2000, la ONU se fijó como primer objetivo del milenio rebajar a la mitad el hambre. El plazo límite era 2015. Pero la catástrofe ha ido en aumento», critica en una entrevista a AFP.

Rechaza de igual manera que los estados más ricos «no hayan podido movilizar 82.000 millones de dólares al año para lograr los ocho objetivos del milenio, en particular, el fin de las epidemias o el hambre, mientras que, desde principios de setiembre, han invertido miles de millones en la crisis financiera». No duda de que «este absurdo reforzará el odio hacia Occidente en los países pobres. Imagínense a esos miles de africanos amenazados de muerte por el hambre que se enteran gracias a su pequeña radio de que los estadounidenses y europeos prefieren salvar sus bancos. Un niño que fallece de hambre es un asesinato», afirma indignado.

Ante la falta de recursos económicos del Programa Mundial de Alimentos (PAM), dependiente de la contribución de los estados, Ziegler remarca que la ayuda «se ha limitado a racionar la comida para los refugiados. Por ejemplo, en Darfur, un adulto recibe 1.600 calorías al día en vez de las 2.200 recomendadas por la Organización Mundial de la Salud».

«La tragedia del hambre se ha extendido por culpa de la explosión de los precios, que en primavera provocaron motines en unos cuarenta países, y por el desarrollo tan masivo de los criminales biocarburantes», añade. «Para obtener 50 litros de bioetanol, necesarios para que reposte un coche estadounidense, hay que quemar 358 kilos de maíz, lo que haría vivir a un niño mexicano durante un año», denuncia.

Ziegler espera que con la quiebra financiera, «quienes ya sufren en Occidente descubran al enemigo; al neoliberalismo que hizo creer que una desregularización masiva iba a reabsorber todos los problemas de la humanidad, incluido el hambre. Esto se está desmoronando, aunque aún dejará más víctimas antes de acabar en el cubo de la basura». Isabelle LIGNER


Ainara Lertxundi
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=74438

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Izquierdas, derechas y verdades absolutas

Pepcastelló

La viñeta de Máximo publicada en El País en fecha 29/7/2007 que un amigo me envió hace unos días me hizo sonreir y, al rato, empezar a hacer cábalas. [1]

Jesús proponía cambios: los últimos en el lugar de los primeros; bienaventurados los humildes, los pobres, los marginados; el de arriba que sirva al de más abajo; no llaméis padre ni maestro a nadie, no se hizo el hombre para el sábado sino el sábado para el hombre... No eran cambios circunstanciales sino cambios en la forma de mirar, de entender, de sentir, de relacionarse; era un cambio profundo en la conciencia, una transformación en el interior de la persona que ponía patas arriba todo el orden establecido. Era un desafío total, una revolución completa que empezaba en el corazón mismo de cada ser humano, en lo más hondo de su alma, y afectaba a toda su conducta. ¿Cabe imaginar algo más subversivo, más a la izquierda?

Es obvio que semejante actitud no sirve como base para una religión imperial ni estatal −no servía en el siglo tercero ni sirve ahora; no hay más que ver los problemas que ha tenido y tiene aún la Teología de la Liberación−. Luego para poder hacer de Jesús el centro de una religión conveniente a quienes detentan el poder había que aguar sus enseñanzas, había que neutralizar su fuerza revolucionaria. ¿Como hacerlo? Pues mirando al cielo, divinizándolo hasta el punto de minimizar su gran humanidad. Y así, a golpe de concilio y a fuerza de devanarse los sesos se llegó a la “revelación” de las verdades absolutas, a los dogmas, a la jerarquía infalible designada por el mismísimo Espíritu Santo, a una religión cultista y a una Iglesia de derechas.

De derechas porque lo propio de la derecha es la estabilidad, el continuismo, lo jerárquico, la oposición a cualquier cambio, el afán de asegurar el orden que garantiza los propios privilegios, sean muchos o pocos. Un afán de seguridad que es la piedra angular de todo autoritarismo, religioso o político. En ella han tropezado todos los movimientos transformadores y a partir de ella han girado hacia la derecha, se han anquilosado, se han petrificado y han acabado feneciendo. Porque no se puede ser profeta ni revolucionar nada desde el privilegio, ya que éste no es sino traición al espíritu fraterno que se pretende instaurar.

Pero de derechas también porque ¿cómo puede no ser de derechas alguien que se cree en posesión de la verdad absoluta?

Creerse en posesión de la verdad implica, inevitablemente, la descalificación de quienes no comparten el mismo pensamiento. Es un gesto de arrogancia que sitúa mentalmente a quienes así piensan por encima de quienes no comparten su modo de pensar o de creer. Es una clara actitud de discriminación, de clasismo intelectual. Es renunciar a cuestionarse el propio pensamiento, o bien cuestionarlo sólo de mentirijillas, no fuese a ser que se viniese abajo. Luego es renunciar a avanzar, a modificar nada, y menos todavía a transformarse. Es una clara actitud antirrevolucionaria. ¡Más de derechas, imposible!

