viernes, 11 de enero de 2008

Espiritualidad “no religiosa” en la educación básica

Pepcastelló

«El porvenir está en manos de los maestros de escuela»
Víctor Hugo

Sería interesante saber qué tenía en mente Víctor Hugo cuando pensaba esta frase, qué entendía él por “porvenir”. Dudo que estuviese imaginando el mundo tal como ahora lo tenemos. Pero pensase lo que pensase, estoy completamente de acuerdo con él, en el sentido de que el futuro de la humanidad depende de la educación básica que de modo general se imparta en el mundo. Principalmente en el que goza de un mayor nivel científico y técnico, pues como ya he manifestado en alguna ocasión, es muchísimo más peligroso un ingeniero que un herrero cuando ambos ejercen su profesión con una total carencia de valores humanos.

Supongo que la mayor parte de las personas que me lean estarán de acuerdo conmigo en que el nivel humano de una persona no se mide ni por su por su coeficiente intelectual ni por el nivel de instrucción que posee, sino por sus actitudes y conducta frente a las demás personas. El lenguaje común es muy explícito en este sentido cuando trata de inhumano a alguien que se comporta con crueldad. Aunque al paso que vamos, tal vez esta idea tenga poco futuro en el pensamiento colectivo.

El nivel de una sociedad lo da la educación que recibe la ciudadanía. Los principios que rigen la vida de las personas dependen en gran parte de la educación que han recibido, la cual si no es determinante sí que es condicionante. Una sociedad que no educa a sus miembros sobre la base de valores humanos, en el sentido de la responsabilidad y del compromiso, será una sociedad lacia, irresponsable, individualista e inhumana. Es responsabilidad del Estado poner al alcance de toda la población los medios necesarios para su educación, y también lo es asegurarse de que ésta sea plenamente humana y humanizadora.

Pero ¿qué educación es la que predomina en el mundo occidental? Todo occidente tiene sistemas educativos utilitaristas, configurados según conveniencia del sistema económico que impera. Ciudadanos principalmente dóciles, instruidos, aptos por encima de todo para el consumo y la producción de bienes. Esto es lo que conviene al sistema, y otro fin no parecen proponerse los contenidos curriculares de la escolarización básica. Y en consecuencia, otra cosa no desea la mayoría de la población, que sin más valores que el goce inmediato y el éxito personal es incapaz de ver hacia dónde se encamina la humanidad entera.

A nadie se le esconde que el modelo occidental de vida es completamente materialista. Hay en él una ausencia absoluta de valores humanos, de dimensión espiritual. Que conserve en su seno algunos trazos de tradición religiosa, es del todo irrelevante. Las religiones mayoritarias del mundo occidental se centran hoy como en los viejos tiempos en el culto divino y en la predicación de sus creencias, pero para nada se proponen enfrentarse seriamente a la acción deshumanizadora del sistema, y menos aun darle la vuelta. Tal vez porque al igual que los gobiernos del mundo rico las instituciones que las lideran están atrapadas en él, y de él dependen para su subsistencia. Por lo cual, sin negar la utilidad que puedan tener a título personal, ni los beneficios que algunos grupos humanos puedan obtener de la caridad de personas religiosas, me atrevo a decir que no sirven para sacar al mundo del callejón sin salida en el que lo ha metido la desmesura capitalista.

Hace falta y sin duda urge una educación básica que ponga por delante la dimensión humana de la persona. Una educación que nos lleve a considerar lo espiritual, lo que está más allá de la pura materialidad, de la necesidad egoísta y primaria. Una educación básica centrada en una idea de lo espiritual actualizada, universal, libre de dependencias religiosas, que pueda ser aceptada por personas creyentes de diversas religiones y por las no creyentes, agnósticas y ateas. Pienso que quienes deseamos un mundo más justo y más humano debiéramos tener muy presente esta idea, esforzándonos cuanto podamos en difundirla, a fin de que la conciencia colectiva de una buena parte de la población reclame algún día este cambio sustancial en los planes de enseñanza.

OTRO MUNDO ES POSIBLE, OTRA EDUCACIÓN ES NECESARIA

Pepcastelló

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