viernes, 30 de octubre de 2009

¿Cuantas veces podemos vivir?

Walter Dennis Muñoz

Las cosas a tiempo

La respuesta es demasiado simple. Como lo dice una canción. Solamente una vez. Serrat en un hermoso tema hablaba de una sonrisa a tiempo. El hecho de nacer nos plantea perentoriamente que no podemos elegir ni la época, ni el lugar, ni las dificultades o facilidades que la vida nos plantee. Que ya sabemos que se corresponde a nuestro proyecto vital. Dilthey decía que la vida es una misteriosa trama de destino, carácter y azar. No se puede elegir el tiempo porque es este. Podemos hacer trampa por supuesto. A un historiador le preguntaron por su situación durante la terrible dictadura argentina. Este respondió que estaba estudiando un período antiguo de la historia de tal modo que el tiempo de responsabilidad directa lo eludió cínicamente. Algunas utopías son pelotazos hacia adelante. En esta época de las G, G2, G8, G20 los pelotazos hacia delante por los gases contaminantes, el hambre y la pobreza se disparan al 2020, 2050, etc. etc.

He escrito antes que el texto bíblico no sólo es un texto de la religión también lo es de la cultura. En la conocida parábola del samaritano hay una contundente afirmación. No se puede elegir el tiempo para hacer lo que corresponde salvo si hacemos trampas. El judío herido al borde del camino-¿alguna vez se vivió seguro?- no tiene disculpa ninguna para quien lo ha visto. La elección de un samaritano es la contundencia contra los motivos geopolíticos, étnicos, religiosos para que en lugar de interponer un arma letal entre seres humanos es aceptar que esa es nuestra responsabilidad solidaria- solidaridad en el sentido de Adorno, lo universal en lo particular- la comprensión absoluta que tenemos un compromiso constitutivo como especie entre todos los hombres.
Camus en La caída cuenta el caso del médico que cruza un puente en el Sena en una de esas noches frías y solitarias cuando siente el pedido de auxilio de alguien que se ahoga y el huye del lugar sin hacer nada. Ese hecho lo persigue durante las noches hasta que desesperado despierta pidiendo la oportunidad de volver a pasar por el puente, lanzarse al agua y salvar a quien se estaba ahogando, a ese ser que ya no vive más.

Obviamente que tenemos la elasticidad ética para encontrar correcta la definición que da el DRAE de la palabra compasión. Definición grotesca, funcional a todos los asistencialismos existentes con los cuales se tapan las injusticias legitimadas en la distribución de la riqueza en todo el planeta. Y así lo ha entendido el modelo jerárquico caritativo de la religión católica romana. Así los países sudamericanos con modelos neoliberales dando bonitos (pequeñas ayudas en invierno) para tapar problemas estructurales.

Y todos los modelos sociales distorsionados. La escuela no es un espacio de crecimiento en la palabra, en saber tomarla, entenderla y descubrirla como vínculo de encuentro y crecimiento conjunto. En Berlín oriental en tiempos de la así llamada guerra fría la educación era un proceso de corresponsabilidad. Si un alumno iba mal era una tarea del resto de los compañeros ayudarlo a recuperar el nivel compartido. Cuando se baña al bebé es sólo la mugre la que debe irse por el caño no el niño. Así pasó con el derrumbe del capitalismo de estado llamado comunismo. Se lanzó la mugre y el niño por el caño.

Sería interesante confrontar a un catedrático de arquitectura para que explicara como una familia puede vivir en cajas de fósforos y eso llamarlo un piso o una casa.

Sería también necesario que un político, un economista explicaran porque no reconocen al trabajo como generador de ganancias y no solamente como costo de producción. Y porque llaman competitividad cuando un producto tiene un precio atractivo porque el que lo realizó cobra una mierda de salario.

Y sería sumamente importante preguntarle al sector más reaccionario de España porque llama vida a las funciones vitales del organismo y no a la posibilidad de la realización de un proyecto de vida en cuya realización la palabra tiene sentido.

Y finalmente recordar que Ortega escribió una vez un artículo sobre el azul desteñido, ese azul que una vez tuvo un paño que producto del sol, el agua y el tiempo se fue descolorando.

El hombre que ve el samaritano es ese hombre original y lo que hace A TIEMPO, no como los religiosos que pasan sin mirar a nada ni nadie a realizar sus ficciones de control de masas y a enseñar el amor de dios. Ese hombre despojado de su verdadero sentido, de su verdadero valor e importancia. Ese hombre lo llama para que lo restituya y ese el es tema de hoy. Dejemos de hacer trampas literarias, fílmicas, de premios que a la larga no premian nada, no cambian nada. Tenemos tiempo, este, pero nos necesitamos para lograr restituir la dignidad humana.


Walter Dennis Muñoz, Periodista

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miércoles, 28 de octubre de 2009

Mundo: Crisis de civilización y Vivir Bien

Katu Arkonada*

Hoy en día nadie duda que vivimos algo (mucho) más que una crisis financiera. Vivimos una crisis financiera, pero también epistemológica, social, política, climática, alimentaria… en definitiva, una crisis de vida, de modelo estructural y civilizatorio, occidental y moderno, por supuesto.

Rafael Correa, presidente de Ecuador, dice que no vivimos una época de cambios, sino un cambio de época. Sin saber si pensamos en el mismo paradigma, es cierto que la profundidad de esta crisis estructural que vivimos nos hace mirar hacia nuevos (aunque antiguos) paradigmas de vida, y ahí surge con fuerza la idea que los pueblos originarios del Abya Yala nos transmiten, el de la cultura de la vida, criar la vida, la visión comunitaria… ese nuevo paradigma que llamamos Vivir Bien.

El Vivir Bien no nace ahora, es producto de la cosmovisión milenaria de los pueblos indígenas del continente, de hecho ni siquiera como concepto es algo nuevo, aunque precisamente en estos tiempos cobra más fuerza que nunca. Cuando las ONG comenzaron a preguntarse cómo se podría traducir el término desarrollo al quechua, se dieron cuenta que no había una traducción, y lo mismo sucedió con el aymara, guaraní… en ninguna de las lenguas de las civilizaciones indígenas, orientales, existía una palabra para designar nuestro concepto de desarrollo occidental. Esta contradicción aparente refleja bien la división entre las dos matrices civilizatorias, entre oriente y occidente.

Por eso comenzaron a acuñarse términos que se acercan a ese concepto de Vivir Bien, Suma Qamaña en aymara, Sumaj Kausay en quechua, Ñande Reko (vida armoniosa) en guaraní, Teko Kavi (vida nueva) Ivi Maraei (tierra sin mal) o Qhapaj Ñan (camino o vida noble), conceptos que la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (aprobada en referéndum en enero del 2009) ya recoge como bases fundamentales cuando habla de los Principios, Valores y Fines del Estado.

Asimismo ha quedado recogido el Vivir Bien en la Constitución Política de Ecuador, de octubre de 2008, dando un paso importante también con la consagración de los Derechos de la Naturaleza, porque Vivir Bien es también salir de la dicotomía entre ser humano y naturaleza, es despertar la conciencia de que somos parte de la Pachamama, de la Madre Tierra y con ella nos complementamos.

Es bien interesante, y hay que seguir profundizando en su desarrollo, las formas hibridas que se están dando entre conceptos de matrices diferentes, como en este caso un concepto occidental y moderno, como derechos unido a un concepto oriental y milenario como Pachamama, Madre Tierra.

El Vivir Bien nos acerca y enseña conceptos como complementariedad, reciprocidad, comunitarismo (aunque no se puede entender la comunidad como un conjunto de individuos) que chocan frontalmente con nuestros esquemas establecidos. La cultura de la vida es comunitaria, no puede ser de otra manera, frente a un capitalismo individualista, depredador, o incluso un socialismo que aunque preocupado de mejorar las condiciones de vida de la sociedad, solo la entiende como el conjunto de personas que viven, sin considerar para nada a la Madre Tierra como algo vivo, y que puede llegar a ser tan industrial y depredador como el capitalismo (aunque, y este es otro debate, quizás un socialismo comunitario es hoy en día la mejor opción para Occidente).

Nos han educado y enseñado a vivir mejor, pero no a Vivir Bien. Y para realmente acercarnos a este concepto, tenemos que, en un proceso complejo, deconstruirnos. No primar el YO (primer pronombre en las lenguas occidentales) sino el NOSOTROS (primer pronombre en quechua o aymara por ejemplo), no ver el tiempo como algo lineal, en el que prima el individuo que viene de un pasado, se sitúa en un presente y va hacia el futuro, sino el tiempo como algo circular, en el que el presente es continuo y el pasado y el futuro son uno solo, el pasado esta por delante y el futuro está por venir y esta atrás.

Pero en el continente americano, después de 517 años de colonialismo, no podemos concebir el Vivir Bien sin unirlo a un verdadero proceso de descolonización, igual que no podemos concebir esa descolonización sin cambiar el paradigma de la educación.

Una educación individualista y basada en un sistema competitivo, en el que el individuo es medido, juzgado, en base a las calificaciones obtenidas. Incluso en las formas de educación más humanistas seguimos un esquema occidental, impuesto por los colonizadores. Formamos buenos estudiantes, con una buena ética y moral, siguiendo patrones occidentales, cristianos, y no personas que viven en armonía consigo mismos, con sus semejantes y con la Madre Tierra.

