miércoles, 15 de abril de 2009

Herramientas para hacer efectiva la participación ciudadana

Julio Alexander Parra Maldonado

La participación ciudadana, consciente, metódica y calificada es necesaria para mejorar la efectividad de los procesos educativos y sociales; en especial si pretenden inducir cambios en la conducta de la gente y alcanzar soluciones o alternativas a problemas de las comunidades.


Todo proceso de participación ciudadana conlleva un componente educativo y un aspecto de solucionar o dar alternativas a problemas o conflictos en las comunidades.

CONSIDERACIONES PREVIAS

Exponemos en estas notas algunas ideas resumidas de la investigadora Raquel Bustos Carabias, integrante de la Cooperativa GEA S (Valladolid), que basándose en experiencias de trabajo con la gente presenta algunas herramientas para desarrollar trabajos con grupos de personas orientadas a la resolución de conflictos y trazar planes de desarrollo colectivo. Especialmente se hace referencia a herramientas que propician la participación y organización en torno a problemas ambientales, pero que son aplicables a cualquier proceso educativo en grupos sociales y comunidades en general. Se complementan los apuntes con la experiencia de trabajo comunitario desarrollado por el autor.

Estas consideraciones son válidas para procesos de mediación o abordaje comunitario, también para el desarrollo de programas y proyectos educativos.

Las herramientas metodológicas, cuya aplicación no es garantía de éxito en la gestión planteada, constituyen más bien una forma de provocar avances en la resolución de los conflictos abordados o alcances de los objetivos planteados. Para que estos logros sean seguros no hay que perder de vista que “estos instrumentos no caminan solos, sino que van insertos en un proceso que, lógicamente, necesita de una planificación y organización que sirvan de marco previo”. Siempre se encontrarán inesperados y habrá que improvisar, pero el marco general siempre hay que tenerlo claro. Es uno de los principios de la planificación estratégica.

Los objetivos deben adaptarse muy bien a los a los recursos humanos, materiales y temporales involucrados en la problemática planteada. Así cualquier herramienta metodológica que se utilice debe tomar en cuenta el contexto en que se va a desarrollar: el grupo, la sociedad, la situación económica, ambiental, social, el momento del proceso en que se encuentra la participación, etc. Por supuesto que orientados por principios democráticos y alternativos para el desarrollo social.

Los procesos de participación son “únicos e irrepetibles”, en ellos se planean, proponen y se ponen en marcha herramientas e instrumentos distintos para satisfacer los objetivos planteados. No se puede extrapolar los medios de un proceso a otro ámbito con el fin de obtener los mismos resultados. Los procesos siempre tendrán características propias y necesariamente propuestas particulares.

HERRAMIENTAS METODOLÓGICAS PARA LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Como instrumentos de trabajo, y en estas notas como orientación para el trabajo, podemos encontrar:

Estudios de percepción. Estudios más o menos profundos, donde con técnicas sociológicas, y concretamente entrevistas personales, se analiza el estado de opinión de la población, todos para conocer la opinión del grupo involucrado sobre un problema ambiental concreto, la valoración sobre el entorno donde viven. Incluye encuestas y otros métodos demoscópicos. Puede incorporar, como variable, a grupos de personas de la comunidad en estudio, en el diseño, aplicación y análisis de la metodología. Los resultados deben ser presentados a la comunidad, de manera abierta y participativa.

Mapa emocional. Mediante distintas actividades de estimulación de la percepción, se chequea in situ un área geográfica determinada, a través de las sensaciones que despierta a los participantes. Los resultados obtenidos, recogidos en forma de textos, dibujos, fotografías, etc; se presentan en un documento global denominado “Mapa Emocional”. Todo esto se entiende más como un proceso que como un resultado.

Grupo de discusión. Desde la investigación cualitativa se pretende conocer el discurso social sobre el tema planteado. Se organiza una reunión donde un grupo reducido de personas plantea sus opiniones, informaciones, sensaciones, etc. sobre el problema que se aborda. La información recolectada servirá para diseñar las acciones subsiguientes. Es probable que sean necesario dos o tres grupos de discusión, para profundizar y saturar el tema.

Árbol de problemas. Se trata de analizar detalladamente los problemas detectados en un primer diagnóstico. La forma de obtener las aportaciones será mediante tarjetas y lluvia de ideas. Así el problema que antes se presentaba en forma aislada, ahora se convierte en un entramado de causas condicionantes y manifestaciones de mismo. Es importante graficar esta situación, por ello la imagen de un “árbol de problemas”. El papel del mediador/dinamizador es clave.

Mesas de debate. Se trata de una fórmula para poner en común percepciones y opiniones sobre un tema dado. Pretende lograr que un grupo de personas interesadas pueda introducirse al tema y retos planteados en un proceso participativo, es sugerida al inicio de un proceso de mediano o largo plazo. Incluye propuestas organizativas variadas de organización de seminarios, o mesas, para propiciar avances en el análisis y el debate de problemas o búsquedas de soluciones útiles para procesos de participación, diversos en objetivos, metodologías, tiempos de duración, etc. Es importante en estos foros tener en cuenta la facilidad para intervenir de los participantes, que no es igual para todos, incluyendo técnicas de trabajo y dinámicas que faciliten la participación activa de todas las personas, en especial aquellas con menos experiencia y habilidades de comunicación o confianza para hablar en público. Hay que especificar el papel del animador del proceso para contemplar un espacio en el que los participantes se conozcan entre sí, el esquema de trabajo, los métodos, contenidos a tratar, etc.

