Rafael Fernando Navarro
La Iglesia debe ser una comunidad autónoma en lo que a financiación se refiere. La dependencia siempre implica sumisión. El sometimiento vergonzoso de la Jerarquía al franquismo lo evidencia. Doblar la rodilla a cambio de dinero es humillarse ante quien lo proporciona y rendir una pleitesía alienante.
Una Iglesia profética no puede simultanear el testimonio evangélico con la recepción generosa de dinero estatal. La defensa de los derechos humanos frente a cualquier opresión exige vivir sin ataduras. La confraternización con el pobre no se compadece con la compañía concubina del poderoso. Hay que elegir. Y la opción cristiana debe estar clara: el pobre es el prójimo natural de la cruz.
La campaña de la Jerarquía solicitando la aportación económica de los cristianos para sus obras sociales (verdaderas y dignas de ser agradecidas), debe ser bienvenida. ¿Es un signo de autonomía para denunciar la injusticia del mundo? El cristiano tiene miedo de que su óbolo vaya a engrosar también a Jiménez Losantos, César Vidal y demás coreógrafos de la COPE. Y el cristiano no puede en conciencia colaborar con los golpistas de las ondas. Tiene miedo el cristiano que con su dinero si imprima la revista que patrocina Rouco en su diócesis y que alienta descaradamente el desprecio contra los homosexuales, que denuncia la ayuda gubernamental a las madres-pecado, que exige que no se conceda una segunda legislatura al gobierno socialista o que tacha al Juez Bemúdez de prevaricador porque no implica a ETA en la masacre del 11-M, que adjudica al Presidente del gobierno la X pensante que el patético Aznar atribuye desde su espúreo dogmatismo. Allí, en la presentación del último libro de este ridículo Pelayo, estaba el Cardenal Cañizares dejando bien claro su apoyo al reconquistador de la España una, grande y libre, huérfana de caudillos por la gracia de Dios.
¿Irá a parar algo de ese dinero a la parroquia roja de Enrique Castro, a los misioneros que se preocupan del estómago del mundo, de la soledad de los viejos, de los enfermos abandonados de los laboratorios porque no son rentables, de los que padecen sida porque en nombre de Dios se les prohibió usar preservativos, de la sangre tirada por los caminos producto de las bombas de los ricos…?
Hay Obispos que temen que las pateras nos traigan una suplantación de la cruz por la media luna. Ignoran que la Giralda es una inmigrante con chilaba de Guadalquivir.
Rafael Fernando Navarro
Comentarios y FORO...
La Iglesia debe ser una comunidad autónoma en lo que a financiación se refiere. La dependencia siempre implica sumisión. El sometimiento vergonzoso de la Jerarquía al franquismo lo evidencia. Doblar la rodilla a cambio de dinero es humillarse ante quien lo proporciona y rendir una pleitesía alienante.
Una Iglesia profética no puede simultanear el testimonio evangélico con la recepción generosa de dinero estatal. La defensa de los derechos humanos frente a cualquier opresión exige vivir sin ataduras. La confraternización con el pobre no se compadece con la compañía concubina del poderoso. Hay que elegir. Y la opción cristiana debe estar clara: el pobre es el prójimo natural de la cruz.
La campaña de la Jerarquía solicitando la aportación económica de los cristianos para sus obras sociales (verdaderas y dignas de ser agradecidas), debe ser bienvenida. ¿Es un signo de autonomía para denunciar la injusticia del mundo? El cristiano tiene miedo de que su óbolo vaya a engrosar también a Jiménez Losantos, César Vidal y demás coreógrafos de la COPE. Y el cristiano no puede en conciencia colaborar con los golpistas de las ondas. Tiene miedo el cristiano que con su dinero si imprima la revista que patrocina Rouco en su diócesis y que alienta descaradamente el desprecio contra los homosexuales, que denuncia la ayuda gubernamental a las madres-pecado, que exige que no se conceda una segunda legislatura al gobierno socialista o que tacha al Juez Bemúdez de prevaricador porque no implica a ETA en la masacre del 11-M, que adjudica al Presidente del gobierno la X pensante que el patético Aznar atribuye desde su espúreo dogmatismo. Allí, en la presentación del último libro de este ridículo Pelayo, estaba el Cardenal Cañizares dejando bien claro su apoyo al reconquistador de la España una, grande y libre, huérfana de caudillos por la gracia de Dios.
¿Irá a parar algo de ese dinero a la parroquia roja de Enrique Castro, a los misioneros que se preocupan del estómago del mundo, de la soledad de los viejos, de los enfermos abandonados de los laboratorios porque no son rentables, de los que padecen sida porque en nombre de Dios se les prohibió usar preservativos, de la sangre tirada por los caminos producto de las bombas de los ricos…?
Hay Obispos que temen que las pateras nos traigan una suplantación de la cruz por la media luna. Ignoran que la Giralda es una inmigrante con chilaba de Guadalquivir.
Rafael Fernando Navarro
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