sábado, 30 de mayo de 2009

¿Quién la escuchará la voz de las víctimas?

Leonardo Boff

Los 192 jefes de estado o de gobierno deben reunirse el 1, 2 y 3 de junio en Nueva York convocados por la ONU para discutir la crisis económico-financiera y sus impactos sobre los diferentes países, especialmente sobre los países pobres. Para prepararla, el Presidente de la Asamblea Miguel d’Escoto Brockmann, ex-canciller de Nicaragua, ha creado una Comisión para la Reforma del Sistema Financiero y Monetario Internacional constituida por 20 celebridades de la economía y de la política bajo la coordinación del premio Nóbel de economía Joseph Stiglitz.

Los resultados ya han sido entregados y sus principales contenidos se conocen más o menos. Como marco teórico, ético y humanístico que debe inspirar las nuevas medidas concretas se sugiere una Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad y de la Tierra, tarea difícil de realizar por falta de tradición jurídica y social en esta área. Luego se recomienda la creación de un Consejo Mundial de Coordinación Económica, paralelo al Consejo de Seguridad, desdoblado en dos autoridades mundiales, una que cuide de la regulación financiera y la otra de la competencia en la economía. Se sugiere una reforma de las instituciones de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial) y una regionalización de las instituciones financieras que apoyan los procesos de desarrollo. Se pide también que, una vez al año, los jefes de estado o de gobierno de todo el mundo se encuentren para discutir el estado de la Tierra y de la Humanidad, y tomar medidas colectivas.

El gran temor es que esta reunión mundial sea desvirtuada por las presiones de los principales miembros del G-20, si envían solamente representantes diplomáticos o ministros. Por detrás de estas presiones están dos maneras diferentes de enfrentarse a la crisis actual.

Una es la del G-20 que se reunió en Londres en abril. Fundamentalmente se propone salvar el sistema económico-financiero imperante para que, en el fondo, todo funcione como antes, con ciertos controles pero con niveles razonables de crecimiento, sacrificando incluso el equilibrio de la Tierra, y perpetuando el escandaloso foso entre ricos y pobres. El propósito es el mismo: cómo ganar más con el mínimo de inversión, compitiendo en el mercado y considerando el estrés de la naturaleza y la pobreza como externalidades.

La otra es la de los grupos altermundistas, presentes en todos los estratos sociales del mundo y, en parte, asumida por la Comisión de la ONU. Se trata de situar la crisis económica en el conjunto de las demás crisis: la energética, la alimentaria, la del calentamiento global, la de la insostenibilidad del planeta (superamos en un 40% la capacidad de reposición de los recursos naturales) y la social y humanitaria (casi mil millones de personas por debajo del umbral de la pobreza). Más que salvar el sistema se trata de salvar la humanidad, la vida amenazada y el planeta en estado caótico. El propósito es cómo garantizar el buen vivir en armonía con los otros y con la naturaleza, produciendo conforme sus ciclos, con equidad social y con solidaridad generacional.

Siendo el problema planetario, las soluciones deben ser también planetarias. El único organismo planetario que existe es la ONU y es ella quien debería coordinar los esfuerzos colectivos para hacer frente a la crisis, no el G-20. Éste no ha sido delegado para representar a los otros 172 países, víctimas de la crisis global, cuyas voces no son escuchadas.

Las crisis no surgen en vano. Emergen de aquella Energía de fondo, cargada de propósito, que dirige el universo, la Tierra y a cada uno de nosotros, y que está exigiendo un nuevo estadio de civilización, capaz de diseñar otro futuro distinto de esperanza. Ante esta gravísima situación se notan dos limitaciones:

La primera es de los economistas que, por oficio, tratan de economía pero poseen pocos conocimientos de ecología; por eso, como se ve por todas partes, no incluyen la naturaleza en sus consideraciones, como si la Tierra fuese inagotable y estuviese en orden, cosa que no es así.

La segunda es la de los jefes de estado: después de siglos de racionalismo y de materialismo han quedado embotados. No perciben los mensajes que el universo y la Tierra, como superorganismo vivo, les están enviando en el sentido de una transformación. Por su falta de escucha, sucede lo que decía Gramsci: «lo viejo se resiste a morir y lo nuevo no consigue nacer». Perdemos así la oportunidad, una de las últimas, de un nuevo comienzo. Y nos atascamos en nuestras propias crisis.


Leonardo Boff
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=331

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Padre Nuestro

Rafael Fernando Navarro

Veraneábamos en Sierra Nevada. Cerca del Hotel del Duque. Güéjar Sierra arriba. Veredas estrechas escoltadas de zarza moras. La casona blanca, por fin. Puertas grandes que nunca se cerraban. Y nogales madurando. Nogales grandes, de sombra planetaria. Se hacían los caminos al andar. Por órdenes de Machado. Y hacia donde fueras, siempre te encontrabas con Santos.

Santos era alto. Sombrero viejo marrón. Amarronada camisa. Pantalón marrón desvaído. Abarcas amplias y marrones a juego. Todo en armonía con una delgadez de espiga madura. Vivía en una choza demasiado baja para su altura de Quijote arruinado. Sin mujer. Sin hijos. Nos miraba a veces como soñando cunas. Pero nada añoraba, nos decía, porque sabía de la muerte. La muerte era como la sierra: precipicio tras precipicio. Nada a la espalda de la nada. Vacío que rebotaba el eco, sin apropiárselo. Sólo para entregarlo a otro vacío.

Verano de mulas tordas. De espigas llenando eras. Mundo de trigo girando. Siempre en redondo. Sobre sí mismo. Proyectando panes blancos para aceites dorados de merienda. Meriendas de niños ricos. Panes morenos, solitarios, de niños de Albaicín pobre.

Al atardecer nos sentábamos en la era con Santos. Sombrero. Camisa. Pantalón. Abarcas. Santos siempre el mismo. Nos hablaba de las cabras, de los cerdos que mataba por noviembre, del burro compañero de caminos. Contaba historias infinitas hasta que las estrellas se colgaban de los nogales. Mañana sería como hoy. De nuevo la era giratoria. El viento separando el grano de la paja. Aventando la tarde mientras las mulas descansan. Ladrando los perros al amigo Platero, juanramoniano y estoico.

Estaba cerca setiembre. Santos se quedaría con su soledad acostumbrada. Vendría la nieve. Cuesta abajo los fríos. Mulhacén abajo. Veleta abajo. Atropellando zarzas y nogales. “Me escondo del frío”, nos decía Santos. “Estoy acostumbrado a vivir escondido” Fue entonces cuando nos contó la historia más hermosa. Le habían hablado de una guerra. Hacía muchos años. A veces se oían tiros. Siempre pensó que serían furtivos. Pero alguien le dijo que los españoles andaban matándose. Desde entonces se escondía cada vez que oía u tiro. En un hueco del monte, como en un vientre bueno, acomodaba su postura fetal de metro ochenta. A bocajarro un día se topó con un grupo de diez o doce hombres. Camisas azules. Correajes limpios. Boinas en la hombrera. Brillantina chorreada sobre el pelo estirado. “Vamos a fusilarte por rojo” Le ataron las manos. Le vendaron los ojos y lo colocaron de frente para que intuyera su propia muerte. Mientras tomaban distancia, Santos les suplicó: “Matadme, pero antes dadme tiempo para rezar un Padre Nuestro” Regresaron las pistolas camino de la cintura. Se espesó el silencio. Y el jefe preguntó: ¿Entonces tú no eres rojo? “Yo no sé lo que soy ni me preocupa. Tal vez soy sólo marrón y quiero rezar un Padre Nuestro”.

Los vio marcharse cantando, entre las zarza moras. Aquel día llevaba puestos el sombrero, la camisa y el pantalón que hoy vestía. Para siempre fue un hombre marrón que rezaba cada noche un Padre Nuestro.


Rafael Fernando Navarro
http://marpalabra.blogspot.com/

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domingo, 24 de mayo de 2009

El despertar de una esperanza

Alfonso Sastre

En esta entrega de «Nuevos diálogos con mi sombra», Sastre sitúa los temas centrales de su pensamiento -la solidaridad, la amistad, el papel de los intelectuales, la justicia, la utopía...- en el contexto de las recientes sentencias, primero en contra y luego a favor, de la candidatura a las elecciones al Parlamento Europeo que él encabeza. Como siempre, la sombra ayuda al maestro a ordenar sus pensamientos. A pesar de lo cercano de los disgustos y los riesgos, Sastre se concentra en la alegría por lo logrado y en los retos por lograr.


Sombra.- Lo veo a usted así como contento esta mañana. ¿Es porque el Tribunal Constitucional ha cancelado, o como se diga, la anulación del Tribunal Supremo de esa Candidatura Internacionalista que -usted sabrá por qué- encabeza para «ir a Europa», como suelen decir?

Sastre.- Sí, es por eso.

Sombra.- ¿Y es por eso por lo que acaba de poner este título a su artículo: «el despertar de una esperanza»? ¿Es que le parece que esta decisión, a tan alto nivel, conlleva ese «despertar»? ¿Tan esperanzado se ve hoy, cuando tan desesperanzado se encontraba todavía ayer?

Sastre.- No, no, no es eso exactamente, aunque también puede ser.

Sombra.- Entonces, explíquese, caramba.

Sastre.- Yo estoy contento porque hemos llegado a un buen puerto, y se ha reconocido en tan alta instancia nuestro derecho a tener opiniones diferentes y aún opuestas al pensamiento oficial, y me congratulo de haber estado con mis compañeros en las difíciles jornadas de nuestra batalla, con perdón, ¡Aleluia, pues, queridos compañeros (el plural es omnigenérico) Doris Benegas, Ángeles Maestro, Alicia Hermida, Jaime Losada, Carlo Frabetti, y quienes nos han acompañado y nos acompañan (muchos, amigos de toda la vida, compañeros del alma, y otros, nuevos camaradas) en lo que hemos, más bien habéis, hecho y conseguido!

Sombra.- (reflexiva) Compañeros, camaradas... ¿Qué quiere decir eso? ¿Ser de un partido?

Sastre.- (se ríe) No, aunque pueda ser... Compañero es quien comparte su pan con otra persona... Camarada, quien comparte su cama, o por lo menos, su cámara, el hogar o la casa en la que vive.

Sombra.- (sorprendida) Eso no se: suele saber.

Sastre.- (vuelve a reír) Tampoco hace falta. Es mera etimología. Bueno, tampoco yo estoy muy seguro de que sea así. En cualquier caso, y de eso sí estoy seguro, es gente que se quiere y que, muchas veces, además se admira mutuamente. Con este artículo quiero expresar yo esta admiración, eso para empezar, y más ahora que habrá comenzado la campaña y que yo no podré estar en ella, por la situación delicada de mi salud.

Sombra.- ¿Y entonces? ¿Esa es su alegría? ¿No tanto la buena noticia política para ustedes como el encontrarse entre buenos amigos?

Sastre.- Tampoco, tampoco exactamente. El despertar de una esperanza lo refiero más bien al fenómeno de solidaridad que se ha producido con motivo de la existencia de nuestra candidatura y, más aún, a la gran calidad de los testimonios de esa solidaridad, cristalizada en numerosos artículos, mensajes colectivos y cartas, que han evidenciado el alto nivel intelectual en que se halla una buena parte de las gentes -intelectuales y artistas, pero también ciudadanos en general- que están en desacuerdo con cómo van las cosas en la vida social y política, referido, en esta ocasión, al tema de lo que está ocurriendo en nuestra vecindad y, en general, al fundamento teórico de la necesidad práctica de que emerja un nuevo mundo. «¡Un nuevo mundo es posible!», es, pues, un grito que no parte de unos cuantos iluminados utópicos a la vieja usanza decimonónica sino, a estas alturas, de personas estudiosas y sensibles que viven en todo el mundo, o, al menos, en muchas partes del mundo. Forman parte de este fenómeno los muchos centenares de firmantes del escrito elaborado en Venezuela por el Movimiento en Defensa de la Humanidad, en solidaridad con nuestra candidatura cuando estaba anulada y que firmaron en seguida muchas personas en América y en Europa. Sería deseable que al menos una gran parte de los muchos materiales que se han acumulado sobre nuestras mesas en estas circunstancias, y que probablemente han influido en la apertura de nuestro proceso a la legalidad, cuando todo parecía destinado a la imposibilidad de seguir adelante, sean recogidos en un libro, que sería muy valioso, y documentaría lo que yo estoy diciéndote ahora.

