martes, 30 de septiembre de 2008

El fundamentalismo cristiano infiltra el Partido Republicano de EE.UU.

Hace sólo algunos días, la mayoría de los estadounidenses jamás habían oído hablar de la gobernadora de Alaska, Sarah Palin. Ahora, después de su discurso de aceptación de la candidatura a vicepresidente, visto en vivo por más de 40 millones de personas, Palin es vista favorablemente por un 58% de los votantes estadounidenses, según el último sondeo de Rasmussen Reports.

Los Índices de popularidad de la auto-descrita "mamá del jockey," si uno los toma en serio, son los de una súper estrella del rock, más que McCain o el demócrata Obama. El mismo aparato de propaganda de Bush-Cheney que hizo que la nación creyera que Sadam Husein era el nuevo Hitler y que Georgia era una vi­ctima indefensa de una implacable agresión rusa después del 8/8/2008 está obviamente detrás de uno de los esfuerzos de propaganda mediática más impresionantes de la historia reciente – el esfuerzo por presentar a la candidata republicana a vicepresidente, Sarah Palin, gobernador de Alaska desde hace menos de 19 meses, como la candidata soñada de EE.UU. Sus raí­ces religiosas son algo sobre lo que ella ha sido deliberadamente vaga. Vale la pena considerarlas de cerca.

Como lo menciono en cierto detalle en mi libro que será publicado dentro de poco: "Full Spectrum Dominance: Totalitarian Democracy in the New World Order" una de las transformaciones más significativas de la política interior de EE.UU. durante las últimas tres décadas desde inicios de los años setenta, cuando George H.W. Bush era jefe de la CIA, ha sido la manipulación deliberada de segmentos importantes de la población, en su mayoría gente creyente indudablemente sincera, alrededor de la ideología del fundamentalismo cristiano evangélico 'renacido,' para crear algo conocido como Derecha Cristiana. Dentro del amplio espectro de las denominaciones fundamentalistas hay algunas corrientes que son particularmente alarmantes. Sarah Palin proviene de ese tipo de medio.

El fenómeno de la rápida difusión dentro de EE.UU. desde los años ochenta del pentecostalismo evangélico es un fenómeno político que ha llegado a ser tan influyente que las dos elecciones de George W. Bush así­ como innumerables contiendas para el Senado o el Congreso dependen a menudo del respaldo, o de su falta, por parte de la Derecha Religiosa organizada.

La aparición de algunas sectas de la Derecha Cristiana también crea una ideología para impulsar a las tropas de choque dispuestas literalmente a 'morir por Cristo' en sitios como Iraq o Afganistán, Irán o cualquier otro sitio en el que el Pentágono requiera sus servicios. Esa ideología ha sido utilizada para formar una base activista fanática dentro del Partido Republicano que respalda una agenda interior derechista y una política militar exterior que ve al Islam o a otros oponentes adecuados de la elite del poder de EE.UU. como encarnaciones del satanismo. ¿Dónde se encuentra Sarah Palin en este contexto?


El CNP: manipulación de la religión con fines políticos.

Muchos de los grupos religiosos evangélicos en EE.UU. son coordinados de arriba abajo por una organización secreta llamada el Comité de Política Nacional (CNP). El antiguo cercano asesor de Bush, reverendo Ted Haggard, fue miembro del CNP hasta que un escándalo de sexo y drogas lo excluyó a fines de 2006.

Haggard fue pastor de la Iglesia de la Nueva Vida en Colorado Springs, descrita como el 'Vaticano evangélico,' y fue jefe de la Asociación Nacional de Evangélicos. Ted Haggard también fue miembro de una secta muy importante y poco comprendida conocida como 'El Ejército de Joel' o "los Hijos Manifiestos de Dios,' los mismos círculos que produjeron a Sarah Palin.

Otro miembro notable del CNP fue Grover Nyquist, quien fue una vez descrito como 'Mariscal de Campo del Plan Bush.'

El CNP, creado a comienzos de los años ochenta durante la era Reagan, es el nexo de varias organizaciones extrañas y bastante poderosas. Fue descrito por Marc J. Ambinder de ABC como "la versión conservadora del Consejo de Relaciones Exteriores." Entre los miembros del CNP hay nombres como el general John Singlaub, el magnate del transporte marí­timo J. Peter Grace, el multimillonario tejano Nelson Bunker Hunt, Edwin J. Feulner Jr de la derechista Heritage Foundation, el reverendo Pat Robertson de la Christian Broadcasting Network, Jerry Falwell, Tim LaHaye y la mayorí­a de los nombres destacados de la Derecha Cristiana que rodea a Bush. Ha incluido a polí­ticos destacados, incluyendo al senador Trent Lott, el senador Don Nickles, el ex Ministro de Justicia Ed Meese, el coronel Oliver North famoso por Irán-Contra, y la filántropa derechista Else Prince, madre de Erik Prince, fundador de Blackwater, la controvertida firma de seguridad.[1]

Los miembros del CNP también han incluido no sólo a la Iglesia de la Unificación del reverendo Sun Myung Moon, que es definitivamente una extraña formación cuyo fundador declara abiertamente que es superior a Cristo. Según algunas informaciones el CNP también incluye a la Iglesia de la Cienciologí­a. [2]

El miembro del CNP y estratega del partido republicano, Gary Bauer vincula a ambos. El Consejo de Investigación de la Familia fue signatario de la Promesa de la Cienciología de eliminar la psicologí­a de las escuelas de California y de reemplazarla por la dianética de L. Ron Hubbard. Bauer también fue orador en la Conferencia de la Federación de la Familia por la Paz Mundial y la Unificación de Sun Myung Moon en 1996.

Los investigadores religiosos Paul y Phillip Collins describen al CNP como sigue: "El CNP parece ser una creación de facciones de la elite del poder diseñada para movilizar a cristianos bien intencionados para que apoyen sin saber iniciativas de la elite. EL CNP también podrí­a ser considerado como un proyecto de ingenierí­a religiosa que vací­a al cristianismo de su sustancia metafí­sica y re-conceptualiza muchos de sus principios y conceptos según los objetivos social y polí­ticamente convenientes de la elite. Esas afirmaciones son apoyadas por el hecho de que tantos miembros del CNP son también miembros de otras organizaciones y / o empresas criminales que están vinculadas directamente a la elite del poder." [3]

A fin de conformar el debate público sobre el curso de la polí­tica nacional militar y exterior así­ como interior, el establishment de EE.UU. tení­a que crear organizaciones con una base de masas para manipular la opinión pública de modos contrarios a los propios intereses de la mayorí­a del pueblo estadounidense. El Comité por Polí­tica Nacional fue formado para que sea parte central de esta manipulación de masas.

El Comité de Polí­tica Nacional es un lazo vital entre contratistas multimillonarios de la defensa, cabilderos de Washington como el criminal condenado y recolector de fondos republicanos, Jack Abramoff, y la Derecha Cristiana. Está al centro de un nuevo eje entre la polí­tica militar derechista, el apoyo para la agenda de guerra global del Pentágono y el control polí­tico neoconservador de gran parte de la polí­tica exterior y de defensa de EE.UU.

El CNP ha estado al centro de la maquinaria política de Bush, cuidadosamente construida por Karl Rove. Tom Delay y docenas de altos republicanos del gobierno de Bush son o han sido miembros del CNP. Pocos detalles sobre la organización son filtrados al público. Tan secreto como el Grupo Bilderberg, si no más, el CNP no publica declaraciones de prensa, se reúne en secreto y nunca revela voluntariamente los nombres de sus miembros.

Los cí­rculos de la elite tras la presidencia de Bush han urdido una maquina polí­tica extremadamente poderosa utilizando las fuerzas y energí­as de la Derecha Cristiana y a millones de cristianos estadounidenses ignorantes de sus oscuras manipulaciones. ¿Forma parte Sarah Palin de tales oscuras manipulaciones?


Sarah Palin y el dominionismo.

Parece ahora que Sarah Palin fue escogida muy cuidadosamente ya que proviene de los cí­rculos evangélicos muy fundamentalistas que el CNP utiliza para movilizar y conformar la agenda polí­tica de EE.UU.

Se dice que Palin atrajo temprano la atención de la dirigencia republicana del Estado, durante su primera campaña para alcaldesa; lo hizo basándose en una plataforma contra el aborto. Normalmente, los partidos polí­ticos no se involucran en las elecciones municipales de Alaska porque no son partidarias. Pero una vez que noticias sobre sus puntos de vista evangélicos llegaron a Juneau, capitolio del Estado, los republicanos del Estado invirtieron dinero en su campaña. Según el investigador Charley James: "Una vez que asumió su puesto, Palin se puso a forjar una máquina que demoliera a cualquiera que se pusiera en su camino. La buena y piadosa cristiana resulta ser todo lo contrario."

Las caracterí­sticas religiosas de Sarah Palin no dejan de tener que ver con su propuesta de tomar el segundo puesto de la nación. Ella misma se ha mostrado extremadamente vaga sobre esas caracterí­sticas. Considerando los detalles, tal vez el motivo quede más claro.

Sarah Palin ha pasado más de dos décadas y media de su vida como miembro de una iglesia de Alaska que forma parte de un proyecto fanático de culto llamado cristiano que se extiende como un reguero de pólvora por EE.UU. Palin proviene de la corriente más radical del evangelismo vuelto a nacer de EE.UU., conocida como "Ejército de Joel," un vástago de lo que es llamado dominionismo y también a veces Movimiento de la Lluvia Tardí­a o Manifestación de los Hijos de Dios. El movimiento intenta deliberadamente pasar desapercibido.


