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domingo, 22 de noviembre de 2009

"La Iglesia no convive bien con la democracia"

Leonardo Boff - J. B.

Leonardo Boff critica al papa Benedicto XVI por cerrarse al mundo

La Curia vaticana boicoteó por dentro el Vaticano II", constata el teólogo brasileño Leonardo Boff, que la semana pasada visitó nuestro país. A sus 70 años, el ex franciscano aboga por una Iglesia "abierta al mundo", frente a la de Roma, que "no acepta aprender, sólo imponer sus tesis".

Usted fue uno de los castigados por Ratzinger antes de ser Papa. ¿Cuál es su relación actual con Benedicto XVI?

Simbolizamos otro tipo de Iglesia. Existen dos tradiciones en pelea: la del Concilio Vaticano II, la del diálogo; y la de Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ellos no dialogan, no se abren al mundo: hacen críticas duras a toda la modernidad. Siguen la tesis de la única religión verdadera y eso, en una perspectiva de globalización, no es viable.

¿Llega el mensaje de la Iglesia oficial a las masas?

El problema está en que en Roma piensan que en la Iglesia sólo tienen cabida pocos, pero puros e intachables. Pues bien, en esa Iglesia hay pedófilos y corruptos. Es una Iglesia de élites, no es para la humanidad. El Cristianismo está abierto a todos los que quieran, se puede encarnar en muchas culturas, y al Papa le cuesta aceptar eso. En su opinión, la Iglesia resultó del encuentro de la cultura judía, griega y romana, y ahí se termina... No incorpora la tradición democrática moderna o socialista.

¿Dónde está el problema?

La Iglesia jerárquica no convive bien con la democracia. Es una institución totalitaria, machista... y la democracia no. La Iglesia es una institución piramidal que no acepta la democracia como forma de gobierno. En España lo están viviendo ahora: los obispos no van a aceptar que en la sociedad se discuta el aborto o la homosexualidad. Se imaginan portadores de la verdad única.

En Europa, estamos viviendo una polémica sobre la retirada de los crucifijos de las escuelas.

La decisión no tiene que venir de un juzgado, sino que tiene que madurar en la sociedad. Los símbolos tienen que ser de todos. Dicho esto, yo creo que el crucifijo es más que un símbolo, y no sólo para el cristiano. La cruz no es monopolio de la Iglesia: hoy, media humanidad vive crucificada. Por la industrialización, por la pobreza.

La Iglesia, ¿ha desterrado el Concilio Vaticano II?

El Vaticano II fue aprobado por los obispos del mundo entero, pero el aparato eclesiástico nunca lo aceptó. Siempre se opuso, y se resistió con dureza a Pablo VI. Después llegó un Papa de Polonia, conservador y con dificultades para aceptar el Vaticano II, y que encontró aliados en Roma. La Curia boicoteó por dentro el Vaticano II.

Mientras Roma es implacable con los teólogos "progresistas", es más condescendiente con los más tradicionales. Se está viendo con la vuelta de los anglicanos o el diálogo con los seguidores de Lefebvre.

El Papa trata a los conservadores con guantes de seda y a nosotros con puño de hierro. Dialogan como si fueran viejos amigos, y en realidad lo son. Benedicto XVI se entiende bien con ellos, mientras que a nosotros nos pone al lado de los subversivos. Pero somos nosotros los que estamos con los pobres.


Leonardo Boff - J. B.
Madrid - 14/11/2009
http://www.publico.es/espana/269743/iglesia/convive/democracia

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viernes, 13 de noviembre de 2009

Entre modelos de hambre y alboroto

«…vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y engañarán a muchos…» Marcos 13,1-8

Fabián Paré

Los discípulos le decían a Jesús mientras salían del Templo: “Mira qué piedras, y qué edificios” (Mc 13,1), terminaban de recibir una enseñanza en torno a la ofrenda de la viuda, pero seguían con su atención cautivada en lo que engañaba a la vista. Es algo que nos pasa seguido, casi sin darnos cuenta de qué es lo que está por detrás de lo que se muestra a simple vista. Nos sucede con los dirigentes que nos gobiernan, rara vez llegamos a tener claro qué es lo que realmente está por detrás de lo que nos dicen en sus discursos; suele pasar en nuestras relaciones institucionales, donde a veces tampoco se sabe bi en qué es lo que está por detrás de las acciones -intenciones- de jefes, compañeros o colegas; y también puede suceder con las personas con las que nos relacionamos, a veces después de mucho tiempo recién se vislumbran las verdaderas razones que se ocultaban tras la relación. Lo que no podemos negar es que, hasta que suceda algo que nos desengañe en esas situaciones, uno/a se mantiene cautivado/a con lo que ‘parece ser’. La mirada cautivada por lo que aparenta ser, lleva a grandes frustraciones en pueblos, grupos de trabajo, familias, y personas. La historia nos muestra que aparecen nuevos personajes que prometen mejorar los roles desempeñados anteriormente a él/ella, y procuran con todo su esfuerzo seguir cautivando la atención de los demás en apariencias (que lo sostengan allí), y hay sectores que se dejan cautivar (por diferentes motivos: privilegios, coimas, identificaciones, afectos, etc.)

Es cierto que se puede cautivar la atención de una o más personas por el ofrecimiento de privilegios, o a cambio de un reconocimiento afectivo que no reciben de otro lado, pero también puede ofrecerse como la mejor opción; es decir, no ‘lo mejor’ pero entre lo que hay para elegir…; esto último es sembrar el miedo a algo distinto. En nuestra ‘democracia’ solemos escuchar: ‘antes que este, prefiero a este”, en situaciones de violencia familiar se escucha de la persona violentada que debe haber razones que motivan la violencia y que está bien (justificación por miedo); y en las organizaciones los ‘costos políticos’ de las a lianzas o no alianzas al poder de turno, están configuradas por una mezcla de miedos, afectos, y privilegios. Toda persona que sea ‘cautivada’ por privilegios, miedos y afectos (que no puede elaborados en lo personal), quedan a merced del que ‘negocia’ ofreciéndose a cambio de ello, como el sostén del ‘modelo’, ‘ejemplo’, ‘salvación’. Sin embargo, estos ‘salvadores’, dejan detrás de sí pobreza, hambre, dependencia, autoritarismo, divisiones, heridas en el alma del pueblo que confió en esa manera de hacer las cosas. Así se cultivan sentimientos de desengaño, frustración, decepción, desesperanza, y soledad, y mientras se siga dejando rastros de este tipo, los ‘modelos’ que se presentan como ‘salvadores’ no dejan de ser más que engañadores.

Hoy en día, más que personas ‘salvadoras’ se presentan modelos que están avalados por grupos de alianza que asumen el rol de ‘los salvadores’. Una persona sola ya es difícil que capte la atención de muchos, por ello son necesarias estrategias que cuenten con ‘aliados’. Lo que sucedía en el Templo en la época de Jesús, era resultado de un modelo de alianzas que permitían un funcionamiento interno, ese modelo -como tantos otros- dejaba de lado a la parte del pueblo pobre, enfermo, y la parte que no era ‘cautivada’ por su discurso. Este es el edificio, o modelo, donde no quedará piedra sobre piedra (Mc 13,2). Por ello el desafío propuesto por el evangelio, es de ir encontrando un modelo de convivencia (como pueblo, u organización laboral, familiar, religiosa, o de relaciones interpersonales cuales fuera), que lleve a cabo su funcionamiento sin pretender la eliminación de una parte para que se salve otra, que contemple distintas miradas y que a través del diálogo se llegue a soluciones de sentido común, preservando los intereses de Dios y no los de la alianza-poder de turno.

De acuerdo a los propósitos de Cristo ¿Cómo se puede evaluar si un modelo fue o es eficiente? Pues en la medida que se crezca en la autonomía del pueblo y de personas, y se reduzca el autoritarismo y las divisiones, en la medida en que crezca en educación, salud y trabajo, y se reduzcan los sentimientos de desesperanza, decepción y soledad; es entonces que verdaderamente estará actuando Cristo, y no alguien o algunos, que dicen ser enviados por él.


Fabián Paré
http://clailiturgia.org


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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Los retos de la teología en el siglo XXI

José Comblin

Nuestro punto de partida será la distinción entre religión y evangelio. El cristianismo no es originalmente una religión y Jesús no fundó ninguna religión. Más tarde los cristianos fundaron la religión cristiana, creación humana y no divina.

