miércoles, 6 de febrero de 2008

El criticado arrianismo.

En la actual polémica sobre el libro de J. A. Pagola, “Jesús. Aproximación histórica”, el oficialismo de la Iglesia Católica Romana de España lo critica por arrianista, una antigua “herejía” que perdió la discusión en el Concilio de Nicea (325) y “condenada” por la dirigencia eclesiástica que asumió el poder de la iglesia cristiana, con apoyo de las autoridades políticas de entonces, el Emperador.

Arrio era un obispo de Alejandría que creía que Jesús no estaba desde el principio, sino que fue creado por Dios Padre, en un tiempo remoto antes de crear todo lo demás. Esa posición (adopcionista) fue enfrentada por los que afirmaban que el Logos, Jesús, estaba con el Padre desde el principio y que había venido a la Tierra para salvación de todos los humanos y de toda la creación (encarnacionistas).

Ese pensamiento que lleva el nombre de Arrio (arrianismo) tenía su historia. Estaba en Pablo de Samosata, obispo de Antioquia en el 260; se detecta en Tertuliano (El Hijo de Dios engendrado, no existía antes), Justino Mártir y Orígenes. En su postura Arrio no estaba solo ya que los obispos de oriente se encontraban en esa línea, como el caso de Eusebio de Nicomedia, que fue confesor de Constantino I, el Grande.

Además, por supuesto, no se podía esperar otra cosa, la polémica doctrinal tenia el ingrediente de las peleas eclesiásticas, como que Arrio se enfrentó con su obispo, Luciano de Antioquia, quien lo quería meter preso por “hereje”, aún cuando había sido su discípulo. Arrio recibió el apoyo de líderes eclesiásticos de oriente en su disputa con los de occidente, que se dirimió en Nicea a favor de los occidentales estableciéndose la doctrina del Hijo de Dios eterno como el Padre y fortaleciendo la alianza política con el Emperador, a quien los obispos, luego de triunfar en el Concilio, le pidieron el uso de las fuerzas represoras para perseguir y encarcelar a los “herejes”, como Arrio y otros.

El líder adopcionista reclina en Alejandría donde forma “escuela”. Exiliado y perseguido, al igual que sus discípulos, logra que fuese readmitido en la comunión de la iglesia, pero, cosas de la vida, “en las vísperas”, en el 336, muere en circunstancias muy extrañas, con características de envenenamiento. Lo de Arrio fue algo similar a otros casos, como el de ese militar, teniente primero, que en la Argentina del 30 defendió al anarquista Severino Di Giovanni y luego que este fue fusilado, murió envenenado en una cena de camaradería militar.

La polémica “arrianista” se ubica dentro de la discusión “cristológica” (la naturaleza de Cristo) que tiene su hito en Nicea. Sobre el particular, el teólogo Paul Tillich en “Pensamiento cristiano y Cultura de Occidente”, aclara que “La controversia arriana fue una lucha única y clásica provocada por muchos motivos” en la que “la política de los emperadores estaba involucrada” dado que “necesitaban unidad en la Iglesia pues el cristianismo ya se había convertido en la religión apoyada por el Imperio Romano” y una escisión dentro de ella podía dividir el Imperio.

Además, agrega Tillich, “Había problemas personales entre obispos y teólogos involucrados en el asunto” y que la pregunta fundamental era “¿Como es posible la salvación en un mundo de tinieblas y mortalidad?” por lo que la respuesta oficial fue “únicamente si el Logos es eterno, si es Dios quien se nos apareció en Jesús” Padre e Hijo debían ser coeternos mientras que para Arrio, el Logos, que fue creado, efectúa un movimiento fundamental pues “tuvo la libertad necesaria para alejarse de Dios, pero no lo hizo”.

Nicea crea la doctrina de la Trinidad que es aceptada hasta ahora, aunque sea incomprensible y que la murga uruguaya Agarrate Catalina desnuda sus desvaríos en un imperdible couplé de su presentación en 2007 preguntándose sobre eso de los “tres dioses”, entre otros interrogantes. [1]

A la par, ese nuclear Concilio de la Iglesia Cristiana, favorece a occidente y desfavorece a oriente; por primera vez, oficialmente, se utiliza expresiones y lenguaje de la filosofía griega y no del canon bíblico, para explicar sus doctrinas; la unidad de la iglesia se afinca en la autoridad de los obispos sobre otras instancias de poder; se establece lo que es “oficial” y lo “herético”; deja pendiente temas como el sentido del sacrifico humano (el de Cristo) tomado como incambiable para la salvación propuesta por Dios, también el lugar del mal que se lo adjudican a la mujer –en eso estaban de acuerdo los de oriente y los de occidente- y se asocia al Estado aceptando el rol de iglesia oficial del Imperio, con lo cual comienza una nueva etapa del cristianismo que permeará toda su historia hasta el presente.

Así que Arrio juega un papel importante en el desarrollo de la historia del cristianismo. Más allá de la verdad o falsedad de su postura, se juega la libertad de pensar sin tener condenas, un hecho central en gente como Pagola, Sobrino, Servet y otros y otras. Además, fundamental, la acusación de “arrianismo” aparece cada vez que alguien capta y presenta la humanidad de Jesús, un elemento imbancable para los que apelan a un Jesús entronizado, alejado de los conflictos de la vida humana.+ (PE

[1] http://es.youtube.com/watch?v=4WivXTVDWWk

Domingo Riorda

08/02/06 - PreNot 7160
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