Una soldado dominionista en el Ejército de McCain.

Sarah Palin es producto de un sector marginal extremista del movimiento evangélico estadounidense conocido diferentemente como el Movimiento de la Tercera Ola, conocido también como la Nueva Reforma Apostólica o como Ejército de Joel, una parte del cual es llamada dominionismo. Hasta 2002, según su propio sitio en la Red, Palin fue miembro de la Asamblea de Dios de Wasilla con el pastor sénior Ed Kalnins. Secuencias de ví­deo en lí­nea de Palin hablando desde el púlpito de esa iglesia son reveladoras. Curiosamente, entre el momento en que este artí­culo fue comenzado el 9 de septiembre y el dí­a 11, el ví­deo fue eliminado sin explicación:

Como lo describe un investigador familiarizado con la historia del Movimiento de la Tercera Ola o dominionismo: "La Tercera Ola es una reposición de la teologí­a de los cultos de avivamiento de la Lluvia Tardí­a de los años cincuenta y sesenta, dirigidos por William Branham y otros. Se basa en la idea de que en el fin de los tiempos habrá una efusión de poderes supernaturales sobre un grupo de cristianos que tendrán autoridad sobre la iglesia existente y el mundo. Los cristianos creyentes del mundo serán reorganizados bajo el Ministerio Quí­ntuplo y la iglesia reestructurada bajo la autoridad de profetas y apóstoles y otros ungidos por Dios. La joven generación formará el "Ejército de Joel" para que se alce y combata el mal y recupere la Tierra para Dios." [4]

Los excesos de este movimiento fueron declarados heréticos en 1949 por el Consejo General de las Asambleas de Dios, y vueltos a condenar por la Resolución 16 en 2000.

Sarah H. Leslie, antigua dirigente de la Derecha Cristiana, describe la ideologí­a del dominionismo:

"El Evangelio de la Salvación es logrado estableciendo el 'Reino de Dios' como un reino literal y fí­sico a ser 'desarrollado' en la Tierra en la era actual. Algunos dominionistas asemejan el Reino del Nuevo Testamento con el Israel del Antiguo Testamento de modos que justifican tomar la espada, u otros métodos de juicio punitivo, para combatir a enemigos de su reino.

"Los dominionistas enseñan que los hombres pueden ser coaccionados u obligados a entrar al reino. Asignan a la Iglesia deberes y derechos que según las escrituras pertenecen sólo a Jesucristo. Esto incluye la creencia esotérica de que los creyentes puedan 'encarnar' a Cristo y funcionar como Su cuerpo sobre la Tierra para establecer el dominio de Su reino. Se pone un énfasis desmedido en los esfuerzos del hombre: la doctrina de la soberaní­a de Dios es disminuida." [5]

Leslie cita de "Vengeance is Ours: The Church in Dominion" [La venganza es nuestra: la Iglesia en dominio] de Al Dager: "La teologí­a del dominio" se basa en tres creencias básicas: 1) Satán usurpó el dominio del hombre sobre la tierra a través de la tentación de Adán y Eva; 2) La Iglesia es el instrumento de Dios para recuperar el dominio de Satán; 3) Jesús no puede retornar ni retornará hasta que la Iglesia haya tomado dominio, logrando el control de las instituciones gubernamentales y sociales de la tierra." [6]

Sarah Leslie señala exactamente el engaño central tras la actual difusión del dominionismo entre varias confesiones protestantes en todo EE.UU.:

"La teología del dominio es una herejí­a. Como tal es pocas veces presentada de un modo tan abierto como podrí­an indicar las definiciones arriba mencionadas. Aparte del campo reconstruccionista, el dominionismo se ha envuelto de modo astuto – uno por vez – para el consumo en los medios de masas. Ha sido un proceso lento, que ha tomado varias décadas. Pocos evangélicos reconocen la palabra 'dominionismo,' o saben lo que significa. Esto sucede porque han sido desarrolladas otras terminologí­as que venden el dominionismo mediante la persuasión sutil, ocultando el alcance real de la agenda. Numerosos evangélicos (e incluso sus homólogos más conservadores: los fundamentalistas) pueden seguir pequeños aspectos del dominionismo sin reconocer el error...

"Para propagar más efectivamente su agenda, los dirigentes dominionistas desarrollaron primero nuevas eclesiologí­as, escatologí­as y soteriologí­as para el público al que van dirigidas, junto a las principales lí­neas de falla confesionales de la cristiandad evangélica. Luego el movimiento masculino de los Promise Keepers [Guardianes de la Promesa] fue utilizado como vehí­culo para 'derribar los muros,' es decir, cruzar barreras confesionales con el propósito de exportar el dominionismo a la subcultura evangélica más amplia. Esta estrategia fue tan efectiva que llegó a las principales confesiones protestantes. Los dominionistas han seleccionado cuidadosamente a dirigentes para que sean entrenados como 'agentes de cambio' para la 'transformación' (dominio) de un modo erudito que contradice el estereotipo mediático de bobos fundamentalistas con acento sureño que agitan Biblias." [7]


La Asamblea de Dios de Wasilla.

Sarah Palin proviene de los cí­rculos de semejantes redes dominionistas. Se dice que Sarah Palin fue bautizada a los 12 años en la iglesia de la Asamblea de Dios de Wasilla. Palin asistió a la iglesia desde los diez años hasta 2002, más de veintiocho años. La asociación de Palin con la Asamblea de Dios de Wasilla continuó casi hasta el día en que fue escogida por el senador John McCain como su compañera de candidatura.



Palin es investigada actualmente por posible uso inadecuado de fondos de viaje del Estado para un viaje que hizo el 8 de junio a Wasilla. Resulta que su viaje fue para asistir a una ceremonia de graduación de la 'Comisión de Maestros' de la Asamblea de Dios de Wasilla, y un evento multi-iglesias en Wasilla conocido como 'Domingo de un solo Señor.' En la ocasión, Palin y el lugarteniente de gobernador Scott Parnell fueron bendecidos públicamente, en escena, ante una multitud calculada en 6.000, mediante la "colocación de manos" del jefe de la Asamblea de Dios de Wasilla, pastor Ed Kalnins, su antiguo pastor.

El pastor, Ed Kalnins, y estudiantes de la Comisión de Maestros, han viajado a Carolina del Sur para participar en una "conferencia profética" en los ministerios Morningstar, uno de los principales ministerios del movimiento de la Tercera Ola. Han programado que el jefe de profecí­a en Morningstar, Steve Thompson, realice un seminario de profecí­a en la Asamblea de Dios de Wasilla. Otros importantes dirigentes del movimiento han viajado también a Wasilla para visitar y hablar en la iglesia.

En sus seminarios, Kalnins promueve conceptos teológicos tan extraños como la posesión de territorios geográficos por espí­ritus demoní­acos y la transmisión inter-generacional de "maldiciones" familiares. Palin también ha sido "ungida" por un clérigo africano, obispo Thomas Muthee, destacado en el movimiento Ejército de Joel, quien ha visitado repetidamente la Asamblea de Dios de Wasilla y afirma que ha efectuado un cambio social positivo, dramático, en una localidad keniana al expulsar a un "espí­ritu de brujerí­a." [8]

Como gobernadora en Juneau, a 1.000 kilómetros de Wasilla, Palin asiste a la Iglesia Cristiana de Juneau del pastor Mike Rose, una iglesia de la Asamblea de Dios, Tercera Ola.

Sarah Leslie describe el movimiento que ha apoyado a Sarah Palin durante la mayor parte de su vida:

"La Nueva Reforma Apostólica. Esta secta dominionista es un vástago directo del culto de la Lluvia Tardí­a (también conocido como Ejército de Joel o Manifiestos Hijos de Dios). El principal arquitecto de este movimiento durante las últimas dos décadas es C. Peter Wagner, presidente de ministerios Cosecha Global y canciller del Instituto Wagner de Liderazgo. Sus enseñanzas de guerra espiritual han sido ampliamente difundidas a través de redes de misión como AD 2000, que estuvo estrechamente asociada con el Movimiento Lausanne. Un destacado individuo conectado a esta secta es Ted Haggard, actual jefe de la Asociación Nacional de Evangélicos." [9]

Leslie cita a C. Peter Wagner, que define su visión de lo que llama "La Nueva Reforma Apostólica":

"Desde 2001, el cuerpo de Cristo ha estado en la Segunda Era Apostólica. Se ha establecido el gobierno apostólico/profético de la iglesia... Comenzamos a construir nuestra base ubicando a, e identificándonos con, los movimientos de oratoria intercesora. Esta vez, sin embargo, sentimos que Dios quiere que comencemos de modo gubernamental, conectándonos con los apóstoles de la región. Dios ya se ha elevado para nosotros como un apóstol clave en una de las naciones estratégicas de Oriente Próximo y otros apóstoles ya se están sumando. Una vez que tengamos a los apóstoles en su lugar, llevaremos a los intercesores y a los profetas al cí­rculo í­ntimo, y acabaremos teniendo el núcleo espiritual que necesitamos para avanzar para recuperar el dominio que es legí­timamente nuestro." C. Peter Wagner

Wagner, quien se hizo cargo del centro Colorado Springs de Haggard cuando este último, deshonrado, tuvo que renunciar, afirma que en EE.UU. hay tantas iglesias de la Nueva Reforma Apostólica como iglesias bautistas del Sur. Se estima que el movimiento mundial llega a 100 millones de personas. Y sin embargo su impacto pasa enteramente desapercibido para la mayorí­a de los investigadores fuera de los del propio movimiento.