La religión es producto de la cultura humana. Hay una gran variedad de religiones, y todas tienen la misma estructura aunque muy diversas en su forma exterior. Todas tienen una mitología, un culto y una clase dedicada a su ejercicio. En eso la religión cristiana no es diferente de las demás. Ella también es creación humana, producto de diversas culturas. La religión es una realidad básica de la existencia humana. Plantea los problemas del sentido de la vida en esta tierra, el problema de los valores, el lugar del ser humano en el universo, y el problema de la salvación de este mundo de todos sus males.

La religión ha sido muy estudiada por la antropología religiosa, por la sociología religiosa, por la sicología religiosa, por la historia de las religiones. Todo eso ilustra también la religión cristiana. Por ser creación humana, la religión cristiana ha cambiado y puede todavía cambiar en el porvenir según los cambios de la historia. Este es incluso uno de los grandes desafíos de la hora presente, porque la religión cristiana está agotada y no ofrece respuesta a la orientación de la cultura actual, salvo restos del pasado.

El evangelio de Jesús no es una religión. Jesús no fundó ninguna religión: no proclamó una doctrina religiosa o una mitología, ningún discurso sobre Dios, no fundó ningún culto y no fundó ninguna clase clerical. Jesús proclamó e inauguró el reino de Dios en la tierra. El Reino de Dios no es ningún reino religioso, es una renovación de toda la humanidad, realización que cambia el sentido de la historia humana, abriendo una nueva época, la última. Es un mensaje para toda la humanidad en todas sus culturas y religiones. Se podría decir que es un mensaje y una historia meta-política.

Puesto que los seres humanos no pueden vivir sin religión, los discípulos de Cristo durante 2000 años construyeron una religión que fue como el revestimiento del mensaje cristiano, con el peligro de transformar el cristianismo en una religión. El revestimiento religioso puede ocultar el mensaje del evangelio o puede conducir a ese mensaje según la evolución de la historia. En muchos casos la religión ocultó el evangelio. Los cristianos enunciaron una doctrina que usó muchos elementos del judaísmo o de las religiones no cristianas ni judías, crearon un culto de la misma inspiración y crearon todo un sistema jurídico que encuadra una institución muy compleja.

Podemos decir que la historia del cristianismo es la historia de una tensión o de un conflicto entre religión y evangelio, entre una tendencia humana hacia la religión, y las voces o las vidas de los que querían vivir según el evangelio.

Las religiones son conservadoras y creen en un mundo permanente en el que todo recibe una explicación religiosa. La religión cambia inconscientemente pero resiste ante cualquier solicitación de cambio voluntario. Muchos cristianos y estructuras cristianas luchan sin saberlo contra el evangelio. Hay algo de verdad en lo que decía Charles Maurras, ateo francés del siglo XX, cuando decía que felicitaba a la religión romana por haber sacado del cristianismo todo el veneno del evangelio. Es un poco exagerado pero sugestivo.

El evangelio es cambio, movimiento, libertad. No puede aceptar el mundo que existe, porque tiene que cambiarlo. El evangelio es conflicto entre ricos y pobres. Es opción entre ricos y pobres. En la religión ricos y pobres son parte de la armonía general. Son así porque tiene que ser así, aunque los ricos tengan que ayudar a los pobres sin cambiar esa estructura creada por Dios o por los sustitutos de Dios. La religión quiere paz, aunque sea con alianza con los poderosos. El evangelio quiere conflicto.

La tarea de la teología es mostrar la distinción, buscar lo que es el evangelio y todo lo que se añadió y puede o debe cambiar para ser fiel a ese evangelio. Es libertar el evangelio de la religión. La religión es buena si ayuda a buscar el evangelio y no a olvidarlo bajo el revestimiento religioso. Es una necesidad humana pero tiene que ser investigada y corregida.

La teología está al servicio del pueblo cristiano o aun no cristiano, para que conozca el verdadero evangelio y pueda llegar a la fe verdadera y no a un sentimiento religioso. Durante siglos la teología estuvo al servicio de la institución para defenderla de las herejías o de los enemigos de la Iglesia. Así fue después de Trento hasta el siglo XX y en muchas regiones hasta Vaticano II. Fue apologética, arma intelectual en el combate contra las Iglesias reformadas y toda la modernidad, al servicio de la jerarquía. De cierto modo era un arma dirigida contra los laicos para que no se dejaran seducir por los enemigos de la Iglesia. Hasta Trento la teología era comentario de la Biblia, libre, abierta a todos, como trabajo intelectual gratuito. La Reforma partió de teólogos y entonces la teología estuvo bajo el control estrecho de la jerarquía.

1. Dios

La mayoría de los católicos entiende por la palabra Dios, una idea de Dios común a toda la humanidad con formas diferentes. Dios sería un Dios cósmico. Está dentro del cosmos como su creador o su ordenador. Es todo-poderoso, eterno, omnisciente, capaz de castigar o de recompensar, sensible a las oraciones y exigente de sacrificios y donaciones. Hay que pedirle perdón y pagar ese perdón por varias prestaciones. Es parte del universo al nivel más alto, sentado en el cielo de donde dirige el mundo entero. Es el autor del orden o de lo que los seres humanos llaman orden del mundo y que en realidad es el desorden del mundo. No quiere que se cambie ese orden.

Creen que conocen a Dios y no lo conocen. Conocen apenas una idea común a toda la humanidad bajo muchas formas diferentes. No conocen a Dios, porque a Dios nadie jamás lo ha visto y nadie sabe lo que es. Se creen que lo conocen, se equivocan y engañan a los demás.

2. La revelación

Dios se dio a conocer en Jesucristo. Anunció esa revelación por los profetas, pero no se había revelado. Se dio a conocer en la vida de Jesús. Jesús no lo dio a conocer por medio de palabras, discursos o de doctrinas. No ha hecho nada de eso. Nunca dijo lo que era el Padre en forma teórica. En eso hace caducar cualquier discurso sobre Dios y cualquier teología que son construcciones humanas. Suponen que ese discurso expresa lo que Jesús quiso decir y no dijo. Es un error. Si no lo dijo, ese mismo silencio ya es una revelación.

La Palabra o la revelación de Dios se hizo carne. No dijo hombre porque hombre es una categoría ambigua. ¿Qué es ser hombre? La doctrina oficial de la Iglesia se inspira en las categorías griegas que usaron los grandes Concilios que hablan de dos naturalezas en Jesús: la divina y la humana. Jesús tendría una naturaleza humana. Pero la palabra naturaleza no dice nada de lo que Juan quiere decir. Jesús era carne, lo que significa una vida humana con toda su debilidad, expuesta a todos los accidentes del mundo material, una vida hecha de esperanzas, ilusiones y desilusiones, proyectos, éxitos y fracasos, hecha de alegría y tristeza, que finalmente termina en la muerte. La carne es todo eso y mucho más.

La Palabra se hizo carne, o sea Dios se hizo carne. Esto significa que Dios abandonó todo su poder y se hizo débil como cualquier ser humano. Ni siquiera aceptó lo que lo que es poder en la sociedad humana. Dios se hizo pobre, laico, sin dinero, sin poder político, sin poder cultural. Se hizo un campesino de Galilea, provincia maldita por los judíos fieles a la ley. Dios es débil, conoce el sufrimiento, la persecución, la muerte infamante de la cruz. El Padre no se separa nunca del Hijo. El uno está en el otro.

¿Dónde está la revelación de Dios? Está en la vida de Jesús, primero en el proyecto global de su vida. Jesús tenía un proyecto bien definido que expuso en todas sus acciones y sus palabras. El proyecto es un cambio radical de toda la humanidad en vista de una humanidad justa y fraterna. En este proyecto constan: la declaración de obsoleta de la religión de Israel para volver a las promesa de Abraham; la polémica contra las autoridades que quieren mantener el sistema judaico hasta el conflicto final que desemboca en la cruz. La cruz es la conclusión final de la lucha contra los defensores de la ley tradicional del judaísmo. Además, Jesús da las señales de la nueva humanidad por el cuidado de los enfermos, el privilegio de los dominados y las víctimas acusados de ser pecadores, la elección de un grupo de discípulos encargados de comunicar el evangelio en el mundo entero; las señales de apertura hacia los paganos y los herejes samaritanos; el reemplazo de la ley por la libertad. Jesús quiere una humanidad libre. Pablo resume muy bien cuando define el cristianismo como llamado a la libertad. Lo que hizo Jesús revela al Padre. No podemos leer las páginas del evangelio fuera de su contexto global que es el proyecto de vida de Jesús.