Sombra.- (se ha quedado pensativa) Usted ha lamentado a veces la fuga de muchos pensadores de izquierda radical a la derecha o al escepticismo y la huida a sus respectivas casas privadas y a la inoperancia consiguiente como un proceso que comportaba la seria tentación del pesimismo, por no hablar de quienes desde posiciones de izquierda hoy forman parte de los defensores a capa y espada de la situación hoy planetariamente dominante («un orden nuevo», «globalización» imperialista), posterior al derrumbamiento del socialismo real; cuya biblia -la del Nuevo Orden- era y es aún «El final de la historia»; y el neoliberalismo como el único camino posible, que, claro está, no es un camino, porque no conduce a ninguna parte que no sea una mayor miseria y a los mayores infortunios, como está siendo suficientemente probado durante los últimos tiempos.

Sombra.- Ya sé lo que usted piensa sobre todo esto, pero dígalo.

Sastre.- ¿Qué es eso de que hablas?

Sombra.- Lo de la nueva utopía, abanderada ahora en países como Venezuela.

Sastre.- Es preferible que eso se lea en mis libros. Para este artículo, a mí me basta con decir que si llegamos a obtener un lugar en Europa, quien o quienes obtengan ese lugar, harán de él un altavoz de los condenados de la tierra («Debout les damnés de la terre!»), y de los planteamientos propios de los pueblos frente a los de los mercaderes que todavía -¿y hasta cuándo será?- enseñorean aquellos lugares en los que se reúnen, hoy por hoy, portadores de los grandes intereses económicos dominantes en el mundo. (Pero también hay una Europa de nuestros sueños, y yo ahora recuerdo a uno de mis primeros personajes que decía sentir «la emoción europea». La obra se titula «Cargamento de sueños» y el personaje era yo).

Sombra.- (recordando) Pero también aquella Europa era un infierno. ¿No es así, maestro?

Sastre.- Ah, ¿tú te acuerdas de eso?

Sombra.- (recitativa, poética) «El infierno es... largas tardes de lluvia, y, a veces, no saber adónde ir... Consolarse de la melancolía en un viejo café bajo las doradas lámparas de luz de gas que ya nadie enciende... Y sentir a Europa dentro como una vieja canción».

Sastre.- Ay, sombra. No me lleves este artículo por otro lado.

Sombra.- Usted perdone.

Sastre.- Dejémoslo, pues, en lo ya dicho. Por el triunfo de nuestra candidatura, si se confirma el día 7 de junio en las urnas, será posible la presencia en Europa de ideas revolucionarias, hoy por hoy utópicas (por imposibilitadas, no por imposibles), y la resonancia en Estrasburgo de la voz de los sin voz. Tampoco quisiera dejar sin decir que he sentido alegría ante el insólito resplandor democrático que emana de la sentencia del Tribunal Constitucional, en su unanimidad. Si no fuera una mera anécdota ocasional debida a causas que desconozco, sería una gran noticia, quizás la más importante de todas. La unanimidad a que acabo de referirme es, desde luego, una buena señal.

Sombra.- ¿Algo más, maestro?

Sastre.- (muy fatigado) ¿Te parece poco?


Alfonso Sastre Dramaturgo
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85872

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Cumbre indígena por la Madre Tierra

Manuel Robles Sosa

IV Cumbre Continental de Pueblos Originarios y Nacionales del Abya Yala


La articulación de las luchas indígenas por la construcción de estados nacionales con desarrollo social, se perfila esta semana como el objetivo central de la IV Cumbre Continental de Pueblos Originarios y Nacionales del Abya Yala.

Con ese término que significa Madre Tierra los antiguos americanos nombraban al continente y es apelativo usado también en las tres cumbres anteriores, realizadas en México, Ecuador y Guatemala.

El gran foro se realiza del 29 al 31 de mayo en Puno, capital de la región peruana del mismo nombre, colindante con Bolivia, y está antecedido de la Primera Cumbre Continental de Mujeres Indígenas, el Segundo Encuentro Continental de Juventud Indígena y el Segundo Encuentro de la Niñez Indígena del Abya Yala.

El total de participantes es estimado en cinco mil, de los cuales un millar serán delegados de todo el continente, además de algunos representantes de Europa, entre ellos del País Vasco y Cataluña, en España, de Asia y hasta de África.

Las delegaciones que generan mayor expectativa son las de Bolivia, el único país con un presidente indígena, Evo Morales; así como las de México, Ecuador y Guatemala, por ser esos cuatro países los que tienen mayor número de población aborigen.

Las voces originarias del continente se unen en un acto común de defensa de la Madre Tierra. Ya pasamos de la resistencia a la construcción del poder, hemos demostrado que tenemos propuestas para la sobrevivencia de toda la Humanidad, indica el documento base de la reunión.

Los Pueblos y Nacionalidades Indígenas revaloramos nuestras raíces para impulsarnos juntos hacia un futuro de Buen Vivir para todos y todas, añade el texto, señalando el rumbo de las deliberaciones.

La Cumbre principal se desarrollará del 29 al 31 de mayo, con paneles y mesas de discusión, los primeros dedicados al tema de la construcción de estados plurinacionales y a la meta del Buen Vivir, entendido como el derecho de los pueblos al desarrollo.

Las mesas temáticas tratarán sobre la plurinacionalidad, el estado nacional comunitario, la libre determinación y el gobierno propio y las autonomías que propugnan sectores derechistas en Bolivia y Ecuador como instrumento de enfrentamiento a los procesos de cambio en curso en esos países.

Otro tema de gran trascendencia es la del Buen Vivir, que pondrá en el banquillo a la crisis del desarrollo y de la civilización capitalista, a la deuda ecológica, la hecatombe ambiental y la justicia climática.

Los delegados discutirán igualmente sobre la situación de los mecanismos de integración subregional, como la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

También serán materia de las deliberaciones los tratados de libre comercio con Estados Unidos, la Unión Europea y otros, frente a proyectos regionales como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP).

La presencia depredadora de las transnacionales petroleras y mineras, así como de las que explotan la madera y el agua, será tratada en la mesa sobre territorialidad, que abordará igualmente el problema de las privatizaciones, la soberanía alimentaria, el respeto a la hoja de coca, las semillas transgénicas y los agrocombustibles, rechazados por el movimiento indígena.

Otra mesa estará referida a los derechos indígenas a la consulta y consentimiento previo de decisiones que les competen y al análisis de los instrumentos internacionales de protección de esos derechos, con énfasis en los referidos a la niñez, la juventud y las mujeres indígenas.

En el mismo ámbito se tratará la situación de los pueblos transfronterizos, sobre todo amazónicos, cuyo hábitat es dividido por demarcaciones nacionales, y los pueblos en aislamiento voluntario y en vías de extinción.

El análisis se extenderá a otros graves problemas enfrentados por los nativos en diversos países, como la militarización e instalación de bases extranjeras en territorios aborígenes y la criminalización de la protesta social y de los propios pueblos indígenas.

La mesa tratará igualmente los casos de genocidio perpetrado contra etnias y la creación del Tribunal Permanente de los Pueblos Indígenas. Habrá además una mesa temática dedicada a la organización e integración de los pueblos indígenas y, en este tópico, se evaluarán los avances hacia Coordinadora Continental de Pueblos Indígenas del Abya Yala y la posible creación de una "Organización de Naciones Unidas Indígenas".

La educación, la cultura y la ciencia tendrán una mesa dedicada a la descolonización del saber, la deuda cultural y la transmisión intergeneracional; la educación intercultural, bilingüe y laica; los sistemas de salud indígenas, y el conocimiento tradicional, la biopiratería y el patrimonio intelectual.

Otros temas fundamentales a tratar son las experiencias de organización política indígena, el racismo, la discriminación y la estigmatización contra los originarios, así como la migración nacional e internacional.

Asimismo abordarán otros temas como la violencia intrafamiliar, social y política, el desplazamiento forzoso; los problemas de los indígenas en las ciudades, víctimas de la economía informal, las pandillas, las drogas, las enfermedades de transmisión sexual, la prostitución, la trata de personas y la mendicidad.

Los delegados tratarán asimismo sobre las cosmovisiones indígenas, el tema de las iglesias y el euro centrismo.

Manuel Robles Sosa. Corresponsal de Prensa Latina

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85880

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¿Qué pasa en la Unión Europea?

Vicenç Navarro

Todas las encuestas señalan que la abstención en las próximas elecciones europeas va a ser muy elevada. Tal abstención, por cierto, no es una novedad. En realidad, ha ido aumentando en los últimos años, y precede a la crisis económica y financiera actual. Las causas de esta elevada abstención son fáciles de ver. Para ello se tiene que entender qué está pasando en la Unión Europea. Veamos:

1. El desempleo en el promedio de los países de la Unión Europea de los Quince (UE-15) ha ido aumentando desde la década de los ochenta. Europa, que históricamente (1960-1980) se había caracterizado por tener un desempleo más bajo que EEUU, pasó a tenerlo más alto a partir de los ochenta.

2. Las condiciones de trabajo de la población activa se han ido deteriorando en la mayoría de países de la UE-15. El porcentaje de la población que dice trabajar en condiciones estresantes pasó a ser (en el promedio de los países de la UE-15) del 32% de la población trabajadora en el año 1991 al 44% en el año 2005.

3. La tasa de crecimiento anual del gasto público en transferencias y servicios públicos del Estado del bienestar (como pensiones, sanidad, servicios de ayuda a las familias, vivienda, y otros componentes de la protección social), utilizados predominantemente por las clases populares, ha ido descendiendo en el promedio de los países de la UE-15, pasando del 6,2% en 1990 al 4,8% en 2004. La tasa de crecimiento de las necesidades sociales, sin embargo, ha ido aumentando.

4. La cobertura e intensidad de los beneficios laborales (en caso de enfermedad, discapacidad o desempleo) ha disminuido en la mayoría de países de la UE-15. Esta disminución ha sido, en general, más acentuada en los países gobernados por partidos liberales y conservadores que en aquellos gobernados por partidos socialdemócratas. Pero, en todos ellos, tales derechos sociales han disminuido.

5. Las rentas del trabajo (lo que se llama masa salarial, que depende del nivel de salarios y del número de asalariados), como porcentaje de la renta nacional, han descendido en el promedio de los países de la UE-15 (y ello a pesar de que el número de asalariados ha aumentado), pasando de representar un 68% de las rentas nacionales en 1975 a un 58% en el año 2005.

Tales hechos son indicadores del deterioro de la situación social y laboral de las clases trabajadoras y otros componentes de las clases populares en la UE-15, lo cual ha estado ocurriendo a la vez que las rentas del capital han crecido de una manera exuberante. Los beneficios empresariales han crecido (en el periodo 1999-2006) un 33% en el promedio de los países de la UE-15 y un 36,6% en los países de la zona euro, mientras que los costes laborales han aumentado sólo un 18%. Consecuencia de esta situación es que las desigualdades sociales han crecido enormemente, alcanzando cuotas sin precedentes. A los ricos nunca les había ido tan bien, y ello a costa del bienestar de todos los demás, es decir, las clases medias y las clases trabajadoras que vieron sus estándares de vida disminuidos. Y las encuestas muestran que la población europea es consciente de ello. El 78% de la población en la UE-15 dice que las desigualdades sociales en su país son excesivas. Nunca se había visto un porcentaje tan elevado de desaprobación de las desigualdades sociales en la mayoría de países de la UE-15.