No puede ser más acertada, pues, la observación que hace el Dios Padre del chiste. En nuestra “opulenta civilización occidental cristiana” no suele verse en los templos a las gentes más desfavorecidas socialmente sino a las que están en situación relativamente mejor, es decir, a las que no están por muchos cambios, o sea a las de derechas. ¿Como no va a ser así, si obispos y cardenales viven en palacios? ¿Acaso no es el de arriba quien tiene que dar ejemplo al de más abajo? ¿Cómo era aquello de poner la luz en lo alto?

Que en la Iglesia hay gente de izquierdas, no me cabe la menor duda. Ahí tenemos esparcidas y esparcidos por el mundo a quienes echan su suerte con los pobres de la tierra. Y sin ir muy lejos ni en el espacio ni en el tiempo, ahí tuvimos Entrevías, una manifestación eclesial ejemplar y nada derechosa. Pero toda esa entrega de gentes que siguen a Jesús no impide que institucionalmente la Iglesia sea de derechas y que ésa sea mayoritariamente la mentalidad de quienes la siguen.

Bueno, que nadie se me ofenda, que esto no es más que una divagación en torno a un chiste, y todavía me queda por saber dónde estoy yo.

Luz, Gozo y Paz a todas y a todos.

Pepcastelló


[1] Máximo
−Con un hijo de izquierdas, ¿cómo es que la Iglesia me ha salido de derechas?
−¿Un misterio..?
El País, 29 de julio de 2007
http://www.elpais.com/vineta/?d_date=20070729&autor=M%E1ximo&anchor=elpporopivin&xref=20070729elpepivin_2&type=Tes&k=Maximo

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¿Cuándo comenzó nuestro error?

Hoy sentimos la urgencia de establecer con la Tierra una paz perpetua. Hace siglos que estamos en guerra contra ella. Nos hemos enfrentado a ella de mil maneras intentando dominar sus fuerzas y aprovechar al máximo sus servicios. Hemos conseguido victorias, pero a un precio tan alto, que parece que ahora la Tierra quiere volverse contra nosotros. No tenemos ninguna posibilidad de salir ganando. Por el contrario, las señales nos dicen que tenemos que cambiar; si no, ella podrá continuar bajo la benéfica luz del sol, pero sin nuestra presencia.

Es tiempo de que hagamos balance y nos preguntemos cuándo comenzó nuestro error. La mayoría de los analistas dicen que todo comenzó hace casi diez mil años con la revolución del neolítico, cuando los seres humanos se volvieron sedentarios, proyectaron casas y ciudades, inventaron la agricultura, empezaron a irrigar y a domesticar los animales. Esto les permitió salir de aquella situación de penuria en la que, día tras día, debían garantizar la alimentación mediante la caza y la recolección de frutos. Ahora, con la nueva forma de producción se creó el almacenamiento de alimentos, que hizo posible montar ejércitos, hacer guerras y crear imperios. Pero se desarticuló la relación de equilibrio entre naturaleza y ser humano. Comenzó el proceso de conquista del planeta que ha culminado en nuestro tiempo con la tecnificación y artificialización de prácticamente todas nuestras relaciones con el medio ambiente.

Sin embargo, creo que ese proceso comenzó mucho antes, en el seno mismo de la antropogénesis. Desde sus albores, cabe distinguir tres etapas en la relación del ser humano con la naturaleza. La primera era de interacción: el ser humano interactuaba con el medio, sin interferir en él, aprovechando todo lo que él abundantemente le ofrecía. Entre ambos prevalecía un gran equilibrio. La segunda etapa fue de intervención: corresponde a la época en que surgió hace casi 2,4 millones de años el homo habilis. Este antepasado nuestro comenzó a intervenir en la naturaleza al usar instrumentos rudimentarios como un palo o una piedra para defenderse mejor y enseñorearse de las cosas que le rodeaban. Se inicia la ruptura del equilibrio original. El ser humano se sitúa por encima de la naturaleza. Este proceso se va haciendo más complejo hasta que surge la tercera etapa: la de agresión: Coincide con la revolución del neo-lítico a la que nos hemos referido. Aquí se abre un camino de gran aceleración en la conquista de la naturaleza. Tras la revolución del neolítico se han sucedido varias revoluciones más: la industrial, la nuclear, la biotecnológica, la de la informática, la de la automatización y la de la nanotecnología. Los instrumentos de agresión se sofistican cada vez más, hasta penetrar en las partículas subatómicas (topquarks, hadrones) y en el código genético de los seres vivos.

En todo este proceso se ha operado un profundo desplazamiento de la relación. El ser humano, de estar insertado en la naturaleza como parte de ella, se ha transformado en un ser fuera y por encima de la naturaleza. Su propósito es dominarla y tratarla -en expresión de Francis Bacon, el formulador del método científico- como el inquisidor trata a su víctima, torturándola hasta que entregue todos sus secretos. Este método impera ampliamente en las universidades y los laboratorios.