3. La libertad de Dios

La libertad de Dios se muestra en esto que hace abandono de todo poder. La vida de Jesús es sin poder, no se impone, no condena, no obliga, programa que fue el de dom Helder cuando llegó a Recife: dos palabras prohibidas, mandar y exigir. Jesús muestra el camino andando como lo hace. Viene a abrir el camino hacia una humanidad libre. En ese camino no hay ningún poder. Actúa libremente sin miedo, resiste las tentaciones de poder del Satanás, entra en conflicto con todas las autoridades sin miedo y con la mayor audacia. Dios respeta la libertad de los seres humanos y con eso les abre el camino a la libertad para que sigan ese camino. La cruz muestra el camino de la libertad: mejor morir que matar. Cree en la eficacia de la muerte porque sabe que Dios pasa por el camino de la libertad sin dominación. La fuerza de Dios está en el testimonio y en el amor a los rechazados, pecadores, víctimas, pobres en general. Esas son sus fuerzas. Es un Dios muy diferente de los dioses imaginados por las religiones, incluso por la religión cristiana.

La libertad procede del amor y el amor procede de la libertad. Amar es hacer hombres y mujeres libres o más libres. La libertad consiste en amar. Para amar es necesario ser libre. Los seres humanos son prisioneros de su individualismo, de su preocupación por sí mismos que es lo que impide el amor. Dios es amor porque hace otros libres. En eso consiste su amor. El es libre y quiere que los seres humanos sean libres también.

4. La liberación de los hombres y mujeres

La historia de la humanidad es historia de la libertad. Pues los seres humanos no nacen libres, nacen dentro de una sociedad de dominación y explotación. Hay hombres y mujeres que dominan a otros y les someten a su voluntad, al servicio de su riqueza, de sus privilegios, de su poder. Hay una inmensa masa de hombres y mujeres dominados, explotados, excluidos para que otros puedan dominar y crecer. Por eso, la historia es una lucha constante y siempre repetida de los poderosos para imponer su dominación a los dominados, y los dominados luchan o tratan de luchar para defender su subsistencia, y conquistar algo de libertad.

Todas las religiones ofrecen una imagen de la humanidad como algo fijo, estable, positivo globalmente, inmutable, creación de Dios. Querer cambiar es estar contra Dios. La religión cristiana ha enseñado eso por lo menos desde el 4° siglo y ya antes. La religión no acepta otro conflicto que no sea conflicto de las religiones. Para Jesús el conflicto no es de religiones, es el conflicto de dos clases, los dominadores y los dominados. Por eso Michel Henry, filósofo cristiano contemporáneo puede decir que el primer filósofo cristiano fue Karl Marx. Los filósofos griegos fueron filósofos del ser, del orden del ser, tanto Platón como Aristóteles. En lugar de ser buenos servidores de la teología, la apartaron del evangelio.

La dominación personal, grupal, estructural es el pecado que existe desde los orígenes de la humanidad. No es una obligación, pero todos los seres humanos contribuyen para mantener esas estructuras de dominación. Es un pecado de todos y es el pecado del mundo que tiene tanta fuerza en la humanidad que los seres humanos no pueden libertarse de esa dominación del pecado por sí solos. Son víctimas del pecado y pecan por sumisión al pecado universal. Jesús viene a libertar a los seres humanos de la esclavitud del pecado. El poder es la gran tentación: en lugar de ser servicio se transforma en dominación. Por eso, Dios no manifiesta ningún poder porque ha renunciado a todo poder de dominación o imposición. Jesús está libre del pecado porque no domina, no acepta ninguna forma de dominación.

5. El lugar de los pobres en la liberación

Todas las religiones predican que hay que ayudar a los pobres. La limosna es sumamente estimada en todas las religiones. El evangelio dice otra cosa.

El evangelio se dirige a los pobres porque ellos son los llamados a liberar a la humanidad. No dominan y por eso pueden ser libres. Pueden porque hay algunos que hacen todo lo posible para poder dominar también. Pero son muchos los que no aspiran a dominar y tratan de amar a su prójimo con lo -------------------------------------------------------------------------pueblo que tienen con su palabra, su testimonio, sus acciones colectivas de voluntad de libertad. La liberación de la humanidad no viene desde arriba hacia abajo, sino más bien desde abajo hacia arriba.

Esta es la locura de Dios de la que habla Pablo. Dios ha elegido lo más débil para destruir el poder de los más fuertes. De los pobres nace la nueva humanidad, de todos los que no quieren dominar y tratan de amar. Pueden ser cristianos o no, no importa. Pueden ser ateos, porque el Espíritu Santo viene a todos.

Los pobres encuentran una tremenda resistencia de los poderosos: pasan por la cruz, pero tienen la promesa de la victoria de la resurrección.

El gran desafío es convencer a los pobres de que tienen la fuerza del Espíritu para seguir el camino de Jesús y son capaces de construir un mundo nuevo, aun sin dinero, sin poder político, sin poder cultural. Pues los pobres tienen una conciencia de impotencia, de miedo, de sumisión a los grandes. La tarea de los discípulos de Jesús será la de animar y convencer a los pobres para que tengan la fe. Pues la fe no consiste en aceptar una doctrina universal válida para todos. Semejante doctrina no mueve a nadie. Sería solo una sumisión a un sistema de conceptos. La fe es creer que yo soy capaz de seguir el camino de Jesús y de construir un mundo nuevo por la fuerza del Espíritu a pesar de toda mi debilidad. Esa fe es muy difícil por supuesto, pero la mayoría de los católicos no tiene fe. Aceptan todos los dogmas, pero no tienen fe.

Tareas de la teología

La tarea principal y de cierto modo única es el estudio crítico de toda la tradición cristiana, para volver al evangelio. Se trata de redescubrir lo que realmente fue revelado en la vida y la muerte de Jesús. No se trata de destruir la religión. Sería inútil porque los seres humanos necesitan una religión y si se suprime ella reaparece en otras formas. El problema consiste en saber todo lo de la religión que ya no es comprensible ni aceptable en la nueva cultura moderna que entra en todas las religiones. Habrá que buscar lo que es realmente comprensible y significativo y puede ser un revestimiento aceptable del evangelio. Veamos los elementos de la religión.

1. La doctrina o la mitología

Jesús no formuló ninguna doctrina. Habló por medio de metáforas, narraciones, parábolas, sentencias, consejos, observaciones sobre la experiencia del momento. Ese medio de expresión es popular, es el medio de los pobres. Si Dios se expresó en esa forma, no lo hizo por distracción o por adaptación a un supuesto intelecto inferior de los pobres. Lo usó porque ese modo de expresión es menos riguroso, menos impositivo, menos limitado. Una doctrina siempre está marcada por una época, una cultura limitada en el tiempo y el espacio. El lenguaje metafórico conserva su sentido en medio de muchas culturas. Carece de la precisión que tienen los conceptos. Si Dios lo hizo así es porque lo escogió como el medio de expresión mejor posible. Si ese lenguaje no tiene la precisión de los conceptos abstractos es porque Dios no quería esa precisión. Las expresiones de Jesús permiten varias interpretaciones y Dios lo quiso así. No quiso que sus discípulos fueran prisioneros de una doctrina.

Más tarde la Iglesia definió en forma de conceptos muchas veces sacados de la filosofía griega una doctrina obligatoria. Impuso una interpretación rígida del evangelio. Los dogmas han sido siempre una causa de dudas, problemas, resistencias porque no todos aceptaban esa disciplina del pensamiento que Jesús no había impuesto.

La tarea de la teología será liberar el evangelio de la rigidez del dogma. Habrá que examinar críticamente todos los documentos del magisterio. Desde Trento los teólogos dieron habitualmente la interpretación maximalista de los dogmas. Necesitamos volver a una interpretación minimalista ¿qué es lo que el evangelio realmente impone? Además los dogmas actúan históricamente por lo que no dicen. Los 4 primeros concilios concentran todo en los conceptos de persona y naturaleza. Dejaron de lado la vida humana de Jesús. Por eso la vida humana de Jesús dejó de ser durante siglos motivo de reflexión de los cristianos. Tomás de Kempis pudo escribir un libro sobre la Imitación de Cristo, sin ninguna alusión a la vida humana de Jesús. ¿Qué Cristo es ese? Los dogmas ocultaron la vida humana de Jesús durante siglos. En Trento no se habló de la fe en sentido bíblico, sino de una fe religiosa que no es cristiana. La conclusión fueron siglos de incomunicación entre católicos y protestantes, lo que podía haber sido evitado.

Los dogmas fueron definidos por Papas u obispos. Pero ellos no representan necesariamente todo el pueblo cristiano, como si el Espíritu no estuviera también en el pueblo. Hubo concilios que dividieron profundamente y expulsaron de la Iglesia a sectores inmensos: las Iglesias de Siria, de Egipto y de todo el Oriente, sin hablar de los protestantes. Dentro de las asambleas hubo disensiones que no eran herejías. Por ejemplo en el Vaticano I. Esto fragiliza las definiciones. Todo eso es objeto de la teología.