Esta polarización social de rentas ha sido facilitada por las políticas públicas promovidas por el consenso de Bruselas (que es la versión europea del consenso liberal de Washington), llevadas a cabo por las instituciones europeas, tales como la Comisión Europea (encargada de vigilar el cumplimiento del Pacto de Estabilidad, que ha sido responsable de la austeridad del gasto público) y el Banco Central Europeo (cuyas políticas monetarias han beneficiado enormemente al capital financiero a costa del estímulo económico y la producción de empleo). Y la población es consciente de ello. Tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo están entre las instituciones europeas menos valoradas. El establishment europeo (el conjunto de instituciones que lideran la Unión Europea) ha estado promoviendo políticas liberales, que incluyen desde la desregulación de los mercados laborales y financieros a la reducción del gasto público y de los impuestos. De ahí la decepción, cuando no enfado, de las clases populares hacia la Europa que se está construyendo y que afecta más a los partidos de centroizquierda que a los partidos de centroderecha y derecha, puesto que los grupos sociales más afectados negativamente por estas políticas liberales han sido las bases electorales, históricamente más fieles a los partidos de centroizquierda, tales como las clases trabajadoras.

La identificación de los partidos de centroizquierda gobernantes con las políticas liberales ha sido la causa de su enorme crisis. No hay que olvidar que la mayoría de gobiernos europeos habían sido de centroizquierda. La decepción creada por su liberalismo ha sido la causa de que sus bases electorales se hayan desplazado a partidos más radicales (de izquierda y de derecha), aun cuando la mayoría se ha ido absteniendo, quedándose en casa. Tales partidos de centroizquierda tendrán que hacer una autocrítica muy fuerte, abandonando el socioliberalismo si quieren recuperar el voto perdido.

En cuanto a las derechas, su éxito se debe a la lealtad de sus bases electorales, constituidas por los grupos de renta superior, beneficiados por las políticas liberales, y la de aquellos sectores de las clases populares atraídos por el mensaje nacionalista y anti inmigrante, consecuencia de su gran inseguridad. No es racista el más ignorante sino el más inseguro, y hay mucha inseguridad en la UE. Por otra parte, son estas mismas derechas (como el Partido Popular Europeo, al cual pertenece el PP español) las que trasladan a la Unión Europea (que tiene un enorme déficit democrático) aquellas medidas impopulares, como son el retraso de la edad de jubilación, que bien saben no podrían aprobar en sus parlamentos.


Vicenç Navarro
catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y ex catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona.

Fuente:
http://blogs.publico.es/dominiopublico/1294/%C2%BFque-pasa-en-la-union-europea/

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85741

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Cuando el Cielo se casa con la Tierra

Leonardo Boff

Observando el proceso de mundialización, entendido como una nueva etapa de la humanidad y de la Tierra, en la cual culturas, tradiciones y los pueblos más diversos se encuentran por primera vez, tomamos conciencia de que podemos ser humanos de muchas maneras diferentes, y de que se puede encontrar la Última Realidad, la más íntima y profunda, siguiendo muchos caminos. Pensar que hay una única ventana por cual se puede vislumbrar el paisaje divino es la ilusión de los cristianos de Occidente. Es también su error. Hoy el papa actual vive repitiendo la sentencia medieval, superada por el Vaticano II, de que «fuera de la Iglesia no hay salvación». Para él es la única religión verdadera y las otras son tan sólo brazos extendidos al cielo, pero sin la certeza de que Dios acoja esta súplica. Pensar así es tener poca fe e imaginar que Dios tiene el tamaño de nuestra cabeza. ¿Quién no ha encontrado personas profundamente religiosas de otras religiones, en las cuales se percibe claramente la presencia de Dios? No reconocer tal realidad es, en verdad, pecar contra el Espíritu Santo, que está siempre alimentando la dimensión espiritual a lo largo de los tiempos históricos.

En mis muchos viajes, en los encuentros con culturas diferentes y con personas religiosas de todo tipo, me he dado cuenta de la necesidad que tenemos de aprender unos de otros y de la profunda capacidad de veneración de la cual dan convincente testimonio los más diferentes pueblos.

Hace algunos años di conferencias en muchas ciudades de Suecia sobre ecología y espiritualidad. En una ocasión me llevaron al polo norte donde viven los Samis (esquimales). No les gusta encontrar extranjeros, pero sabiendo que era un teólogo de la liberación quisieron conocer esta rareza. Vinieron tres líderes indígenas. El más viejo me preguntó enseguida: «¿Los indios de Brasil casan el cielo con la Tierra?» Yo entendí su intención y le respondí: «Por supuesto que casan Cielo y Tierra, pues de este matrimonio nacen todas las cosas». A lo que él, feliz, replicó: «entonces todavía son indios y no son como nuestros hermanos que ya no creen en el Cielo». Y de ahí se siguió un diálogo profundo sobre el sentido de unidad entre Dios, el hombre, la mujer, los animales, la tierra, el sol y la vida.

Viví una experiencia semejante en Guatemala en 2008 cuando participé en una bellísima celebración con sacerdotes mayas junto al lago Atitlán. Había también sacerdotisas. Todo se realizaba alrededor del fuego sagrado. Comenzaron invocando las energías de las montañas, de las aguas, de las selvas, del sol y de la madre Tierra. Durante la ceremonia, una sacerdotisa se me acercó y me dijo: «Estás muy cansado y todavía tienes que trabajar bastante». Efectivamente, durante veinte días había recorrido en automóvil varios países participando en encuentros y dando muchas conferencias. Entonces ella con su pulgar hizo presión en mi pecho, a la altura del corazón, con tal fuerza que estuvo a punto de romper una costilla. Después de un rato, volvió a acercarse y dijo: «Tienes una rodilla fastidiada. Le pregunté: «¿Cómo lo sabes?» Respondió: «Lo sentí por la fuerza de la madre Tierra».

Efectivamente, al desembarcar en la playa me había hecho daño en la rodilla y se había hinchado. Me llevó junto al fuego sagrado y pasó la mano del fuego a la rodilla de treinta a cuarenta veces hasta que se deshinchó totalmente.

Antes de terminar la celebración que duró casi tres horas, se me acercó nuevamente y dijo: «Todavía estás cansado». Nuevamente apretó fuertemente el pulgar contra mi pecho. Sentí un extraño ardor y de repente estaba relajado y tranquilo como nunca antes.

Son sacerdotes-chamanes que entran en contacto con las energías del universo y ayudan las personas a bien vivir.

Cierta vez pregunté al Dalai Lama: «¿Cuál es la mejor religión?» Él con una sonrisa entre sabia y maliciosa respondió: «Es la que te hace mejor». Perplejo continué: «¿Y cuál es la que me hace mejor?» Y él: «la que te hace más compasivo, más humano y más abierto al Todo, ésa es la mejor». Sabia respuesta que guardo con reverencia hasta el día de hoy.


Leonardo Boff
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=329

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jueves, 21 de mayo de 2009

Credibilidad

Pepcastelló

No es creíble quien usa las palabras como máscara; quien miente sistemáticamente; quien no hace lo que dice sino lo contrario; quien predica pobreza desde la opulencia; quien ama más a su ego que a su alma; quien cifra su ventaja en el engaño; quien predica igualdad desde el poder; quien hace oídos sordos y no atiende reclamos; quien llama democracia a la extorsión más dura; quien finge sentimientos que no tiene; quien ofrece a los demás lo que para sí no quiere.

No es creíble quien antepone el símbolo a lo simbolizado; quien valora más las palabras que lo narrado y más la narración que lo expresado; quien se queda con el sueño y renuncia a lo soñado.

No es creíble quien oculta sus errores y culpas para no ser juzgado; quien está siempre del lado de quien le favorece; quien se muestra arrogante ante la gente y pretende saber mejor que nadie lo que es bueno y lo que es malo y lo que a los demás conviene.

No es creíble quien con astucia antes de abrir la boca urde la estratagema del discurso falaz que va a lanzar como arma o red o lazo o lo que mejor sirva a sus propósitos de seducción y engaño; quien oculta lo que piensa y lo que siente y dice lo que debe, aunque no se lo crea, aunque no sea cierto, aunque sepa que engaña, que al decirlo miente, y el deber se lo marcaron sus intereses.

No es creíble quien no va a la raíz cuando denuncia y se queda en las ramas guarecido; quien alardea a distancia y elude todo riesgo; quien carga contra el débil por temor al más fuerte; quien oculta ignominias para no herir la mano que le sostiene y evitarse problemas y perder privilegios.

No es creíble quien opta sin escrúpulos por lo que más le conviene, ya sea por fortuna, por posición, o por cualquier ganancia que de ese modo obtiene; quien no repara en costos siempre que sean ajenos; quien pone su interés en primer plano, aunque su bien comporte a otros daño.

No es creíble quien dice amar al prójimo pero en tiempos de crisis no reparte entre los desposeídos lo que a de sobra tiene.

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Creíble es quien llama pan al pan y vino al vino y señala cada cosa con su nombre, sin falacias ni engaños; quien muestra con sus actos cuanto cree; quien se lanza al palenque; quien se afana y se esfuerza y sin cuidar su ropa nada contra corriente; quien no oculta lo que piensa y lo que siente y no se guarda por nada de hacer lo que cree que debe.


Pepcastelló

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miércoles, 20 de mayo de 2009

Carta abierta del Premio Nóbel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel a José Luís Rodríguez Zapatero

Adolfo Pérez Esquivel

"Representantes del hacer cultural, educativo, social y político vienen reclamando el derecho a la participación presentando la candidatura encabezada por Alfonso Sastre"



Sr. Presidente del Estado Español

Don José Luís Rodríguez Zapatero

Reciba el fraterno saludo de Paz y Bien.

Me dirijo a Ud. a fin de solicitarle intervenir y evitar acciones antidemocráticas de cercenar el derecho del pueblo español a la información y libertad de expresión, de exponer sus ideas, incluso con aquellas que no compartimos.

Estamos frente a grandes desafíos y cambios cada vez más acelerados que vive la humanidad y cada uno de nuestros pueblos y necesitamos fortalecer las bases de diálogo y participación ciudadana.

Representantes del hacer cultural, educativo, social y político vienen reclamando el derecho a la participación presentando la candidatura encabezada por Alfonso Sastre, en las próximas elecciones al Parlamento Europeo, denominada “Iniciativa Internacionalista - La Solidaridad entre los pueblos”, nacida de la convergencia de diversas corrientes dentro del marco de la ley y la democracia.

La única forma de fortalecer y avanzar en consolidar el Estado de Derecho y las libertades públicas es la participación social, el diálogo y el derecho de cada ciudadano y ciudadana en la construcción de nuevos paradigmas que permitan construir caminos de libertad y Paz.

Espero Señor Presidente que considere éste pedido. Le reitero el fraterno saludo deseándole mucha fuerza y esperanza.


Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de la Paz
Buenos Aires, 14 de mayo del 2009
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=85462

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martes, 19 de mayo de 2009

Religión y sociedad (II) - Las nuevas formas de creer. Argentina-Brasil

Germán Ferrari (*)


Hilario Wynarczyk: una mirada sobre Argentina

Desde la revolución que Lutero y Calvino lideraron dentro del cristianismo en el siglo XVI, la vida religiosa no volvió a ser la misma. Cinco siglos más tarde, la humanidad aún sufre los desmoronamientos de aquella edificación todopoderosa que San Pedro construyó sobre una roca. En Argentina, los encuentros y desencuentros entre católicos y protestantes se remontan a la formación misma del país. Pero fue en los últimos años que los cambios sociales y políticos hicieron que ambos grupos de fieles tuvieran que entablar nuevas formas de diálogo.