Vivir Bien, Descolonización…conceptos amplios y que merecen debates más en profundidad, mirarnos hacia y desde dentro, utilizar la naturaleza, pero sin dañarla, racionalizar y redistribuir el consumo, para no sobreexplotar los recursos naturales que la Madre Tierra nos da, garantizando el futuro a todo lo que viene detrás nuestro, vivir en armonía entre los pueblos, complementándose entre sí, practicando formas de democracia comunitaria.

Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, nos decía el otro día que antes los intelectuales en Europa pensaban y teorizaban, y después en América Latina se intentaba poner en práctica esas teorías, y hoy en cambio aquí en Bolivia, en América Latina, se están dando procesos de cambio donde los intelectuales tienen que venir a intentar teorizar que está pasando. Es totalmente cierto, hoy en día nuestro norte es el Sur, la praxis de los Pueblos en la búsqueda de nuevos paradigmas para superar la crisis de civilización nos ha llevado a nuevas formas de hacer política, de repensar el Estado y las interrelaciones entre las personas así como una conciencia en torno a la hecatombe climática que estamos provocando.

Todavía queda mucha interacción entre teoría y práctica que hacer, para llegar a una praxis política diaria con el horizonte de nuevos paradigmas, dentro de los cuales el Vivir Bien es un elemento de aproximación, de aprendizaje, dentro de todo lo que los pueblos indígenas tienen para enseñarnos.



*Katu Arkonada es investigador y analista en el centro boliviano Centro de Estudios Aplicados a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CEADESC)

http://www.servindi.org/actualidad/18323


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Por los dioses, la patria o lo que sea.

Eduardo Pérsico

Al referirse a la relevancia de las religiones en el desarrollo de la humanidad, el escritor José Saramago dijo ‘lo único que han hecho ha sido matar, matar y matar’; una apreciación no muy ajena a los pensadores independientes en serio y que en otros términos ya había dicho Bertrand Russell, al recordar las persecuciones y crímenes que ocurrieran entre los mismos cristianos. Una profunda disidencia con las religiones de dos pensadores que no invalidarían a cierto humorista de los años cuarenta en Buenos Aires, F.P., al decir que ante la pedofilia y homosexualidad creciente en los colegios de curas era lógico la adoración de los sables, pero que bendecir los cañones de Benito Mussolini en Italia ya era demasiado...

Irreverencias aparte, las religiones aún vigentes están vinculadas al oro y no fueron casuales las uniones entre reinados y religiones, bien demostrado por los Reyes Católicos de España al impulsar la conquista de América con atropellos a punta de espadas y de cruces. En la Conquista, generada por el hambre como desde siempre fueron las migraciones del hombre, los indígenas de las Antillas fueron sometidos a trabajos forzados para así cargarse la mayor cantidad de oro a España, y al romperse así la economía agrícola antillana sobrevino la casi extinción de su población, sin la menor conmiseración del catolicismo que consideraba seres inferiores a esos nativos que en verdad los dueños del territorio. Luego Hernán Cortés imaginó hallar en México una riqueza imposible de satisfacer y el señor Inca Moctezuma no podía comprender semejante codicia. Esa vez y conocida como la Noche Triste, los conquistadores abandonaron Tenochtitlán con muchísimas pérdidas humanas, pero por 1561 Franciso Pizarro con el secuestro de Atahualpa, el último señor Inca, obtendría ‘una habitación de tres metros por cinco de ancho repletas de oro, y dos habitaciones más llenas de plata’. Atahualpa fue aconsejado por su gente que atacara con sus miles de guerreros a Pizarro, que sólo contaba con 167 hombres, pero como este igual que Moctezuma temía que los españoles fueran hijos del rey Viracocha, no lo hizo y los españoles no tardarían más de una hora en liquidar a los tres mil guerreros nativos. Así empezaría la fundición en lingotes del oro tallado por los orfebres para ser fletados a España, y con la muerte de Atahualpa moriría también una cultura con más de tres mil años de antigüedad; eso sí, con la bendición de dios nuestro señor padre todopoderoso, conquistador por ese entonces.

Ya ni vale cuestionar la conquista española de América, pero si el aporte mayor a las culturas existentes fueron las liturgias del catolicismo y el inicio de un sistema económico irracional y feroz que en pleno siglo veintiuno, con su liberalismo capitalista que exige invasiones y un pibe muerto de hambre cada cinco segundos, mi amigo Saramago tiene toda la razón sobre el aporte de las religiones y punto. Y acaso sea tiempo de preguntarle a los papas, ayatolas y rabinos qué pervive de tantos hombres roncos de gritar por cierto dios, bandera o patria siempre imaginaria; esos millones y millones de miserables sometidos a un perpetuo territorio emocional y desangrados en el campo de alguien, que como premio, no le dará ni un metro para dejar de herencia. El pobre común, el humillado que jamás lo sabe si con rezos, plegarias y alabanzas lo engañaron por siglos a jugarse la vida. Infeliz de creerse victorioso con su espada, arremetiendo hasta sentir costillas bien adentro lo único en verdad suyo en la pelea: el furor enemigo. Despanzurrado y hecho jirones no recibe más discursos, arengas o promesas para ganar su empeño; él y sus iguales enfrentados engordarán la tierra de otros, pero sus hijos o su hembra ni un sitio bajo el sol. ¿Será por ley de dios que también su causa de pelea se muera el mismo día y prosigan entre rezos, sotanas y plegarias los inmortales dueños de la tierra y el oro? Bienes inconmensurables que quienes Mandan se apropian sin medir las hambrunas perpetua o la metralla. Este inconfeso pero renovado Destino Manifiesto hitleriano que no jodamos, resulta inevitable para seguir con la explotación de los países centrales contra el resto. Algo sugerente de que esta historia de la especie humana sigue siendo una trágica historieta. (28 octubre 2009)


Eduardo Pérsico, escritor, nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

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Rouco, el político

Rafael Fernando Navarro

La Jerarquía eclesiástica nunca ha renunciado al dominio de las conciencias. Los valores de la razón, laicicidad, secularización, autonomía del ser humano frente a la suprema decisión vital de su existencia, no entran dentro de la escala respetada por los Obispos. Muy por el contrario, son ellos, y solamente ellos, los que tienen la misión encomendada por Cristo de guiar a sus fieles en sus decisiones morales y de trazar el camino, siempre unívoco, de la bondad moral. Depositarios del monopolio de la verdad, son ellos quienes deciden desde no se sabe qué ciencia infusa lo que cada cual debe hacer en cada momento y en cualquier campo de la actividad humana.

Por otra parte, su adhesión inquebrantable a ciertos regímenes siempre dictatoriales, ha hecho acreedores a estos domadores de la verdad de la convicción de que debe darse una duplicidad de actuaciones paralelas entre lo mundano y lo religioso: se reclama así la existencia de universidades católicas frente a las estatales, colegios religiosos frente a los públicos y un derecho único a formar conciencias que debe proyectarse sobre cualquier formación humana venga de donde venga. El estado natural del hombre no es la búsqueda, sino más bien la aceptación de lo que otros piensen por él. La exploración de la verdad no tiene sentido si ella viene ya impuesta por visionarios ungidos y destinados a impartirla como un regalo.

Esta actitud se deriva de una concepción piramidal de la vida en cuyo vértice se sitúa al Papa, infalibilidad absoluta incluida, se ensancha a través del episcopado y descansa sobre una cuerpo de hombres y mujeres sometidos y destinados a soportar el peso de todo el que está por encima de ellos. El giro exigido por el Vaticano II abandonando la concepción de la Iglesia como sociedad perfecta para convertirla en pueblo de Dios nunca fue asimilado por el episcopado. Lo humano como valor en sí mismo no fue asumido por el cuerpo jerarquizado que temía se le fuera de las manos el poder de sumisión impuesta, del que ha venido gozando durante la historia.

La Jerarquía eclesiástica estaba en las espaldas de esos movimientos políticos que fueron la democracia cristiana, la acción católica y todas las organizaciones en las que se “utilizaba” la careta de autonomía para esconder decisiones con pectorales al fondo.

Aparecen ahora Alfredo Dagnino, Benigno Blanco, José Manuel Vidal, y muchos otros queriendo formar un partido político de inspiración cristiana respaldados y bendecidos por el Cardenal Rouco Varela. La Conferencia Episcopal Española nunca ha aceptado la no confesionalidad de la Constitución española. No ha dado por enterrado el tiempo del franquismo en el que de forma adúltera ejerció un dominio absoluto sobre la legislación, las costumbres y la orientación vital de este país. Añora tiempos de dictadura cristiana (qué contradicción), de cruzada vencedora de comunismos, de hordas judeomasónicas y reclama regímenes que impongan la cruz en las escuelas, la espada en las conciencias y la presencia del sagrado Corazón en los montes de cada pueblo. La dictadura episcopal ejercida entonces quiere prolongarse a sí misma aún en ausencia de los golpistas que la auparon a la cúspide. El proyecto de la nueva normativa del aborto, la educación para la ciudadanía, hasta ciertas fiestas no típicas de nuestro sentido mediterráneo son tachadas ridículamente de anticristianas. Su desprecio por la iniciativa humana, por el papel de la mujer, la falta de respeto a la investigación, su oposición a los avances tecnológicos son siempre rechazados en nombre de una dios domesticado, jibarizado, empobrecido, siempre juzgador, nunca compañero de la aventura existencial.

Rouco y los Obispos quieren tener un brazo político fuerte. No les basta con los brazos extenuados del crucificado.