Por supuesto la misma teología es sospechosa a la luz del evangelio y tiene que examinarse críticamente para ver si ayuda a la comprensión del evangelio o lo oculta, lo que sucedió muchas veces. Pues desde Trento la teología se hizo polémica contra los protestantes y los modernos. Se puso al servicio de la jerarquía. No es esa la tarea de la teología. Ella sirve para ayudar al pueblo cristiano a entender mejor lo que dice el evangelio. Está al servicio del pueblo cristiano y no de su jerarquía.

2. El culto

En la religión la parte más importante es el culto. En el decorrer de los tiempos, los cristianos han creado un inmenso edificio litúrgico, muy riguroso, muy determinado en todos los gestos y todas las palabras. Los ritos se han inspirado en el Antiguo Testamento, en las religiones de los pueblos cristianizados. Se ha llegado a definir que habría 7 sacramentos. Además hay una infinidad de bendiciones y demás actos de culto, más popular o más letrado. Después del Vaticano II hubo algunos cambios muy superficiales porque por lo esencial todo quedó igual. La consecuencia es que muchos católicos han abandonado un culto que ya no significa nada para ellos. De hecho es difícil entender de qué modo esa liturgia se relaciona con la vida individual y social de los tiempos presentes. La unción de los enfermos poco se practica. Poquísimos todavía practican el sacramento de penitencia. Todo tuvo significado cuando fue introducido en el culto oficial. Pero muchos ritos se hicieron incomprensibles. ¿Cuáles serían los gestos y las palabras que serían significativos para la nueva generación? En lugar de buscar lo que exige la situación actual de la humanidad, hay grupos importantes en Roma que querrían volver al pasado de Trento. Entonces sería la expulsión definitiva de la juventud. Querrían volver al latín. ¿Por qué no al griego o al hebraico?

3. La organización

Todas las religiones se dan una institución cuyo elemento básico son los sacerdotes cuya misión consiste principalmente en el culto. La religión cristiana no podía escapar. Apareció un clero que - sobre todo después de Constantino - se separó socialmente del pueblo y formó una casta con su sub-cultura propia. En realidad hasta Trento el clero creó muchos problemas, pero Trento logró poner orden y definir el clero que todavía existe hoy. El sistema es rigurosamente monárquico. Todos los poderes están en el Papa y el Papa delega una parte de ellos a los obispos y éstos a los presbíteros y diáconos. Los problemas provocados por la situación actual del sistema monárquico y de la separación entre clero y pueblo, lo que hace imposible una verdadera comunidad, son bien conocidos y no es necesario repetirlos. Es evidente que el sistema no funciona. El rechazo del clero es uno de los motivos fundamentales del abandono de la Iglesia. En las otras Iglesias dichas históricas el problema es igual.

Durante siglos los teólogos se han dedicado a explicar y justificar todos los elementos del sistema. Los tiempos han cambiado. Todo lo que estaba ligado a la cultura tradicional, perdió su sentido y su legitimidad. La teología pondrá en contacto el evangelio y el mundo actual.


José Comblin

Fuente: Cuadernos Movimiento También Somos Iglesia Chile
http://alainet.org/active/34308

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Las bienaventuranzas duelen

El seguimiento incómodo

Thelma Martínez, stj, thelmastj@yahoo.com.mx
Nicaragua

“Felices los que son perseguidos por causa del Bien porque de ellos es el Reino de los Cielos…” Mt. 5, 1-12

Y felices los que lloran… y los que son compasivos, y los que no necesitan de grandes cosas para ser felices… Y los que luchan por la paz y la justicia… y los que no hacen la guerra, y los que quieren creerle a la gente porque “son limpios de corazón”…

Felices los que RESISTE porque buscan y creen en el BIEN…

Van a ser perseguidos, procesados, silenciados…

Van a ser aplastados, pero no vencidos.

El bien, la justicia, la verdad, la libertad, tienen un costo: la muerte. No hay otra salida. Aún no sé por qué…

Pero ese fue el precio que pagó Jesús.

Resistió a un sistema opresor, lleno de mentiras. Resistió a una práctica religiosa cargada de hipocresía y de miedo. Resistió a un IMPERIO… Y creyó en la bondad intrínseca de cada ser humano.

Descubrió que Dios era Madre y Padre a la vez… femenino y masculino por igual. Y por eso no hizo distinciones. Tuvo discípulas también…

Fue “un pensador contra la ley”, como dice una canción.

Feliz porque fue libre y liberó. Y eso le costó la muerte.

Ante este Jesús tan difícil, yo me pregunto algunas cosas:

¿Será este el camino que de verdad queremos los cristianos?

¿De verdad creemos en el Reino? ¿Así, con estas consecuencias de revolución?

¿En serio queremos apuntarnos a un discipulado incómodo, que nos cuestione siempre y que nos empuje a decir lo que de verdad pensamos, creemos y sentimos?

¿De verdad queremos llorar con el dolor de la impotencia cuando vemos que el sistema no se mueve ni un ápice a pesar de tantos intentos?

¿Estamos dispuestas a arriesgar la propia vida porque queremos hacerle bien a la gente y a la sociedad a pesar de que los poderosos se encarguen de lo contrario?

¿En serio queremos formar una iglesia “contestataria”, “profética”, “liberadora”, asumiendo que para eso nos tengamos que poner frente a frente y decirnos con toda honestidad y RESPETO lo que no nos gusta y lo que creemos que va en contra del mismo Evangelio? E incluso… ¿arriesgándonos a que nos tilden de “heréticos” porque no pensamos como nos han enseñado a pensar?

No lo sé…

El Reino cuesta la misma vida… y todas las muertes juntas.

La de Jesús y la de sus verdaderos discípulos y discípulas.

Y tal vez mi tentación hoy sea la peor de todas: preguntarme para qué tanto esfuerzo…

Preguntármelo cuando veo que mi país se parte en dos y que los pobres son los más usados y los más engañados… Los pobres sólo servimos para que hagan discurso de nosotros, para que nos tengan lástima y para que nos manipulen y engañen con entregas de terrenos de miseria para que construyamos nuestras casas de cartón. Se burlan de nosotros y se les olvida que también somos GENTE. Y lo peor de todo… es que muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de que los poderosos nos están usando para existir. Y así, a lo largo de la historia, nadie ha podido “vencer” el “fenómeno de la pobreza”.

Me pregunto si “otro mundo es posible” cuando veo que la libertad de expresión no sólo es perseguida por el gobierno, sino también por la misma Iglesia oficial cuando alguien “se pasa del límite” de lo permitido para opinar… o disentir.

Me pregunto si el Reino es de los compasivos y los pacíficos cuando los países del primer mundo invierten cada vez más en armamento y lujos incomprensibles para los que vivimos cada día con lo mínimo. Cuando siento que me hierve la sangre ante tanta mentira y corrupción de los que están en el poder en mi país y en todos los demás países del mundo… ellos están felices, y mi gente sigue buscando comida, trabajo, vivienda, salud y educación… pero “no hay presupuesto” para estos “gastos”.

Me pregunto si el Reino es de los pacientes cuando de verdad a veces no sé cómo aguantarme las ganas de gritar: BASTA! Ante tanta desigualdad, miedo, injusticia, opresión, complejos, manipulación, luchas de poder, egoísmo, envidias y falta de libertad.

Tengo que preguntarme estas cosas porque las bienaventuranzas hoy me duelen… Me duelen porque a pesar de cuestionármelas las quiero para mi… y para el mundo.

Porque le creo a Jesús me duele su mensaje liberador.

Porque creo en el bien y en el Reino me duele el discipulado.

Y porque aún no comprendo por qué el precio tiene que ser la muerte.

En el fondo… lo que no entiendo es que el mundo no quiera el BIEN. No entiendo por qué le tememos a la libertad, a la justicia, a la Verdad, a la paz y al respeto mutuo.

No sé por qué Jesús dice que son Bienaventurados los “perseguidos”… es que no entiendo por qué tienen que perseguir a alguien que quiera la justicia…

A no ser que…

El SISTEMA que hemos creado a lo largo de la historia sea todo lo contrario a lo que Dios siempre ha querido.

Y romper con este sistema… Sólo lo pueden lograr los valientes… o los locos… o los creyentes comprometidos que estén dispuestos a dar la vida por este Reino diferente.

Entonces… la pregunta me la hago más en silencio y en verdad, sólo para mí misma: ¿esta es la vida que quiero asumir? ¿De verdad quiero yo alistarme en esta fila en contra del sistema frente al cual Jesús mismo luchó?