¿Una soldado del fin de los tiempos en el Ejército de Dios?

Toda la evidencia sugiere que Palin fue cuidadosamente seleccionada por la dirigencia del partido republicano de Bush-Cheney-McCain para galvanizar a la base evangélica activista del partido, lo que McCain no habí­a logrado.

Vale la pena conocer parte de los antecedentes teológicos y polí­ticos del Ejército de Joel o movimiento de la Tercera Ola, como es también conocido. Enseña un credo fundamentalista radical de que sus adherentes deben participar activamente en polí­tica, convertirse en lo que llaman: "soldados en el Ejército de Dios."

El movimiento del Ejército de Joel se concentra en reclutar a gente joven para que participe en sesiones de contorsiones en el suelo en un éxtasis incontrolable, llamándolo una señal del "Espí­ritu Santo." Niños de solo cinco años hablan de haber "sido salvados." El movimiento es extremadamente autoritario según las iglesias cristianas conservadoras que han estudiado y se oponen abiertamente a la secta por ser hereje. Enseña un dogma que repite la famosa lí­nea maniquea de George Bush después del choque del 11 de septiembre de 2001: "Hay dos tipos de personas en el mundo: Las que aman a Jesús, y las que no lo hacen."

Hasta hace poco un 'general' en el Ejército de Joel era un canadiense de 32 años, Todd Bentley. En un caso, en YouTube, secuencias de sus curaciones más dramáticas han sido condensadas en un rollo. Bentley describe que Dios le ordenó dar una patada en la cara a una señora ya mayor. Un informe publicado por el Southern Poverty Law Center, grupo de defensor de derechos del ciudadano, describe las técnicas de reclutamiento masivo de Bentley en el Ejército de Joel:

"A Todd Bentley lo espera una larga noche, resucitando a los muertos, curando a los ciegos, y haciendo estallar tumores cancerosos. Desde el 3 de abril, el predicador canadiense de 32 años, cubierto de tatuajes, y piercings en el cuerpo, de cabeza rapada, ha estado conduciendo un continuo "avivamiento de curaciones sobrenaturales" en Florida central. Para acomodar a las multitudes de más de 10.000 personas que llegan de todo el globo, Bentley arrienda estadios de béisbol, campos de deportes y hangares de aeropuertos a precios de hasta 15.000 dólares por dí­a. Muchos de los que asisten son ellos mismos pastores de iglesias que creen que Bentley es un profeta y que ni pestañean cuando les dice que ha visto al Rey David y hablado con el apóstol Pablo en el cielo... Sobre su esternón tiene tatuajes de placas de identificación militares que dicen "Ejército de Joel." Existe evidencia del don de mando de Bentley en un movimiento apocalí­ptico en rápido crecimiento que ha pasado en gran parte desapercibido por los que observan a la derecha teocrática. Según Bentley y un puñado de otros predicadores "hí­per-carismáticos" que proponen la misma agenda, se profetiza que el Ejército de Joel se convertirá en una fuerza militar lista para el Apocalipsis de gente joven con un mandato divino de imponer fí­sicamente el 'dominio' cristiano a los no creyentes." [10]

El nombre proviene de su concentración especial en el Libro de Joel del Antiguo Testamento, Capí­tulo Dos. En su sitio en la Red, Bentley declara:

"Un ejército del fin de los tiempos tiene un propósito común – tomar agresivamente terreno para el reino de Dios bajo la autoridad de Jesucristo, el Campeón del Pavor... La trompeta está resonando, llamando a ardientes creyentes revolucionarios a alistarse en el Ejército de Joel... Muchos están ahora listos para ser movilizados para establecer e impulsar el reino de Dios sobre la tierra."

En marzo pasado, en una conferencia de "Pasión por Jesús" en Kansas City patrocinada por la Casa Internacional de Oración, o IHOP, un ministerio para adolescentes de las escenas del heavy metal, punk y gótico, un pastor del Ejército de Joel, Lou Engle, llamó a su audiencia a la venganza:

"Creo que vamos hacia un enfrentamiento Elí­as/Jezabel en la Tierra, no sólo en EE.UU. sino en todo el globo, y los principales guerreros serán los profetas de Baal contra los profetas de Dios, y no habrá un punto intermedio," dijo Engle. Se referí­a al Baal del Antiguo Testamento, un í­dolo pagano cuyos seguidores fueron masacrados por orden del profeta Elí­as.

"Existe una generación Elí­as que va a ser precursora de la venida de Jesús, una generación marcada no sólo por su gentileza sino por la intensidad de su pasión," continuó Engle. "El reino celestial sufre la violencia y los violentos lo toman por la fuerza. Una tal fuerza exige una reacción idéntica, y Jesús va a hacer la guerra contra todo lo que impide el amor, con ojos flameantes."

Los creyentes en el Ejército de Joel son "dominionistas" cristianos de la lí­nea dura, con lo que quieren decir que creen que EE.UU., junto con el resto del mundo, deberí­a ser gobernado por cristianos conservadores y una interpretación cristiana conservadora de la ley bí­blica. No hay sitio en su doctrina para la democracia o el pluralismo. Para parafrasear a George W. Bush: "Estáis con nosotros, o estáis contra nosotros."

Muy a menudo los seguidores del Ejército de Joel son adolescentes y adultos jóvenes inestables. Se les enseña a creer que son miembros de la generación final que crecerá antes del fin del mundo. Sarah Palin tení­a doce años cuando entró a esos cí­rculos por primera vez.

Palin dijo recientemente al entrevistador Charles Gibson de ABC News que Georgia deberí­a ser miembro de la OTAN. Cuando la presionó para que dijera si eso significarí­a que EE.UU. tendrí­a que defender a Georgia si tropas rusas volvieran a entrar a ese paí­s, respondió: "Puede que así­ sea. Quiero decir, es el acuerdo que al ser aliado de la OTAN, si otro paí­s es atacado, se esperará que llame pidiendo ayuda... Tenemos que mostrar apoyo, en este caso, para Georgia." ¿Es esta Sarah Palin una estadista con experiencia en polí­tica exterior, o es Sarah Palin una dominionista quien ve una guerra potencial contra Rusia como parte de un enfrentamiento 'Elí­as / Jezabel en la Tierra"?

Estos son los antecedentes de la mujer que podría llegar a ser vicepresidenta de un presidente de 72 años, John McCain, alguien de quien se dice que tiene un severo cáncer de la piel y otros problemas de salud. Según la sucesión constitucional de EE.UU. si McCain quedara discapacitado o muriera en el poder, ella serí­a presidente.+ (PE)

F. William Engdahl es autor de "A Century of War: Anglo-American Oil Politics and the New World Order (Pluto Press), y "Seed of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation (www.globalresearch.ca). Su último libro "Full Spectrum Dominance: Totalitarian Democracy in the New World Order" debe aparecer en otoño de este año. Puede contactarse con él en su página de Internet: www.engdahl.oilgeopolitics.net


Notas

1 Biografías seleccionadas de miembros del CNP en:

http://www.seekgod.ca/topiccnp.htm.

2 Paul Collins & Phillip Collins, The Deep Politics of God: The CNP, Dominionism, and the Ted Haggard Scandal , Feb. 19th, 2007.

3 Ibi­d..

4 Bruce Wilson, Sarah Palin's Churches and the New Wave Apostolic Reformation, en

http://endtimespropheticwords.wordpress.com/2008/09/09/sarah-palins-churches-and-the-third-wave/

5 Sarah H. Leslie, Dominionism and the Rise of Christian Imperialism, en

http://www.discernment-ministries.org/ChristianImperialism.htm

6 Ibí­d..

7 Ibí­d..

8 Bruce Wilson, Ibí­d..

9 Sarah H. Leslie, Op. Cit.

10 Casey Sanchez, Theocratic Sect Prays for Real Armageddon, Southern Poverty Law Center.August 30, 2008, en
http://www.alternet.org/story/96945/theocratic_sect_prays_for_real_armageddon/?page=entire

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=10167


F. William Engdahl

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80 años de Gustavo Gutiérrez

“Comprarse el pleito” es la expresión que usan en el Perú para decir que una persona se compromete, se moja, toma partido por una causa, sobre todo cuando ésta es dificultosa y vienen mal dadas. El teólogo peruano Gustavo Gutiérrez, al que le gusta decir que “falta una bienaventuranza: bienaventurados los tercos…”, siempre ha sido de los de comprarse el pleito. Esa suerte de terquedad, esa obstinación para ver las posibilidades donde no aparecen a simple vista, para ser capaces de caminar hacia algo nuevo, vivir la preocupación por el otro, de forma que lo público no es solamente el escenario sino una invitación permanente a comprarse muchos pleitos.

Una invitación a la que sólo podemos responder dando la medida real de lo que somos. Comprándose los pleitos de su Perú, de su América Latina, de sus pobres y de una teología de la liberación, Gustavo cumple este mes de septiembre 80 años.

Gustavo Gutiérrez, además del cura que bautizó la Teología de la Liberación , es un hombre pequeño, con salud muy frágil desde su infancia, y una intensa entrega a los demás que se materializa sin duda en su parroquia del Rímac (uno de los distritos pobres y conflictivos de Lima), pero también en sus largas y fructíferas estancias académicas en Francia y Estados Unidos, y su arraigo en una enorme y unida comunidad de laicos y religiosos comprometidos con el Perú y con la Iglesia , de los cuales se aprende cada día.