Rafael Fernando Navarro
http://marpalabra.blogspot.com


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lunes, 26 de octubre de 2009

La mala conciencia. El país de la cola de paja

Jorge Majfud

Que en unas elecciones gane un partido o el otro es parte del juego democrático. Una opción puede ser mejor, mucho mejor o aun peor que la otra. La dignidad de un pueblo no se mide por opciones ideológicas sino por decisiones morales. Lamento que la oportunidad de mostrar y demostrar que la justicia no negocia ni anda mendigando a los poderes que amenazan en nombre de la paz, esa, ha sido repetidamente defraudada. Y si los pueblos no se avergüenzan con más frecuencia de las que deberían es simplemente por su mala conciencia que no les permite imponerse a si mismo lo que le reclaman a otros ni otorgan a otros los derechos de los que gozan quienes tiene el poder de decidir.

En 1989 el pueblo uruguayo confirmó la ley de Caducidad, por la cual se perdonaba a los autores de secuestros, torturas, desapariciones y muertes organizadas desde el Estado. Casi una generación después, en el referéndum de 2009, aunque por estrecho margen, se confirma la misma ignominia.

Desde que nuestros países del sur nacieron como republicas independientes que desesperadamente querían inventarse como naciones, tuvieron virtudes y errores. El primero de todos los errores, el error que ha persistido a lo largo de todas sus historias ha sido el de la impunidad. La única forma que han encontrado a este error que por repetido y por histórico no merece llamarse error sino debilidad del carácter, ha sido mirar para otro lado o quejarse. Quejarse, siempre quejarse y nunca mirar la realidad de frente y la conciencia de los crímenes propios directamente a los ojos.

Nunca se puede renunciar a la justicia. Renunciar a la justicia es un acto de cobardía. Cuando se renuncia a la justicia en nombre de la paz se está legitimando la impunidad de la fuerza. Cuando después de una generación esa fuerza ya es un saco de podredumbres, la renuncia es la herencia de una tara histórica, porque a veces los golpes enseñan y cuando son demasiado fuertes dejan incapacidades de por vida. Cuando quien renuncia no es la victima que clama por verdad y justicia, sino otros compatriotas que descansan satisfechos confortables en sus casas, entonces no sólo es un acto de cobardía sino, peor, un profundo acto de egoísmo aromatizado con la podredumbre de todas las justificaciones y las pseudo autorizaciones morales.

Si perdonar es divino, dejemos que Dios perdone. Si perdonar también es una virtud humana, perdonemos a quienes se han arrepentido y han colaborado con la justicia. No es posible perdonar a quien nunca ha sido juzgado ni condenado y a quienes hay que rogar infructuosamente que digan dónde están los huesitos de la hija o de la madre de algún desaparecido. Cuando ni siquiera se ha juzgado a los violadores, perdonar es solo el premio que una victima masoquista entrega al sadismo y a la impunidad y un crédito a largo plazo para nuevos abusos y nuevas humillaciones.

Digo todas estas palabras duras, sin edulcorantes ni demagógicas complacencias no porque me crea mejor que nadie sino porque alguien debe atreverse a decirlo de una vez por todas: querido pueblo, no tienes vergüenza. Lo digo aun sabiendo que muchos de mis queridos familiares y amigos han sido participes de este error histórico. Asumo que lo han hecho con la mejor intención. Pero también lo han hecho con la peor conciencia histórica, esa vieja tradición que nació con nuestros países, ya desde los celebrados genocidios indígenas. Por no entrar en otros desagradables detalles a la hora del té.


Jorge Majfud
http://www.argenpress.info/2009/10/la-mala-conciencia-el-pais-de-la-cola.html

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sábado, 24 de octubre de 2009

Medallas sí, pero con responsabilidades

Osvaldo Bayer

Estuve en la Feria del Libro de Frankfurt, en Alemania. La capital del libro. Centenares de editores, escritores, libreros, docentes, periodistas. Un mundo increíble. Hace tres cuartos de siglo, en ese país y en esa ciudad se quemaron libros. El fascismo brutal e ignorante. Hoy se reúne allí el mundo para hablar de una de las creaciones más dignas del ser humano: el libro. El saber. La búsqueda. La poesía. La otra faz del alma humana. Pasé horas paseando por esos pasillos con ventanas cargadas de libros, en todos los idiomas, de todos los continentes. El verdadero encuentro humano. El abrazo de las letras, de las ideas. El conocerse mejor. El maravilloso mestizaje cultural.

Me tocó hablar. A mí, que venía de un país donde se quemaron libros, donde asesinaron a escritores, a docentes, a estudiantes. Es decir, se intentó en vano destruir la vida. Mis libros fueron quemados en mi país argentino por el teniente coronel Gorleri bajo el lema “Estos libros se queman por Dios, Patria y Hogar”. El teniente coronel Gorleri hoy cobra retiro de general de brigada y nunca pagó por su cobardía.

En el programa hubo un extenso programa de intervenciones de escritores argentinos. En mi primera intervención no pude menos que hablar de Roberto Arlt, el profundo creador, el escondido poeta y filósofo de habla popular. Sí, era justo para este escenario. Sus padres venidos de Alemania. Roberto, argentino de primera generación. Describió como pocos a los argentinos, porque era un porteño perfecto, que conocía todos los rincones de la ciudad y sus ojos no quitaban su vista de la gente de las calles, de los boliches, de las estructuras burocráticas. Leí, ante el público, una de sus páginas magistrales. El fusilamiento del anarquista Severino Di Giovanni llevado a cabo por las huestes del general Uriburu, en esa cerril dictadura militar de los años ’30. Roberto Arlt concurre como periodista del diario El Mundo. Da todos los detalles de la muerte de un valiente. Pero sin ningún adjetivo calificativo. Describe los movimientos y palabras de la víctima y de sus verdugos, tal cual. Sin acusaciones ni lástimas. Para presenciar el fusilamiento, las autoridades permiten la concurrencia de la gente de bien, que llega a la cárcel esa madrugada después de haber concurrido a banquetes o bailes. Luego del fusilamiento, algún espectador se ríe. Esto da vergüenza a Roberto Arlt, quien finaliza su crónica con estas simples palabras: “Pienso que a la entrada de la Penitenciaría debería ponerse un cartel que rezara: ‘Está prohibido reírse. Está prohibido concurrir con zapatos de baile’”.

En esas palabras está toda la moral de esa clase. Al genio literario le bastan esas palabras para atestiguar de toda la superficialidad y sevicia del verdadero poder argentino.

Luego me invitaron a leer, en el acto final de la feria, una página histórica-literaria, cuando China –protagonista de la feria de este año– le entregaba el título a la Argentina, ya que la próxima feria estará dedicada a ella, por el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Elegí no aquello que sublimara a grandes escritores famosos ni a políticos consagrados, sino a los seres más humillados de nuestra sociedad. Leí el episodio de las prostitutas de San Julián, la reacción de esas pobres mujeres que rechazaron a los soldados que acababan de fusilar a mil quinientos peones rurales patagónicos en el año 1921. Esas mujeres fueron los únicos seres que llamaron “asesinos” a los militares triunfantes.

Así les fue: fueron arrojadas a los calabozos y debieron partir de San Julián.

Es decir que no nombré, como es habitual, a las figuras distinguidas sino a aquellas que dieron la cara, sabiendo que no gozaban de ninguna protección y que la “gente honesta” de la sociedad les iba a hacer pagar su culpa de decir la verdad. Pero en la Historia siempre triunfa la ética. Tuve la satisfacción de nombrar a esas valientes mujeres en la Feria del Libro de Frankfurt. Allí jamás se laureará a los represores patagónicos; y en el caso de que se los nombre, será para que logren el desprecio definitivo de las próximas generaciones. Las pobres “pupilas” de San Julián jamás soñaron que sus nombres serían pronunciados con admiración tan luego en el centro de la cultura del mundo.

El año próximo, pues, la Argentina estará en el primer plano de la Feria del Libro más grande del orbe. Deberemos llevar allí nuestra realidad, que también es la de todos aquellos que luchan desde los lugares más lejanos y sin poder, por más dignidad.

Mi deseo es que también la Feria del Libro de Frankfurt se transforme en un encuentro de escritores que debatan sobre soluciones y sueños a realizar. Cambiar un arma por un libro. Un soldado por un poeta. Que sea una guía de búsqueda de la paz eterna entre los pueblos. Que se formen lazos tan fuertes que detengan toda agresión de los poderes formales. “La intelectualidad da la cara”: éste podría ser el lema que los encuentre y los reúna.

A mi regreso a la Argentina me encontré con una noticia: que la Comisión del Bicentenario me otorgaba una medalla junto a otras personas. Me gustó porque entre esas personas había docentes, investigadores de la ciencia, protagonistas del arte escénico, representantes del arte, de las ciencias jurídicas, es decir, de toda la gama que lucha por el progreso verdadero de una sociedad, sin haber mirado nunca el provecho propio, ni la figuración. Fue hermoso encontrarse con esa gente, conversar con ellos, ya llegados casi todos a la época del cabello blanco y el temblor en las piernas al subir las escaleras.

Claro, la sorpresa la tuvimos cuando vimos que las medallas las iba a entregar Mauricio Macri. Pero resolví aceptar la mencionada medalla porque cuando Carlos Ares, el organizador de esa Comisión del Bicentenario, leyó mi biografía, hizo hincapié en mi denuncia del fusilamiento de los peones patagónicos, hecho que nunca había sido reconocido por ninguno de los representantes de las clases responsables de ese crimen político. Al darme esa medalla Macri, de alguna manera, estaba reconociendo que yo había denunciado la absoluta verdad histórica. En cambio los radicales, que llevan sobre sus hombros la responsabilidad de aquella cruel represión durante la presidencia de Yrigoyen, siguen callando. Con el silencio no se lavan las culpas, al contrario, se agranda esa responsabilidad.