Puedo elegir no seguir. Y unirme a la masa. Ser alguien más del montón y pasar la vida “medianamente feliz”. Acomodada y ciega para que la realidad que vea no me “afecte” ni me comprometa con el deseo de un cambio.

Pero si elijo un “sí quiero”, y me voy detrás de este hombre libre que se llama Jesús… tengo que saber que la vida no será nada fácil y que al final me quedaré bastante sola gritando en la lontananza mis gritos de BASTA ante todo lo contrario a la bondad, la verdad, el amor, la libertad y la justicia.

A no ser que…

En este seguimiento también me encuentre con algunos locos que, al igual que yo, le crean a Jesús: “Felices los que son perseguidos por causa del Bien porque de ellos es el Reino de los Cielos…”

Si los encuentro… seré más “medianamente feliz”, seré profundamente “BIENAVENTURADA” porque en este seguimiento encontré hermanas/os, amigos, pueblo… identidad y pertenencia. Gente de a pie que también apuesta por el Reino que no está en “los cielos”, sino que lo podemos construir ya, hoy, como una pequeña levadura, en la masa de esta tierra.

Tal vez, por esta posibilidad que de cierta forma puedo percibir incipiente, tímida, frágil y sólida a la vez, renuncio a la tentación de renunciar y me alisto en las filas del seguimiento incómodo, incomprensible y, verdaderamente, BIENAVENTURADO…

Thelma Martínez, stj, thelmastj@yahoo.com.mx
http://eclesalia.blogia.com/2009/110901-incomprensible.php


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viernes, 6 de noviembre de 2009

CAÍN de José Saramago*

Carlos A. Valle

“La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él” Es el comentario con que se cierra el relato en el que Caín contempla la destrucción de la Torre de Babel. Es uno de los viajes a través del tiempo bíblico que realiza quien fuera maldecido a ser errante y extranjero en la tierra después de haber asesinado a su hermano Abel. Caín mantendrá, a partir de allí, una conflictiva relación con Dios, llena de recriminaciones y acusaciones.

Saramago expresa en esta sugestiva novela la perenne pregunta del ser humano sobre el sentido de la vida y de la existencia de Dios. En ese persistente interrogante considera que la pregunta acerca de lo divino lo tornó estéril. Así ha dicho: “Dios, el demonio, el bien, el mal, todo eso está en nuestra cabeza, no en el Cielo o en el infierno, que también inventamos. No nos damos cuenta de que, habiendo inventado a Dios, inmediatamente nos esclavizamos a él”

Caín comienza por confesar que “maté a abel porque no podía matarte a ti, pero en mi intención estás muerto.” Caín parece condensar el sinsentido de la vida que no obstante perdura, pero para ser testigo de las más crueles acciones humanas a las que siempre se le adosa la voluntad de Dios.

La novela apela a varios de los relatos del Antiguo Testamento para reafirmar ese pensamiento. Así, Dios no tiene piedad de los niños inocentes en la destrucción de Sodoma y Gomorra. Muestra crueldad cuando le pide a Abraham que sacrifique a su hijo. No se apiada de los miles que caen a espada, de la que no escapan los ancianos, las mujeres y los niños y ni siquiera los animales en la devastación de Jericó. Muestra cierto sadismo con las pruebas a las que somete a Job hasta casi aniquilarlo, como si fuese un torturado que debería confesar a cualquier precio. Finalmente, Dios reconoce que se ha equivocado, la humanidad no ha sido lo que esperaba de ella y quiere empezar de nuevo provocando un diluvio universal.

Estos míticos relatos bíblicos, como todos los relatos míticos, lo que hacen es comunicar historias sagradas que hablan de acontecimientos pasados. Lévi-Strauss entendía que uno de los atributos que los caracterizan es que tiene relación con una pregunta existencial, ya sea sobre la creación, la vida, o la muerte.

Saramago toma estos mitos bíblicos para hacer una lectura descarnada de una humanidad que ha creado un dios a su imagen y semejanza. Esa imagen y semejanza resulta ser cruel, egoísta y destructora. No se puede negar su fuerte contenido de agresión, abuso y muerte con que describen la figura de Dios que provee argumentos para llegar a esa conclusión. De todas maneras, no es el primero ni el único en hacer una lectura tal de esos relatos mitológicos.

Por otra parte, el encuadre sagrado en el que esos relatos están insertos ha modelado su interpretación. De allí que, toda crítica se ha interpretado como un ataque a los sentimientos religiosos de quienes así creen. Las reacciones a esta obra de Saramago, como su recordada “El Evangelio Según Jesucristo”, han sido atacadas con cierta impiedad, desvalorizándolas como superficiales y carentes de rigor exegético, mientras ignoraban la preocupación central de sus contenidos.

Saramago, a pesar de este fuerte alegato, no deja de mostrar un peculiar sentido del humor, sin olvidar su particular forma de puntuación y de escribir todos los nombres propios con minúscula. Así, por ejemplo, es Caín quien detiene el brazo de Abraham y no un ángel, puesto que este ha llegado tarde porque le surgió un “problema mecánico en su ala derecha”. Cuando Caín no puede entender por qué “han de ser bendecidos todos los pueblos del mundo solo porque abraham obedeciera una orden estúpida”. El ángel le contesta: “A eso lo llamamos en el cielo obediencia debida.”

Saramago, que hace profesión de su ateismo, no puede dejar a un lado el tema de Dios. Hay una cierta fascinación en el rechazo, como si en el fondo recriminara a los religiosos haber comunicado una imagen tan atroz de Dios. Dijo alguna vez, “Escribo para comprender, y desearía que el lector hiciera lo mismo, es decir, que leyera para comprender.” Posiblemente hay muchos que hoy en día acompañarían a Saramago en esa búsqueda por comprender en esa inacabada discusión con Dios como la que sostenía a Caín. Porque “lo lógico es que hayan argumentado el uno contra el otro una y muchas veces más, aunque la única cosa que se sabe a ciencia cierta es que siguieron discutiendo y que discutiendo están todavía.”+ (PE)

(*) Caín, José Saramago, Alfaguara, Buenos Aires, 2009

Carlos A. Valle
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=4109

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Para quienes vayan a la iglesia esta mañana

Michael Moore (*)
Estados Unidos

Quisiera decirles algunas palabras a aquellos que se asumen cristianos (los musulmanes, judíos, budistas, etc, también pueden leer lo que voy a escribir estoy seguro, de que también ellos podrán aplicarlo a sus propios valores espirituales).

En mi último film hablo por primera vez sobre mis propias creencias en una película. Siempre creí que las preferencias religiosas son profundamente personales y que deben ser mantenidas en la privacidad. Después de todo hemos escuchado demasiado en las tres últimas décadas sobre como uno debería comportarse y debo decir que estoy bastante quemado de piedades y de lugares comunes considerando que somos una nación violenta que invade otros países y nos castiga por tener la audacia de afrontar tiempos difíciles.

Estoy igualmente en contra de cualquier tipo de proselitismo. No pretendo ciertamente que nadie adhiera a mi fe. Como católico, tengo también mucho que decir sobre la Iglesia como institución, pero lo dejaré para otro día (o para otra película).

A todos los tipos perversos de Wall Street y a los corruptos miembros del Congreso a que me refiero en “Capitalismo. Una historia de amor”, les planteo en la película una sola pregunta: “¿Es un pecado el capitalismo?” y sigo preguntando “¿Habría sido Jesús capitalista?, “¿Habría pertenecido a un Fondo buitre? ¿Podemos aprobar un sistema que permite que el 1% más rico pueda financiar su salud mientras que el 95% de la población no puede?.

Estoy inclinado a creer que no es ningún hallazgo creer que el capitalismo se opone a todo lo que Jesús (y Moisés y Mahoma y Buda) predicó. Todas las grandes religiones tienen clara una cosa: es perverso apropiarse de la mayor parte de la torta y dejar a los demás pelearse por el resto. Jesús dijo que a los ricos les será muy difícil entrar en el cielo. Nos enseñó que debemos cuidar a nuestros hermanos y a nuestras hermanas y que la riqueza debe ser compartida. Dijo también que si no le das abrigo a los sin techo y no alimentas al hambriento, te será muy difícil encontrar el código que te permita abrir las puertas celestiales.