Hace diez años nos puso en contacto con esta comunidad. Mientras él viajaba, entraba y salía, nos regaló algunos de los mejores amigos y ejemplos que tuvimos en el Perú. Cristianos que trabajaban en las zonas rurales de la selva o la sierra, o en los barrios marginales de Lima, que llegaban a ser ministras y ministros o directores generales, observadores electorales, profesoras universitarias, defensores de los derechos humanos, investigadoras o periodistas, pero que no perdían el norte del compromiso con la verdad y la justicia, del compromiso con los demás.

Hemos tenido ocasión de compartir con ellos algunas celebraciones sonadas como el 70 cumpleaños de Gustavo, que terminó con muchos niños haciendo pompas de jabón después de una emocionante celebración donde aprendimos sobre la caridad y la justicia encarnadas en el Magnificat. Nunca antes habíamos pensado en el contenido real de esta oración de María: ser cristiano no es sólo buscar la justicia para quienes sufren, sino acercarles el amor de Dios. No es sólo buscar el amor de Dios, sino con él y con los demás buscar la justicia.. Justicia no implacable ni fría, sino amorosa y reparadora. Y el amor vivido en la Iglesia , no entendida como jerarquía y dogma, sino como comunidad y vivencia del Reino. Diez años de un mensaje que no ha perdido ni un minuto de actualidad.

Con un profundo manejo de la Biblia , haciéndola cercana y comprensible para laicos como nosotros, Gustavo nos descubre que Job no es paciente, como dice la leyenda urbana, sino impaciente. O nos pone como ejemplo a Jeremías, el más personal y político de todos los profetas, para hablarnos de las opciones de los cristianos. Jeremías se involucra en la política de su tiempo, 650 años antes de Cristo. Es un ejemplo de la relación entre lo privado y lo público, un testimonio de creyente que mantiene sus convicciones ante las ambigüedades que nos plantea la vida. Por desastrosa o complicada que pueda ser la situación histórica o la acción política en la que se desenvuelve, ese creyente, en lugar de huir o desfallecer, se pregunta ¿qué hago aquí?, ¿quién soy? y ¿para qué estoy?

De la mano de Gustavo descubrimos ese ejemplo para las laicas y los laicos que es Jeremías. Por ejemplo, cuando se planta en la puerta del templo para decir a los fieles que se dejen de tanto “templo, templo, templo” y “enmienden su conducta y sus acciones”. Laicos en el mundo, ocupados en hacer el bien, no en sacar brillo al alabastro.

Éste es también el ejemplo para los laicos que deciden elegir el camino de esos insignificantes del primer testamento, aún presentes entre nosotros dos mil quinientos años después: el emigrante, el huérfano y la viuda. Una auténtica trilogía del pobre. Comprarse el pleito de los pobres en nuestro tiempo supone apostar por la lealtad (la amistad permanente, el amor gratuito), el derecho (el veredicto justo) y la justicia (esa rectitud que convierte al justo en un buen creyente, en un santo).

El compromiso es difícil, y la vida de Gustavo es buena muestra, pues esa búsqueda de coherencia, de sinceridad y de lealtad, muchas veces lleva a la soledad. Una soledad que no es negativa, porque puede llevar al encuentro con uno mismo y a la madurez personal, pero que en ocasiones es vecina del aislamiento, de la crisis de vocación. O a redefinir la vocación en torno a los 70 años para hacerse dominico, abriendo la puerta a nuevos caminos espirituales.

El largo recorrido de la iglesia latinoamericana que Gustavo ha acompañado (Vaticano II, Medellín, Puebla…) es muestra de las dificultades en el camino. Suele decir que con Juan XXIII y Pablo VI tuvimos una suerte de “vacaciones cristianas”, de patio de recreo, pero que luego han dado dos palmadas y hemos vuelto a clase, al aula…

Jeremías actúa como ejemplo del que se atreve con las opciones políticas, un proceso que avanza y retrocede, que choca y regresa, que “mira lejos” como decía Juan XXIII, que siempre tiene algún resquicio de duda, pero que se mueve al servicio de otras personas. En el capítulo 32 vemos cómo Jeremías compra un terreno en las afueras de su ciudad, precisamente cuando está a punto de llegar el ejército invasor. En vez de huir, se queda. Y como testimonio ante los demás, dando ese paso crucial de lo privado a lo público, compra un terreno a sabiendas de que puede perderlo todo. Esa compra en tiempos de guerra es una expresión de esperanza. Darse cuenta de que las dificultades van a comenzar, de que el sufrimiento va a venir, pero insistir, con esa terquedad que señalábamos al principio, en preguntarse qué hago yo en este tiempo de amenaza, qué terreno me compro, qué pongo en la apuesta por los demás.

Así hemos pasado de comprarse el pleito, que dicen los peruanos como Gustavo, a comprarse un terreno, como hizo Jeremías. Saber vivir esa soledad significa reconocer que hay decisiones de tipo personal que están en nuestro campo, y decidir si compramos o no el terreno es asunto nuestro. Que mirar el problema cara a cara, aunque dé miedo, es el principio para superarlo. Que la esperanza no es sólo para los buenos momentos (aunque es verdad que se alimenta de ellos), sino que puede surgir en la dificultad, y por eso hay que estar atento, alerta


Belén de la Banda y Nacho Gonzalo
Alandar

Comentarios y FORO...

domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Qué tipo de historia se debe de estudiar en los colegios?


Hace ya algunos años, escribí un texto de Historia de Nicaragua para los niños y las niñas, ilustrado dinámico, y, principalmente resaltaba la cultura de la paz, la tolerancia y los derechos humanos.

Tuvo una recepción enorme de parte de los padres de familia y de los niños y niñas. Me sentí muy entusiasmado, cuando el doctor Jorge Eduardo Arrellano, Presidente de la Academia de Geografía Historia de Nicaragua, me expresó que se tenía que publicar un millón de ejemplares para que todos leyeran esta obra “única en su genero”.

Luego, en el ya desaparecido suplemento “Planeta Caricatura”, se comenzó a publicar por entrega la historia de Nicaragua, y lo combinábamos con ejercicios, donde el humor y el ingenio también tuvieran presencia. Con Marisela Quinta realizamos un CD multimedia, donde los personajes interactuaban y conversaban entre sí.

Pretendía hacer una historia que no fuera aburrida, que los niños y niñas no tuvieran que memorizar las fechas, sino que al contrario, jugando, aprendieran.

También perseguía desarmar la historia, porque recuerdo que en los libros de historia con los que yo estudie se exaltaba el carácter épico de las guerras y se destacaban a los personajes relacionados solamente con el manejo del poder. También se minimizaba la participación de la mujer, de los niños y niñas, y de las etnias de la Costa Atlántica.

Desde mi punto de vista, este tipo de historia era en parte la prolongación de las guerras civiles que se dieron con violencia y saña durante los siglos XIX y XX en nuestro país.

Mi pretensión al escribir una historia de este tipo era que los niños y niñas conocieran nuestro pasado, que directa o indirectamente incide en nosotros, para que aprendiéramos de él en toda su riqueza, para que los interpretáramos en su contexto; asimismo, promover a través de ella los derechos humanos, de los niños y niñas, la identidad nacional y los valores de la Cultura de la Paz, entendido estos como el respeto a la vida, la libertad, la justicia, la solidaridad, la tolerancia, el rechazo a la violencia en todas sus formas y la igualdad entre hombres y mujeres.

También, en esta historia destacaba los períodos en que los nicaragüenses hemos logrado por medio del diálogo y la negociación la paz. También hacía énfasis en los logros culturales, educativos y científicos, más que en las hazañas militares y en las guerras.

Es decir, se hacía más énfasis en el entendimiento que en el enfrentamiento.

Pretendía que fuera no un catecismo histórico, sino más bien una historia para que los niños y niñas se divirtieran, pero al mismo tiempo pensaran y reflexionaran con el fin de que ellos mismos fueran construyendo sus propios saber y valores.

Estaba convencido que con la ayuda de la enseñanza de la historia, los niños y las niñas lograrían construir en un futuro próximo, una Nicaragua sin odios, rencores, exclusiones y violencia de ningún tipo. Que prefirieran el diálogo y la negociación antes que el enfrentamiento bélico, ya que en el pasado solamente nos ha dejado enormes pérdidas materiales y humanas.

Aunque le propuse (junto al doctor Melvin Wallace, editor del libro) al Ministerio de Educación, y a su ministro de entonces, que cedía mis derechos de autor, y que las ganancias fueran a un fondo común con el fin de comprarles libros a los niños de escasos recursos, nunca recibí ninguna respuesta.

La primera edición rápidamente se agotó, pero también mi esperanza de que este libro, que era novedoso, fuera asumido oficialmente en las escuelas de secundaria.

Por esa razón no me sorprende que en los reportajes publicados por EL NUEVO DIARIO se cuente que los niños y niñas no quieren saber de la historia de Nicaragua, por ser aburrida.

Sigo considerando que la historia, que se debe enseñar en los colegios, debe de ser con el fin de edificar un mundo menos violento, más solidario y tolerante; pero también, con una pedagogía novedosa, dinámica y llena de ingenio, para que sea atractiva para los niños y niñas de Nicaragua.

Karlos Navarro
El Nuevo Diario, Managua, 24 09 08


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Yo, Paulo Freire

Aprendí ese diálogo que he tratado de mantener con el mundo, con los hombres, con Dios, con mi mujer, con mis hijos. El respeto de mi padre por las creencias religiosas de mi madre me enseñó desde la infancia a respetar las opciones de los demás.

Nací el 19 de septiembre de 1921, en Recife, Estrada de Encanamento, barrio de la Casa Amarela.