Suele decirse que en la actualidad el mundo está impregnado de descreimiento. ¿Y el país? “Según los datos duros, la Iglesia católica, hasta hace un par de décadas, se reportaba públicamente conteniendo a más del 90 por ciento de la población. En este momento, es posible que los católicos que se aceptan públicamente como tales estén entre el 65 y el 75 por ciento. Pero los católicos practicantes, los que van con regularidad a la iglesia, es posible que estén en el 5 por ciento. A su vez, los evangélicos están entre el 9 y el 10 por ciento de la población y en general son muy practicantes. De modo que si comparamos los públicos practicantes, los evangélicos sean ahora más que los católicos”. El análisis le pertenece al sociólogo Hilario Wynarczyk, profesor de Metodología de la Investigación y del Taller de Tesis de la UNSAM, e investigador especializado en los procesos de las iglesias evangélicas en Argentina y sus relaciones con la sociedad civil y el Estado.

En las Jornadas sobre Experiencia Religiosa y Comunicación, organizadas por la UNSAM en noviembre pasado, Wynarczyk presentó “Oh Jesucristo, danos poder antes del juicio, para cumplir la misión que nos mandaste. Auge y protesta de los evangélicos conservadores. Argentina, 1980-2001”, una ponencia acerca de la “experiencia religiosa en colectivos evangélicos conservadores y sus derivaciones en la formación de un movimiento de protesta por la igualdad de cultos en la Argentina”. Allí se refirió a otro movimiento, algo tangencial: la formación de partidos políticos evangélicos, una experiencia que fracasó. El investigador ofrece una explicación para ese intento frustrado de unir política y religión: “Los evangélicos que intentaron crear partidos creían que el voto podía estar determinado en las congregaciones, pero en realidad estaba determinado en las pertenencias sociales. En la cuestión del voto, creo que no hay dudas: los pentecostales no votan como pentecostales y en su mayoría lo hacen al Partido Justicialista”.


Cercanías y distancias

Para comprender al sector evangélico y dejar de lado prejuicios y respuestas generalizadoras, Wynarczyk detalla las principales corrientes dentro del protestantismo: por un lado, los protestantes históricos, con Iglesias que se remontan a los tiempos de Lutero y Calvino –incluidos anglicanos y metodistas–, con un encuadre ideológico que los ubica como liberales-progresistas. La segunda corriente es la de los evangelicales, donde predominan los bautistas y los “hermanos libres” –“cuando surgieron trataron de llevar a fondo la protesta de Lutero, pero después se volvieron iglesias bastante conservadoras”–. Y el tercer grupo es el de los pentecostales y dentro de ellos, los neopentecostales.

Los diálogos entre católicos y protestantes se dieron de diferente manera en los últimos años, con cruces significativos. Por ejemplo, señala el investigador, ”los evangélicos del sector histórico tienen relaciones muy buenas con la Iglesia católica a partir de la década del 60, construidas alrededor del movimiento ecuménico. Hubo una subárea de conexión ecuménica muy fuerte entre el progresismo protestante y el progesismo católico con la Teología de la Liberación”. En cuanto a los conservadores bíblicos –evangelicales y pentecostales–, “han tenido en general una relación fría y distante con la Iglesia católica. A partir de la década del 90 comenzaron un movimiento importante de protesta para conseguir la igualdad de cultos. Eso causó una paradoja: la situación dio pie al diálogo entre líderes conservadores bíblicos con el Episcopado católico. Y aquellos consiguieron que los históricos liberacionistas también se juntaran por el tema de la igualdad de cultos”. Y afirma que en los últimos años existe un acercamiento, aunque incipiente, entre algunos conservadores bíblicos con integrantes de la comunidad católica, judía y musulmana “alrededor de temas éticos planteados desde una visión conservadora: hacer que haya más control desde una perspectiva moral sobre las emisiones de la televisión. Hay un movimiento parecido entre los evangélicos sobre temas de bioética. En Estados Unidos los conservadores bíblicos trabajan junto con los católicos en un llamado Movimiento Pro Vida”.


Nuevas tendencias

El movimiento pentecostal surgió a fines del siglo XIX y comienzos del XX, pero formalmente se considera que nació en 1906, entre los evangelicales. “Una figura clave –detalla Wynarczyk– fue William Seymour, un negro que al principio tenía que asistir al culto sentándose afuera del templo por razones de discriminación. Su prédica se expandió más allá de Los Ángeles, siguiendo líneas de clase, en sectores populares, entre mexicanos, negros y en América latina entre los más humildes, aunque también en sectores medios inferiores”. El pentecostalismo llegó a Argentina muy temprano, en 1909, a través de un obrero italiano, mosaiquero, de origen presbiteriano, que se instaló en la Isla Maciel y desde allí extendió la prédica a otros lugares del país y de las naciones limítrofes.

“Los pentecostales creen que Dios actúa en la vida cotidiana de las personas a través del Espíritu Santo, que ingresa en las personas y que se manifiesta en conductas y milagros”, explica y destaca que esas características son compartidas por el movimiento carismático, de gran auge en los últimos años, surgido dentro de la Iglesia católica en la década del 60, también en Estados Unidos, pero en la clase media y en ámbitos universitarios, más precisamente en la Universidad de Notre Dame, en Indiana. “Pero los carismáticos veneran a la Virgen como mediadora y mantienen una sujeción a la estructura vertical y episcopal católica. Esto último los separa radicalmente de los pentecostales”, define.

Establecer las características de pentecostales y neopentecostales sirve para despejar confusiones que suelen ser alimentadas por la ignorancia o la mala fe de quienes, por ejemplo, demonizan a esos cultos evangélicos bajo la denominación de “sectas”. En el plano religioso es donde sobresalen las diferencias: “El pentecostalismo pone un énfasis muy fuerte en la experiencia de comunicación con Jesucristo, la infusión del Espíritu Santo en la vida de las personas y la manifestación empírica de esta experiencia a través del don de lenguas –hablar en lenguas–, las sanidades y las expulsiones de demonios. Los neopentecostales ponen un acento mayor en la guerra espiritual contra espíritus que provocan problemas, las sanidades”.

Una corriente dentro de los neopentecostales, de la “nueva reforma apostólica”, sostiene que “en la Iglesia de Cristo el Espiritu Santo está levantando un nuevo tipo de ministerio, el de los apóstoles. Basados en el Libro de los Hechos de los Apóstoles, los pentecostales creen que en la Iglesia hay maestros, profetas y apóstoles, y que en Argentina, en la década del 80, han sido levantados grandes predicadores que tenían algunos dones proféticos. Son pastores muy carismáticos y generalmente forman parejas pastorales, es decir que ejercen junto con sus esposas. Sus congregaciones giran muy fuertemente alrededor de estos líderes y tienden a ser muy autónomas y a establecer nexos entre otros grupos neopentecostales”.

¿Qué vinculación hay entre estos grupos y los llamados “pastores mediáticos”? “Lamentablemente, la imagen que se ha instalado públicamente es esa. No es así, pero sucede que una parte de los pastores neopentecostales tienen un afán proselitista muy fuerte y aunque ellos tienen una teología que rechaza muchas cosas de lo que consideran ‘el mundo’, no tienen reparos en usar todos los mecanismos de ‘el mundo’ para hacer proselitismo. Por ejemplo, si se trata de administrar, usan criterios que no son iguales pero que son parecidos a los de una organización empresaria. No es que sean empresas o que hagan negocios, pero hay un énfasis muy fuerte en la eficacia, en el crecimiento de las Iglesias y en usar todos los recursos: publicar y vender libros y revistas y, por supuesto, utilizar la televisión. Desde luego que se torna mediático, pero es una herramienta, no es el eje”.


Iglesia de exportación

Desde hace algunos años, Argentina presencia la llegada y expansión de la Iglesia Universal del Reino de Dios, un grupo religioso que produce un sincretismo entre el pentecostalismo y los cultos afro. En Brasil, su lugar de nacimiento, está considerada dentro del movimiento neopentecostal, pero en nuestro país se encuentra fuera del campo evangélico institucionalizado. Wynarczyk destaca un hecho clave: “El dinamismo de la IURD es tan grande que es la única Iglesia latinoamericana que se expande hacia el Primer Mundo. Está presente en Estados Unidos y en varios países de Europa”.

El aumento acelerado en cantidad de fieles –en su mayoría de sectores medios y bajos– trajo un crecimiento material que se comprueba en la compra o alquiler de grandes edificios, como cines y teatros, que son acondicionados para las ceremonias. Esta iglesia pone un énfasis determinante, según Wynarczyk, “en la lucha contra espíritus que bloquean a las personas, y que, a diferencia de los pentecostales y de los neopentecostales, genera rituales nuevos, absolutamente atípicos para las iglesias evangélicas”. Su organización también las diferencia del resto del mundo evangélico: “Las iglesias del segmento protestante histórico y las evangelicales son bastante democráticas y horizontales; las pentecostales clásicas y unas que se llaman neoclásicas –surgidas localmente en Argentina– también. En la IURD, en cambio, el sistema es episcopal, hay figura de obispo y la administración es piramidal, está manejada solamente por clérigos, con un predominio masculino, en una forma muy vertical. Ellos tienen una estética particular, vestidos de un modo formal: el cabello muy corto, peinado, con trajes, cinturón en el pantalón que llevan bien alto en la cintura”.

¿Pero por qué en Argentina no es aceptada por el resto de los evangélicos? Las diferencias dogmáticas son las principales. “Algunos significados teológicos y prácticas rituales de la IURD son demasiado chocantes para el resto de los evangélicos. La IURD tiene un liderazgo muy dinámico y activo, con una gran fuerza de avance”, explica y desliza: “Es posible que si se integraran a las organizaciones evangélicas otros líderes tuvieran temor de perder espacios. Pero no tengo dudas de que su ideario, sus innovaciones ideológicas y de rituales son atípicos, una piedra de choque muy fuerte”.+ (PE)


Germán Ferrari
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=3718

(*) Germán Ferrari es Jefe de Redacción de la revista NÓMADA, de la UNSAM, (Universidad Nacional de San Martín) de Argentina.
Traducción: María Cecilia Ferrari.

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Religión y sociedad (I) - Las nuevas formas de creer. Argentina-Brasil

Germán Ferrari (*)


Otávio Velho: una mirada sobre Brasil

–En la ponencia que presentó en las Jornadas sobre Experiencia Religiosa y Comunicación, usted afirma que la merma de fieles en las iglesias puede equipararse con la baja de simpatizantes en los estadios, aunque la gente siga siendo creyente o amante del fútbol. ¿Qué motivos hay para que los devotos decidan abandonar los templos pero mantengan el culto de otras maneras?

–En principio, es preciso señalar que este no es un fenómeno general, ni necesariamente permanente: en muchos lugares, los templos continúan llenos –así como los estadios– o vuelven a estarlo luego de un tiempo. Y también varía en cada caso: en muchos lugares, los templos de las iglesias más tradicionales se vacían, pero, por ejemplo, los templos pentecostales se llenan cada vez más.

En general, se puede decir que la decisión de ir a los templos depende mucho de lo que las personas sienten que el lugar tiene que ver con ellas y de alguna forma les pertenece. Lo que, de hecho, ocurre con otras instituciones, como por ejemplo, las escuelas, donde muchas veces los alumnos van, pero de manera indiferente, cuando no destructiva.

Y hay también, en muchos casos, una demanda por mayor intimidad, por grupos menores y menos asociados a una institución, pues una de las características relativamente común de nuestra época es cierto rechazo a las instituciones, incluidas las religiosas. Hay ejemplos históricos, sin embargo, en que dicotomías como esa entre instituciones y experiencia religiosa no es destacada, de modo que no sabemos cuál será el resultado de ese proceso. Inclusive porque la tendencia a dudar de las grandes dicotomías constitutivas de la modernidad occidental también está presente; cuando no una duda epistemológica más general en cuanto al propio modo de pensar la base de las oposiciones binarias.

–¿Cómo se manifiesta este fenómeno en las prácticas religiosas de los fieles, en cuanto a los preceptos morales, los ritos, etcétera?