Sospecho que para nosotros los usamericanos hay malas noticias Sabemos que ahora tenemos la más alta tasa de desempleo desde 1983. Se cierra un puesto de trabajo cada 7,6 segundos, todos los días 14 mil personas pierden su seguro de salud. Es así como entendemos el “benditos sean los pobres”

Al mismo tiempo los banqueros de Wall Street (“Bendita sea la Riqueza”) acumulan más y más bienes – y se esmeran en pagar cada vez menos impuestos (en el último año el promedio de impuestos de Goldman Sachs fue de apenas un 1%) ¿Hubiera aprobado esto Jesús? Si no ¿porqué dejamos que siga este maldito sistema? No me parece que usted pueda ser al mismo tiempo Capitalista Y Cristiano – porque usted no puede amar el dinero Y amar a su vecino cuando usted le está negando a su vecino la posibilidad de concurrir al médico solo porque usted puede tener algo más que lo esencial. Eso es “inmoral” y usted está cometiendo un pecado cuando obtiene beneficios a expensas de los demás.

Cuando usted esté en la Iglesia esta mañana piense por favor en todo esto. Quiero pedirle que les permita acercarse a sus “mejores ángeles” Y si usted está entre los millones de usamericanos que están luchando semana a semana, sepa que yo he prometido hacer todo lo posible para detener este mal – y espero que usted se una a mí hasta que no haya un solo ser humano que no pueda sentarse a la mesa.

Gracias por escucharme. Estaré en misa dentro de un rato. Le preguntaré al sacerdote si el cree que Jesús habría especulado con hipotecas y sus derivados. Creo que él debe haber sido bueno en matemáticas, sino ¿cómo hubiera podido multiplicar y repartir los panes y los cinco pescados entre 5 mil personas?

O él fue el primer socialista o sus discípulos no fueron eficientes. O ambas cosas.

Suyo
Michael Moore. + (PE)

*Michael Moore es un cineasta documentalista usamericano que denuncia a través de sus filmes la violencia que genera la tenencia de armas (Bowling for Columbine), las falencias de los seguros de salud (Sicko) y desnuda en esta última película (Capitalismo. Una historia de amor) el drama capitalista, siempre en el marco de su propio país.

Traducción Susana Merino

http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=4112

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sábado, 3 de octubre de 2009

La humanización de Dios

José M. Castillo
ENSAYO DE CRISTOLOGÍA

Editorial Trotta, 383 pgs.
(Nota de solapa de libro)

¿Existió Jesucristo? Y si es cierto que existió, ¿qué dijo? ¿qué hizo? ¿qué representa Jesús de Nazaret para todos y cada uno de nosotros? Este libro intenta, por supuesto, responder a estas preguntas. Pero, antes que eso, aquí se pretende dejar claro que aquel judío desconcertante, que fue Jesús, llevó a cabo la revolución más asombrosa que se ha producido en la historia de las tradiciones religiosas de la humanidad. Una revolución que pronto fue controlada, domesticada y bien integrada en el sistema por la religión. Sí, fue la religión de los templos y las leyes, de los sacerdotes y los altares, la religión de las muchas liturgias y las pocas entrañas de humanidad, la que expulsó a Jesús de la ciudad santa, lo sacó del espacio sagrado y allí, “fuera de la puerta” (Heb 13, 12), en el ámbito de lo profano, lo laico, lo secular, allí precisamente, lo asesinó. Para que quede en evidencia, por todas las generaciones, que al Dios de Jesús no lo encontramos en la trascendencia y en la divinidad, sino en la inmanencia y en la humanidad. Nos guste o no nos guste, las últimas generaciones que han nacido en los países de Occidente están marcadas por la patética fórmula que acuñó Nietzsche, en El Anticristo (af. 18): “El concepto cristiano de Dios -...- es uno de los conceptos de Dios más corruptos a que se ha llegado en la tierra; tal vez represente incluso el nivel más bajo en la evolución descendente del tipo de los dioses. ¡Dios, degenerado a ser la contradicción de la vida, en lugar de ser su transfiguración y su eterno sí”. Lo que pasa es que ni Friedrich Nietzsche, ni nadie entre los mortales, cuando pronunciamos la palabra “Dios”, estamos hablando de Dios. ¿Qué hacemos nosotros pretendiendo indagar en lo que sólo se puede encontrar más allá del campo inmanente de nuestra capacidad de conocimiento? Por eso, lo que este libro intenta explicar es que en Jesús, Dios “se despojó de su rango y se hizo como uno de tantos” (Fil 2, 7). Y es ahí, sólo ahí, vaciándose de todo poder y de toda gloria, en la búsqueda de nuestra propia humanidad, donde es posible encontrar el sentido de la vida, que trasciende las representaciones del Trascendente que nosotros nos hemos hecho y nos hemos servido a la carta, con frecuencia y por desgracia, para dividirnos más y hacernos más daño los unos a los otros.


Editorial Trotta
(Nota de solapa de libro)

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sábado, 19 de septiembre de 2009

¿Dónde Quedó La Palabra De Dios?

Veca Muelle

Quiero empezar esta misiva recordando el mensaje final de las conclusiones del Concilio Vaticano II, que vuelve a reconstruir una Iglesia Liberadora que retoma el camino de Cristo en su opción por los pobres.

Mensaje a la humanidad en la fe y en la palabra de Cristo que fue tomado como bandera por muchos de mi generación y que nos llevaron a despojarnos de todo egoísmo, hacer de la solidaridad y el mirar al que esta al lado, una forma obstinada de creer y consecuentemente de vivir. Aún cuando muchos jóvenes compañeros, amigos, padres, hijos, fueron torturados, asesinados y desaparecidos en todas las comarcas de América Latina.

En estos momentos difíciles que padece la humanidad violentada por un sistema tan injusto y desigual recuerdo el mensaje a los jóvenes 7.A, del Concilio Vaticano II. “…Finalmente, es a vosotros, jóvenes del mundo entero, a quienes el Concilio va a dirigir su último mensaje. Porque sois vosotros los que tenéis que recibir la antorcha de las manos de vuestros mayores y viviréis en el mundo en el momento de las mayores transformaciones de su historia. Sois vosotros los que, recogiendo lo mejor del ejemplo y de las enseñanzas de vuestros padres y maestros, vais a formar la sociedad de mañana; os salvaréis o pereceréis con ella.

Y esa Iglesia joven, con el rostro de Cristo joven, selló el pacto de compromiso social y de luz con millones de seres humanos que sobreviven en medio de la más absoluta miseria y desventura. Nunca sentimos a nuestra Iglesia en su opción por los pobres, tan hermana, tan cercana, generosa y viva.

Hoy, en los albores del siglo XXI, los monarcas en el ejercicio de fe, radicados en Roma y en nuestras latitudes, y que sentimos tan próximos físicamente y tan distantes espiritualmente, se escandalizan de la pobreza y se muestran complacientes con la riqueza y la inequidad.

Padecemos un mundo unilateral y hegemónico donde los poderosos, los mercaderes de la condición humana imponen el individualismo y la codicia como valores fundamentales en la construcción del ser. Estos pocos, infinitamente ricos, viven en olor de santidad comprando indulgencias a las jerarquías obispales que hicieron de la misión pastoral una forma de ejercer poder político y social.

Una Iglesia representada en su institucionalidad por quiénes en su pobreza de espíritu viven guarecidos bajo el ala de los que premian y castigan. Negociantes del verbo divino que no resguarda al manso y abandonan a su suerte a millones de seres humanos que nada tienen y aún más, están sometidos a la desdicha de no ser reconocidos como sujetos de la historia. Su humilde condición de excluidos del sistema los descalifica en sus opciones políticas y los reduce a la infame representación de la barbarie.

Viejos recuerdos me alientan y me desalientan. Y me apoyo en la humildad y en la firmeza en su fe de Monseñor Evaristo Arnz y en la entrega en cuerpo y alma de Monseñor Arnulfo Romero, Obispo de El Salvador, en el que me siento tan representada, recordando su palabra tan samaritana que me transformó en mujer de fe y no en mujer de duda.

Aquellas palabras pronunciadas en la que sería su última homilía “… siempre estaré al lado de los pobres, al lado de aquellos a quien Cristo amó con preferencia…”

Fue fusilado en medio del templo de Cristo.

Esa Iglesia que añoramos que con el verbo enseña al que no sabe; que techo y comida no son beneficio, sino parte de los derechos de vivir con dignidad.

Viejos recuerdos de jóvenes que creyeron en el prójimo, en construir una sociedad más justa, que hoy no están y que murieron hechos jirones me quiebra lo que queda de mi tenacidad.

Reducir la condición humana. Mutilándola. Rompiéndola. Dinamitándola. Precipitándola desde las alturas duele. Muchas palabras blasfemas fueron dichas en nombre de Dios para consolar a los desventurados. ¿Se puede estar bien con Dios y con el diablo? + (PE)

Veca Muelle
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=3994

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La defección de los evangélicos protestantes

Sergio Patrini (Paris)

La Iglesia Católica Romana (ICR) atrae la atención para esbozar las críticas al cristianismo institución, pero también debería mencionarse la defección de los evangélicos protestantes.