Diagnósticos participativos: DAFO ó FODA. Para conocer la valoración que hacen los participantes de un determinado aspecto de un entorno dado; reflexionando, evidenciando y explicitando los aspectos positivos y negativos presentes en cualquier situación. DAFO: 1) Debilidades: aspectos negativos propios de lo analizado. 2) Fortalezas: aspectos positivos propios de lo analizado. 3) Amenazas: aspectos externos que pueden incidir negativamente sobre lo analizado. 4) Oportunidades: aspectos externos que pueden incidir positivamente sobre lo analizado. Es un análisis muy popular por la facilidad de pasar de su resultado a la acción, orientando la intervención hacia el cuidado y protección de las fortalezas, reduciendo y minimizando las debilidades o desterrándolas, y aprovechando las oportunidades y previniendo o desactivando las amenazas. Para graficarlo se dibuja en una tabla con cuatro casillas, cada una de las cuales se dedica a as categorías citadas, iniciando una tormenta de ideas, anotando los aportes en la casilla correspondiente, con el acuerdo de los participantes.

Taller de futuro. Se utiliza para definir propuestas de escenarios futuros deseables, definiendo al mismo tiempo las líneas para su consecución. Se caracteriza por la utilización de tormenta de ideas, y la estructura de tres fases bien definidas: 1) Fase de crítica, definiendo los problemas percibidos en relación al tema tratado, desarrollando el trabajo en grupos pequeños, anotando los aportes en tarjetas y seleccionando al final de esta fase los problemas esenciales, previa votación de los participantes. 2) Fase de imaginación o fantasía, donde se anima al participante a expresar los problemas planteados “en positivo”. Se plantean deseos, posibles escenarios, ideas y propuestas para el cambio. 3) Fase de realización, donde las ideas más interesantes son confrontadas con la realidad: ¿Cómo podría realizarse? ¿Qué dificultades habría que abordar? ¿Quiénes se responsabilizan de cada tarea? Hay numerosas fórmulas que utilizando la estrategia de detección de problemas – diseño de escenarios futuros – planificación de líneas de acción, basan su avance en la implicación de los participantes en la formulación de alternativas para el propio futuro.

Animación socio ambiental. Sirve para dinamizar y sensibilizar a la población hacia su entorno más próximo, mediante acciones que buscan que los participantes saquen a relucir sentimientos, afectos, apegos, quizás escondidos, ayudando a crear sentido de comunidad. Se suele apoyar la acción en la realización de algo tangible: recorridos y recuperación de espacios comunes, preparación de una exposición en torno al tema de interés, u otra acción donde se implique a los participantes en su planificación y ejecución. Una clave de este tipo de acción es la movilización de recursos, humanos y económicos, ya que pocas veces se cuenta con presupuesto dedicado a la intervención, y así los participantes deben encontrar fórmulas apropiadas y accesibles para abordar la intervención. Se requiere mucha creatividad e ideas.

Núcleo de intervención participativa (NIP). Consiste en la convocatoria de unos 25 ciudadanos escogidos al azar, que durante 3-5 días se reúnan en pequeños grupos a debatir sobre un tema dado. Durante estos días, se deben facilitar los medios (permisos de trabajo, remuneración, etc.) y las condiciones (visitas sobre el terreno, formación por parte de los técnicos, expertos y grupos de interés, etc.) para que puedan debatir y conocer con fundamento las distintas opciones que existen para un asunto determinado. Este grupo actúa como un “jurado ciudadano”, que al finalizar el trabajo elabora un “dictamen ciudadano” que acaba siendo público, aunque no vinculante para la entidad que lo promueve. Su finalidad es estudiar, deliberar y resolver sobre un asunto polémico o difícil que afecta a la comunidad. Muy bueno para abordar problemas de comunidades grandes o ciudades, y evidentemente requiere de la participación y aprobación de las autoridades e instituciones involucradas.

Es importante recordar que estas son solo propuestas de herramientas, existen otras muchas, y que se pueden buscar otras referencias sobre la aplicación de las mismas. Lo importante es que sean adaptadas a los contextos de acción, los recursos presentes y las problemáticas a solucionar.

En general son ideas para la formulación de propuestas educativas y de acción; donde cada grupo deberá pasmar las características propias y lograr el diseño particular adaptado a sus necesidades y objetivos. Termina siendo una orientación para ordenar metodológicamente la mediación o el abordaje, propiciando participación de los ciudadanos en la ejecución de planes y proyectos efectivos.

REFERENCIAS

Bustos Carabias, Raquel (2006) Algunas herramientas para la intervención en conflictos ambientales. En Centro Nacional de Educación Ambiental. Reflexiones sobre Educación Ambiental. (pp. 265-273). Madrid: Instituto Autónomo Parques Nacionales. Ministerio del Ambiente.

Cátedra de la Paz y Derechos Humanos (2001) La Educación para la Paz ¿Qué es? Cuadernos para la Paz n° 16. Mérida: Universidad de Los Andes.


Julio Alexander Parra Maldonado
Licenciado en Educación y Promotor Comunitario
Integrante de la Cátedra de la Paz y Derechos Humanos "Mons. Oscar Arnulfo Romero" de la Universidad de Los Andes
Docente en instituciones de Educación Media, Diversificada y Profesional, y en Educación Básica para Adultos. Mérida. Venezuela.
http://www.documentalistas.org/colaboradores/firmas/p5/alexander_parra8.php

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