lunes, 17 de marzo de 2008

Otra espiritualidad

Hace un par de semanas, de regreso de misa de once, mi marido me comentaba que a partir de la homilía de Luis González, sobre el pasaje de Abraham (dejar la propia tierra e ir en búsqueda de la tierra prometida), se quedó pensando en el miedo como un obstáculo para crecer en la fe. Resonaba en su corazón este tema de confiar y saltar en manos de Dios arriesgando lo conocido para ir por más.

También recordó mis búsquedas espirituales. No me asusta husmear. Yo disfruto de los cambios y las sorpresas y él necesita más certezas para avanzar. Ni mejor ni peor; diferentes.

Me veo reflejada en este comentario y esa característica es la que me lleva a compartirles experiencias diferentes en este espacio.

Creo sinceramente que el Dios de todos nos junta (más allá de las formas en que nos religamos por medio de las diferentes religiones) en la invitación al Amor y la certeza de que El vive en cada uno de nosotros.

Comparto mis hallazgos porque creo que las experiencias de otros pueden, a veces, abrirnos puertas y allanarnos el camino cuando necesitamos seguir buscando. Otros lo hicieron para mí.

En esta oportunidad quiero contarles que hice un curso en una fundación sin fines de lucro que se llama El arte de vivir (www…org). Existe desde hace unos 25 años y fue creciendo en todo el mundo difundida por Sri Sri Ravi Shankar, un maestro hindú que enseña a respirar con una técnica yogui. Fue presentado para premio Nóbel de la Paz en varias oportunidades, porque hizo mediaciones exitosas a pedido de diferentes gobiernos, aplicando su metodología.

Actualmente en Argentina hay un par de miles de “respiradores” que por este medio mejoran su calidad de vida, su salud y su capacidad de servicio. Sus bases son centrarse en el presente, liberarse del dominio engañoso de la mente para discernir y hacerse responsable en un cien por ciento de la propia realidad.

Respirar ayuda a relajarse y meditar, produciendo un encuentro profundo con la propia esencia, donde reina “Lo inalterable”: Dios.

Fueron siete encuentros intensos en los que adquirí una nueva herramienta que estoy utilizando a diario, con excelentes resultados. Conocí gente de diferentes religiones con búsquedas semejantes y llené mis alforjas con lo mejor de cada uno de los que estuvieron allí.

Fue bello descubrir a tantos jóvenes de “trenti” comprometidos a pleno en recibir a los nuevos para transmitir un mensaje de paz y amor, que va más allá de las culturas y las ideologías.

Ellos trabajan en Argentina desde hace doce años y dictan cursos para gente entre 8 y 100 años. Con población marginal y carcelaria (carceleros y reclusos juntos respirando), dando cobijo a chicos de la calle, facilitando la recuperación de adicciones de todo tipo.

Una vez más sonríe mi corazón frente a la certeza de que somos muchos los que queremos un cambio profundo y una sociedad más justa y más fraterna para todo el mundo. Creo como ellos en un Dios que sonríe.

Después de la experiencia siento que sumo. Que cada instrumento nuevo me acerca más al Señor y me ayuda a profundizar en los encuentros con él. También a mirarme sin miedo, haciéndome cargo de todo aquello que todavía hay que mejorar dentro mío, para que lo que me rodea funcione también mejor.

Las frases compartidas desde otros marcos, en este caso el hinduísmo, ¡tienen tantas cosas en común con el Evangelio! No son las formas las que me convierten, sino lo profundo del Mensaje. Son tiempos de hermanarnos y aceptar las diferencias, de volar y juntarnos a mayor altura con sentimientos honestos y compromisos sostenidos, más allá de las ideologías, las teologías y las religiones.

¡Basta de discutir quiénes somos los buenos! El corazón humano tiene de bueno y de malo, y me parece que todos los hombres y mujeres podemos dar cuenta de que hicimos cosas “buenas y malas” a lo largo de nuestra vida.

Gracias a Dios nos fue dada la posibilidad de ir descubriéndolo, cambiando y creciendo, dando lugar a que el Espíritu sople y nos caliente el corazón.

Lo más importante es experimentar ese Algo que no cambia, ese Algo que no muere, ese Algo en ti que no se descompone”. Sri Sri Ravi Shankar.

Susana García Nazer

Comentarios y FORO…

ETIQUETAS

Acción solidaria (14) Adolfo Pedroza (2) Adolfo Pérez Esquivel (3) América Latina (62) Amor (3) Análisis de la comunicación (18) Antiglobalización (3) Antiimperialismo (13) Apostasía (3) Ateísmo (1) Cambiode paradigma (4) Ciencia (3) Colaboraciones (227) Cristianismo (55) Cultura (2) Derechos Humanos (55) Diálogo (1) Domingo Riorda (2) Ecosociología (37) Ecumenismo (1) Eduardo Pérsico (20) Educación (14) Emma Martínez Ocaña (1) Enrique Carfagnini (1) Equidad (58) Espiritualidad (26) Estructuras sociales (18) Ética y Sociedad (138) Filosofía (2) Geopolítica (19) Gonzalo Haya Prats (9) Hambre (10) ICR (86) Iglesia (15) II-SP (1) Imperialismo (9) Irina Santesteban (1) Iris M. Landrón (1) J.J.Tamburini (1) Jaime Richart (4) José Comblin (1) José M. Castillo (33) Juan Masiá (1) Leonardo Boff (23) Libertad (1) Libertad de expresión (2) Lorena Aguilar Aguilar (2) Luis (1) Luis Alemán (2) Marcela Orellana (6) Marcelo Colussi (1) Marià Corbí (2) Maya Lambert (3) Mística (1) Mujer (1) Oscar Taffetani (2) P. Luis Barrios (3) Paz Rosales (4) Pelota de Trapo (6) Pepcastelló (94) Pere Casaldàliga (2) Pobreza (3) Poesía (13) Psicología (1) Rafael Fernando Navarro (64) Recomendamos (3) Religión (20) Religión y Ciencia (9) Religión y Cultura (3) Religión y política (49) Religión y sociedad (20) Sabiduría popular internáutica (2) Sergio Ferrari (2) Solidaridad (4) Susana Merino (1) Taizé (3) Teología de la Liberación (5) Thelma Martínez (2) Utopía (10) Veca Muelle (1) VIDALOGÍA (1) Violencia (6) Violencia de género (1) Walter Dennis Muñoz (7)