Luego del acto de recibir la distinción, en declaraciones a los medios señalé que esa medalla la dedicaba a todos los seres humanos que duermen en las calles de Buenos Aires –muchos de ellos, niños– y que últimamente son reprimidos con violencia por ese nuevo grupo pseudo policial creado por el gobierno de la denominada Ciudad Autónoma de Buenos Aires, comandada por Macri.

Justo cuando salí del Teatro Presidente Alvear, al acabar el acto, en plena calle Corrientes, había un ser tirado en el suelo, acurrucado de puro frío. Me detuve, le di unos pesos. Lo aceptó, se levantó sin agradecerme –cosa que me pareció justa– y vi cómo se lanzaba a comprar cigarrillos. Tal vez el único remedio para combatir el hambre y el frío. Pude ver en sus ojos el retrato de una sociedad injusta que encima castiga en vez de ayudar.

La ciudad tendría que estar preparada para casos así y tener casas donde la gente sin domicilio pueda pernoctar. En este sentido hay que imitar a países como Alemania, donde se da refugio todas las noches desde las 22 hasta las 7 de la mañana a gente sin medios ni techo. Y no apalearlos o pegarles puntapiés o empujones, como ha quedado registrado en diversas denuncias que se han hecho últimamente en esta ciudad.

Entonces, medallas sí; pero antes que medallas, techo para los sin techo. Es la primera de las responsabilidades de un hombre que gobierna una ciudad.

No pensar así significa crear violencia.


Osvaldo Bayer
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index.html

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¿Queriendo ser Dios?

Leonardo Boff

Rose Marie Muraro es una mujer imposible. A pesar de tener grandes limitaciones de vista y de salud escribió 35 libros y editó cerca de otros 1600. Fue pionera del feminismo brasilero. Su estudio sobre la sexualidad de la mujer brasilera, publicado por la Editorial Vozes de Petrópolis, se transformó en un clásico, tanto por su metodología como por las categorías de análisis.

Licenciada en física, siempre se preocupó por la tecnología y su incidencia en el destino humano. Ahora, con el paso de los años y después de muchas investigaciones y de manejar una gran cantidad de fuentes, informaciones y autores, nos entrega un libro-síntesis con el título: Los avances tecnológicos y el futuro de la humanidad: ¿queriendo ser Dios? Es una publicación de la Editorial Vozes de Petrópolis de la cual fue durante 17 años directora editorial.

El subtítulo ¿Queriendo ser Dios? define la perspectiva de su análisis y al mismo tiempo deja traslucir una denuncia contra el tipo de ciencia y tecnología dominantes en la historia. En realidad, hace un excelente rastreo histórico de la tecnología desde los albores de la humanidad, cuando hace más de dos millones de años surgió el homo faber, aquel que por primera vez utilizó el instrumento para imponerse a la naturaleza, pasando por los distintos periodos históricos, con sus respectivas revoluciones hasta llegar a los tiempos contemporáneos de la ingeniería genética, de la robótica, de la nanotecnología y de la biología sintética, para culminar en la fusión entre ser humano y máquina.

A lo largo de su libro Rose nos muestra el calvario de la Tierra y la lenta y progresiva crucificación de la vida y de la naturaleza a través del poder de la tecnociencia, puesta al servicio de la voluntad de poder en su concretización más cruda y cruel en el dinero.

Pero no siempre fue así. Primitivamente el saber y la técnica estaban al servicio de la solidaridad y del compartir, atendiendo a las demandas humanas y aliviando el peso de la vida. Pero desde el momento en que surgió la moneda, que se hizo mediación exclusiva de todos los trueques, y se transformó en mercancía con precio (intereses), se produjo una revolución perversa. Se pasó de la cooperación a la competición, del cuidado a la agresividad. Lo que impera entonces es el gana/pierde y no el gana/gana. La sociedad se ha hecho conflictiva con ejércitos, muchas guerras y grandes mortandades.

Los señores del dinero sujetan a las personas, controlan la sociedad y deciden qué saber y qué técnica hay que desarrollar para reforzar su poder. No se produce para la vida sino para el mercado. No se inventa para la sociedad sino para el lucro.

El actual proyecto de la tecnociencia ha acelerado enormemente la historia. La humanidad ha caminado más en cien años que en los dos millones de años anteriores. Esta velocidad ha aturdido la mente y está generando una verdadera mutación humana, comparable solamente a la ocurrida en la revolución biológica multimilenaria. Algunos científicos intentan introducir nanoparticulas en la corriente sanguínea del cerebro para gestar una inteligencia suprahumana. Surgiría así un híbrido de ser humano y maquina, y la humanidad se bifurcaría entre los mejorados y nos no-mejorados.

Rose Marie Muraro se alza contra este intento, pues él configura la suprema arrogancia y actualiza la antigua tentación bíblica del seréis como Dios.

El ser humano, por más que quiera, jamás superará los límites de su naturaleza. Sólo una ciencia con conciencia servirá a la vida y garantizará el futuro de la Tierra. La autora propugna monedas complementarias, un consumo compasivo y reciclable, una revolución radical de dentro hacia fuera y de abajo hacia arriba, el juego del gana/gana como forma de salir con éxito del berenjenal en el que estamos enredamos. La frase final de su brillante libro es esperanzadora: «Cuando desistamos de ser dioses podremos ser plenamente humanos, algo que todavía no sabemos lo que es, pero que hemos intuido desde siempre».


Leonardo Boff
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=351

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jueves, 22 de octubre de 2009

Todo cambia

Paz Rosales

José Mª Castillo nos decía en su blog que la mayoría de nosotros pensamos lo que los demás nos hacen pensar. Es decir que nos somos autónomos en nuestros pensamientos.

Reflexionando sobre eso me pregunto: ¿De dónde salen nuestras ideas, criterios y pensamientos? ¿no saldrán de lo que ha entrado antes por nuestros sentidos? hechos que hemos vivido, ambientes donde hemos estado, libros que hemos leído, palabras que hemos escuchado etc. todo eso ha ido configurando nuestra mentalidad y construyendo el edificio interior de nuestras creencias e ideas.

Pero el mundo y su realidad va cambiando porque todo el cosmos está en continuo movimiento. Todo se mueve y se transforma poco a poco. Todo menos el Motor que está en el origen de ese movimiento. Ese Motor o Energía inteligente o Realidad última, como queramos llamarle, que permanece inalterable porque es el Vacío que todo lo sostiene. De ahí que todo es relativo y caduco, solo ese Motor es absoluto.

Se transforma el planeta, las culturas, las personas, la moral, el lenguaje, las religiones...aunque existen tradiciones, ritos y costumbres que persisten durante siglos y se resisten al cambio. Unas cosas cambian para mejorar y otras para empeorar, asi es la humanidad.

Hay personas a quienes no les gusta cambiar. Dicen:-siempre hemos hecho así y así se hará. Otras personas tampoco quieren cambiar porque se sienten seguras en el edificio interior que se han construido o que les han construído desde su infancia; su edificio de la moral, educación, creencias etc, se sienten bien ahí y no necesitan cambiar o no se lo plantean.

Pero otras personas no quieren cambiar por miedo a perder posiciones de poder y sus privilegios. Eso ocurre en el terreno de lo político, lo económico, lo religioso. El mundo y la sociedad van cambiado pero ellos no se apean de sus puestos, de sus costumbres, de sus ideas porque enfrentarse al cambio supone riesgo e inseguridad y cuando uno ve que su edificio interior ya no coincide con la evolución del mundo, siente que algunas partes de ese edificio se van cayendo y la persona queda a la intemperie sin cobijo seguro.

Eso es lo que ocurre con la fe, las creencias religiosas y el lenguaje religioso. Nos dimos cuenta que dogmas, ritos, símbolos etc. todo eso fue construcción humana que como todo lo humano incluye errores y miserias. Aun reconociendo que como humanos necesitamos expresar, celebrar, y decorar nuestra fe y que eso es legítimo y loable, ha estar sujeto a revisión constante para adecuarse a los nuevos tiempos y nuevas mentalidades.

Por eso hoy día no concuerdan con la actualidad, las mitras, báculos, vestimentas y toda la decoración de purpurados cardenalicios cuyo origen está en el decorado del imperio romano de tantos siglos ha. Tampoco concuerda mucho con nuestra mentalidad moderna el lenguaje mítico de nuestros misales y oraciones y otras muchas cosas de las diversas religiones.

La adaptación a cada época requiere espíritus lúcidos de mente abierta, desprendidos de su ego y de toda ambición, capaces de ir rompiendo paredes de su enorme arquitectura para quedarse con una construcción más simple, con muchas puertas y ventanas por donde puedan entrar toda clase de gente.

Esto se va haciendo desde la base y creo que el tiempo lo hará poco a poco en la cúspide. Ojalá!


