A mi padre,
El sembrador.
El jardinero.
"el que supo enterrar viejas corolas,
gozar de mis capullos y delirar por abrirlos
intuir semillas nuevas ya presentes, aquí mismo.
Al que supo de corolas, capullos y trigo"
Papá me ha vuelto a rescatar. Él lo sabe.
Llamó a la niña que hacía poemas entre sus claveles , mirando el cielo, las uvas y las cañas.
Llamó a "su pibita" que gozaba de los "bizcochos de viaje" que él me traía cuando llegaba a casa y se preguntaba con pocos años ¿por qué se llamaban así? ¿cómo sería un viaje?¿ quiénes se los llevaban en sus viajes?
Llamó a la muchacha que estudiaba Letras y buscaba "su voz" insatisfecha por asonantada, y a la él observaba hasta doblar la esquina, apurada y enérgica para llegar rápido a la Facultad .
Llamó a la mujer que como mujer conoció el amor y el desamor y los transformó en palabras.
Llamó a la mamá que tradujo en pequeñas nanas el gozo de que Emilia estrenara su útero y llenara de sol y aroma su luminosa casa. Llamó a la otra mamá que en arduos poemas conoció la presentida y hoy certera bendición de una hija maravillosamente diferente, Mariángeles.
Llamó a las palabras, que él mismo me reveló enseñándome a leer sobre su almohada; a cantar en tangos, milongas y zambas; nombrando las flores y contando viejas historias.
Llamó a la Vida que compartimos y que despertó a la buena semilla que permaneció dormida en mi corazón. Dormida, vacilante, avergonzada de ser una pequeña semilla no se atrevía a florecerse. La Vida vino y la llenó de calor, de agua, de tierra, de aire. Y la semilla recordó que su misión es dar fruto, un fruto nuevo, perfumado y luminoso hecho también de palabras. Esas palabras que mi padre y Mi Padre han sembrado durante casi 40 años en mi corazón.´
Marcela Orellana
Octubre 11, 2005.
http://marcenpalabras.blogspot.com/2009/04/dedicatoria.html
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