Pero la Tierra es un planeta pequeño, viejo y con recursos limitados. Ya no consigue autorregularse ella sola. El estrés puede generalizarse y asumir formas catastróficas. Tenemos que reconocer nuestro error: habernos alejado de ella, olvidándonos de que somos Tierra, de que ella es el único hogar que tenemos y que nuestra misión es cuidarla. Debemos hacerlo con la tecnología que hemos desarrollado pero asimilada dentro de un paradigma de sinergia y de benevolencia, base de la paz perpetua, tan soñada por Kant.


Leonardo Boff
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=298


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jueves, 16 de octubre de 2008

Carta a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner

Sra. Presidenta Cristina Fernández de Kirchner

Ciudadana Presidenta

Recibe el fraterno saludo de Paz y Bien

Te envío la presente carta abierta, ya que has decidido ignorar la enviada meses atrás. Es tu responsabilidad. De mi parte tengo la responsabilidad de recordar a quienes nos gobiernan sobre los problemas que afectan a nuestro país, en particular la situación que viven los sectores más desprotegidos y castigados.

Aquellos que llevamos muchos años de militancia, caminando junto al pueblo en las buenas y las malas, lo hacemos con la fuerza y la esperanza que es posible otra Argentina más justa y fraterna. La resistencia y luchas por los derechos de nuestro pueblo son muchas veces tensas y conflictivas, pero también poseen el sabor de la esperanza al poder avanzar y acompañar el despertar del pueblo y la alegría de ver que muchos sectores sociales asumen su propio camino y son protagonistas y constructores de su propia vida y de su propia historia.

Por tal motivo vuelvo a insistir, como ciudadano que se dirige a la ciudadana Presidenta de la Nación, con la intención de hacer algunos aportes constructivos.

Comprendo que los gobernantes muchas veces no pueden llevar adelante las políticas propuestas en su programa. No es fácil empuñar el timón de un barco que debe enfrentar temporales y borrascas en circunstancias difíciles como las que vive el país y las fuertes presiones, tanto en lo interno, como en lo internacional.

El conflicto con los empresarios agropecuarios es un ejemplo para tener en cuenta. Cuando tocan sus intereses no miden las consecuencias, siendo el pueblo quien recibió las cachetadas de todos los lados. Esos sectores continuarán presionando y buscan debilitar al gobierno. Utilizan métodos de desestabilización y agudización del conflicto. Estas metodologías no son nuevas; las vienen aplicando contra los gobiernos de Bolivia, Venezuela y Ecuador No hay casualidades. Tenemos el ejemplo valeroso de Cuba que debe enfrentar permanentemente la agresión de la gran potencia.

Aquí, los del “campo” amenazan con nuevos paros y aunque no lo dicen públicamente, se siente un fuerte tufillo golpista. Hay que rechazar cualquier intento en esa dirección y hay que hacer memoria para iluminar el presente.

Es cierto que no se puede involucrar a todos los trabajadores agropecuarios en la misma política desestabilizadora, como así también el gobierno debe cambiar su actitud y asumir sus errores y saber diferenciar a los pequeños y medianos productores rurales y tener presente que muchos de ellos pasan por serias dificultades y que tienen el derecho de reclamar soluciones justas.

Pero también debo decirte que me preocupa no saber hasta donde le interesa al gobierno, el pueblo. Una cosa son los discursos y otra los hechos. Las contradicciones son grandes. Por un lado, anuncias con gran publicidad que el gobierno ha decidido el pago de la deuda externa, al Club de París, deuda que bien sabes es inmoral, injusta e ilegítima, y como dice el maestro Caloi, el único deporte que práctica ese club es la “bicicleta financiera”. En tu viaje al corazón del mundo financiero en bancarrota de EE.UU., un gran país que perdió el rumbo, anuncias que se va a pagar a los bonistas que quedaron fuera del canje. Y todos aplauden y se asombran como monitos adiestrados, pero exigen más y más.

¿Qué esperas de esa política? ¿Que si haces bien los deberes que te imponen los que mandan, recibirás como regalo que el país sea aceptado en el sistema financiero capitalista y recibir préstamos que el país deberá devolver con intereses y la deuda seguirá creciendo hasta lo infinito y que las nuevas generaciones deberán pagarla?. Hay que pedir al Tata Dios que nos libre de semejante suicidio político y económico. En ese circuito vicioso el que siempre pierde es el pueblo

Recordarás que el ex presidente Kirchner, a quien bien conoces, decidió pagar al FMI y la situación del país no ha mejorado, por el contrario ha transferido dinero del pueblo sin ninguna consulta y ha aumentado la pobreza, el desempleo, el analfabetismo. Quiso sacarse al FMI de encima pero es como los piojos, siempre vuelven; salvo que el tratamiento sea a fondo. El vapuleado INDEC se especializa en hacer dibujitos muy malos para demostrar lo indemostrable. Creo que deben tomar clases de dibujo y ética para que sean creíbles.

Todo ese escenario se presenta como un gran triunfo mediático para calmar a las fieras del mercado, pero no debes olvidar que esas fieras son insaciables y te pueden devorar. A muchos nos preocupa que el gobierno haya claudicado en los principios que en algún momento decía defender.