Joaquín Temístocles Freire, de Rio Grande del Norte, oficial de la Policía Militar de Pernambuco, espiritista, aunque no miembro de círculos religiosos, bueno, inteligente, capaz de amar: mi padre.

Edeltrudis Neves Freire, de Pernambuco, católica, dulce, buena, justa: mi madre.

El murió hace mucho tiempo, pero me dejó una huella imborrable. Ella vive y sufre, confía sin cesar en Dios y en su bondad.

Con ellos aprendí ese diálogo que he tratado de mantener con el mundo, con los hombres, con Dios, con mi mujer, con mis hijos. El respeto de mi padre por las creencias religiosas de mi madre me enseñó desde la infancia a respetar las opciones de los demás. Recuerdo aún hoy con qué cariño me escuchó cuando le dije que quería hacer mi primera comunión. Elegí la religión de mi madre y ella me ayudó para que la elección fuese efectiva. Las manos de mi padre no habían sido hechas para golpear a sus hijos, sino para enseñarles a hacer cosas. La crisis económica de 1929 obligó a mi familia a trasladarse hasta Jaboatao, donde parecía menos difícil sobrevivir. Una mañana de abril de 1931 llegábamos a la casa en donde había de vivir experiencias que influirían en mí profundamente.

En Jaboatao perdí a mi padre. En Jaboatao experimenté lo que es el hambre y comprendí el hambre de los demás. En Jaboatao, niño aún, me convertí en un hombre, gracias al dolor y al sufrimiento, que, sin embargo, no me sumergieron en las sombras de la desesperación. En Jaboatao jugué a la pelota con los niños del pueblo. Nadé en el río y tuve mi primera iluminación: un día contemplé a una niña desnuda. Ella me miró y se puso a reír… En Jaboatao, cuando tenía diez años, comencé a pensar que en el mundo había muchas cosas que no marchaban bien. Y aunque era un chiquillo, empecé a preguntarme qué podía hacer yo para ayudar a los hombres.

No sin dificultades pasé mi examen de admisión en la escuela secundaria. Tenía quince años y aún escribía ratón con dos “rr”. A los veinte años, sin embargo, en la Facultad de Derecho, había leído ya las Soroès gramaticaes, de Carneiro Ribeiro; la Réplica y la Tréplica, de Rui Barbosa, y algunos gramáticos portugueses y brasileños; y ya empezaba a iniciarme en el estudio de la filosofía y de la psicología del lenguaje, al tiempo que llegaba a ser profesor de portugués en la escuela secundaria. Empezaba entonces la lectura de algunas obras básicas de la literatura brasileña y de otras obras extranjeras.

Como profesor de portugués satisfacía el gusto particular que siempre he experimentado por los estudios que se relacionan en mi lengua, al mismo tiempo que ayudaba a mis hermanos mayores en el sostenimiento de la familia.

En esta época, a causa de la distancia (distancia que en mi ingenuidad no podía comprender), entre la vida, el compromiso que ésta exige y lo que dicen los sacerdotes en los sermones del domingo, me alejé de la Iglesia (no de Dios) durante un año, con gran tristeza de mi madre. Volví a ella gracias, sobre todo, a las lecturas de Tristán de Ataide, del que siempre me acuerdo, y por el que he experimentado desde entonces una admiración sin límites.

Al mismo tiempo que Ataide, leía a Maritain, Bernanos, Mounier y otros.

Como tenía una irresistible vocación de padre de familia, me casé a los veintitrés años, en 1944, con Elza Maía Costa Oliveira de Recife, hoy Elza Freire, católica como yo. Con ella continué el diálogo que había aprendido con mis padres. Tuvimos cinco hijos. Tres niñas y dos muchachos, gracias a los cuales el campo de nuestro diálogo se amplió.

Debo mucho a Elza, profesora de primaria, y después, directora de escuela. Su valor, su comprensión, su capacidad de amar, su interés por todo lo que hago, la ayuda que jamás me ha rehusado y que ni siquiera tengo necesidad de pedir, me ha sostenido siempre en las situaciones más problemáticas. Fue precisamente a partir de mi matrimonio cuando empecé a interesarme de una manera sistemática por los problemas de la educación. Estudiaba más la educación, la filosofía y la sociología de la educación que el derecho, disciplina en la cual apenas si era un estudiante mediocre.

Licenciado en Derecho en la Universidad que hoy se llama Federal de Pernambuco, traté de trabajar con dos colegas. Abandoné el Derecho después de la primera causa: un asunto de deudas. Tras hablar con el joven dentista, deudor tímido y vacilante, lo dejé ir en paz: que se pase sin mí, que prescinda del abogado, ¡me sentía muy contento de no serlo en adelante!

Trabajando en un departamento de Servicio Social, aunque de tipo asistencial (SESI), reanudé mi diálogo con el pueblo siendo ya un hombre. Como director del Departamento de Educación y de Cultura del SESI de Pernambuco, y después, en la Superintendencia, de 1946 a1954, hice las primeras experiencias que me conducirían más tarde al método que inicié en 1961. Eso tuvo lugar en el Movimiento de Cultura Popular de Recife, uno de cuyos fundadores fui, y que más tarde se continuó en el Servicio de Extensión Cultural de la Universidad de Recife, del que me correspondió ser el primer director.

El golpe de Estado (1964) no solamente detuvo todo el esfuerzo que hicimos en el campo de la educación de adultos y de la cultura popular, sino que me llevó a la prisión por cerca de setenta días (con muchos otros comprometidos en el mismo esfuerzo). Se me sometió durante cuatro días a interrogatorios, que continuaron después en el IPM de Río. Me libré refugiándome en la Embajada de Bolivia en septiembre de 1964. En la mayor parte de los interrogatorios a los que se me sometió lo que se quería probar, además de mi “ignorancia absoluta” (como si hubiera una ignorancia absoluta o una sabiduría absoluta; ésta no existe sino en Dios), lo que se quería probar, repito, era el peligro que yo representaba.

Se me consideró como un “subversivo intencional”, un “traidor de Cristo y del pueblo brasileño”. “¿Niega usted, preguntaba uno de los jueces, que su método es semejante al de Stalin, Hitler, Perón y Mussolini? ¿Niega usted que con su pretendido método lo que quiere es hacer bolchevique al país…?”

Lo que aparecía muy claramente en toda esta experiencia, de la que salí sin odio ni desesperación, era que una ola amenazante de irracionalismo nos había invadido: forma o distorsión patológica de la conciencia ingenua, peligrosa en extremo a causa de la falta de amor que la alimenta, a causa de la mística que la anima.

Del libro: “El mensaje de Paulo Freire. Teoría y práctica de la liberación”.
Autor: Paulo Freire- Fecha: 2008-09-24

http://www.solidaridad.net/biblioteca/freire.jpg

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Rouco Varela, azote de herejes y defensor de Trento

Sin ser creyente, siempre he sentido una admiración y respeto muy profundos por esos religiosos que interpretan que estar “al servicio de Dios” es un compromiso real con lo humano y no con lo divino, ejerciendo su labor con los más desamparados y necesitados, actuando en barrios marginales, acogiendo a aquellos a los que la Sociedad rechaza, viviendo envueltos la miseria en un intento de acabar con ella o dejándose la salud y la vida muchas veces en alguna misión, no evangelizadora sino educativa, sanitaria o de defensa de cualquier colectivo deprimido en alguna zona conflictiva y olvidada del Planeta.

En las manos de estos hombres, cuarteadas por el trabajo físico, nunca he visto los anillos que lucen ciertos sátrapas de la alta jerarquía católica; no viajan con chofer en lujosos automóviles, lo hacen a pie entre basuras y escombros, en bicicletas o en vehículos destartalados por caminos muchas veces intransitables de aldeas perdidas; no disponen de guardaespaldas y a menudo son asesinados por sectores ligados al poder a los que les estorba su labor; no tienen despachos oficiales ni habitan en opulentas residencias con todas las comodidades a su alcance, sino que ocupan cualquier vivienda humilde en los arrabales de una gran Ciudad o en una choza de algún poblado recóndito del tercer mundo. Son en definitiva la cara humanitaria, solidaria y ejemplar de una Iglesia Oficial que los olvida, relega, ataca y agrede ocupada como está, en obtener cada día mayores prerrogativas en cuestiones políticas y económicas, una Iglesia inquisidora y militarizada, cercana a un Dios Tridentino, como el concebido por el Papa Paulo III en lo que concierne a supremacía, infalibilidad y poder omnímodo eclesiástico, pero muy ocupada en asuntos mundanos en lo que a acaparar autoridad sobre la Sociedad civil así como atesorar bienes y riquezas se refiere. La actitud persecutoria de la Iglesia de Roma contra cualquier disidencia y sobre todo, hacia posturas aperturistas, progresistas y que estimulen la conciencia de la luchas de clases, afianzada por el conservadurismo tanto del su actual mandatario Benedicto XVI como del anterior, Karol Wojtyla, es una práctica constante que tiene uno de sus mayores exponentes en su cruzada contra la Teología de la Liberación, movimiento que aboga por la dignidad del hombre, por su liberación económica, política, social e ideológica, por la erradicación de la explotación y por la libre aceptación de la doctrina evangélica pero supeditada siempre a mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos como absoluta prioridad; una corriente a la que han pertenecido religiosos que trabajaban como descargadores de muelles o en fábricas, que fueron acusados de comunistas y subversivos y que le ha costado la vida a unos cuantos, como Ignacio Ellacuría, Gaspar García Laviana o Monseñor Romero, por citar sólo algunos de los más conocidos.