–También varía, pero sugiere la demanda tanto por ritos más entusiastas como por los que proponen lazos personales de intimidad. El efecto sobre los preceptos morales constituye, sin duda, una buena influencia de búsqueda. De cualquier forma, señala que no debemos restringir muestro análisis a las instituciones o imaginar que ellas abarcan el conjunto de la vida social. De esta forma, hoy se critica a la propia noción de sociedad, que tiende a cambiarse por otras, como socialidad, que indica mayor apertura y menos pretensión de totalidad. Todo eso como parte de una reevaluación de los propósitos de las ciencias sociales, valorativos e indicativos de un proyecto de vida social que hoy se ve asociado a un cierto eurocentrismo.

–¿Cuánto influye en estos cambios el crecimientos de las iglesias evangélicas pentecostales?

–El crecimiento de las iglesias evangélicas pentecostales es un fenómeno muy generalizado de nuestra época, desafiando los que imaginaban que tendríamos o el debilitamiento de la religión o el predominio de las religiones más “racionales”. El testimonio de los antropólogos en gran parte del mundo es impresionante.

En muchos casos hay un traspaso para esas iglesias que vacían a las más tradicionales, que muchas veces reaccionan abriendo un espacio para ese estilo de religiosidad en su interior, como es el caso del movimiento carismático en la Iglesia católica. Aunque se trate de un crecimiento que no necesariamente va a captar sus adeptos en otras iglesias. De cualquier forma, es una de las transformaciones más visibles del panorama religioso en nuestra época.

También hay que señalar sus efectos extra-religiosos, como el estímulo a la mejora material o a la reorganización de las familias y comunidades en situaciones difíciles (como es el caso de las favelas cariocas), así como su presencia en la política. Todo eso está relacionado con el tema de los efectos sobre los preceptos morales que mencionaba antes.

–El concepto de “mercado religioso” se asocia a la sociedad de consumo, con un “modelo norteamericano”, a través de los grupos pentecostales o carismáticos, y un “modelo europeo”, más vinculado a experiencias privadas. ¿Cómo se evidencia esta situación en la actualidad?

–Esa relación a un modelo europeo –como clasificación– se vincula más a una religiosidad que pasa de generación en generación en el seno de una tradición, mientras que el llamado modelo norteamericano –siguiendo con la clasificación– se asocia más a una libre elección individual que atraviesa tradiciones, no es transmitida en el seno de las familias y seguramente se asocia a una cierta inestabilidad de las opciones, que guarda analogía con la llamada sociedad de consumo.

El modelo europeo continúa presente y constituye, por así decirlo, una “minoría silenciosa”, sin dejarnos engañar por su supuesto carácter privado, ya que es heredero de importantes tradiciones públicas; a la vez que el norteamericano, más evidente, parece prevalecer sobre todo entre los jóvenes, muchas veces pareciendo cumplir un papel similar al que algunas décadas atrás se asociaba al activismo político. Sería importante la realización de búsquedas con mayor profundidad temporal para que conozcamos mejor las tendencias. Como también que no exagerásemos su importancia que no deja de ser una entre otras maneras posibles de organizar nuestros datos.

–¿Podría trazar un paralelismo entre la religión y la política? ¿Por qué el término “fundamentalismo” contiene una carga condenatoria?

–Un posible paralelo es el papel que para muchos jóvenes representa la religión en contraste con el de la política en tiempos pasados. A pesar de eso, es esencial señalar la importancia creciente en el mundo de hoy de lo “religioso-político”, o sea, una simbiosis entre la religión y la política. Muchas veces, eso es asociado a fundamentalismo, pero en verdad, parece tratarse de un fenómeno más amplio. El fundamentalismo clásico protestante pretende guardar cierta distancia en relación a la política.

El fundamentalismo es, en general, asociado a un cierto literalismo, pero también a una actitud atrasada, premoderna, lo que no parece totalmente correcto: mejor sería considerarlo moderno, mismo cuando aparezca como reacción a determinadas modernidades que se presentan como antirreligiosas.

Fundamentalismo es, seguramente, una forma del observador –a la rebeldía de las categorías de lo observado– referirse a una tendencia literalista y a una cierta intransigencia en su defensa. No obstante, no deja de ser un ejercicio saludable preguntarnos sobre nuestros propios “fundamentalismos”, seguramente ocultos porque están naturalizados. Pensemos, por ejemplo, en la presencia del catolicismo en la vida pública de nuestro país de una manera que porque estamos acostumbrados, no cuestionamos, pero que podemos relativizar –o por lo menos darle complejidad– el pretendido carácter laico de la organización del Estado.

–¿Cómo analiza este fenómeno que comenzó a darse en los últimos años de que Brasil, el país con más católicos en el mundo, “exporte” religiones afro, como el candomblé, e iglesias pentecostales?

Esto se asocia a lo que ocurre dentro de Brasil, donde por un lado muchas religiones que no son católicas crecen de modo significativo y donde también una cierta hegemonía católica que ocultaba esas otras religiones –que en su mayoría no son tan nuevas– se debilita. Ese fenómeno, de hecho, guarda parentesco con otros movimientos semejantes, como los de la afirmación étnica de negros e indios rompiendo con la ideología del mestizaje. En cuanto a su exportación, es un fenómeno que exige más búsquedas para que lo conozcamos mejor.

Ciertamente, asociarse a una visibilidad creciente que el país viene alcanzando en los últimos tiempos, así como un fenómeno inusitado para nosotros –a esa escala– de emigración de brasileros. Pero precisamos profundizar y refinar esas percepciones, ya que muchas veces esos procesos desafían nuestras categorías usuales de análisis, como la de cultura. ¿Cómo explicar a partir de ahí, por ejemplo, fenómenos como Pablo Coelho, cuya popularidad, a pesar de la desconfianza de los intelectuales, parece no conocer límites?.+ (PE)


Germán Ferrari (*)
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=3715
(*) Germán Ferrari es Jefe de Redacción de la revista NÓMADA, de la UNSAM, (Universidad Nacional de San Martín) de Argentina.
Traducción: María Cecilia Ferrari

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Prevaricación episcopal

Rafael Fernando Navarro

El Papa, revestido de blanco fundamentalismo, visitó Africa y culpabilizó a millones de enfermos porque “el preservativo no ayuda al problema del sida, sino que lo agrava” Debe apostarse por la abstención sexual como si de una castración se tratara. Esa actitud-maría-goretti enaltece al hombre frente a un dios obsesionado con la entrepierna del mundo. El Papa, sin duda aconsejado por sesudos asesores, debe conocer con exactitud lo que es un preservativo. Su afirmación por tanto encierra una prevaricación pontificia.

Como fidelidad inquebrantable a una recriminación insostenible, por más benedictina que sea, surgieron los científicos de solideo siempre arrodillados, de iniciativa amputada cuando de adhesiones inquebrantables se trata, asegurando que el preservativo posee una porosidad que deja camino libre al virus del sida porque éste lo atraviesa aprovechando su diminuto tamaño. Estos obispos, conscientes de su atrevimiento científico, defienden una prevaricación risible. Lo he dicho otras veces: no me preocupa que ciertos obispos sean de derechas o de izquierdas. Me preocupa sencillamente que sean obispos. Me preocupa la descerebración absoluta que sostiene mitras orgullosas de ostentar el monopolio de la verdad.

Y en estas aparece el arzobispo de Granada. Rodeado de alhambras bordadas, de generalifes nostálgicos, de darros asombrados, nos despierta con su grito redentor: el preservativo no sólo no evita el maldito virus, sino que ayuda a su propagación. Sepan los que lo sufren que son enfermos bajo su responsabilidad, que su muerte es un suicidio castigado por un dios enamorado de las cruces de mayo en los patios andaluces. Sea porque lo usan, sea porque no lo usan, están condenados por su propia actitud sexual.

Y esta es una prevaricación manipuladora, usada como arma contra conciencias débiles, sometidas a golpe del báculo dorado. El arzobispo de Granada, al lanzar esta afirmación, no hace de su palabra una “polémica” afirmación. La convierte en una actitud miserable, antihumana, despreciable y en consecuencia anticristiana.

Frente a la OMS, a los científicos, a teólogos consecuentes, a cristianos que no confunden sexo y evangelio, los obispos se yerguen en salvadores del mundo en nombre de un dios no importa si prostituído, no importa si tergiversado, si traicionado no importa. Habrá que construir alguna vez un monumento con cúpula “preservativa” para honrar a tanto prevaricador ungido.

Cada mañana el cuerpo prepara hechuras para la aventura siempre limpia y oscura de vivir. Se pone en pie la esperanza por el horizonte, se ilumina el amor florecido entre las venas y hasta nos puede sorprender la muerte como encuentro supremo del hombre consigo mismo. Cada tarde se despiden millones de seres humanos. Los nardos morenos también mueren. Me lo dijo la otra tarde Antonio Vega amortajado de guitarras.


Rafael Fernando Navarro
http://marpalabra.blogspot.com

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domingo, 17 de mayo de 2009

Crisis y Cultura

Tito Alvarado

A fines del año 2008 se ha hecho visible un proceso que venía de antes, el quiebre, que puede ser definitivo, del sistema. Cuando son ellos los que pierden se le llama crisis, pero cuando son millones los pobres aumentando en número y en pobreza, esas cifras de seres humanos en la constante frustración y única preocupación de pasar el día, no cuentan. Esta crisis se prolongará por todo el año 2009 y nadie nos puede decir que no seguirá creciendo en el 2010. Las cifras en contra y sus nefastas consecuencias irán aumentando con los sacrificios y dramas que ello significa para varios miles de millones de seres humanos y también para la naturaleza en todo el planeta.

En este periodo, entre muchas malas noticias, tendremos tres constantes:

una, la política de políticos fuera de la realidad con soluciones de parche en sus intentos desesperados por mantener el control y los privilegios. Surgirán otras visiones aportando soluciones de fondo, nada indica que vayan a ser escuchadas o que tengan la audacia de encontrar la fórmula que permita sumar caudales de cambio;

dos, la efervescencia social, desde los esfuerzos individuales por sobrevivir hasta la lucha organizada en pequeños grupos o en grandes frentes. Los primeros recurrirán a vender todo lo que les sea posible vender, incluido su propio cuerpo, o trabajar en oficios “inusuales”, por decir algo que se aproxime, y hasta trabajar por lo justo para sobrevivir. Se perderán los sueños y la vergüenza. Los que vean en la organización entre iguales su tabla de salvación, deberán recurrir a la imaginación y a la presión para no retroceder en dignidad y mantener la esperanza y la solidaridad: ollas comunes, manifestaciones y protestas. Si lograran avanzar y convertirse en una fuerza que amenace el sistema, el poder echará mano a sus aparatos armados para acallarlos;

tres, la violencia, un factor de desquilibrio que estará presente en todas sus formas, grados y niveles sociales. Quizá la principal sea la delincuencia común expresada en robos menores, asaltos, secuestros y muertes por unos pocos pesos, pero también estará presente el asesinato de familias completas, luego el suicidio del asesino y la policía reprimiendo a quienes manifiestan su descontento. En menos medida podrá darse que exista un incremento de las bandas, los paramilitares y hasta la posibilidad de rebeliones armadas.

Hasta la fecha, mucho del drama actual, es el producto de decisiones nefastas tomadas en oficinas y aceptadas por el fatalismo de que cada uno se siente casi nada ante el poder de quienes deciden. Esto ha cambiado y seguirá cambiando. La crisis del sistema se produce por una serie de diversos factores acumulados, hasta que el sistema financiero, económico y de dominio llega a un callejón sin salida, sumado a los otros callejones sin salida que son los cambios climáticos, la crisis alimentaria y la crisis energética, producirá un cambio en la cultura. La crisis desterrará muchos falsos valores, que han sido los cimientos del sistema.