Paz Rosales

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El pan, la rosa y las políticas de Estado

Oscar Taffetani

Un proverbio árabe (sospechoso de no ser ni árabe ni proverbio) dice que el hombre que tiene dos panes debe vender uno para comprar la rosa. Hay allí una expresión del sentido común. Un sentido común bastante avaro. Y egoísta. Y burgués. Ya que ve en la rosa (es decir, en la cultura) un bien suntuario; algo que uno puede permitirse sólo después de tener la panza llena. León Felipe le respondió a esa verdad egoísta del proverbio con una verdad poética, vale decir, con un profundo deseo: “¿Por qué ese panadero -escribió- no le pone una rosa de pan blanco a ese mendigo hambriento en la solapa?”. Entre el pan y la rosa, entonces, un panadero. Es decir, el trabajo humano, embelleciendo y dando sentido a las cosas.

Todo esto formaría parte de una amable conversación si no estuvieran de por medio el hambre real, la pobreza real y el sufrimiento real de nuestros hermanos. Porque cuando hay frío y desabrigo -escribiría Tejada Gómez- el viento no es ninguna canción en las ventanas. Y para un niño en la calle, la niebla (ah, la niebla) es un sapo del aire. Y las manos son dos fardos inútiles. Y el corazón, una mala palabra.

Si algún sentido tiene el contrato social -pensamos- es el poder rescatar al hombre del salvajismo y la barbarie. Si algún sentido tiene el Estado, es el de crear las condiciones para que todos podamos disfrutar a un tiempo, sin proverbios ni excusas, del pan y de la rosa.


Lo que presupone el Presupuesto

"Mientras se negociaba la ley de medios en el Senado -leemos en una nota del diario Crítica- el oficialismo repartió 11.500 millones de pesos en obras públicas que benefician especialmente a cinco provincias, tres de las cuales fueron importantes -Chubut, Tierra del Fuego y Jujuy- para la sanción de la norma que finalmente sancionó la Cámara alta el sábado 10 a la madrugada...”

Sin embargo, los últimos efectos de la repentina asignación y distribución de fondos, no habría que verlos sólo en ese parto -con forceps- de la ley de Medios, sino en un rudo disciplinamiento que le permitirá al Ejecutivo, en los tiempos que vienen, contar con el voto automático de muchos legisladores.

Diputados ya dio media sanción al proyecto de Presupuesto 2010 presentado por el ministro Amado Boudou y es de prever que en el Senado, votos más o votos menos, ocurra lo mismo, con lo cual la asignación y distribución de los recursos de la Nación quedará completamente definida antes de que cambie el balance de fuerzas en el Parlamento. Y si alguna deuda chica -así lo dice el tango- sin querer se les ha olvidado, entonces el Jefe de Gabinete, utilizando sus renovados superpoderes, reasignará los fondos o cambiará de destino las partidas.

Claro que hay algo que esta exitosa táctica del Gobierno no podrá evitar: la responsabilidad por el default y por las crisis de las economías provinciales, será cada vez más su responsabilidad.

¿Es ésa la previsión? ¿Tendremos un Estado bombero, presto a asistir sólo después de que se hayan declarado los incendios, para convertir el derecho en gracia y la coparticipación en dádiva? Si ésa es la previsión -seamos realistas- poco importa qué ley de Presupuesto se vote, y cómo la voten, y quiénes la voten.


Modesta utopía parlamentaria

El economista Rubén Lo Vuolo escribió en su libro Estrategia económica para la Argentina que “la actual situación del mercado laboral, distribución de ingresos y pobreza, vuelve recomendable cambiar dicha tradición (política de sostenimiento de ingresos vinculada con el empleo) y avanzar hacia un sistema institucional que se constituya como una red de sostenimiento de ingresos de las personas, que sea lo más incondicionada posible”.

Con ese fundamento fueron elaborados, a partir de la década pasada, distintos proyectos de Asignación universal por hijo, luego llevados a las cámaras por los legisladores del ARI, la Coalición Cívica y el Proyecto Sur, entre otros. Con ese fundamento, los Chicos del Pueblo y la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) impulsaron las marchas, las campañas y otras iniciativas orientadas a instalar en la conciencia y en el imaginario social la idea de que sólo una lucha frontal, que deponga intereses sectoriales, podrá detener el cotidiano y atroz crimen del hambre.

La creación de nuevas fuentes de trabajo y la generación de empleo genuino -se sabe- contribuyen en el mediano y largo plazo a revertir los índices de pobreza. Pero hay una prioridad acuciante, que es el hambre. Sin parar la masacre del hambre, no habrá mediano ni largo plazo para ninguna clase de proyecto. Sencillamente, no habrá futuro.

La Asignación Universal por hijo (también llamado Ingreso Ciudadano para la Niñez), propone acabar con la injusta discriminación de los niños según su procedencia o el nivel socioeconómico de sus padres.

Especialistas de distintas formaciones políticas coinciden en que los recursos necesarios para sostener dicha Asignación podrían ser generados por el Estado direccionando subsidios vigentes (Plan Trabajar, Plan Jefes y Jefas, Plan Familias, etcétera), modificando el Impuesto a las Ganancias y gravando como se debe (y hasta ahora no se ha hecho) la renta financiera.

Sin embargo, como se difundió esta semana, el Gobierno ha elaborado su propia “asignación universal”, de 135 pesos, destinada “a los hijos de los trabajadores informales”. No sólo la suma es irrisoria (pensemos que los pañales descartables de un mes, para un bebé, cuestan $180), sino que la universalidad se ha perdido por el camino, se facilita el manejo clientelar y se consolida, una vez más, la inequidad entre trabajadores formales, trabajadores informales y desocupados.

¿Es impensable -nos preguntamos- que la Asignación Universal por hijo, con valores de dignidad (no menos de $ 300, para el costo actual de la canasta familiar) sea apoyada con decisión y compromiso por todas las bancadas legislativas? ¿Es impensable que la eliminación del hambre y la extrema pobreza sean política de Estado?

Quien juzgue esta modesta utopía en términos de oficialismo u oposición; quien busque excusas para no debatir y no votar; quien mire hacia otro lado; quien se ausente sin aviso; quien se ausente con aviso, será partícipe necesario, concurrente, responsable, del imprescriptible crimen del hambre.

Su pan (es hora de volver a la poesía) no tendrá sabor a pan. Y habrá perdido para siempre la rosa. (APe).


Oscar Taffetani
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=2756:el-pan-la-rosa-y-las-politicas-de-estado&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106

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miércoles, 21 de octubre de 2009

Hay que terminar con la hipocresía

Irina Santesteban

El Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó en Tucumán el fin de semana largo de octubre, volvió a ser escenario de fuertes enfrentamientos entre los llamados grupos "pro-vida" y las mujeres que luchan por la despenalización del aborto.

En el diario "Página 12" del pasado lunes, la periodista Mariana Carbajal escribe sobre la actitud de grupos conservadores, ligados a la jerarquía de la Iglesia Católica, que están atacando desde varias esferas a aquellas personalidades que expresan opiniones favorables a la despenalización del aborto. Y enumera algunos casos de médicos o catedráticos universitarios excluidos de sus trabajos por manifestarse de tal manera. Entre ellos el caso del médico pampeano Fernando Giayetto, quien fuera separado del Hospital Lucio Molas, por su conocida posición favorable a la anticoncepción quirúrgica y la despenalización del aborto. Su delito fue nada menos que aplicar la ley, en cuanto a la práctica de abortos no punibles, expresamente contemplados en el art. 86 del Código Penal, sin necesidad de autorización judicial previa.

La Pampa ha sido un escenario especial en este enfrentamiento, por un lado de quienes dicen defender la "vida" y, por el otro, quienes sostienen el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su deseo de ser (o no ser) madres.

El veto del gobernador Jorge a la ley que reglamentaba los abortos no punibles, fue un triunfo de la jerarquía eclesiástica y los sectores conservadores, que presionaron al mandatario pampeano, a pocos días de haber asumido la gobernación, para que "abortara" (nunca tan preciso el término) un intento progresista de reglamentar lo que ya está permitido por la ley penal, esto es, permitir la interrupción del embarazo en caso de peligro para la vida o la salud de la madre, o cuando el embarazo es fruto de una violación sobre una mujer con discapacidad mental.

Con una práctica antidemocrática y cuasi fascista, los grupos "pro-vida" van desde las amenazas a legisladoras que presentan proyectos para legislar sobre el aborto, hasta el desprecio absoluto por la salud de las mujeres que se someten todos los días a prácticas clandestinas para interrumpir embarazos no deseados, poniendo en peligro sus vidas, y muchas veces, lamentablemente, perdiéndola. ¿Adónde está entonces, la "defensa de la vida" que hacen estos grupos, si anualmente mueren casi 500 mujeres en Argentina, producto de abortos realizados en malas condiciones sanitarias? Y en muchos casos, además de la vida del "por nacer", quedan huérfanos los hijos de esas mujeres muertas porque no hay desde el Estado una política sanitaria que las proteja.

En el Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizó en Tucumán el pasado fin de semana largo, los grupos católicos volvieron a invadir un espacio que nació en 1986 para reivindicar los derechos de las mujeres, con un sentido progresista. Gracias a este movimiento y a la lucha de muchos años de los movimientos de mujeres, en los últimos 25 años el avance tanto en la legislación como en la práctica política y social de las mujeres, es innegable. Pero cuando la discusión pasa al plano de la maternidad y el papel de la mujer en la familia, parece ser intolerable para estos sectores. Es paradójico que los grupos que reivindican un papel puramente reproductor y materno de la mujer, pretendan participar de los Encuentros, que justamente nacieron para cambiar esa visión conservadora y patriarcal.