La Iglesia oficial condenó la Teología de la Liberación durante el papado de Juan Pablo II bajo argumentos oscurantistas, reaccionarios y profundamente despreciables, haciendo gala una vez más de su nula preocupación por cuestiones como la miseria, las hambrunas, las guerras o el abuso de poder y otorgando únicamente importancia a una fe que a su juicio, es suficiente razón para soportar con estoicismo y hasta con alegría todas las situaciones de sometimiento, injusticia, miseria o servidumbre a las que se ven expuestos tantos millones de seres siempre al arbitrio de los dictados de los poderosos entre los que por supuesto, se encuentran y tratan de fortalecer su presencia día a día los altos prelados de la Iglesia católica.

Y en España, inmersos en esa corriente religiosa tradicionalista y retrógrada que anula al hombre menesteroso, sin recursos y oprimido, con un apego inusitado a extender su autoridad a todos los ámbitos, cómplice de los que propugnan una sociedad estamental y clasista y defensora a ultranza de regímenes dictatoriales del pasado en los que alcanzó cotas de intervencionismo y potestad inmensas, disponemos de un siniestro elenco de personajes de la alta curia que en los últimos tiempos están haciendo gala de una soberbia y ambición inusitadas, al tiempo que vaticinan un destino catastrófico como consecuencia de la inmigración, los cambios en el concepto de familia, la homosexualidad o el creciente laicismo sin olvidar, por supuesto, realizar un panegírico de Francisco Franco, con el que reconocen abiertamente haber vivido un periodo de bienestar y fuerza que ahora ven peligrar y ensalzan tanto su figura como su gobierno totalitarista y que costó la vida y la libertad a un número tan inmenso de españoles.

Los adalides de este resurgimiento mediático y anacrónico de la Iglesia oficial en nuestro País son personajes tan siniestros como el Presidente de los Obispos españoles Antonio María Rouco Varela, el Abad del Valle de los Caídos Fray Anselmo Álvarez o el Cardenal y Arzobispo Primado de España Antonio Cañizares, secundado por toda una cohorte de religiosos de base, curas arribistas de pueblos que como D. Manuel, Párroco de El Álamo (Madrid), afirma en el Programa de Fiestas de este año que los signos cristianos son parte de la más íntima identidad de todos los habitantes de la Localidad, asegura que todos los hijos de esa Villa nacen y permanecen en la vida cristiana e incluso atribuye el nombramiento del Patrón religioso de El Álamo a una aclamación unánime popular. Unas afirmaciones tan falsas como interesadas la suyas pero que en todo caso se comprenden en su afán de cuidar y fomentar su “divino negocio” , pero que raya en lo ilegal cuando nos encontramos con comportamientos como el que tuvo el 8 de Septiembre el Alcalde de Salamanca Julián Lanzarote, un funcionario civil que dentro de la Catedral realizó un discurso público en el que se declaró católico ferviente, dijo que los salmantinos estaban hechos a imagen y semejanza del creador, habló del laicismo que impregna los medios de comunicación y tras criticar leyes instauradas por el Gobierno, pidió respeto para la Iglesia católica. En el caso de este Alcalde y teniendo en cuenta que efectuó tales declaraciones públicamente y en el ejercicio de su cargo, cuando menos se vulnera el artículo 16 de la Constitución, allí donde indica que se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto y que ninguna religión tendrá el carácter de estatal.

Todos estos individuos, defensores de una Iglesia rancia, partidaria de imponer por la fuerza sus dictados, de sojuzgar a aquellos que no los acaten, avariciosa, interesada, con un afán insaciable de poder, que trata de virtuosos lo mismo al Caudillo que a Jiménez Losantos, es la antítesis y el mayor enemigo de aquellos que movidos por una fe sana y sobre todo realista y efectiva, la traducen en convicciones de solidaridad y auxilio a los más desasistidos y oprimidos por el Sistema; los que convierten la cruz en azada para cultivar y en espada para luchar allí donde es preciso; sus oraciones las transforman en arengas para despertar la conciencia de las gentes y en reprobaciones a un poder abusivo; salen del templo para caminar entre enfermos, heridos, esclavos, inadaptados o perseguidos y de tanto enfrentarse al mundo real, han acabado muchas veces por “olvidarse” de rezar y se han plantado enfrente de sus antiguos jefes, para combatirlos e impedir sus desmanes, por eso en tantas ocasiones han sido expulsados del seno de la Iglesia en el mejor de los casos e incluso asesinados por aquellos que quieren que la gran mayoría de los hombres sigan siendo corderos de Dios, mansos, en continua actitud de servidumbre y aún de agradecimiento ante la conducta fascista de estos pastores de la Iglesia muñidores de anatemas, que lanzan amenazas más o menos veladas de nuevos Alzamientos, que piden abiertamente el voto para el Partido Popular, que tanto parecen añorar los tiempos de la Santa Inquisición, cuando tenían autoridad para censurar, condenar o exterminar y que quieren recuperar los privilegios que poseían en la Edad Media sumados a la protección gubernamental de la que disfrutaban durante la dictadura franquista, para aniquilar cualquier atisbo de libertad, igualdad o lucha de clases y como no, engordar todavía más sus ya inconmensurables arcas que han ido llenando en el tiempo a través de regalos, subvenciones, aportaciones estatales, negocios de toda índole, repercusión continua del patrimonio de sus miembros y por supuesto, muchos, muchos robos y saqueos a lo largo de la Historia. Mientras, a unos curas de la Parroquia de San Carlos Borromeo en Vallecas, preocupados por asistir a enfermos de Sida y a drogadictos les cierran su pequeña Iglesia o muchos misioneros no disponen de los medios más simples para curar a personas aquejadas de enfermedades erradicadas en nuestra Sociedad de consumo. Pero Rouco Varela no desayuna cada mañana contemplando imágenes de miseria en el Mundo, sino probablemente leyendo las cotizaciones en Expansión, la sección de Política en El Mundo, la de Sociedad en La Razón, con la COPE de fondo y respirando aliviado cada vez que le llega la noticia de que una “mano negra” ha eliminado a otra “oveja negra” de la Familia Eclesiástica.


Julio Ortega Fraile

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=72803


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En busca de la espiritualidad perdida

Pepcastelló

A veces me pregunto qué sería de la religión católica sin el "Jesusito de mi vida..." que nos hacían rezar en la infancia. Pues no lo sé, pero pienso que posiblemente habría ya desaparecido o bien quedaría reducida a puros actos sociales para bodas, bautizos y entierros.

La práctica espiritual en la infancia despierta, sin lugar a duda alguna, una serie de sensibilidades que acompañan a la persona el resto de su vida, tanto para bien como para mal. Para bien porque sobre esta sensibilidad así desarrollada podrá construir posteriormente la persona con cierta facilidad su sensibilidad humana. Para mal, porque un tal hábito de confiar en el cielo puede ser disociativo y hacer que la vida terrenal transcurra por unos cauces y la "espiritual" -por llamarla de algún modo- por otros muy distintos y aun a veces nada recomendables.

No me cabe la menor duda de que en el fondo de las religiones hay una gran caudal de sabiduría. Que el pensamiento religioso y las practicas que le siguen han cumplido una función orientativa de la actividad humana en todas las sociedades a lo largo de los tiempos. Y opino, aun a riesgo de equivocarme, que pueden ser todavía muy útiles al mundo actual si tienen la agilidad necesaria para centrarse en el conjunto de conocimientos adquiridos. Pero no veo que el anquilosamiento del pensamiento religioso en principios ancestrales sirva para otra cosa que no sea la vida interior de las personas creyentes. Y pienso que es una lástima que todo esa sabiduría quede limitada a colectivos cada día más alejados del resto del mundo.

Por lo que observo en mi entorno creyente, el gran atractivo de la religión es "el poder de las fuerzas del mas allá". Veo un consenso casi unánime en ver la plegaria y el culto como una forma de comunicarse con el Dios celestial providente, del cual esperan todo lo que no pueden conseguir mediante su propio esfuerzo, tanto si es en beneficio propio como de los seres queridos. Nadie, o casi nadie, se plantea la posibilidad de que la práctica religiosa sea principalmente un modo de influir sobre la estructura mental mediante la acción del pensamiento para alcanzar un mayor grado de humanidad en la totalidad de la propia conducta. Y no obstante, hay razones mucho más poderosas en favor de esta opción que en la de la intervención divina.

Todas las prácticas religiosas se basan en el control del pensamiento. En la plegaria cristiana la alabanza, la acción de gracias o la petición, verbalizadas oral o mentalmente constituyen propiamente la plegaria. Tanto es así, que parece lógico de todo punto suponer que el origen de tales formas de orar se debe a la intuición de esa poderosa acción del pensamiento sobre la totalidad de la persona, algo que en tiempos actuales nos confirman las ciencias de la mente. Sabemos por ellas que el pensamiento influye en nuestros sentimientos y estos en nuestra conducta; que tiene un efecto importante sobre la totalidad de nuestro organismo, hasta el punto de generar incluso respuestas somáticas. Y no obstante, ahí sigue ese empeño en menospreciar esta visión natural de la religión en beneficio de la "mágica". Ante esta evidencia, no puedo sino preguntarme por la causa de este claro triunfo de lo irracional, al tiempo que divago sobre lo que podría ser una religión enfocada de forma más humana, más acorde con el nivel de conocimientos alcanzado por el mundo actual.