Toda crisis es un momento de quiebre en que conviven las señales de muerte de lo viejo y las señales incipientes de lo nuevo, sin que necesariamente signifique que de toda crisis surge algo completamente nuevo, pues los seres humanos en su lucha y unidad, su necesidad del otro y a la vez rechazo, actúan por intereses: unos para no perderlos, otros para obtenerlos. De esta lucha y unidad de contrarios que se necesitan a veces surge la ilusión de que avanzamos, que algo profundo ha cambiado para que luego todo vuelva a lo mismo en escala superior. Salvo que en esta crisis hay factores nuevos, y por lo mismo, posibilidades de que todo caiga y que de esos escombros se levante algo radicalmente distinto. En realidad lo de hoy es una crisis de civilización, un dilema en que o asumimos el cambio y salvamos la vida en el planeta o el no cambio terminará matándonos a todos.

Reafirmando la idea anterior puedo decir que esta crisis nos habla con estruendo del derrumbe de lo que se tenía por seguro, con desesperación de lo no funciona, pero no acaba de morir, de lo que podría venir, pero no acaba de nacer. En tiempos de crisis conviven dos visiones fundamentales: una que se esfuerza por salvar lo que está en crisis y otra que propicia una ruptura total, el comienzo de algo nuevo. Por lo tanto veamos a toda crisis como una oportunidad de avanzar hacia nuevas fronteras, una oportunidad para implementar cambios.

La crisis, en tanto quiebre y apertura, redimensiona los espacios públicos y privados. Cada ser humano se verá confrontado a su esencia y está se manifestará de acuerdo a las leyes internas que mueven su ser. Su interacción con otros en los mismos apuros dará como resultado una situación que podemos denominar: crisis cultural.

Entiendo que hay una ley universal que mueve a los seres humanos: la ley del menor esfuerzo, como también existe una fatalidad que me atrevo a llamar de efecto retardado; tenemos en la cabeza imágenes de las diversas realidades generadas en un ayer y en base a ellas respondemos a las situaciones presentadas en un hoy, por lo tanto algunas respuestas aparecen desfasadas en el tiempo. Cambia la realidad mucho más rápido que nuestra capacidad de responder ante lo nuevo.

Para hablar de crisis basta ver las cifras de cientos de miles de personas que pierden sus empleos y los estragos que esta situación produce. Otros querrán que veamos las grandes compañías declarando la bancarrota y/o cerrando definitivamente. Yo no me ocuparé de ellas, pues éstas han estado siempre en guerra unas contra otras, en guerra contra sus trabajadores, en guerra por los mercados, que pierdan ahora unas cuantas no me dice otra cosa que no sea una aceleración del descalabro que a diario crean. Ahora les toca a algunas más, eso es todo. En eso no hay drama, el drama es la gente que pierde su modo de vida, su esperanza y se queda con la única certeza de que ya no tiene futuro.

La cultura como palabra acepta muchos significados, por ello es imprescindible que nosotros fijemos cual significado le damos y facilitar con ello el entendimiento. Cultura es la acumulación y lucha de valores morales, ideas, representaciones y resultados materiales de un conjunto humano determinado, en un espacio y un tiempo determinados.

En tiempos de crisis la cultura toda está en crisis, pues los valores morales, las ideas, las representaciones, los resultados materiales han perdido su base de sustentación. Salvo que primero ocurren los hechos, luego, como en cámara lenta, los seres humanos procesamos internamente, para luego exteriorizar los hechos que produjeron la crisis y los hechos que la crisis produce. Se da un tiempo en que cada cual sigue estando en el tiempo que ya no existe mientras la descomposición avanza. En este espacio tiempo vital, es cuando algunas mentes ven más lejos y nos entregan sus luces, poco importa que no todos tengamos las capacidades para escucharlos. Es también en este tiempo que quienes nos ocupamos de hacer un trabajo cultural nos enfrentamos al dilema: sucumbir a la desesperación, al juego fácil de entretener o asumir el desafío de ser crítica mortal, de señalar un camino haciéndolo florecer en las mentes, de proyectar los mejores valores humanos, que siempre están más allá de toda religión o de todo pequeño interés político. Es en este periodo en que podemos dar saltos de calidad en nuestro trabajo afirmándonos en la realidad para apoyar la conciencia humana, para alentar la sobreviviencia, para proyectarnos como humanidad toda.

Tres asaltos a la realidad

Hemos definido el sentido que le damos a la palabra cultura, definición que puede ser compartida, discutida o hasta negada, sin embargo eso no quita que aquí reafirme esa definición para aplicarla a la comprensión de lo que es el momento actual y lo que la crisis significa para el trabajo cultural.

En tiempos normales hay una cultura general, al interior de la cual sobreviven y luchan varias subculturas. En tiempos de crisis hay dos culturas en lucha: la que está en crisis y la que se anuncia más las otras subculturas que también tienen el mismo dilema, pero en forma ampliada. Todas ellas conforman una sola.

Por razones de espacio hablaremos de la cultura dominante, desde tres asaltos:

Primer asalto: crisis en la cultura

En estos momentos, a nueve años del inicio del tercer milenio, la crisis financiera afecta los super bancos y la bolsa, esto produce una crisis en la economía que afecta las grandes compañías y esta se refleja en el estado, la comuna, la familia y las personas. Lo primero que se pierde es la confianza, luego vienen los estragos de la pérdida de empleos y la paulatina alteración de la “normalidad”. Las condiciones para la crisis venían creándose lentamente desde mucho antes en una forma imperceptible. Es el mismo sistema el que crea los monstruos de su propia destrucción. Para existir, el estado de cosas en que unos pocos imponen reglas en su propio beneficio, necesita de la ilusión.

Son varios cientos de millones los seres humanos que no saben leer, son varios miles de millones los que sabiendo leer, no leen. Somos varios millones de escritores intentando acaparar un público sin un plan coordinado para impulsar la lectura. Somos una especie en vías de extinción. Nosotros intentamos poner ideas en circulación, abrir puertas a diversas posibilidades, ampliar el horizonte de expectativas, mostrar distintas realidades. El sistema, por medio de sus aparatos de dominación ideológica, proyecta una justificación de cada uno de sus actos dando “moralidad y aceptabilidad” a lo inmoral desde el punto de vista de las necesidades y potencialidades de la sociedad humana. Es inmoral el hambre, la desnutrición, la falta de educación, la indigencia, la pobreza, la explotación irracional de los recursos del planeta, la extinción de especies, la contaminación ambiental, pero mucho más inmoral e irritante es la desmesurada riqueza en manos de unos pocos mientras los muchos viven en condiciones infrahumanas.

Esto señala una crisis en la acumulación y lucha de valores morales, ideas, representaciones y resultados materiales de un conjunto humano determinado en un espacio y un tiempo determinados, es decir una crisis en la cultura, y se expresa de muchas formas, una de ellas es el elitismo, el escapismo, la puesta en marcha de mafias, la masificación de la chabacanería, etc. La mayor crisis de la cultura es que los seres humanos ya no pueden vivir como vivían, pero no asumen la audacia del cambio.

Segundo asalto, cultura de la crisis

La crisis de la cultura crea una cultura de la crisis, una forma en que cada uno de nosotros se enfrenta a la mortificante realidad. Por mucho que esta no nos afecte en la misma medida que a quien tenía un trabajo y hoy no lo tiene ni tiene esperanza de tenerlo a corto plazo. Analizar como funcionan las respuestas es imposible sin que vayamos a lo más general. Puede haber tantas respuestas como individuos, pero invariablemente hay dos caminos en la interacción de los seres humanos en sociedad: o se encierran en un progresivo aislamiento, autosensura, mutismo, evasión, locura, etc.; o se abren a respuestas colectivas, movilizaciones, protestas, sindicatos, grupos de presión, etc. Estas respuestas generales podemos ponerlas bajo la lupa de cuatro constantes;

a) la sobrevivencia

En tiempos “normales” los estragos del sistema están ahí, ya sea en estado latente o en resultados palpables, como también están presentes los mecanismos ideológicos que nos empañan la visión o vuelven invisible lo obvio. En esos tiempos hay espacio para soñar, pero no hay los apremios de hacer posible esos sueños, la ideología nos dice que todos los sueños pueden ser, pero no hay apuro. En estos tiempos de crisis hay una necesidad imperiosa de soñar, en el entendido de que el sueño es vislumbrar aquello que está más allá y que nos alienta en la vida, pero no hay tiempo para hacerlo realidad. La lucha por la sobrevivencia abarca todo nuestro espectro de preocupaciones. De vivir con una meta, un horizonte para un mañana, pasamos a vivir el momento sin otras preocupaciones que resolver las urgencias de sobrevivir.

Sobrevivir es la corrupción de la vida, es la menos vida, que nos deshumaniza y destruye la capacidad de vernos en otra realidad. Esta deshumanización destruye nuestras capacidades de respuesta y nos adentra en los torbellinos de vivir al día ocupados de nosotros mismos;

b) la evasión

Ante la realidad que ha cambiado tan abruptamente y tan en contra, cada ser humano tiene mecanismos que le permiten remontar las aguas torrentosas, en unos puede ser la evasión, en otros, los menos, la creación. Todos necesitamos un momento de alejamiento, de soledad, de ensimismamiento, de disfrute de aquello que nos eleva en la ensoñación, de instantes sin preocupaciones. La diferencia está en que para cada uno, estas necesidades de descanso y carga espiritual son distintas, absolutamente individuales y dependen en mucho de lo que cada cual ya tiene en su interior. Quien tiene menos vida interior tiene menos mecanismos de defensa para enfrentar con integridad la crisis y en general será presa fácil de quienes convertirán estas necesidades en negocio: el esparcimiento sin contenido, la banalidad como un valor, el ocultamiento de la realidad, la cosificación del cuerpo humano, la drogadicción, el alcoholismo, el juego y otros “escapes”;

c) el imaginario

La realidad a diario nos muestra su superioridad en relación a la ficción. El imaginario, en su proyección interna, en su manifestación personal; en su proyección social, en su manifestación abierta hacia lo público, depende de la realidad. La realidad es tanto lo que hay en un momento dado como la suma de lo que hubo y sobre todo lo que cada cual percibe como realidad. La realidad es también el hecho de que alguien la asuma como tal. Por lo mismo pueden convivir en un tiempo y espacio dado múltiples realidades no asumidas y realidades asumidas que no son tal. Por otra parte tomamos como realidad imágenes que vemos ya sea de presencia propia o por medio de informantes, que no muestran todo, que manipulan, que dosifican lo real de acuerdo a necesidades e intereses externos. Este cuadro de realidades parcialmente vistas, parcialmente asumidas, parcialmente creídas, parcialmente negadas son nuestra realidad y es tan aplastante, tan invasiva, tan superior a la pequeñez de cada uno, que es asumida como superior a la imaginación.

Un estudio más profundo nos dirá que la superioridad de la realidad es menos cierto de lo que parece, en parte depende de una incapacidad humana: no podemos describir algo que no hayamos visto. Este detalle de fuerza mayor nos deja en la imposibilidad de que nuestro imaginario sea superior a la realidad, pues cuanto imaginemos o asumimos como ficción será siempre una suma de pequeñas piezas de la realidad, hábilmente unidas para que parezcan como más allá de las realidades que la generaron.

En una crisis la deshumanización se amplifica. La realidad se torna mucho más invasiva hasta hacerse insoportable. En parte se pierde la capacidad de sorprenderse. En la medida de que ya no distinguimos claramente lo real, el imaginario se atrofia. El accionar deshumanizado de los seres humanos, produce una mayor deshumanización y desnaturaliza completamente al ser humano, incluidos los espacios para imaginar algo distinto y las capacidades para ponerlo en práctica;

d) la proyección

Solamente los locos, entre los que podemos distinguir a políticos audaces, aves raras cuya existencia a diario se pone en duda; a creadores fuera de serie, que no siempre son los que más venden o los más populares o bien considerados por la crítica; a personas justas, solidarias, de alma pura, pueden ver hacia adelante y mencionar lo que nadie se ateve a decir pues se lo impiden los convencionalismos. Estos locos no son los que podemos encontrar en los centros de “salud mental” o a la cabeza de grandes empresas, bancos, partidos políticos o estados. Hablo de quienes proyectan lo que viene, lo que puede ser, sin pedirnos nada a cambio ni mucho menos aplastarnos con sus decisiones. Son los adelantados que nadie escucha hasta que el mercado los hace vendibles o las terribles urgencias y necesidades humanas los imponen con sus soluciones.