Nos preocupa que insista en continuar la misma política de entrega pagando la deuda externa con el hambre del pueblo y suma a los bonistas buitres, a los que el gobierno juró y re-juró que no se pagaría, que quedaban fuera del canje, pero ahora encajan.

Es lógico que la ciudadanía se pregunte: ¿hacia donde va el país?- ¿Donde está la soberanía nacional que tantas luchas, sufrimientos y esperanzas costó? Ciudadana Cristina, son muchos años de lucha, de sufrimiento y resistencia en la esperanza, y no luchamos para entregar el país y perder el patrimonio y la soberanía.

Nuestras luchas fueron y son para defender la vida y la dignidad de cada persona y del pueblo, restablecer el Estado de Derecho y participación democrática, para que las nuevas generaciones tengan una vida justa y en libertad. No para ser sometidos y dominados.

La lucha por los derechos humanos debe ser transformadora de la sociedad. No paliativos para que nada cambie. Ciudadana presidenta, hablas de los derechos humanos y privilegias a unos organismos y discriminas a otros. No hay claridad conceptual ni objetividad en las políticas del gobierno.

Los gobiernos pasan y los organismos de derechos humanos y sociales trascienden las coyunturas políticas y su credibilidad social es la coherencia entre el decir y el hacer; en el compromiso día a día con el pueblo y en su independencia de los poderes de turno. Nadie es dueño de los derechos humanos. Lo más que podemos aspirar es ser sus servidores, que nos permite construir espacios de libertad y participación en la construcción democrática, en la memoria colectiva, en la defensa de la vida y la dignidad de las personas y los pueblos.

Lamento ciudadana presidenta que no tengas la capacidad del diálogo. Has optado por actuar políticamente en la confrontación, y no es buen camino. Dialogas únicamente con quienes son obsecuentes y consecuentes con las políticas del gobierno y el modelo de país que pregonas en tus discursos. Pero la realidad marca que nuestro país está sometido, entregado, malvendido y devastado y el gobierno está profundizando la política neo-liberal que llevó a la perdida de la soberanía y donde se violan sistemáticamente los derechos humanos. Hay que despertar y ver la realidad.

Debo decirte que esta carta, aunque tenga cosas que no te gusten, tiene por objeto contribuir y ayudar a encontrar alternativas correctas y no terminar en frustraciones que serían graves para el país. No queremos que fracase el gobierno que presides. Tu fracaso sería el fracaso de todo el país.

Un buen amigo recordó un antiguo proverbio que quisiera compartir contigo y dice: “Hay que parar el cuerpo, para que lo alcance el alma”. No pierdas tu alma, ciudadana presidenta Cristina; permite que el alma llegue a tu cuerpo y despierte en ti la mística de servir al pueblo y dejar que entre la luz en tu mente y corazón.

Los derechos humanos deben ser comprendidos en su integridad, como parte indivisible de la construcción democrática. No se agotan en la terrible dictadura militar que sufrimos, tanto en nuestro país como en todo el continente.

Aquellos que sobrevivimos al horror luchamos con fuerza y esperanza para que el país pueda alcanzar la Paz y la dignidad que merece. Y muchos hombres y mujeres asumimos la militancia y compromiso desde la fuerza del Evangelio y tratamos de caminar juntos a los pueblos abiertos al ecumenismo con hermanos y hermanas de diversas vertientes religiosas, filosóficas, culturales y políticas. Desde ahí aprendimos a compartir el pan y la libertad; el pan que alimenta el cuerpo y el pan que alimenta el espíritu, resistiendo y construyendo en el hacer cotidiano, compartiendo la libertad que nos da la fuerza de Amar para avanzar hacia cambios estructurales y no caer en la resignación y la derrota en la que no hay otras alternativas.

Todos los días aprendemos del vivir y compartir. Ahí están las enseñanzas del querido maestro de América, Paulo Freire, quien decía: “lo contrario del amor no es el odio. Lo contrario del amor es el miedo a amar”. Es el desafío de la Vida.

Cada persona tiene su memoria personal y la memoria colectiva y algunos momentos de lo vivido nos marcan en toda la vida. Siempre recuerdo los primeros 32 días de prisión en un tubo de la Superintendencia de Seguridad Nacional, en una maloliente celda que fuera un centro de torturas. Pude ver que una prisionera o prisionero que la ocupó antes que yo, tuvo la fuerza espiritual y coraje de escribir con su propia sangre “Dios no mata”.

Nunca puedo olvidar esa fuerza del espíritu de quien, en ese momento límite entre la vida y la muerte luchaba con fe por un país más justo y fraterno para todos. Sentí y perdura en mí la fuerza espiritual del Amor y la trascendencia de quienes dieron su vida para dar más vida. En nuestra lucha y resistencia levantamos la bandera de: “No matarás ni con hambre, ni con balas”. Así surgieron las grandes jornadas de rebelión no-violenta, de ayuno, oración y marchas de la resistencia contra la dictadura. En el tiempo esa bandera continúa vigente, tenemos claro que la lucha no terminó.