Para las causas de ese anclaje en la "religión mágica" no tengo respuestas que me satisfagan completamente, aunque sí que me parece observar un gran interés de la clerecía por mantener esta opción. La pregunta siguiente es qué motiva ese interés, si el beneficio de la feligresía o el propio. Pero como la respuesta puede ser muy compleja y sin lugar a dudas conflictiva, mejor será que cada cual la busque por su cuenta.

En cuanto a los beneficios que podría comportar un enfoque menos "mágico" y mucho más racional, lo primero que se me ocurre es que sería mucho más incluyente. Al dejar de lado las creencias en el más allá y centrarse en el "crecimiento humano" de la persona -que en mi opinión es el fin que debieran proponerse todas las religiones- eliminaría las tradicionales diferencias y divisiones religiosas y podría poner al alcance de la población no creyente unas prácticas de perfeccionamiento humano que sin duda son muy necesarias en nuestra actual "civilización occidental cristiana", tan dada a vivir hacia afuera, pendiente tan sólo de alcanzar el mayor grado de bienestar personal al costo que sea.

Imagino lo que sería una "práctica espiritual" encaminada a fomentar virtudes humanamente consensuadas incorporada a los programas de educación básica de todo un estado, del mismo modo que se ha incorporado la educación física, la música, el conocimiento del medio natural y social o el de lenguas extranjeras. ¿Quien podría objetar nada contra una disciplina que sin nombrar ni hacer referencia a dogmas ni principios supuestamente absolutos fomentara la gratitud, la amabilidad, la convivencia, el cuidado de la naturaleza y del entorno natural y humano...? Pienso que algo parecido tiene muchas más posibilidades de ser acogido por nuestra sociedad actual que los rezos de unas u otras confesiones religiosas, que muchas veces son excluyentes y fomentan divisiones más que acercamiento humano.

Cuanto antecede, sin menoscabo de que cada cual, individual o colectivamente, ya sea en familia o en comunidad de creyentes, pueda entregarse, en el lugar debido, a las prácticas religiosas propias de la fe que profese. El sentimiento religioso de cada cual me parece perfectamente lícito, pero de esto a querer imponerlo o a no pensar en ofrecer a la población no creyente otras formas de práctica religiosa que las tradicionales, va un abismo.

Y sigo divagando. ¿Quien sino un conjunto diverso de personas creyentes y no creyentes, calificadas en ética, psicología y prácticas espirituales podría llevar a cabo la tarea de programar y organizar esto que propongo?

Este es, a mi ver, el reto que tienen actualmente las religiones si no quieren ver como el mundo se desintegra en pura materialidad al impulso del egoísmo de la población no creyente y de la creyente.

Pepcastelló
"La hora del Grillo", 28.09.2008

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viernes, 26 de septiembre de 2008

De buena cepa

ECLESALIA, 25/09/08.- No pude evitar pensar ayer, fiesta de Ntra. Sra. de la Merced, en la enorme contradicción que existe en nuestra sociedad con respecto al problema de las cárceles, que es una cata amarga y dramática del grave problema social que silenciamos con sobredosis de indiferencia y autojustificación porque no nos afecta directamente y total, ya sabes, «...si están allí, será porque se lo han buscado», «por mí que se pudran, sólo hay escoria...», etc.

Desgraciadamente son muchos los que piensan que la cárcel es el mejor fungicida, que la solución es una justicia punitiva cada vez más rigurosa -más penas, más duración- hacia quienes amenazan nuestra seguridad, acallando de este modo cualquier conciencia que se atreva a pensar más allá de la pena. Llegan incluso a olvidar que el auténtico abono reclamado por las víctimas es una justicia restaurativa que escuche su voz, que atienda a sus porqués tantas veces silenciados. ¿De verdad cree alguien que es posible producir buen fruto para todos sobre el terreno de las injusticias e indiferencias sociales?

Existen, sin embargo, algunos a quienes no les pasan desapercibidos los más de 70.000 presos en las cárceles españolas o el 8% de enfermos mentales graves que hay dentro de ellas. Son aquellos que han profundizado en sus raíces humanas, haciendo opciones por salir de la superficialidad de la ignorancia, negándose a olvidar por un lado las necesidades reales de las víctimas y por otro la dignidad de los presos, que si bien están privados de libertad por el delito cometido, no se les puede privar de su dignidad de personas.

Por suerte, todavía hay enólogos de buena cepa, conscientes de las dimensiones de este problema social que toman opciones serias y concretas, que favorecen la necesaria poda invernal para que el fin primordial de la pena, a saber, «la reeducación y la reinserción social» según la Constitución (art. 25.2), se realice correctamente; son quienes tras un análisis crítico y maduro de la situación actual, reconocen que la prisión no es la única respuesta válida y eficaz, que de hecho existen alternativas más humanas e incluso «rentables» por las que merece la pena 'mojarse' y se deciden a implementarlas para mirar al futuro con esperanza y aportar un poco de aire fresco a tantas personas que sufren dentro y fuera.

Son los nuevos enólogos de la esperanza que utilizan las variedades de la prevención, de la mediación penitenciaria, de la visita cordial y continuada, de la escucha paciente, de la atención solícita a los familiares de las víctimas, porque saben que en su tarea es clave, trabajar en todo el ciclo vital con un sistema de valores que potencie el color de la solidaridad, el aroma irrenunciable de la dignidad y las sensaciones de la coherencia que dan cuerpo al «ser» más que la apisonadora del tener y el consumir...

Es el reto que sale a nuestro paso en medio de la fiesta y que nos exige un mínimo de reflexión, si de verdad queremos obtener la máxima calificación de nuestra cosecha.

Bárbara Torres
Pastoral Penitenciaria de La Rioja
http://eclesalia.blogia.com/2008/092501-clave.php
http://www.eclesalia.net


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jueves, 25 de septiembre de 2008

Rezar cristiano y pensar profano

Pepcastelló

Las parábolas evangélicas me llegan hondo. Tienen para mí una gran fuerza aun cuando pasado el tiempo me haya alejado de la práctica religiosa y me halle ahora en ese espacio mental que denomino “tierra de nadie”, ni religioso ni profano. Y tal vez sea esta fuerza motivadora la razón por la que me cuesta a menudo coincidir con el punto de vista de quienes las comentan desde la perspectiva religiosa.

Tal me ocurrió con el evangelio del pasado domingo, 25 Tiempo Ordinario (A) Mateo 20, 1 – 16, que me llegó, como de costumbre, a través del boletín de “ecleSALia” comentado por José Antonio Pagola [1].

Admiro a Pagola, leo con agrado sus escritos y suelo reenviarlos a mis contactos. En esta ocasión lo hice con una cabecera que en síntesis decía:

Os invito a reflexionar sobre esta parábola desde la perspectiva que puede tener una persona no creyente. Sin el menor ánimo blasfemo, os invito a suprimir el término Dios y tratar de ver esta parábola con ojos puramente humanos. Si lo hacéis, veréis que es un claro ejemplo de esa justicia equitativa que tanta falta hace en nuestro mundo actual.

Me movió a ello el título que Pagola había puesto a su comentario: “Bondad escandalosa”. Me parece bien, es provocativo, invita a pensar. Sólo que para mí lo escandaloso es que la bondad pueda parecer escandalosa a las personas cristianas; que mayormente éstas piensen igual que las paganas, y que un ateo comunista tenga mayor sentido de la justicia equitativa que cualquier buen católico de nuestra “civilización occidental cristiana”. Y digo esto último porque me viene a la memoria una frase de uno de los protagonistas del film “Cien años de oración” que dice: «A cada cual lo que necesita, no lo que merece. Esto es comunismo, y es hermoso».

Es hermoso, sin duda. Pero guiones cinematográficos y estética aparte, el criterio que rige nuestra decadente civilización es la meritocracia. A cada cual según merece, ya sea por su esfuerzo o por lo que designen las leyes, bien sea el legado de sus antepasados o cualquier otra causa establecida. Dar a cada cual lo que necesita para vivir parece hoy día a la inmensa mayoría de la gente una estupidez. En pocas ocasiones se le ocurre a nadie tener en cuenta las necesidades de la persona excepto para hacer caridad, asistencialismo descarado y humillante que en ningún momento se propone erradicar la injusticia.

A todo el mundo aquí y ahora le parece justo que un catedrático gane más dinero que un basurero, y que un alto cargo de una multinacional gane más que un catedrático. Y si bien aparece de vez en cuando alguien que se escandaliza por lo que cobran las gentes famosas, como los deportistas de élite y las estrellas de lo que sea, no falta quien lo justifique tanto por la ley de la oferta y la demanda dada la gran escasez que hay de esas personas y el alto rendimiento comercial que de ellas se obtiene, como por el esfuerzo que significa llegar a alcanzar esas capacidades y mantenerlas. Pero bien sabemos que puestos a justificar, se justifica todo, porque el pensamiento encuentra siempre razones para lo que el corazón pide.

Lo que mi herética mente se pregunta es si esta forma de interpretar esta bella parábola no es un modo de desviar su mensaje hacia la vía muerta que se supone es camino del cielo. ¿Qué razón hay para derivar el pensamiento hacia la bondad divina cuando en la narración hay una tan clara invitación a cuestionar de arriba abajo nuestra propia forma de pensar y de sentir? ¿Acaso no es la transformación total de la persona lo que pretende el mensaje jesuánico?

Tal vez quienes así predican el cristianismo tengan poderosas razones para obrar como lo hacen. Tal vez mi pobre mente profana no alcance a comprender el gran misterio que encierra la vida religiosa, y ésta sea la causa por la cual me parece incoherente rezar en cristiano y pensar y vivir en mundano. De ser así, me gustaría que alguna persona entendida se tomase el trabajo de explicármelo.