Hace algunas semanas se conoció un informe elaborado por el Instituto Guttmacher, de Estados Unidos, el cual demuestra que, cuando se intensifican las campañas para un correcto uso de métodos anticonceptivos, se disminuyen notablemente los abortos y los embarazos no deseados.

Una verdad que los movimientos feministas y los especialistas en salud reproductiva vienen pregonando hace muchos años, a contrapelo de las opiniones de los falsos "defensores de la vida".

Según este informe, mientras que en 1995 en todo el mundo se registraron 45,5 millones de abortos, esta cifra bajó a 41,6 millones en 2003, y la tasa de embarazos no deseados pasó de 69 por 1000 en 1995, al 55 por 1000 en 2008.

La directora del Instituto Guttmacher, Sharon Camp, defendió la posibilidad que tiene cada mujer, cuando hay políticas públicas destinadas a ello, de decidir por sí misma cuándo quiere quedar embarazada y cuántos hijos tener. Esta posibilidad que se otorga a las mujeres, sobre todo a las de los sectores más vulnerables, trae como directa consecuencia, comprobable mediante estadísticas, una disminución importante de los embarazos no deseados y a la vez reduce notablemente la necesidad de recurrir al aborto.

El incremento del uso de anticonceptivos en las mujeres, incluso en las casadas y las que tienen pareja estable, demuestra la necesidad de que los Estados destinen más fondos a los programas de Salud Sexual y Reproductiva, obviamente contrariando la posición predominante en la jerarquía de la Iglesia Católica.

Mientras el 40 por ciento de las mujeres del mundo vive en países que prohíben el aborto, esta cifra trepa al 97 por ciento en el caso de las mujeres latinoamericanas, pues sólo Cuba prevé en su legislación la posibilidad de interrupción del embarazo.

Del informe surge claramente que las legislaciones restrictivas en materia de abortos, no lo impiden ni lo evitan, sino que provocan que éstos se practiquen en condiciones más peligrosas para la salud de las mujeres, sobre todo las de los sectores más humildes, que no pueden acceder a dicha práctica, por el alto costo de las mismas y el riesgo que asume el profesional que lo practique. Claro que en la mayoría de los casos de muertes por abortos clandestinos, éstos son practicados por personas no idóneas y en condiciones deplorables.

La muerte de María Díaz hace dos semanas en Rosario, luego de practicarse un aborto en forma clandestina, volvió a poner en el debate la necesidad imperiosa de legislar sobre el aborto, permitiendo su despenalización cuando se lo practica antes de la 12ª semana de gestación.

Como ocurrió el año pasado con Ana María Acevedo, la joven que murió luego de dar a luz una bebé prematura -que también murió al nacer-, en medio de enormes sufrimientos porque padecía cáncer y no quisieron aplicarle quimioterapia por estar embarazada (pero no le practicaron el aborto, como lo prevé el art. 86 del Código Penal), detrás de estos casos, además de una muerte evitable, de una mujer joven, hay niños que quedan huérfanos por la hipocresía de sectores conservadores, que prefieren pregonar la "vida" sobre los cadáveres de centenares de mujeres, que no pudieron evitar un embarazo y que no se les permite interrumpirlo por el solo hecho de ser pobres.

¡A ver si terminamos con la hipocresía de una sociedad que permite el aborto a las mujeres que pueden pagarlo, pero reserva el sufrimiento y la muerte para las mujeres pobres!


Irina Santesteban (LA ARENA)
http://www.argenpress.info/2009/10/hay-que-terminar-con-la-hipocresia.html

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Los héroes inútiles y las guerras hacia ningún lado

Adolfo Pérez Esquivel

¿Cuantos soldados norteamericanos, británicos y de otros países murieron en las guerras contra Afganistán e Irak? ¿Cuántos más tendrán que morir antes de terminar las guerras?

Se cuentan los muertos de los países invasores, pero nada se dice de los muertos en los países invadidos y la resistencia de afganos e iraquíes. Se silencian las miles de muertes de mujeres y niños, las poblaciones devastadas por la destrucción y el saqueo de la OTAN del patrimonio de la humanidad, y de los recursos de esos países.

Toda la destrucción y muerte se hace en nombre de la “libertad”, de la “democracia”, de liberar a esos países de la dictadura, cuando les conviene. La OTAN es aliada de EE.UU., como lo fue Sadam Hussein utilizado en la guerra contra Irán.

El Primer Ministro Británico, Gordon Brown, ha rendido honores póstumos a los 221 soldados muertos en la guerra contra Afganistán y se compromete a enviar más soldados. Estados Unidos rinde homenaje a sus soldados caídos en las guerras que sostiene en diversas partes del mundo. Las viudas y familiares de los soldados muertos recibirán una medalla, una pensión y el olvido de sus vidas que engrosarán las páginas de los héroes inútiles de las guerras hacia ningún lado. Guerras que sólo sirven para vender armas y potenciar el complejo industrial militar y los intereses hegemónicos del imperio.

Los costos en vidas y la destrucción de otros pueblos no cuentan en la agenda del “debe y haber” del Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado, ni en los países de la OTAN, involucrados en el conflicto armado. La complicidad de los monopolios informativos es pavorosa e hipócrita.

En la mitología griega, Sísifo, dios del Olimpo fue castigado por el Dios Supremo, Zeus, y tiene que cargar en sus hombros por toda la eternidad una gran piedra que debe colocar en la cima de la montaña. Una y otra vez Sísifo hace el gran esfuerzo que nunca logra concretar de llegar a la cumbre, y la piedra cae y así en permanente devenir por toda la eternidad vuelve a buscar la piedra al pie de la montaña.

Albert Camus ha retomado el mito de Sísifo a quien llama “el héroe inútil”, en la incesante derrota de si mismo en su camino existencial. Es la situación del hombre moderno, de los gobernantes y del sistema dominante, que vuelven una y otra vez a repetir las mismas derrotas de la conciencia y los actos inútiles, como si fueran grandes logros de la imbecilidad humana.

En nombre de la libertad se impone el sometimiento contra otros pueblos, como ocurre en la franja de Gaza contra el pueblo palestino, testigo de los crímenes de guerra de Israel, condenados por Naciones Unidas. Y también en Colombia, con la intervención de los grupos paramilitares, EE.UU e Israel, se cometen crímenes contra el pueblo. Las guerrillas y el narcotráfico generan la incertidumbre, la muerte y suman héroes inútiles, a la inutilidad de la violencia social y estructural.

En nombre de la democracia, EE.UU invade, tortura y realiza vuelos clandestinos en diversos países con secuestros y asesinatos contra quienes considera “terroristas”. Justifica el horror y los llamados “daños colaterales”: la muerte de miles de niños, mujeres y población civil.

Nada de esto figura en los medios de comunicación y los noticieros de la BBC y de la CNN, ni en las estadísticas. Los muertos son considerados “no personas”. De eso “no se habla”.

Las muertes de los soldados de EE.UU, Gran Bretaña y los aliados de la OTAN, nada tienen de gesta heroica, sino de rapiña, de destrucción y muerte. Los soldados no saben porqué van a la guerra, simplemente van a matar o morir; les prometen la nacionalidad de EE.UU y lo único que logran es la ciudadanía de la muerte en tierras extrañas. Los sobrevivientes y mutilados sólo tendrán la mirada del horror y recordarán las muertes de otros jóvenes, como ellos, héroes inútiles.

Vietnam vuelve a repetirse. Es hora que el pueblo de EEUU despierte, que el presidente Obama, galardonado con el Premio Nobel de la Paz, ponga la “barba en remojo”, pero como no tiene barba, debe poner “otras cosas en remojo” y sacudirse el yugo a que está sometido Si llegó al gobierno, que gobierne. Es urgente terminar con las guerras, es necesario que actúe en bien de la humanidad, que pida el apoyo de su pueblo y el mundo, para evitar mayor destrucción y muerte. Es su obligación.

No puede continuar enviando soldados a matar y destruir a otros pueblos; no es justo, es inmoral y atenta contra toda la humanidad. Que no termine siendo otro Sísifo que cargue la piedra del horror, la destrucción y la derrota de EEUU que suma guerras perdidas porque no tiene ideales. Las tropas no tienen mística ni causa justa que defender. Y una y otra vez cargará la piedra, cada vez más pesada que no podrá colocar en la cumbre de la montaña, porque la derrota está en la mente y el corazón de EEUU transformado en Sísifo en su incesante devenir de la angustia existencial.

Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la Paz 1980.

http://alainet.org/active/33821

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Maldición eterna a quienes bendicen sables

Pepcastelló

Con el mayor respeto por quienes profesan creencias religiosas, entre ellas las cristianas, que son las que guiaron los primeros años de mi vida y en las que me eduqué. Desde mi actual perspectiva humana, en tanto que cristiano de corazón pero agnóstico de pensamiento, no puedo sino maldecir el uso perverso que de la buena fe de la gente hacen algunas iglesias cristianas, entre ellas la Iglesia Católica Romana. Me mueve a ello la noticia publicada el 14 de octubre por “Mémoire des luttes”, traducida y difundida por “Rebelión” en lengua castellana con fecha 16/10, con el título “El sable, el hisopo y la sala de mercados”. [1]

Hace falta tener muy poca conciencia y unos principios éticos muy relajados para contemplar fríamente la desvergüenza con que el cardenal y arzobispo de Tegucigalpa Óscar Rodríguez Madariaga dio por legítimo el actual golpe militar de Honduras y el silencio que ha mantenido luego ante los atropellos y crímenes que los golpistas están produciendo en ese pequeño, pobre y maltratado país de América Latina, en el cual se ceban ahora las oligarquías de toda América del Sur y las clases dominantes de la América del Norte.