Hoy el Movimiento de los Chicos del Pueblo denuncia que “El hambre es un crimen” y por decir la verdad sufren persecución, allanamientos, castigos y amenazas. Los chicos deben ser escuchados y no reprimidos. Nos preguntamos: ¿Dónde quedó toda esa lucha de dolor, resistencia y esperanzas? No queremos que les roben a los chicos la esperanza de construir un mundo mas justo y fraterno para todos.

¿Fue inútil el camino recorrido de resistencia en estos 25 años de gobiernos constitucionales? Valoramos algunos avances del gobierno, como los juicios a los genocidas, de llevarlos ante la justicia y que los jueces determinen el grado de responsabilidad y que los culpables reciban la condena que les corresponde; es el único camino para lograr el derecho de Verdad y Justicia que permita al pueblo alcanzar la Paz.

Tenemos necesidad de preservar los espacios de la memoria y tener una mirada más profunda de la situación que vive el país. Reclamamos y llevamos a todos los ámbitos el grave problema de la deuda externa y sus consecuencias sociales, políticas y económicas.

El Evangelio dice: “No hay peor sordo que aquel que no quiere oír, ni peor ciego que aquel que no quiere ver”. Arturo Jauretche sabia ver hondo en la vida y conciencia nacional, y le gustaba sacudir la modorra del pensamiento para despertar la creatividad y su ironía apuntaba a las contradicciones de las “zonceras de los argentinos” y conocía las vueltas de tuerca que algunos dan en sus vidas por conveniencia y no por convicciones.

Ciudadana presidenta, ser pragmático es ser coherente entre el decir y el hacer, tener posiciones firmes y no dejarse llevar de las narices por los que mandan. Sabes que el poder real no está en los gobiernos. Pero son los gobiernos quienes tienen que recuperar el poder para gobernar con equidad, al servicio del pueblo y no continuar con el despojo impuesto por quienes entregaron el país a manos del capital financiero internacional. Recuperar la soberanía nacional es el gran desafío.

Algunos compañeros gobernantes en América Latina lo están haciendo. Es cierto que tienen dificultades frente a los poderes mafiosos nacionales e internacionales, pero están logrando avanzar en la construcción de nuevos paradigmas de vida para sus pueblos, son ejemplos que debemos valorar en la lucha por la recuperación de la soberanía.

No voy a señalar en esta carta lo ya dicho en la anterior, donde planteo ejes medulares que es necesario superar. Para lograrlo hace falta mucho coraje y fortaleza de convicciones y la mística transformadora para superar la pobreza, preservar el medio ambiente y luchar contra el despojo de las tierras a nuestros campesinos e indígenas. Esto no se puede postergar. Es urgente y hay que asumirlo antes que sea tarde.

Te reitero el fraterno saludo de Paz y Bien deseándote mucha fuerza y esperanza.


Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz

Buenos Aires, 9 de octubre del 2008
http://alainet.org/active/26868


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miércoles, 15 de octubre de 2008

¡Cómo no van a estar eufóricos!

A medida que pasan los días y van apareciendo algunos resultados de la “crisis financiera”, cobra consistencia la sospecha de que el “pánico” y la estampida de capitales fue una maniobra urdida por las elites para conseguir una tajada gruesa de los fondos estatales, sobre todo de la Unión Europea.

Las bolsas reaccionaron a la baja luego de los 700 mil millones de dólares decididos por el Congreso estadounidense en apoyo del Plan Paulson. Pero recobraron la euforia el lunes 13 luego de conocerse que la Unión Europea (UE) dedicará 2,1 billones de dólares (tres veces el Plan Paulson) a salvar sus bancos. En total, tres billones de dólares cash, a los que hay que sumar los fondos liberados antes para salvar otras instituciones tanto en Estados Unidos como en la UE, y las sucesivas inyecciones que vienen haciendo los bancos centrales y la reserva federal desde hace un año. Es posible que las cifras totales salidas de las arcas estatales alcancen los 6 billones de dólares. El PIB de China; casi seis veces el de Brasil. ¿Quién no estaría eufórico?

Tal vez sea cierto, como apunta William Engdahl (Rebelión, 14/10/08) que Alemania e Inglaterra se salieron del libreto estadounidense, cuyo sector financiero habría generado pánico bancario (“un pánico preplanificado”), dejando caer a Lehman Brothers, para aumentar su poder y el control de la política de Washington. Los hacedores de la crisis esperaban que los europeos corrieran a rescatar las hipotecas basura de Wall Street, con lo que se hubieran “destruido lo que quedaba de las instituciones bancarias y financieras sanas de la UE”.

Según ese análisis, la nacionalización parcial decidida por el Reino Unido de sus más importantes bancos, medida seguida por Alemania, habría impedido que la maniobra de Paulson fuera a más. Es posible. Sin embargo, todo indica que las medidas tomadas por la UE tienen mucho en común con las políticas de Washington: se limitan a retoques sin atacar los problemas de fondo.