Se da la paradoja de que la proyección, la capacidad de ver y presentar alternativas hacia otras posibilidades, hacia otras soluciones, hacia otras realidades, siendo lo más necesario, se hace un bien escaso y cuando aparece nadie le presta la debida atención, pues estamos ocupados en salvar lo poco que nos queda.

En este espacio tiempo en que todo, absolutamente todo, está en duda, no son los políticos, los banqueros, los “hombres de negocio”, los guías espirituales ni los técnicos ni los burócratas quienes nos sacarán del marasmo. Miles de seres humanos haciendo política en sus urgencias, intentado cambiar su destino y los creadores mostrando lo que está más allá de la realidad serán los encargados de apoyar este despertar. La proyección es un camino de liberación y una labor cultural titánica imprescindible.

Tercer asalto, la cultura en la crisis

Ya hemos visto que en una crisis es la cultura la llamada a jugar un papel más allá del ego o de las leyes del mercado. Para que ese rol le sea posible ha de hacerse un trabajo cultural que a la vez sea crítica mortal y proyecte un mundo distinto, alcanzable poniendo en tensión las capacidades humanas para romper el miedo atávico hacia lo desconocido. Estamos hablando de un trabajo cultural que libere y posibilite la participación de todos en su propio destino.

Toda crisis es un momento de tensión en donde o se amplifica más de lo mismo o se cambia de raíz lo probado y podrido. Estamos hablando de una cultura de, y para el cambio. Entendemos que este momento es una oportunidad irrepetible, nos encontramos en la cuerda floja de: o cambiamos la vida y avanzamos o nos cambia la vida y retrocedemos hacia el primitivismo e incluso hacia la desaparición de la civilización humana. En el universo conocido, tanto micro, como macro universal, no existe nada, absolutamente nada al margen del movimiento. Esta verdad que debiera ser la primera verdad a aceptar por todos, no lo es pues una gran mayoría percibe como lo mismo el hecho de moverse y el de avanzar. Moverse no es avanzar, aunque para avanzar hay que moverse. Avanzar no siempre es, en lo inmediato, hacia un estadio superior y sin embargo todo movimiento es una superación.

Estas leyes que más tienen que ver con la física que con la filosofía poco nos dicen a quienes trabajamos en lo cultural. Nuestros límites son conocidos: un breve periodo de productividad, un estrecho campo de acción, unos escasos medios para la difusión nos impiden vernos en la continuidad, proyectarnos en lo que está por venir. Son las limitantes contra las cuales debemos batallar para superar la cultura de la crisis y estabilizarnos en una cultura de seres humanos que tenga como meta la humanización de la naturaleza, la naturalización de la humanidad.

Pasado, presente y futuro

Toda cultura resume aportes anteriores, la suma en el tiempo del accionar de muchos que nos dan como resultado un ahora, un presente, ese periodo infinitesimal que vivimos ya y se nos acumula en la memoria, esa tenue línea entre lo que fue y lo que será.

El futuro, que en mucho depende de ese pasado y este presente, es continuidad y salto, proyección de utopías, espacio hecho posible con los actos que sumamos cada día, también es el fatalismo del menor esfuerzo, del dejar a otros hacer lo suyo o que las soluciones nos caigan del cielo. Las respuestas de hoy tienen mucho de la cultura a la cual pertenecemos y lo que en el marco de esa cultura entendemos como lo realizable en este momento, que en muchos casos es una simple justificación para continuar en lo mismo.

Nada de lo que ocurrió ayer deja de tener incidencia en el hoy, nada de lo que ocurre hoy deja incólume el mañana. El detalle es que los hechos, primero ocurren, luego viene alguien y nos relata lo ocurrido. Quienes los hacemos posibles somos todos, quienes los relatan son unos pocos y estos los acomodan a los parámetros de la ideología dominante. En este trasvasije mucho se pierde y gran parte de lo que se recupera se distorsiona, esto que se pierde y esto que se distorciona incide en que proyectemos hacia adelante un mundo sin continuidad, un mundo que va de tumbo en tumbo, desechando valores, costumbres, tradiciones. Está pérdida nos dificulta el trabajo a quienes estamos en el quehacer cultural. Se pierden puentes de comunicación entre generaciones, se pierden puntos de contacto entre culturas, se pierde sentido y se termina creyendo que todo ocurre sin conexión, vemos el mundo como si este fuera un acumular de fotos dispersas en tiempo y espacio.

Lo ineludible en cuatro cuadros

En cada instante estamos enfrentados a lo ineludible: la vida, la muerte, el amor, el odio. En una crisis estos ineludibles adquieren una dimensión distinta, como desdibujados en la bruma de los problemas o en el peor de los casos se inclinan peligrosamente hacia el fin de lo hermoso, hacia la menos luz, hacia las terribles consecuencias del salvaje egoísmo.

La vida

Por tal entendemos lo que se mueve con energía propia y ésta la encontramos en millones de formas. Una característica de la crisis actual es que la vida está amenazada. Los cambios climáticos son el producto de la irracionalidad humana, que agota los recursos sin prever para las generaciones futuras. La amenaza de extinción de miles de especies se agrava por la aceleración de los cambios climáticos.

La muerte

Es una etapa en los procesos naturales. En todo ser vivo tenemos como punto final una muerte y con esta se inicia un proceso que genera nueva vida en otros muchas formas, hasta la recomposición total de lo esencial contenido, materialmente hablando, en esa vida que ha llegado a su punto de muerte.

Lo terrible es que los seres “racionales”, los que podemos observar, conocer y admirarnos de lo hermoso que es vivir, somos los culpables de la mayor amenaza contra la vida de toda la historia natural. Ya no se trata de la continuación de un proceso como parte de lo que entendemos por vida, la acción humana ha roto el equilibrio del medio ambiente en el que se han desarrollado múltiples formas de vida, en dependencia y reciprocidad de unas con otras, la extinción de unas acelera la extinción de otras. Hay conciencia de lo terrible que se avecina, pero no hay acciones al nivel de la envergadura del problema. El resultado será desastroso para la economía y no está descartado que lo sea para la sociedad humana y para la vida misma.

El amor

Es más que la unión de dos cuerpos en un acto, es la constante de energía positiva que posibilita la continuidad de las especies. Sin oxígeno e hidrógeno en sus formas puras y en sus formas de unidad y carga positiva, es decir: sin aire y sin agua, no hay vida. Sin amor la vida no tiene ningún sentido.

Dice una canción de Violeta Parra que “al malo sólo el cariño lo vuelve puro y sincero”, es una verdad que no siempre logra imponerse. La sociedad humana tiene perversiones legales, velos ideológicos que justifican lo moralmente injustificable, que permiten a unos detentar y usufructuar del poder, a otros aceptarlo como un mal necesario y a los más les permite mirar para otro lado como si nada malo estuviera ocurriendo ante sus ojos.

Perversiones y velos ideológicos que nos condicionan a la no expresión del cariño y a estar en permanente disposición contra nuestros semejantes. Pese a esos condicionamientos y contra esas perversiones y autoengaños es que debemos imponernos, desde el trabajo cultural, la vía de salvación por y hacia el amor, en sus expresiones sociales de convivencia fraterna y desarrollo de todo el potencial de crecimiento humano. Los esotéricos le llaman a esto energía crística, nosotros podemos llamarla energía pura.

El odio

Es la fuerza que nos adelanta el momento final, es también el resultado del miedo a lo desconocido. Odiamos por miedo a perder la seguridad de lo que tenemos, odiamos por haberlo perdido, odiamos por defender algo que creemos nos pertenece. El odio ha sido la característica mayor de la especie humana, ahí está la historia llena de los actos de odio cubriendo los espacios públicos, y estos, con ser terribles, no logran despertar un rechazo que los deseche como práctica humana.

Cuanto hemos logrado como civilización ha sido posible sobre lo que han dejado y permitido las violentas manifestaciones de odio, en sus formas de asesinatos, reyertas, golpes de estado, invasiones, guerras, opresiones, violaciones, esclavitud, etc. y otras muchas no tan violentas, pero igualmente funestas. Imaginemos cuánto más hubíeramos podido lograr si todos nuestros actos estuvieran guiados por amor.

Diez piezas para rearmar el rompecabezas del trabajo cultural

Uno, hacia o desde o mejor hacia y desde

Independiente de los méritos, el reconocimiento y el nivel alcanzado por los artistas y su arte, una gran mayoría trabaja desde un pedestal y entrega su aporte hacia un público del que sabe poco, casi nada. La ideología dominante les ha encasillado en una forma de hacer cultura que siempre es de un yo creador, semi dios, hacia una masa receptora. Otros, los menos, proponen, y muchas veces lo logran, hacer su trabajo desde una masa con rostro generalizado. Pagan el precio de ser ignorados por los aparatos del sistema. En este empeño de hacer su trabajo desde receptores con rostro genérico se desdibujan y no avanzan en que este quehacer deje huellas profundas y marque rumbos.

Es hora de intentar la audacia de realizar un trabajo cultural sin las trampas del sistema y en una continua retroalimentación hacia y desde públicos definidos, incorporándolos a la labor de creación.

Dos, espectadores o actores o mejor simplemente actores

Cada día, vemos, vivimos y sufrimos los efectos de decisiones tomadas desde las fuentes del poder, al amparo de sus leyes y sus gobiernos. Nosotros, el pueblo, somos la contuidad de esas decisiones en cifras: consumidores, contribuyentes, electores y otras muchas definiciones que caben todas en la categoría de espectadores, entes pasivos ante al drama de nuestra propia vida, sin otro poder que la capacidad de sobre vivir. Todo es espectáculo, nos movemos alrededor de un gran escenario, donde ocurren las cosas y nosotros siempre estamos en la sala de espectadores. La solución normal en tiempos normales sería pasar a ser actores.

La caída del modelo, lo que vemos y continuaremos viendo nos impone el único camino: simplemente ser actores. Esto, dicho más como una categoría política, pues políticos son todos nuestros actos sociales o que afectan a otros integrantes de la sociedad. En tanto el medio de expresión y desarrollo de nuestro talento es el trabajo cultural somos actores, lo que se requiere hoy es que lo sean todos los seres humanos y que esta transformación se exprese en un accionar más cultural que político.

Tres, ego sobredimensionado o fuerza pura

El arte es representación, comunicación e intento de comunión. El artista busca producir un impacto, una conmoción en quien recibe su arte. Hasta aquí todo iría bien sino fuera por que en un sistema de libre mercado impera la lógica del libre mercado. Las obras y los artistas no escapan a esta lógica, que a la larga deshumaniza el arte y lo vuelve simple mercancía, Esta misma lógica sobredimensiona al artista elevando su ego y asignándole el papel de aval del sistema.

El verdadero arte trasciende su tiempo, pues logra expresar humanidad que trasciende el tiempo y los valores negativos en los que se basa el sistema.

A este verdadero arte se llega intentado expresarse con fuerza pura. Partir de un yo para llegar a un otro yo que nos trasciende. Partir de un yo fuera de las reglas del brillo individual para expresar los otros yo que sufren, que viven y mueren buscando un espacio de felicidad bajo el sol. Es la vida misma que clama hoy por un verdadero arte, expresión de la fuerza pura que anima a los verdaderos artistas.

