jueves, 14 de febrero de 2008

Subversión y liberación

Pepcastelló

Toda liberación es subversiva, pero no toda subversión es liberadora.

Subvertir el orden establecido, darle la vuelta a la tortilla, poner encima lo que estaba debajo, no sirve para erradicar la injusticia. Sirve a lo sumo para cambiar de tiranos pero no para evitar que los haya, pues quienes ocupen el lugar de sus predecesores seguirán persiguiendo ciegamente los mismos objetivos y adorando los mismos despiadados y sanguinarios ídolos del poder y el dinero. Un vistazo a la historia, una mirada ni que sea rápida, y sobran argumentos.

Y con esto no pretendo desanimar a nadie ni hacer una llamada al inmovilismo sino manifestar mi plena convicción de que la Humanidad no puede avanzar ni un solo paso socialmente si no es al impulso de la Utopía que late en el corazón de cada ser humano.

Pienso que los únicos avances duraderos y auténticos que hemos hecho como seres humanos han sido los que han movido el Amor y el Espíritu de Justicia. Pues por más que en ocasiones el Odio y el Afán de Revancha han impulsado a las masas a la violencia y eso ha servido para remover tiranías y poderes establecidos, esas acciones revolucionarias han acabado casi siempre entregando el poder a otras formas de tiranía más sibilinas que se han instaurado con el aparente beneplácito del pueblo para luego traicionarlo. Mala fórmula, pues, la alianza de la Utopía con el Odio. Mal camino para la liberación humana, porque no se puede segar trigo donde se sembró cizaña.

No vamos a avanzar ni un solo paso humanamente si no es de la mano de la Honestidad, con la Conciencia limpia y el Espíritu de Justicia por guía. Perseguir el bienestar y la riqueza sin mayor reflexión solo nos va a llevar por donde ahora ya vamos: a seguir cultivando la injusticia y explotar en vez de ser explotados. Y a agotar los recursos y ponérselo muy difícil a quienes nos sucedan, porque este planeta Tierra no da ya para más, pues hay más gente depredándolo de la que puede soportar.

La depredación y la rapiña ocupan hoy sin excepción el pensamiento de quienes gobiernan en el rico occidente. La idea de que eliminando una buena parte de la población mundial irán mejor las cosas para quienes queden está latente ya en muchas mentes. Y hasta es muy posible que haya quien calcule qué porcentaje de población pobre convendría exterminar. Puro nazismo, por supuesto, arrogancia de creerse superiores y pensar que pueden disponer de los demás humanos como si de animales u objetos se tratara. A esto lleva la adoración del poder y el dinero, a la bestialidad.

En momentos cruciales como el que estamos viviendo, los errores y barbarie del siglo XX debieran habernos hecho reflexionar en positivo, pero no parece que sea así. El abandono de las formas de pensamiento aparentemente fracasadas no es señal de reflexión sino más bien de derrota. Con un desánimo comprensible pero nefasto, hemos arrojado la criatura con el agua del baño y con ello hemos cubierto de bruma el horizonte de la Utopía. Avanzamos por la vida como zombis, hipnotizados por una idea de bienestar deshumanizante que nos tiene colgados de una permanente distracción existencial para goce y disfrute de quienes nos amaestran. Triste camino el que nos marca como especie el mundo de la opulencia: animales inteligentes sin alma y sin conciencia, depredadores ávidos al servicio de quien mejor nos pague. El cristianismo ha fracasado en manos de las instituciones eclesiásticas, y el pensamiento en las de ideologías y regímenes falsamente liberadores. Ni una brizna de humanidad en toda esta forma de vivir sin reflexión alguna que impera en occidente. Pura animalidad, la inteligencia al servicio del instinto. Andamos de nuevo camino de las cavernas.

No cabe pensar en libertad viviendo sin conciencia. Y no se forma la conciencia cuando se vive únicamente para el bien propio, teniendo el bienestar y el éxito personal como objetivos únicos. El gran reto que tenemos enfrente como seres humanos es subvertir este ordenado desorden y buscar la vía del Espíritu. Pero que nadie sueñe con encontrar la senda mirando atrás, siguiendo antiguos ritos y creencias y enajenando el pensamiento y con él el alma. La vida, como los ríos, avanza siempre, y hay que hollar nuevos senderos caminando. Aun así, algún modelo humano puede servirnos, porque nada hay nuevo bajo el Sol y hoy igual que ayer resulta muy difícil hacer volar el alma con plomos en las alas. Y de plomo nos las llenan los pensamientos caducos y los que engendra nuestra forma actual de vida. Tendremos que empezar a darnos cuenta de que hay que soltar lastre, y que la subversión o empieza liberando a la persona o no va a parte alguna.

OTRO MUNDO ES POSIBLE, OTRA FORMA DE VIVIR ES NECESARIA.

Pepcastelló [8/10/2007]

http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=42555

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