En las últimas semanas, a medida que escala la caída de las bolsas, se difundió la especie de que la causa de la crisis es la desregulación del sistema financiero, y que el establecimiento de adecuados controles estatales podrá acotar los problemas y atajar crisis futuras. Nada más lejano de la realidad. La financierización de la economía fue una decisión del capital para, precisamente, eludir los controles y evitar verse amarrado por pactos que limitaban su acumulación.

El proceso que levantó vuelo a comienzos de la década de 1970 y está implosionando ahora, está lejos de ser un accidente del sistema: se ha convertido en su núcleo duro. El pacto social conocido como Estado del Bienestar, o sea un trato entre el Estado, los empresarios y los sindicatos para regular la economía, supuso rígidos controles a cada uno de los actores. La cosa funcionó, como bien recuerda Mike Davis (Sinpermiso, 12/16/08) por el “levantamiento de los trabajadores industriales” que no dejaron otro camino al capital que aceptar, no su asutolimitación cosa que nunca aceptó, sino la vigilancia activa del Estado y los sindicatos.

Pero cuando la beligerancia obrera y de los pueblos del Tercer Mundo pusieron en peligro la continuidad de la acumulación en la producción real, el capital optó por volatilizarse, saltar los controles y para eso se convirtió en capital financiero. David Harvey denomina este proceso como acumulación por desposesión (“El nuevo imperialismo”). El capital fijo, enterrado en bienes de producción, se trasmutó en capital financiero obteniendo así nuevos grados de “libertad”. O sea, asistimos al retorno de la lógica de la rapiña que caracterizó la acumulación originaria en los albores del capitalismo, que conocemos como Consenso de Washington o neoliberalismo.

En los últimos treinta años, este capital especulativo hizo añicos el planeta. Primero a los países más pobres a través de la crisis de la deuda de los 80, que significó monumentales transferencias del Sur al Norte. Más tarde, un capital especulativo aún más concentrado, e incrementado por los fondos de pensiones, lanzó la crisis de 1997 con la que buscó que Asia terminara financiando la creciente deuda de Estados Unidos. Ahora, todo indica que la mira estuvo puesta (o está aún) en la Unión Europea y en los países emergentes. En la medida que estos se muestran cada vez más reacios a seguir sufragando los gastos de manutención del imperio, un imperio que además no consigue estabilizarse, el cerco se estrecha cada vez más sobre las economías “amigas”.

La próxima víctima, además de las capas medias y los trabajadores europeos, serán los propios estadounidenses. La expansión del gasto militar ya no puede seguir tirando de la economía, como sucedió luego de la Gran Depresión. Peor aún: cada vez son más los que, en el corazón del imperio, consideran que el elevado gasto militar para mantener el poder del 1% de la población, se sostiene a costa de desmantelar los servicios de salud que están llevando a sectores importantes de la población a condiciones de vida latinomericanas.

Un buen ejemplo para europeos y estadounidenses: en Argentina la brecha entre el 10% más rico y el 10% más pobre era de 12 veces en 1986, poco después de finalizar la peor dictadura. En la década neoliberal de los 90 trepó a un promedio de 22 a 26 veces, para escalar a 58 veces en el pico de la crisis, entre 2001 y 2002. En los útimos cinco años fue descendiendo paulatinamente, para ubicarse en 36 veces, tres veces más que la herencia que dejaron los militares genocidas. ¡Ni las terribles dictaduras consiguieron empobrecernos tanto como las “crisis” fabricadas por el caputal financiero!

El capital financiero es una suerte de Terminator, una máquina destructiva que se mantiene activa destruyendo y engullendo los trozos. Saldrá de esta crisis más concentrado aún, con mayor poder para eludir o neutralizar controles. Así viene funcionando en América Latina en las tres últimas décadas. Esta máquina no se detiene por sí sola, ni por disposiciones que regulen algunos aspectos de su funcionamiento. Puede disminurise su poder letal, pero en modo alguno puede cambiar su condición. Sólo destruyéndola, dejará de destruir.

Sólo existen dos modos conocidos para proceder a esa destrucción. La más segura, son los levantamientos populares, los “Ya Basta” y los “que se vayan todos”, de los cuales América Latina tiene, desde el Caracazo de 1989, una novedosa y rica tradición. La segunda, es la vigorosa intervención de gobiernos decididos a cambiar el rumbo. También tiene este continente algunos buenos ejemplos en ese sentido. “La llamada economía de los papeles estaba sometiendo a la economía productiva. Eso se tiene que acabar”, dijo Lula.

Cuando algún gobierno de la región toma medidas en ese sentido, el capital financiero reacciona con virulencia, como sucedió en Santa Cruz, Bolivia. Es un buen momento para seguir los mejores ejemplos. Entre ellos, el del presidente de Ecuador, quien le dijo basta a la multinacional brasileña Odebrecht, cansado de que se burlara del Estado, aún a riesgo de que el poderoso Brasil reaccione retirando inversiones. No hay capitalismo bueno. Por eso, entre esperar la intervención de los gobiernos y decidirse por desbaratar la máquina depredadora desde abajo, la opción es clara.