Cuatro, burocratización o democratización de la cultura

Los países “desarrollados” miden la cultura con recursos en funcionarios, en bibliotecas, en salas de espectáculos, etc. Todo está regulado y previsto, se cuenta con los edificios, las oficinas y las personas para asegurar la administración de algo que se administra con leyes de mercado. En los países emergentes los recursos son menores y el quehacer cultural queda en manos los propios artistas, pero sin ninguna facilidad para el desarrollo de lo suyo. En los países que están más abajo en la escala de recursos disponibles, todo está por hacerse.

Sin embargo la existencia de recursos no indica que allí se produzcan más obras, sino que estas son más conocidas. La producción de obras artísticas no depende de los funcionarios ni de las salas de cultura ni de los computadores ni de las facilidades que se le dé al artista, depende de quienes estamos en el trabajo.

En España las bibliotecas públicas no aceptan un libro de regalo, son los funcionarios los que deciden qué se compra. En suecia lo aceptan y luego envían el cheque por correo. En Canadá, depende de cada provincia, en todas lo aceptan, en unas dan las gracias en forma verbal, en otras envían una carta, en las menos envían una carta dando las gracias y el respectivo cheque. Sin embargo lo que caracteriza todos estos ejemplos es que existen funcionarios, no son creadores, casi nunca son creativos y siempre están para seguir un padrón de conducta que no tiene mucho que ver con una disposición de facilitar el acercamiento entre el creador y un público. De todas maneras hay una concepción de obras culturales más de museo que atesora cosas inertes, que de centro para mostrar los latidos de la sociedad.

Se valora en todos estos ejemplos la democracia como algo poco menos que sagrado, salvo que esta palabra con todo su significado acumulado no alcanza a rozar los bordes del trabajo cultural. Si nadie nos conoce seguimos siendo parias o dependiendo de un amigo o de las veleidades de un funcionario. Para ser conocidos debemos estar en el mercado con sus reglas y valores, es decir haciendo cultura para entretener, poco importa cual sea nuestra definición en términos de política partidista.

Distinto sería si democratizáramos la gestión cultural.

Cinco, al fatalismo de chocar con la misma piedra, la habilidad de asumir lo nuevo

Se ha repetido muchas veces que somos los únicos animales capaces de tropezar dos o más veces con la misma piedra. Quizá esta nada envidiable característica tenga mucho que ver con la ley del menor esfuerzo y, en parte, con el fatalismo de creernos el cuento de que nada podemos contra lo establecido.

Esta piedra es móvil, etérea y la podemos encontrar en todas partes, aunque la mayor de las veces se encuentra en nuestras propias habilidades para ver y sortear los peligros, peligros que en periodos de crisis se amplifican y se diversifican. Ya poco importará que estemos frente al mismo problema, pues parecerá otro y sin duda habrá más piedras con las cuales chocar.

El miedo a lo desconocido se vuelve contra nosotros y nos inclina a caminar por senderos ya recorridos. La única forma de no volver a chocar pasa por el desarrollo de nuestras habilidades, que en este caso nos debieran conducir a aceptar lo nuevo sin miedo y asumirnos nosotros en la capacidad de modificar creadoramente el entorno, nuestro accionar y sus resultados.

Seis, el arma de la imaginación

La mente humana continúa siendo un amplio campo en exploración. Sabemos bastante, poco, casi nada en relación a lo que falta por saber de como funciona. La mente es un maravilloso computador mal conocido y peor aprovechado.

Alguna gente, que forma parte del consorcio de los iluminados, cree y pregona que ellos son la solución. No quieren entender que todos somos únicos ni que desde esta unicidad todos tenemos algo que aportar a las soluciones. Pero el asunto no es de individuos, el drama actual es de la supervivencia de la civilización humana. En un punto en que todas las vías comienzan a cerrarse, solamente la imaginación puede aportarnos la o las claves para continuar la vida. Por lo mismo, la imaginación se vuelve un arma imprescindible a ser usada para encontrar soluciones.

Siete, ver la hierba crecer

Cuántas cosas existen, están ahí y no las vemos, cuántos gestos de amor llenan nuestra vida sin que los hayamos apreciado en su justo valor, cuántos momentos de comunión y nosotros sin darnos cuenta, cuántas personas han necesitado nuestra ayuda y nosotros sordos y ciegos a sus necesidades, cuántas situaciones han cambiado ante nuestros ojos y hemos permanecido ciegos.

La hierba crece lentamente, las urgencias nos impiden ver su crecimiento, esto que es una realidad, es a la vez una imagen, para ilustrar el penoso hecho de que por las urgencias no atendemos lo importante. No vemos la hierba crecer, no vemos el instante en que la flor se abre, el instante en que se producen los cambios. Asistimos a la maravilla sin haber sido testigos de como se produjo. Asistimos al cambio sin darnos cuenta que se ha producido.

Nuestra responsabilidad para con nuestro arte, para con nosotros mismos en tanto personas dedicadas a atrapar y expresar la sensibilidad humana es ver la hierba crecer, es captar y mostrar el instante supremo, es mostrar la maravilla de lo nuevo, es deleitar y deleitarnos con lo que está naciendo y es a la vez una responsabilidad de supervivencia de la humanidad toda, el contribuir desde el arte a establecer una cultura de sensibilidad y acción.

Ocho, naturalización de la sociedad humana

Ya sea en un breve análisis o en un estudio profundo del devenir de la sociedad humana en todos los tiempos, encontramos como característica la ausencia de humanidad, extendida esta como valores de convivencia armónica entre todos. La historia siempre la cuentan los vencedores. En ella vemos la crueldad, las guerras innecesarias, los atropellos, las injusticias, el robo presentados como algo normal inevitable y en esta normalidad atrofiada hemos crecido y creído.

A tal punto estas historias son un velo que aún hoy, cuando disponemos de los medios para estar medianamente informados, seguimos prisioneros de la aceptación de un modo de vida en sociedad deshumanizado, un modo de vida que nos mata. Es el dominio de la desnaturalización, alejamiento de la naturaleza y de lo natural al ser humano, ser hermano de todos.

No habrá solución real a la crisis sin la naturalización de la sociedad.

Nueve, humanización de la naturaleza

La larga lucha del ser humano por la libertad, es la larga historia de equívocos al creer que la libertad es hacer lo que dictan nuestros deseos, sin tener en cuenta los factores del medio ambiente que lo impiden ni los factores económicos o físicos.

Lejos estamos aún de conseguir la libertad sino emprendemos la audacia de humanizar la naturaleza, es decir conocer sus leyes de funcionamiento y dominarlas según las necesidades sociales. Recién en esta etapa estaremos más cerca de la libertad, aquella que habla del desarrollo sin restricciones de todas nuestras potencialidades, aquella que habla de nuestro accionar teniendo presente al otro que comparte nuestro espacio y nuestro tiempo, pues mi libertad termina donde comienza la del otro.

Diez, al cambio de las reglas del juego, el juego y el fuego del cambio de las reglas

Toda sociedad para asegurar su continuidad, tiene normas regulatorias de las relaciones sociales que sus miembros establecen entre si e ideas que las justifiquen. Estas pueden estar escritas en forma de leyes o reglamentos o no estar escritas en la forma de códigos de conducta, costumbres, tradiciones. Estas normas a diario se transgreden.

Desde el punto de vista del transgresor, transgredir una norma no es tan grave sino se descubre y prueba su transgresión, a veces es hasta justificable y socialmente aceptable. Que determinadas normas estén establecidas no significa que sean justas o que sean necesarias ni que sea imposible cambiarlas. Su mayor significado es que responden a la ideología de los sectores dominantes al momento de establecerse legalmente o como costumbre.

Toda crisis, por ser un momento de intensa lucha entre ruptura y continuidad, es una oportunidad para el cambio de reglas, reglas que no responden a las necesidades de toda la sociedad. Este momento de cambio en que todo está en duda, en que todos los caminos tienden a cerrarse, en que las amenazas son globales y en muchos casos finales, se impone con desesperación la urgente necesidad de cambiar las reglas de juego, la necesidad de establecer el fuego de discutir unas nuevas reglas, para que lo sean deben responder a las ideas e intereses de la mayoría.

Socialmente hablando, primero es el cambio luego es la ley, primero es la norma de hecho, luego es de derecho. Sin embargo nadie puede asegurar que esto, que es consecuencia, sea una manera de establecer y afianzar lo nuevo. Las necesidades humanas han estado y están ahí, pero las leyes no responden a esas necesidades, pues las ideas dominantes imponen su dominio justificándose como ideas de la mayoría. El ser que es no tiene conciencia de su ser, es la alienación de la cultura.

Cultura de cambio, cultura de ver, analizar y expresar el ser que somos, cultura como una poderosa herramienta liberadora.

Conclusión abierta o preguntas para conversar con la almohada

¿Perdidos en el espacio?

Quizá si, quizá no. Lo que afecta la sociedad hasta sus cimientos, afecta la vida de cada una de las personas que vive en ese espacio tiempo. Las formas en que esos efectos se manifiestan, nos hablan de ante que personas estamos y como estas siguen su marcha.

Según sea como los efectos de la crisis se manifiestan en nosotros, tendremos un espectro de respuestas que van desde los que es más de lo mismo, los que no ven nunca el dolor ajeno, los que crecen en valor, los que se aíslan, los que redoblan la lucha, los que son hoja al viento, los que cambian y se venden, los que adquieren la dignidad de muchos, los que iluminan con sus actos, los que renuncian a la vida. Cada cual tiene sus razones. Todos en mayor o menor medida están perdidos en el espacio, poco importa el tiempo en que andan perdidos. Algunos se reencuentran rápidamente, otros se pierden en forma definitiva, son los menos. En este periodo incierto la única certeza es que hay un quiebre. Nadie puede decir con certeza que vendrá más tarde, aunque todos temamos lo peor.

Este es un momento irrepetible, en el que quienes trabajan desde y hacia la cultura somos los primeros sacrificados y paradojalmente cuando menos recursos, cuando menos público tenemos, cuando más circo pone en circulación el sistema, cuando ya muchos han perdido las esperanzas, somos más necesarios en los deberes de ser luz, proyecto, esperanza, aportar imaginación y sobre todo vernos en la posibilidad irrepetible del cambio, necesario, urgente, importante.

Singular plural

Generalmente hablamos de Cultura a secas, como si su significado fuese compartido por todos, con ello pretendemos ahorrarnos explicaciones y manifestamos el hecho de verla como un todo. La realidad muestra ser diversa, cambiante y por lo tanto multifacético. Aceptar esto debiera permitirnos hablar no de cultura sino de culturas y asumirlas en cohexistencia y lucha, desde una relación simbiótica hasta una callada o estridente lucha de ideas.

El sistema se apoya en la individualidad y lo resalta como un valor que lo acerca al más puro egoísmo. Cada uno de nosotros tiene la magia de ser único, pero esta unicidad no impide que nos reconozcamos en otros que reconocemos como iguales, ya sea por circunstancias, por intereses, por objetivos, por valores, por idioma, por conocimientos, por gustos, etc. Esta semejanza de individualidades forman lo que podemos llamar los intereses colectivos, es aquí donde muchas veces el individuo se pierde, como también se pierde el individuo en la cotidianeidad de los avatares de la vida: el trabajo o su búsqueda, la seguridad, la comida, etc.

En nuestro caso es tremendamente fácil creer que somos mejores que los demás. A diario los mensajes del sistema te dicen que eres alguien si eres conocido, si vendes, si recibes premios, si se habla de ti. También a diario la realidad nos asalta con mensajes de seres humanos en los infiernos del hambre, de la falta de trabajo, de la insalubridad, de las guerras, de la violencia.

Adelantar el mundo que queremos

Cada uno de nuestros actos puede, debe ser un adelanto del mundo que queremos

Aportemos arte en todas sus manifestaciones, para cambiar y salvar la vida. El primer paso es querer.


Tito Alvarado
http://cultural.argenpress.info/2009/04/crisis-y-cultura.html

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