Gracias de antemano.


Pepcastelló

[1] http://eclesalia.blogia.com/2008/091701-intuir.php


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jueves, 18 de septiembre de 2008

Orar en “tierra de nadie”

Pepcastelló

«Gracias a la Vida, que me ha dado tanto...» (Violeta Parra)

Hace algunos años, conversando con un párroco acerca de la plegaria le dije: «Yo doy gracias a la Vida, porque Dios me resulta una idea demasiado ambigua». Después de conversar largo rato, como pensando en voz alta dijo el buen hombre: «Debiera haber alguna organización que asociase a quienes dais gracias a la Vida». Pienso que tenía razón, que hace falta “algo” que agrupe, anime y asista a quienes sentimos necesidad de expresar públicamente nuestro agradecimiento, nuestra esperanza, nuestra convicción profunda de que la paz, el amor, la verdad, la justicia equitativa y toda esa inmensidad de valores que anidan en el corazón humano son “los caminos” de la felicidad universal.

Me pregunto si una tal organización sería algo así como una iglesia plural hiperheterodoxa, religiosa y atea a la vez. Una iglesia en la cual el nexo común no fuesen creencias en dioses imaginados y pensados por quienes les adoran sino los valores humanos compartidos. Una iglesia que no impondría credo ni doctrina alguna sino que estaría abierta a todas las personas de buena voluntad. Una iglesia, por tanto, que sería unión, no exclusión como lo son ahora todas las que conozco.

Imagino ahora mismo a algunas de las personas que me lean llevándose las manos a la cabeza o balanceándola de un lado a otro en señal de desacuerdo.

--¡Qué disparate! Ateos y creyentes juntos rezando ¿a quien puede rezarle un ateo?

No, ningún disparate. Ateos y creyentes de todas las creencias abriendo de par en par sus respectivos corazones para expresar sus mejores sentimientos, sin otra intención que la de cultivarlos dentro de sí y en su entorno humano. ¿Acaso no es esto una buena plegaria?

Para la mayor parte de las personas creyentes la plegaria es “un diálogo con Dios”. Así nos lo enseñaron cuando nuestra mente empezaba a configurarse y así nos quedó, porque es difícil formatear de nuevo el cerebro. Pero con el mayor respeto y sin el menor ánimo blasfemo, yo me pregunto: ¿con qué Dios puedo dialogar en mi plegaria? Porque según me enseñaron, tengo varias opciones:

---El “Jesusito de mi vida que eres niño como yo”. Ése mucho no me sirve ahora porque ya no soy niño.

---El Dios Padre, severo cual padre terrenal que va a pedirme cuentas al final de mis días. Poco me anima ahora a decirle nada.

---El Dios creador que nos hizo humanos y a la vez inhumanos, capaces de las mayores crueldades. No sé en conciencia que decirle porque no entiendo en absoluto una tal forma de proceder.

---El Dios padre y madre a la vez, todo bondad y ternura al cual ahora nos dicen que Jesús llamaba Abba. Tampoco me sirve porque éste no se predicaba en mi tiempo, allá por los años del nacionalcatolicismo, de modo que me llegó tarde y no me viene su imagen a la mente en el momento de alzar mi corazón en plegaria.

---El Dios providente, ese que no sacará el hambre de África por más que se lo pidamos, como señalaba un conocido teólogo de avanzada y todo el mundo no creyente sabe. Sin comentarios.

¿Cuál de ellos elegir para mi plegaria? ¿Cómo elegir una de esas imágenes divinas sin entrar en profunda contradicción con las demás y con la propia conciencia?

Difícil, verdaderamente difícil. Pero si no encuentro ninguna imagen de Dios que me anime al diálogo, ¿cómo hacer para abrir el corazón de par en par a la bondad, la caridad, la misericordia, la fraternidad, la solidaridad, la paz, la justicia equitativa, el amor que me mueve a sentirme hermano de todos los seres humanos? ¿Tengo acaso que renunciar a mi plegaria?

No, no me parece razonable abandonar la vida interior por una simple cuestión de imaginario. Mejor me parece dejar de lado tanto dogma, tanta cabriola mental y tanta jerga arrogante y excluyente, porque no es necesaria doctrina alguna para postrarse y cultivar el corazón humanamente. Si hay un Dios causa y origen de todo lo creado, fue él quien nos dio la capacidad de pensarle de mil y una formas diferentes; pero también la de crecer humanamente sin pensarle, tan sólo contemplando con la mente lo que en términos creyentes pudiera denominarse “sus caminos”.


Pepcastelló

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miércoles, 17 de septiembre de 2008

La “sana” laicidad

José M. Castillo


En su reciente visita a París, Benedicto XVI ha defendido públicamente la “sana laicidad” del Estado. A los periodistas llegó a decirles que “la laicidad en sí misma no es contradictoria con la fe, sino que la fe es fuente de una sana laicidad”. Estas palabras del papa han hecho pensar a no pocas personas que Benedicto XVI ha tomado, en cuanto se refiere a las relaciones de la Iglesia y el Estado, una postura más abierta que la de los obispos españoles. ¿Es realmente así?

Creo que no. Más aún, estoy convencido de que el papa sigue pensando, sobre este asunto, exactamente lo mismo que pensaba el día que fue elegido obispo de Roma. Pocos días después de su elección, el 24 de junio de 2005, en la visita que, como exige el protocolo, el Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano hizo al Presidente de la República Italiana, en el palacio del Quirinal, Benedicto XVI pronunció un discurso en el que dijo: “Es legítima una sana laicidad del Estado en virtud de la cual las realidades temporales se rigen según las normas que les son propias, pero sin excluir las referencias éticas que encuentran su último fundamento en la religión. La autonomía de la esfera temporal no excluye una íntima armonía con las exigencias superiores y complejas que se derivan de una visión integral del hombre y de su eterno destino” (“L’Osservatore Romano, 25.VI.5, pg.5). Por tanto, en cuanto se refiere al controvertido asunto de la laicidad del Estado, el papa actual ya hablaba, como ha hablado recientemente en Francia, de “sana” laicidad. Es decir, para el papa Ratzinger (según parece), no es aceptable la laicidad sin más. Esa laicidad tiene que ser “sana”. ¿Y en qué consiste una laicidad “sana”? Si nos atenemos al programa de gobierno que el propio Ratzinger presentó ante el Jefe del Estado Italiano, la laicidad es “sana” cuando no excluye las referencias éticas que tienen su último fundamento en la religión. Por tanto, este papa afirmó sin titubeos, desde el comienzo de su pontificado, que, en todo cuanto se refiere a los comportamientos éticos, la referencia última, o sea la última palabra, la tiene la religión.

Por tanto, la convicción firme del papa actual es que el Jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano es quien tiene la última palabra en las decisiones de todos los demás Estados que, con sus leyes, puedan afectar a la conducta ética de los ciudadanos. A partir de este supuesto, se puede empezar a hablar de la “sana laicidad” que el papa acepta gustosamente. Todos sabemos los problemas que la llamada “sana laicidad” está creando en los países en los que la presencia de los católicos sigue siendo lo suficientemente fuerte como para que los obispos y los nuncios se sientan con fuerza para enfrentarse a los gobiernos que no favorecen a la Iglesia todo lo que los obispos y, en última instancia, el papa piensan que se han de privilegiar los puntos de vista y los intereses de la Iglesia por encima de los del Estado.

Así las cosas, lo primero que a cualquiera se le ocurre es que la postura del papa representa la pretensión de ingerencia de un Estado (el Vaticano) en los asuntos internos de otros Estados. Es verdad que esto lo hace el Jefe del Estado del Vaticano en cuanto Sumo Pontífice que es y, por tanto, jefe supremo de todos los obispos y de todos los católicos. Ahora bien, así las cosas, nos encontramos con un “poder religioso” que pretende estar por encima de un “poder político”. No voy a discutir este asunto echando mano de teorías abstractas. Me voy a referir a algo mucho más concreto. El poder que tiene el papa, como Sucesor de Pedro, no como Jefe de Estado, le viene de Jesucristo. Pues bien, los católicos sabemos que Jesús prohibió severamente a sus apóstoles ejercer el poder como lo ejercen los jefes de la naciones: “No ha de ser así entre vosotros” (Mc 10, 43; Mt 20, 26; Lc 22, 26). Y si esto lo tuvo prohibido san Pedro, es de suponer que lo tienen también prohibido sus sucesores. Pero, sobre todo, si a los apóstoles (y a sus sucesores) les está prohibido ejercer el poder “como” lo ejercen los jefes de las naciones, mucho más prohibido les estará pretender ejercer el poder “por encima” de los jefes de las naciones”. Jesús se refería, por supuesto, a un poder espiritual. Pero es que resulta que el poder, que el papa insinúa tener sobre los Estados, se refiere exactamente a las cuestiones éticas, cuestiones que entran de lleno en lo que llamamos “poder espiritual”.

No entro aquí a discutir los problemas filosóficos, jurídicos y políticos que plantea la “sana laicidad” que defiende el papa. Sea lo que sea de esos complejos problemas, lo que yo veo, como estudioso de la teología cristiana, es que el poder que pretende tener el papa no se puede fundamentar en las enseñanzas de Jesús. Es más, si tomamos en serios el Evangelio, esa presunta “sana” laicidad no tiene fundamento alguno para lo que pueden y deben creer los cristianos. Vamos a quedarnos con la laicidad a secas, que si se acepta y se respeta debidamente, con ella tenemos bastante. Y con ella viviremos en paz y en armonía.


José M. Castillo

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martes, 16 de septiembre de 2008

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