Raúl Zibechi,
Periodista uruguayo, docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina y asesor de varios grupos sociales.
http://alainet.org/active/26821


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lunes, 13 de octubre de 2008

Ateos llaman a la puerta de las religiones

Si hay alguien que puede relatarnos con seriedad el estado de la vida en la Tierra, especialmente desde la perspectiva del calentamiento global, ese es Edward O. Wilson (*1929), uno de los mayores biólogos vivos, introductor de la palabra biodiversidad. Su libro La Creación: salvemos la vida en la Tierra (Kazt Editores 2007) es una llamada preocupada, diría que hasta desesperada para que hagamos esfuerzos ingentes y colectivos con el fin de salir de la crisis que nosotros mismos hemos creado. La Tierra, en su larga historia, conoció 5 grandes mortandades, la última al final de la era Mesozoica (la de los reptiles), hace 65 millones de años, en la cual desparecieron todos los dinosaurios. Dio lugar a la era Cenozoica (la nuestra, la de los mamíferos). Entre una extinción y otra, la Tierra necesitó diez millones de años para autorregenerarse.

Según Wilson, en los últimos siglos, los seres humanos, en su afán de procurarse bienestar y enriquecerse, han explotado de forma tan persistente y sistemática el planeta Tierra que, como consecuencia, ha comenzado sexta extinción masiva. Exceptuando los meteoros rasantes que han devastado el planeta más o menos cada cien millones de años, la Tierra nunca conoció un ataque tan poderoso como el que está ocurriendo actualmente. Nos dice Wilson: «la tasa de extinción actual es cien veces mayor que la existente antes que los seres humanos aparecieran sobre la Tierra, y se prevé que se multiplicarán por mil por lo menos en los próximos decenios» (pág. 12).

El causante de esta devastación es el ser humano que se ha transformado en una verdadera fuerza geofísica destructora: ha alterado la atmósfera y el clima de la Tierra, ha difundido millares de sustancias químicas tóxicas por el mundo, ha represado casi todos los ríos, ha transformado en arables casi todas las tierras, que hoy están en buena parte desertificadas, y nos encontramos a punto de agotar el agua potable.

Sabemos que es la biodiversidad -especialmente los microorganismos, bacterias, hongos, pequeños invertebrados e insectos- quien garantiza las condiciones para que nuestra vida humana pueda continuar. Nosotros dependemos totalmente de ellos. Si continúa nuestra práctica biocida, a partir de mediados de este siglo nuestra propia especie comenzará a ser diezmada. ¿No estará en la lista de las condenadas a extinguirse? Esta vez no se puede esperar diez millones de años para que la Tierra recupere su equilibrio perdido. Tenemos que ayudarla, de lo contrario Gaia nos expulsará como un cuerpo letal.

En este contexto Wilson propone una “Una Alianza por la Vida”. Convoca a las dos fuerzas que para él son las más poderosas del mundo: la ciencia y la religión. Su libro es en realidad una carta abierta a un pastor evangélico, invitándole a sumar fuerzas, a desmontar prejuicios, a construir valores que puedan salvar la vida. Wilson se confiesa no-creyente, digamos un ateo, pero habla siempre con reverencia de Dios. Llama a la puerta de la Iglesia para pedir socorro. Ante un peligro planetario las diferencias desaparecen: esta vez creyentes y no creyentes tendrán el mismo destino. Pero ambos pueden trabajar juntos, porque «los que hoy viven en la Tierra tienen que vencer la carrera contra la extinción de las especies o, si no, serán derrotados, derrotados para siempre; conquistarán honra o deshora eterna».

Ciencia y religión deben cambiar. La ciencia, hasta hoy, no ha respetado la alteridad de los seres. Se colocó encima, dominándolos. La religión todavía no se ha librado de su fundamentalismo en la lectura de los textos sagrados. Manteniendo su fe puede reconocer la evolución de las especies. Ella aporta la reverencia ante la grandeur del universo y el respeto ante todas las formas de vida. Esta actitud convierte el poder en protección y cuidado. Y esta alianza sagrada podrá salvar la vida amenazada.


Leonardo Boff
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=297


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domingo, 12 de octubre de 2008

Criatianismo maniqueo

Rafael Fernando Navarro

El maniqueísmo es un viejo conocido humano. Este western ideológico nos ha perseguido a lo largo de la historia. Pero han sido sobre todo las religiones las más necesitadas de recurrir al dualismo maldad-bondad por razones obvias. La Iglesia católica lo condenó hace muchos siglos, pero lo explicita recurrentemente en su mensaje. Precisa de su existencia como contradicción divisoria: Dios-hombre, materia-espíritu, cuerpo-alma, cielo-infierno, etc.