Que el Instituto Católico de Paris conceda las insignias de doctor honoris causa a alguien que acaba de manifestarse tan en contra de los más elementales derechos humanos, y que sean dos cardenales quienes convoquen el acto y pronuncien los discursos panegíricos, el cardenal André Vingt-Trois y Monseñor Hippolyte Simón, arzobispo de Clermont, no puede ser sino un oprobio para quienes de corazón se sientan miembros de esa Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana.

El Banco Central Europeo (BCE) de la mano del Fondo Monetario Internacional (FMI) y juntos del brazo con eminencias cardenalicias, altas jerarquías de la Iglesia católica, no puede ser sino causa de repulsión profunda en el alma de quienes sientan un mínimo respeto por la paz y la justicia equitativa.

Si el mundo necesita con urgencia alzarse contra la injusticia, París será el próximo 24 de noviembre uno de los muchos lugares propicios para ese alzamiento.

Desde mi ancestral espíritu cristiano emplazo a las buenas personas católicas a alzar la voz y manifestarse públicamente contra semejante ignominia. El lema «todos somos Iglesia» no tiene que servir para escudar a los canallas que forman alianzas de poder contra los pobres del mundo entero, sino para exigir a sus autoridades eclesiásticas, en nombre de esa santa institución a la cual pertenecen y veneran, que sean consecuentes con los más elementales principios éticos que deben regir la convivencia humana. De no hacerlo así, quienes sienten el catolicismo en lo hondo de su alma tendrán que asumir también en ella la complicidad con semejantes criminales que su silencio conlleva.

[1] Homenajean al cardenal golpista de Tegucigalpa y al ex director general del FMI el día 24 de noviembre en la Universidad Católica de París http://www.rebelion.org/noticia.php?id=93350
Se puede ver también en "La hora del Grillo"
http://bibliotecadelgrillo.blogspot.com/2009/10/el-sable-el-hisopo-y-la-sala-de.html


Pepcastelló

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El sable, el hisopo y la sala de mercados

Bernard Cassen

Ojalá fuera simple broma pero se trata de una información comprobada: el próximo 24 de noviembre tendrá lugar en París una ceremonia cuyo casting es simplemente alucinante en relación a la actualidad tanto francesa como internacional.

Ese día el cardenal y arzobispo de Tegucigalpa Oscar Rodriguez Maradiaga, y junto al ex director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) Michel Camdessus, recibirán las insignias de doctor honoris causa del Instituto Católico de Paris. Los discursos panegíricos (Laudatio) estarán a cargo respectivamente de Monseñor Hippolyte Simón, arzobispo de Clermont, y de Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE).

¿Será que las autoridades convocantes, vale decir el cardenal André Vingt-Trois y el rector del Instituto, Pierre Cahné, viven en otro planeta para atreverse a poner en escena públicamente esta nueva alianza del sable, del hisopo… y de la sala de mercados?

Uno se atreve a pensar que la invitación al cardenal Maradiaga se originó en la imagen «progresista» que el prelado había logrado proyectar en los últimos años, en particular en el momento de su candidatura para la sucesión de Juan Pablo II. Pero las autoridades del Instituto Católico debieron informarse y leer sus declaraciones después del Golpe de Estado del 28 de junio 2009 en Honduras. No fue solamente que al igual que los demás miembros de la conferencia episcopal hondureña y según dice “con el total apoyo del Vaticano” dejará de denunciar el golpe, sino que todo lo contrario, lo legitimó al declarar que «los documentos comprueban que las instituciones funcionaron correctamente y que la Constitución fue respetada». No condenó y ni siquiera evocó los asesinatos, las torturas y las detenciones masivas de las cuales se hizo culpable el gobierno de facto. Ni una palabra sobre la supresión de las libertades cívicas, sobre el cierre de todos los medios de comunicación que no se sometieron a los golpistas, en particular la radio de los jesuitas, Radio Progreso. El hisopo del cardenal echó agua bendita al sable golpista.

He aquí pues el recipiendario del doctorado honoris causa del Instituto católico, de quien arzobispo de Clermont se prepara para celebrar las cualidades. El gobierno de Nicolas Sarkozy, quien condenó el golpe y sigue reconociendo oficialmente al Presidente Zelaya, debería lógicamente negar la visa de entrada a Francia a ese prelado considerado como golpista por el gobierno legal.

Los estados de servicio de los cuales se puede prevalecer Michel Camdessus son de otro orden: si bien nunca participó en una acción armada, las políticas que impulsó a la cabeza del FMI de 1987 a 2000 han sido infinitamente más costosas en sufrimiento y en vidas humanas que las de los militares hondureños. Su trayectoria es la contraria de la del cardenal de Tegucigalpa: hoy toma la pose del adepto de la globalización de “rostro humano” cuando durante años impuso despiadados planes de ajustes estructurales a los desgraciados países que pidieron su “ayuda”.

Gracias a las «recetas» del FMI, le constan si así podemos decirlo, la creación o el empeoramiento de una decena de crisis financieras mayores, desde la de México en 1994 a la de Brasil en 1999. Como buen fanático del mercado y de la liberalización financiera la cual sigue siendo para él «el objetivo final correcto», nunca se preocupó por las consecuencias sociales de las medidas que imponía. Después de los motines del hambre que generaron en 1997 en Indonesia y la violenta represión que las siguió, ese católico practicante expresó su pesar a las familias de las víctimas con estas palabras : «No había previsto que el ejército iba a disparar sobre la muchedumbre»…

Seguramente ningún país del Sur o ninguna institución universitaria otorgaría distinción alguna a Michel Camdessus. Todo lleva a pensar que su visita a un establecimiento de enseñanza superior provocaría disturbios. ¿Será la perseverancia en el error, apenas compensada por tardíos telegramas arrepentidos que va a recompensar el Instituto católico?

Que Jean-Claude Trichet fuera solicitado para redactar el panegírico del ex director general del FMI es el último toque de una auténtica caricatura. El presidente del Banco Central Europeo comparte con el recipiendario una fe absoluta en las bondades de la ortodoxia monetaria y un soberano desprecio por las instancias electas. Con ellos las salas de mercado hacen su entrada oficial en los altos lugares del saber. La finanza no teme la autonomía universitaria la cual sin embargo aún se impone a la policía...

Todo aquello es mucho para un solo día. Seguramente el 24 de noviembre van a tener que rechazar a mucha gente en la puerta de la «Catho»…


Bernard Cassen, Secretario General de Memoria de las Luchas, presidente honorífico de Attac.
Original publicado en el sitio de Memoria de las Luchas
Traducción : T.D.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=93350

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martes, 20 de octubre de 2009

Pincelazos comunicacionales

Walter Dennis Muñoz

No se puede negar que la percepción que se tiene de la importancia de los medios tiene por lo menos dos facetas destacables. Una se refiere a la imposibilidad de acceder a todo lo que sucede en la inmediatez porque nuestra vida es dinámica, viene de y va hacia, en un proyecto que implica inversión de tiempo, de preocupación mental y el tiempo que podemos dedicar al entorno local, regional y universal sólo es posible por los grandes medios. Hay tácitamente una delegación en ellos para comentarnos lo que está sucediendo. Lo que está sucediendo tiene por lo menos un componente constructivo. Parodiando a Lacan diremos que una cosa es lo que sucede y otra el comentario de ello. Además es bueno recordar que ese relato es selectivo. Se transforman en noticias un conjunto de hechos que no son por supuesto todos los hechos que en un día de nuestra vida acontecen.

La segunda faceta la he tratado varias veces esperando -nunca sucede- que haya una respuesta aceptable a la sorpresa que el estudio escolar sobre medios masivos y comunicación social no exista.

El señor que sale con paraguas en un día de sol lo hace porque el diario decía que iba a llover.

En la guerra de Irak en tiempos de Bush padre donde hubo unanimidad respecto a esa invasión en diarios sudamericanos durante una semana no hubo ningún muerto si sólo se tenia como documento las fotos y relatos los diarios centrales. Los medios determinan que es noticia y cuantas se pueden ofrecer en un informativo de 60 minutos o en un periódico de papel de determinadas páginas.

El periodista Gervasio Sánchez recibió un premio Ortega y Gasset en fotografía pero su discurso se hundió en las sombras por criticar a España como vendedor de armas. Como este caso hay muchos o la estrategia de darle un pequeño lugar a temas vitales para eludir profundizarlo. Véase el caso de la fiebre porcina, nunca se han dicho cosas más contradictorias de médicos, científicos funcionales a laboratorios y nada de cómo evitar estas pandemias. El tema de las remesas que mueven millones de dólares donde las transferencias son muy altas y la cotización del euro por ejemplo se hace a un valor inferior al de plaza y allí está el esfuerzo tremendo de personas que ayudan a sus familiares y le dan respiro gratuito a los gobiernos de los países receptores que nunca han buscado un mecanismo más propicio a estos actos de solidaridad impresionante de muchas personas.

¿Cómo enfrentar la inmediatez? Su función es crear condiciones para un debate que no es el medular. El cuento del señor que llega a medianoche a su casa y encuentra a su mujer con otro hombre en su cama es muy ilustrativo para la inmediatez. La mujer con gran velocidad mental le dice- Es hora de llegar esta? El marido la mira impasible y le pregunta- ¿Quién es ese hombre?. La mujer le contesta- No me cambies la conversación.