Con ese término dejamos de lado, provisoriamente, los que en el habla hispana son conocidos como “evangelistas”, calificativo que superó al de evangélico y que también dejó atrás acepciones como pentecostales, carismáticos y otras.

Los evangélicos protestantes son aquellos que, junto con los herederos históricamente de la Reforma de Lutero y Calvino, asimilaron la Reforma Protestante y se sintieron cómodos en ella hasta el fin del siglo XX.

En términos generales aceptaron y protagonizaron todo movimiento que propugnaba el rescate de los humanos y valorizaba la cultura en sus distintos tipos de expresiones. En América Latina fueron pioneros de la importancia de la Biblia para la vida personal y social. En contraposición a la ética doble o triple de la ICR, siempre asociada a gobiernos retrógrados, los evangélicos protestantes predicaron y vivieron una ética de una sola pieza e influyeron en movimientos progresistas sin el prejuicio de quienes eran, pero luchando por asuntos de la libertad de expresión y de respeto de lo humano.

En el orden internacional, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) se constituyó en una luz en medio de las tinieblas abogando por la construcción de un mundo mejor, más justo. Latinoamérica y Sud Africa fueron ejemplos claros del compromiso del CMI en sus luchas de liberación, contra dictaduras despiadadas en el primero, contra el racismo en el segundo. Sus documentos y acciones, como sus Asambleas Generales, testimonian de su involucramiento en delicados problemas internacionales, efectuado con inteligencia y sabiduría cristiana.

A la luz del CMI surgieron numerosas agrupaciones ecuménicas que se incorporaron a esa dimensión evangélica y, dado que el CMI era buen receptor de dinero que en ese entonces tenía mucho valor, nunca cerró su mano para apoyar a otros grupos, que sin ser cristianos tenían la misma sintonía que él. No era carta imprescindible ser miembros de una iglesia para recibir el apoyo estratégico, táctico y económico de esa institución que tiene su sede en Ginebra.

En América Latina los evangélicos protestantes se constituyeron en referentes indiscutibles de su lucha comprometida, tanto en lo que se refería a iglesias como agrupaciones ecuménicas y lideres. Utilizando el lenguaje escolástico, fueron signos visibles de la presencia de Dios en esa tierra.

Es evidente que hoy no están en ese plano, ni en Europa ni en América Latina, ni en sus iglesias y agrupaciones ecuménicas. Tampoco desde organismos internacionales, caso del CMI que se ha colocado como ejemplo en párrafos anteriores. Desde fines del 80 hasta el presente esa declinación se fue acentuando.

Se puede mencionar algunas salvedades, pero son mojones, pequeños, desperdigados, inconectados y si se nombra algunos organismos interconectados a nivel mundial o continental, solo con mirar por donde se usa el dinero se puede apreciar la lejanía con la anterior época mencionada.

Los programas más utilizados son de temas que son apoyados por los organismos internacionales, algunos referidos a asuntos de salud, otros de género, varios a enfrentar calamidades producida por terremotos, inundaciones, tornados. Aspectos que reclaman atención, pero que son tratados con la metodología en la orbita de la beneficencia y no de los cambios de situación de los afectados.

Es que el dinero sigue viniendo de Europa, cuyos gobiernos e iglesias cambiaron la política de solidaridad en ocuparse del Este Europeo y pusieron como prioridad Africa, con ayudas de beneficencia y no de cambios sociales. El que venía de Estados Unidos cambió de donantes. Las iglesias que apoyan la participación social no tienen el dinero de antes y las iglesias y organismos que lo tienen se preocupan por otras cuestiones, como estar contra la evolución, mantener virgen a sus jóvenes hasta que se casen y promover llamativas campañas de evangelización.

En ese cambio, las iglesias y gran parte de las agrupaciones ecuménicas viraron hacia el criterio de defender la institución. Siguieron dando la bienvenida al dinero, ahora para otros programas, pero que les servía para cubrir sus serias dificultades del mantenimiento institucional., tanto de personal como de organización.

Tal estilo de decisión lleva, inexorablemente, a la actitud de conservar lo que se tiene y sobre todo no incorporar programas que espanten a los donantes. Hay declaraciones contra situaciones específicas, como algún golpe de estado, asesinato de líderes, violencia contra la mujer y la niñez, pero no pasan del papel y de los infaltables llamados a la oración que, sin despreciar su valor, queda en eso, juntar las manos con cara de preocupación, lejos de aquello de orando y con el mazo dando.

Nos atrevemos hablar de la “defección” de evangélicos protestantes a partir de la definición que ofrece el diccionario de la Real Academia Española quien describe esa palabra como “Acción de separarse con deslealtad de la causa o parcialidad a la que se pertenecía”.

Lo evangélico protestante está para otra cosa distinta a la que se presenta actualmente. Desde su surgimiento, recogiendo movimientos anteriores a la Reforma Protestante, su “causa” es la de relacionarse dinámicamente con la cultura, la sociedad toda, y aceptar el rol de ser desafiado a movilizarse con todo aquello que se mueva en rescatar el ser humano y cambiar la sociedad, tanto en palabras como en acción. Una responsabilidad que no debería ser frenada u olvidada por la cuestión económica o acuerdos interiglesias o sobrevivencia de la institución. + (PE)


Sergio Patrini (Paris)
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=3995

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jueves, 17 de septiembre de 2009

Redención cristiana

Pepcastelló

Cada día me llega un nuevo motivo para no confiar en la capacidad redentora del cristianismo. Y no porque no crea que la tenga sino porque estoy firmemente convencido de que no la va a ejercer. Se adueñaron de su espíritu redentor las fuerzas del poder en los siglos III y IV y ya no le dejaron levantar cabeza ni se la van a dejar levantar. Un día me lo recuerda el apoyo del cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga a los golpistas hondureños, que a su vez me trae a la memoria el soporte que anteriormente dieron durante años las jerarquías eclesiásticas católicas a los criminales regímenes dictatoriales de América Latina y de otros sitios del mundo como éste mismo desde el cual escribo. Otro día son las medias tintas de las mentes católicas que difieren de la jerarquía vaticana y se reúnen en congreso teológico para repetir lo que ya sabemos y lanzar a la población creyente un mensaje aguado y blando que no sirve sino para dejar constancia de su propia existencia. Otro, las páginas web religiosas supuestamente de avanzada, dispuestas a decir solamente las verdades que no van a incomodar al público católico que las lee...

Posiblemente el cristianismo no sea la más profunda de las tradiciones de sabiduría que se han dado en la historia de los pueblos, pero es la que se ha implantado con más fuerza en occidente, ya que contó con el empuje del Imperio Romano y de cuantos poderes terrenales le sucedieron a lo largo de los siglos. Y esa fuerza que adquirió indignamente, bien pudiera servirle ahora para redimirse a sí mismo si la aplicara en beneficio de la humanidad.

Se me ocurre que podría empezar redimiendo a la Iglesia Católica Romana, la mayor de las iglesias cristianas, la cual, siguiendo las enseñanzas del evangelio podría prescindir de sus bienes suntuarios e invertir ese dinero en beneficio de los más pobres. Luego, continuando su proceso de redención, podría ponerse al lado de quienes están luchando por un mundo más justo, en vez de seguir al lado de quienes lo hacen más injusto. Ese ya sería un buen principio de redención cristiana, pues como alguien dijo muy acertadamente, si las buenas personas católicas actuasen cristianamente, millones de gentes se convertirían en cristianas.

Pero no va a ser fácil. Quienes manejan los hilos de esa Santa Madre Iglesia no están dispuestos a mover un solo dedo para modificar nada. Al contrario, que se empecinan en seguir con su catolicismo cultista y esa espiritualidad solipsista y egocentrada que de nada le sirve a un mundo cada día más extraviado. Aferrados a sus dogmas y a sus “verdades de fe”, seguirán esperando, sin duda, a que el «Cordero de Dios que quita los pecados del mundo» redima con su Divina Sangre a quienes en él creen y les depare un lugar en lo alto del cielo, al cual accederán al son de las trompetas del Juicio Final. Entretanto eso no llegue, seguirán arrimándose a los gobiernos conservadores, reclamándoles prebendas y privilegios para su Iglesia, que es lo que siempre han hecho.