Los dioses son presentados por todas las religiones como seres buenos, misericordiosos, compasivos. Son la síntesis de todos los bienes sin mezcla de mal alguno, como el cielo mismo que nos enseñaron en el parvulario. Y esos dioses aman en el hombre la bondad, la comprensión, la caridad. Pero observan desde su infinita distancia al ser humano transido de maldad, de traición, de capacidad destructora. Y lo positivo-negativo del ser humano ocupa distintas residencias: el cuerpo y el alma. Todo lo que se derive del cuerpo (placer, estética, bienestar…) es malo y despreciable por definición. La soledad, el sufrimiento, el dolor son la floración del alma. Ya tenemos diferenciados los campos. Y de su enfrentamiento nacen las predilecciones divinas. Dios estima el alma y desprecia el cuerpo. Este maniqueísmo exterior recorre al hombre que nunca es unidad en sí mismo sino dualidad enfrentada. El cuerpo es barro y al barro vuelve, mientras que el alma se aúpa hasta la divinidad si no ha sido cómplice de la perversión corporal. Ormuz y Ahriman siguen vigentes pese a las condenas seculares que pesan sobre ellos.

Pero ese maniqueísmo se da también dentro de la propia divinidad. Según Benedicto XVI, Dios siempre ha buscado la salvación del mundo, pero ese mismo Dios ha tenido que acudir frecuentemente al castigo. Lo demuestra la historia. Tenemos por tanto a Ormuz y Ahriman instalados nada menos que en el centro de la divinidad, formando una unidad hipostática con él.

El placer sexual, la huida del dolor, la superación de la enfermedad que Dios nos manda, los cuidados paliativos (Cristo no los tuvo dice el Obispo Sebastián), la buena muerte (eso significa eutanasia), son todos elementos rechazables por el Padre-bondad porque no le permiten disfrutar del dolor, de la angustia de sus criaturas, de la descomposición del cuerpo que aplaca su ira de Dios-furioso. Y entre esta bondad-maldad del propio Dios, el hombre debe elegir salvar su alma, aunque deba seguir al Gran Poder descalzo sobre los bellos adoquines sevillanos y flagelarse hasta la sangre como en la austera semana santa castellana.

La laicicidad como madurez de conciencia, la investigación que lleve a la eliminación del dolor, la muerte como despedida elegante de la vida, el ser humano como unidad indisoluble y central del universo, la búsqueda como empeño creador, el amor, la libertad, nos alejan de un dios amante de fracturas existenciales, distorsionantes de la armonía de lo humano.

Quiero ser sólo hombre. Si Dios se anima, caminaremos juntos por el aire otoñal de los pinares.


Rafael Fernando Navarro
www.marpalabra.blogspot.com

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viernes, 10 de octubre de 2008

Navegar por dentro

Pepcastelló

Deja aquí tus cosas, descálzate, haz silencio y entra.

Así rezaba un cartel que había en la puerta entornada de una pequeña salita en penumbra dentro de la cual sonaba apenas perceptible el "Aria de la Suite en Re" de Juan Sebastián Bach.

Era lunes a las cinco de la tarde. Hacía cinco minutos escasos que el timbre había anunciado el final de la jornada escolar. Todo el alumnado estaba en marcha hacia sus casas o centros de actividades extraescolares. Solamente un grupo de doce alumnas de enseñanza secundaria había respondido a la invitación de participar en lo que se les anunció como "taller de navegación interior". La curiosidad las movía, y allí estaban dispuestas a ver de qué se trataba.

Siguiendo las indicaciones del cartel entraron sigilosamente en la pequeña salita. Caminaban a tientas porque apenas se veían los cojines que había en el suelo alfombrado, a donde no alcanzaba la tenue luz de una minúscula lamparita situada en un rincón, junto al profesor, que permanecía inmóvil sentado sobre un cojín con las piernas cruzadas.

Hicieron según vieron, y se sentaron a su vez del mismo modo. A poco, el profesor empezó a hablar con voz pausada y suave:

−Intentemos mantener la espalda bien recta, sin forzar, pero sin doblarnos.

Pausa

−Intentemos visualizar mentalmente el aire que entra y sale de nuestro cuerpo.

Pausa

−Intentemos visualizar alguna cosa buena que nos haya sucedido hoy, o ayer, o algún día de esta semana.

Pausa

−Intentemos sentir agradecimiento por eso que nos ha sucedido.

Pausa

−Intentemos visualizar algo no tan bueno, o tal vez malo, que nos haya sucedido.

Pausa

−Intentemos sentir agradecimiento también por ello, porque podía haber sido peor.

Pausa

−Intentemos sentir agradecimiento por todas las cosas buenas que la vida nos ha dado..., porque podía no habérnoslas dado.

Pausa

−Y aun por las no tan buenas, porque podían haber sido peores.

Pausa más larga.

Al rato, el profesor dio unos papelitos a la alumna que tenía más cerca, con la indicación de que los pasase. En el papel ponía:

«Haz esto mismo cada noche antes de acostarte, y ven el próximo lunes».

Al lunes siguiente repitieron la sesión. Asistieron a ella las mismas alumnas y alguna más. El procedimiento fue el mismo. El objetivo también: sentir agradecimiento por la gratuidad de todo lo recibido. Pero el tema se fue precisando en cada sesión: salud, confort, bienestar físico y psíquico, amor recibido del entorno, cuidados y atenciones, educación, amabilidad en el trato, respeto... Siguieron así hasta el final del curso.


Pepcastelló

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