Vivimos en una sociedad que vive cambiando la conversación. Marcha por el aborto versus caso Gürtel. Respetar la vida y empresarios por reforma laboral, es decir, hacer la vida del trabajador cada vez más anoréxica. La feria del libro en Francfort, Alemania, donde el 10% se lleva el 60% de la torta. Aquí viene el tema de la actualidad pero dejémoslo para otro encuentro digital.


Walter Dennis Muñoz, Periodista

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Tenemos que cambiar nuestra idea de Dios

José M. Castillo

... el "dios" que mucha gente lleva en su cabeza y en sus entrañas es un "ídolo". Eso no es Dios. No puede serlo. Un "dios" que legitima a los canallas y corruptos, que sella la boca de los cobardes, que atiza sentimientos de venganza, que produce más sensibilidad ante el altar que ante el dolor y la humillación de los humanos, eso no merece el nombre de "dios". Esto es urgente: tenemos que cambiar nuestra idea de Dios.

Fragmento extraído de su blog “Teología sin censura – Atrévete a pensar” [20.10.2009]
http://josemariacastillo.blogspot.com/2009/10/tenemos-que-cambiar-nuestra-idea-de.html

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La batalla de honduras

Juan Diego García

Independientemente del mayor o menor compromiso de la Casa Blanca en el golpe de Honduras lo cierto es que de sus ambiguas condenas iniciales se ha pasado al intento de consolidarlo mediante cambios cosméticos que lo armonicen mejor con la estrategia general destinada a detener el movimiento popular y nacionalista en el continente.

Washington hubiese preferido un golpe menos torpe que no les pusiera en evidencia, pero ya producido el estropicio, consideraciones mayores aconsejan buscarle una salida a los golpistas y recuperar Honduras rompiendo por el eslabón más débil la cadena de gobiernos que promueven la integración regional, y de forma prioritaria aquellos que se agrupan en la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).

La forma como se realiza el golpe (más que el golpe mismo) contraría al gobierno de Obama porque empaña la prometida imagen de una nueva época en las relaciones de los Estados Unidos con Latinoamérica. Sin embargo, dados los intereses en juego, algo semejante sucedería tarde o temprano si bien hubiese sido preferible con un contraste menos alejado del discurso oficial. En última instancia, para la Casa Blanca siempre será preferible un gobierno de orígenes espurios pero leal, que permitir que en Honduras se produjesen cambios similares a los de Venezuela, Ecuador o Bolivia, es decir, el surgimiento de nuevas relaciones institucionales como resultado de una nueva constitución, con un destacado protagonismo de los sectores populares y el retroceso de sus eternos aliados, la burguesía criolla. Con un marco institucional progresista se avanzaría notoriamente en el combate real contra la pobreza y sobre todo se recuperaría el control nacional sobre los recursos naturales, en poder de las voraces compañías transnacionales. Y aunque en Honduras no está en juego ciertamente el control de algún recurso clave, existen motivos de geoestrategia que imponen tal intervención.

Por este motivo Obama no acompaña su retórica de defensa de la democracia en Honduras con medidas efectivas que obliguen a los golpistas a una salida pactada; ni siquiera en los términos muy desventajosos del llamado Consenso de San José, una fórmula tramposa preparada por la secretaria Clinton y el presidente Arias para sacar del golpe todas las ventajas al menor precio posible. Según este acuerdo, se entrega un poder simbólico a Zelaya, se constituye un “gobierno de coalición”, se descarta la reforma de la constitución y se celebran unas elecciones generales manipuladas que asegurarían en la práctica la continuidad del régimen de facto. Como complemento, la derecha más cerril desarrolla una febril campaña de apoyo directo o solapado a Micheletti y su pandilla. Todos a una, legisladores, creadores de opinión y medios de comunicación como The Washington Post y sus afines en todo el continente -propiedad casi todos de la oligarquía criolla o directamente en manos de grandes consorcios internacionales- se afanan por justificar la necesidad del golpe. Hasta el trío siniestro de los legisladores cubano-americanos de Miami se desplaza a Tegucigalpa a dar respaldar al gobierno de facto y Uribe Vélez, que condena a los golpistas en la OEA, los recibe discretamente en Bogotá y les promete pleno apoyo. Todos al unísono, en público o en privado, saludan la vuelta a los “viejos tiempos” de los golpes de estado por lo útiles que resultan a sus intereses como instrumentos frente el populismo amenazador.

Pero hasta hoy han sido vanos los esfuerzos por convencer a los golpistas de la necesidad de buscar una salida que permita alcanzar sus mismos objetivos dando al proceso una imagen de legalidad. El gobierno de facto no da su brazo a torcer. Micheletti insiste en los peligros que supone otorgar espacios, así sean mínimos, al presidente Zelaya y al movimiento popular que lo respalda. Su estrategia consiste en dejar pasar el tiempo y convocar en noviembre unas elecciones que le permitan el “regreso pleno a la normalidad democrática”. Con el tiempo espera que disminuya la oposición internacional mientras una feroz represión permitirá mantener internamente todo bajo control.

Los Estados Unidos aprovechan el golpe para recuperar la iniciativa que los continuados triunfos populares le han arrebatado. La coyuntura le permite además calibrar la fortaleza del movimiento de integración que ha sido una respuesta hasta hoy muy exitosa de los países de la región a los tratados de libre comercio auspiciados por Washington y la Unión Europea (ALCA). Se trata de golpear en primer lugar el ALBA que encabeza Venezuela pero también es un mensaje para Brasil que se destaca como un factor clave en la región y constituye el principal obstáculo a la nueva expansión colonial de los Estados Unidos en el continente. No por azar el gran coloso suramericano condena sin paliativos a los golpistas y exige el retorno inmediato a la legalidad.

Como no podía ser de otra manera, Obama responde en casa ante las exigencias de los grupos de presión que son los que realmente deciden. Ellos lo han elegido y a ellos se debe. La gran banca, el sistema financiero, el complejo militar industrial (entre los más destacables) pueden admitir cambios retóricos en el discurso oficial y hasta ciertos matices nuevos en la política exterior de los Estados Unidos pero jamás van a consentir que se pongan en riesgo los llamados “intereses nacionales”, menos áun cuando se trata de un pequeño y pobre país de Centroamérica que ha sido siempre una base segura para sus políticas contrainsurgentes en el área.

Pero los costes de esta operación ya son muy altos tanto para los Estados Unidos como para la oligarquía criolla pues aunque han conseguido detener momentaneamente el proceso de cambios en Honduras, el método empleado deteriora gravemente la idea de la democracia representativa como el instrumento idóneo para satisfacer los anhelos populares y las reivindicaciones nacionales por medios pacíficos. Seguramente los estrategas de la derecha dan poco valor a la legitimidad y confían más en la fuerza y en la lealtad de los militares. De hecho, siempre consiguieron ahogar en sangre los procesos de reforma mediante regímenes de terror que luego desmantelan cuando ya han cumplido su papel, para permitir entonces el regreso a esa democracia formal y en extremo limitada tan típica del continente. Pero el retorno a la democracia política acompañado del modelo económico neoliberal han supuesto un exagerado aumento de la pobreza y el descontento y una crisis profunda del sistema político. Ese vacío lo han llenado nuevas formas de movilización política y social y organizaciones que moviéndose dentro de la misma legalidad vigente derrotan en las urnas a las clases dominantes tradicionales.

Es así como han llegado al gobierno nuevos colectivos, contrarios a los grupos tradicionales de poder y opuestos al dominio insultante de los Estados Unidos. Y Honduras no es ajena a este proceso; Manuel Zelaya, él mismo hijo de esa elite pero con vocación reformadora, decidió modernizar el país y cumplir las promesas electorales, alcanzando entonces un amplio apoyo popular. Era inevitable la respuesta de las minorías afectadas de dentro y fuera del país. Este es el transfondo real de los acontecimientos y no la supuesta intención de Zelaya de perpetuarse en el poder, como falsamente propalaron los medios de comunicación. Frente a los golpistas y sus aliados el Frente Nacional contra el Golpe - la Resistencia - mantiene sus tres exigencias fundamentales: regreso sin condiciones de Manuel Zelaya al poder, castigo a los responsables del golpe e inicio de un proceso constituyente que someta a la decisión ciudadana una nueva constitución para Honduras.

El gobierno de facto se sostiene básicamente en el apoyo de las fuerzas armadas. Carentes de toda legitimidad tan solo les queda el recurso de la violencia. Si como ocurrió en Venezuela, una parte decisiva de las tropas se pusiera del lado de la legalidad, Micheletti duraría muy poco en el gobierno; nada sugiere sin embargo que esta sea la vía de solución del problema. Al menos que se sepa.

Mucho se juega en esta batalla. Una victoria popular en el pequeño país centroamericano supondría una derrota de gran trascendencia para la estrategia de la derecha del continente, algo que ni la oligarquía criolla ni la Casa Blanca se pueden permitir. La lucha de desarrolla ahora en las calles con la movilización popular y en la mesa de negociaciones. Si la primera se mantiene y la segunda da un vuelco positivo, sería posible un proceso electoral limpio en el cual el movimiento popular recuperaría el gobierno, dando curso nuevamente al proceso de reformas. Pero si el golpe se consolida necesitará una represión feroz para mantenerse y el camino a levantamientos violentos de la población estaría abierto. Los tambores de guerra en la región dejarían de ser meras conjeturas.


Juan Diego García
http://www.argenpress.info/2009/10/la-batalla-de-honduras.html

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