No quiero decir con esto que en el mundo cristiano no haya personas estimables ni que el cristianismo no sea camino de redención humana. Muestras las tenemos en abundancia en las personas que llevadas por su fe se han jugado y se juegan el todo por el todo en una lucha desigual con las fuerzas opresoras en America Latina y en tantos otros sitios del planeta Tierra. La pena es que ellas, a sabiendas o no, lavan la cara de la Iglesia y colaboran con ello a sustentar esa estructura clerical que tan lamentables acontecimientos ha protagonizado y protagoniza. Pero dejando ahora eso, que no es el tema, lo que digo es que no me parece digno de crédito ese cristianismo acomodaticio, catequético, que no cuestiona lo que esa catequesis dice que tiene que creer y hacer ni la valía humana de quienes se lo dicen. Porque ese creer sin pensar, sin cuestionar para nada lo que se cree ni a quienes lo predican, es lo que lleva a la mayor parte de la población creyente a vivir con la misma inconsciencia que vive la mayor parte de la no creyente en esta opulenta y feliz civilización occidental cristiana. Y así, Dios por un lado y la vida cotidiana por el otro, creyentes y no creyentes se tragan irresponsablemente las patrañas que los líderes político-económicos les soplan continuamente al oído a través de los medios de comunicación de masas de que disponen y contribuyen así a convertir el mundo en un infierno.

¡Qué poco sirve a la Humanidad de hoy día, deseosa de conocimiento y necesitada de valores claros por los que apostar, un cristianismo de esta guisa, pusilánime, hipócrita y acomodado, que no se atreve a afrontar su propia realidad y sigue escondiendo debajo de la alfombra la basura acumulada a lo largo de diez y seis siglos! Servirá talvez a quienes haciendo mundo aparte les baste su vida interior y no quieran afrontar en absoluto la realidad humana, pero eso ya se ha visto que no redime a nadie ni cambia nada.

El mundo se nos viene abajo por segundos y no se ve brillar por parte alguna la redención cristiana. Las voces que se alzan hoy anunciando apocalipsis y clamando en pro de la justicia no son mayoritariamente religiosas sino profanas. ¿Será que el Espíritu traspuso ya la religión y se hizo finalmente carne humana?

Pepcastelló

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martes, 21 de abril de 2009

¿A quién oramos? - I

Jairo del Agua

Errores en la oración de petición

Un amigo mío me confesaba: De niño aprendí que "orar es levantar el corazón a Dios para pedirle mercedes"; de mayor he comprendido que "orar es fabricar `mercedes´ para ofrecérselos a Dios". Tras el chiste, hay mucha teología de la buena.

En nuestro subconsciente late la idea de que Dios está en las alturas y hay que alcanzarle con esforzadas oraciones para que nos haga llegar su favor desde allá arriba. Estoy convencido de todo lo contrario: Dios es la cercana luz que quiere traspasar nuestras oscuras barreras y atraernos a sus brazos. Somos nosotros los que tenemos que dejarnos alcanzar y no a la inversa. Es Él quien llama "con gemidos inenarrables" (Rom 8,26) a su desorientada y amadísima criatura: “Estoy a la puerta llamando: si me oís y me abrís, entraré en vuestra casa y comeremos juntos” (Ap 3,20). Sólo hay que abrir y dejarle pasar.

Habitualmente pretendemos que nuestra oración mueva a Dios y nos resuelva los problemas, mientras nosotros esperamos el favor o el milagro sin utilizar nuestros dones, sin saber siquiera que los tenemos. Con demasiada frecuencia acudimos a la oración de petición sin acertar a pasar de ahí o, lo que es mucho peor, sin percatarnos de que oramos a los ídolos. Citaré algunos, sólo como ejemplo:

- El dios de la manga, al que imaginamos en el Olimpo, distraído, absorto en sus cosas, incluso encolerizado por nuestros pecados. Y necesitamos llamar su atención, tirarle de la manga, para que se acuerde de nosotros y nos escuche: ¡Eh, que estamos aquí, auxílianos! O como decimos en las preces litúrgicas: "Te rogamos, óyenos". Pero los problemas no se resuelven e inconscientemente nos vamos convenciendo de que es sordo. Incluso hay quien habla del "silencio de dios", también es mudo.

- El dios grifo, que nosotros abrimos a nuestro antojo con la oración y se cierra automáticamente cuando no nos acordamos de pedir. Sólo obtendremos el líquido deseado si apretamos el botón o giramos la llave. Si no responde a nuestra petición, pensamos que es un mal grifo, que está seco o que otros -más buenos- le han agotado.

- El dios negociador, al que ofrecemos algún sacrificio, alguna promesa, alguna vela, a cambio de la deseada concesión. Negociamos de mil maneras para conseguir aquello que deseamos. Negociamos incluso con nuestro dolor: si me disciplino o uso cilicio o camino de rodillas, seguro que le conmuevo.

No nos damos cuenta de que ésos son dioses falsos, ídolos, que ni ven, ni oyen, ni entienden. El Dios verdadero sólo quiere nuestro bien y nuestra felicidad sin precio alguno, totalmente gratis. Basta con que lo busquemos por el camino correcto y nos dejemos inundar porque “mi yugo es suave y mi carga ligera” (Mt 11,30).

Hace poco leí en la portada de una revista católica algo que me estremeció: "Un milagro arrancado a Dios a base de oración". ¿A qué "dios de granito" ora esa gente? ¿Cómo es posible pensar que hay que alcanzar la mano de Dios con escoplo y martillo? Yo creí que estas cosas no podían siquiera pensarse en nuestra Iglesia, y mucho menos publicarse.

El Dios en quien yo creo declara abiertamente: “encuentro mis delicias con los hijos de los hombres” (Pro 8,31). Nos creó con todos los recursos, nos ha dado preciosos dones, que debemos descubrir y explotar. Somos nosotros los que hemos de movernos, conocernos, hacer fructificar nuestros talentos, los que Él nos regaló cuando nos pensó desde la eternidad. Nuestro Dios, normalmente, no nos da peces, sino que nos proporciona la mejor caña (nuestros dones personales) y nos enseña a pescar (con su vida, su palabra y sus luces puntuales). Decía Martin Luther King: "Dios, que nos ha dado la inteligencia para pensar y el cuerpo para trabajar, traicionaría su propio propósito si nos permitiese obtener por la plegaria, lo que podemos ganar con el trabajo y la inteligencia".

Y en Mateo se lee: "No todo el que dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en el reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial... El que escucha mis palabras y las pone en práctica se parece a un hombre sensato que ha construido su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se echaron sobre ella; pero la casa no se cayó, porque estaba cimentada sobre la roca. Y todo el que escucha mis palabras y no las pone en práctica se parece a un hombre insensato que ha construido su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y se precipitaron sobre ella, la casa se cayó y se arruinó totalmente" (Mt 7,21).

Son por tanto las obras, las actitudes, la “decidida decisión de volver al Padre" lo que hará nuestra vida sólida como una roca y exitoso el camino de regreso. Nuestra apertura interior a su llamada, la andadura decidida y esforzada hacia sus brazos, es lo que conseguirá colmar nuestros anhelos. No el palabreo rutinario e interesado.

Juan nos advierte: "Todo lo que pidamos, Él nos lo concederá porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada" (1Jn 3,22). Es decir, el resultado está ligado a la aceptación de su maternal cuidado, de su amor gratuito. Lo mismo que la luz y el calor están asegurados para quien se expone al sol. Mateo insiste: "Al rezar, no os convirtáis en charlatanes como los paganos, que se imaginan que serán escuchados por su mucha palabrería. No hagáis como ellos, porque vuestro Padre conoce las necesidades que tenéis antes de que vosotros le pidáis" (Mt 6,7).

No, nuestro Dios no es un grifo, ni un buhonero de feria con el que se pueda hacer cambalache. Sería un dios muy pequeño. Nuestro Dios es un torrente que se vierte permanentemente sobre nosotros. ¿Qué hacer para obtener su agua? Abrirse, ensanchar el recipiente, de estorbos, vaciarsereconstruir las grietas. Si no, estarás bajo el Torrente pasando sed o recogiendo tu pequeñísima medida o perdiendo al instante lo recibido por tus múltiples ranuras...

Afirmaba san Ignacio: "Haz las cosas como si todo dependiera de ti y confía en el resultado como si todo dependiera de Dios". Y san Agustín es todavía más rotundo: "La oración no es para mover a Dios, sino para movernos a nosotros" (Carta a Proba).

Cuando hablo o escribo estas cosas siempre hay alguien que pregunta: ¿Entonces por qué dice el evangelio "pedid y recibiréis"? En el próximo artículo mi modesta respuesta. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).


Jairo del Agua jairoagua@gmail.com
[ECLESALIA, 21/04/09] http://www.eclesalia.net

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